¿Qué debe hacer una esposa cuando su esposo no toma un día libre? Se sabe de un pastor que dijo, “El diablo no toma un día de descanso, así que ¿por qué debería hacerlo yo?” a ello le respondieron, “No sabía que el diablo era nuestro ejemplo.” Eso es muy cierto. Dios es nuestro ejemplo en que Él descansó en el séptimo día.
Desafortunadamente, algunos hombres en el ministerio no toman tiempo para dedicar a sus familias. Su vida es el ministerio y a la familia, si acaso, apenas se le da el tiempo sobrante. Una esposa expresó, “Para poder pasar un momento con mi marido, tendría que tener un problema a solucionar. Entonces podría hacer una cita para que me dé una hora de su tiempo.” Esto es muy triste, ya que el primer ministerio que un ministro tiene es su familia.
Si tu esposo no descansa, deberías apelar a él con espíritu de mansedumbre y orar para que Dios le haga sensible a tu preocupación. Podrías decir, “quisiera tener la oportunidad de preguntarte algo. ¿Puedes en este momento?” Si puede, entonces procede a decirle algo así: “¿Cómo crees que podamos planear tomarnos un día a la semana como día de descanso? ¿Qué podría hacer yo para que esto ocurra? Debido a que llevas una carga muy pesada en lo que haces, creo que es importante que descanses. Sé que yo lo necesito también.”
Esto debería iniciar una buena plática sobre tus preocupaciones. Si tu esposo no está convencido sobre la importancia del descanso, tienes dos opciones. Puedes pedirle a Dios las fuerzas necesarias para seguir apoyando a tu esposo (1 Pedro 4:8), o puedes confrontarlo bíblicamente siguiendo el proceso que indica Mateo 18:15-29. Sea lo que sea que hagas, no debes dejar que el odio y el resentimiento se aniden en tu corazón. Dios puede darte paciencia y perseverancia, a medida él trabaja en el corazón de tu esposo.
La razón por la que puedes decidir seguir el proceso de Mateo 18 es porque tu esposo también es tu hermano en Cristo. El pasaje dice “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra (Mateo 18:15-16). Si le pides a un líder de la iglesia que te acompañe a hablar con tu esposo sobre este asunto, muy probablemente tu esposo atenderá antes de que el problema avance más. La mayoría de los líderes se preocupan por las necesidades de la familia del pastor, por lo que con gusto animarán al pastor a tomar un día de descanso. El mismo principio aplica para cualquier persona a la que tengas que enfrentar sobre un pecado.
8) Cuidar de tu cuerpo
Aceptémoslo, el ministerio nos pasa factura físicamente. Nos cansamos y agotamos. Pablo comparó nuestro cuerpo a un tesoro en un vaso de barro. Un vaso de barro es frágil y fácilmente se astilla y rompe. Nos cansamos y enfermamos y estamos sujetos a padecimientos que limitan nuestra capacidad en el ministerio.
A veces, al estar tan ocupadas, no comemos, descansamos o nos ejercitamos lo suficiente para estar en condiciones óptimas. Bob y yo nos hemos percatado que nos sentimos mejor y tenemos más energía cuando nos ejercitamos varias veces en la semana. El ejercicio mejora nuestra energía, resistencia y bienestar físico.
Si estamos sobrecargados, necesitamos encontrar el motivo, debido a que la sobrecarga añade mayor tensión a nuestros cuerpos. Si tenemos un desorden alimenticio, debemos de someterlo al control del Espíritu Santo. El estar en el ministerio, a menudo significa que nos ofrecerán comidas que incluyen ricos postres. En nuestra primera iglesia, las mujeres creían que su tarea era engordar a su joven pastor. Debemos de encontrar respuestas amables para rechazar alimentos que pueden ser dañinos para nuestra salud. Pablo dijo, “sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Corintios 9:27).
Somos llamados a ser buenos mayordomos de nuestros cuerpos y eso incluye pedir a Dios que nos provea de auto-control y crear disciplina para la piedad (1 Timoteo 4:7). Aunque nuestra apariencia física no es el factor más importante de nuestra vida, debemos de cuidar de nosotros mismos en una forma que refleje positivamente a Dios y le traiga gloria.
Del gran reformador Juan Calvino, se dice que fue a su tumba a una edad temprana, a los 55 años, debido a la vida sedentaria que llevaba y aunado a su enorme carga de trabajo, lo que finalmente lo llevo a ser víctima de enfermedades. 4
Dios mediante, con un cuidado apropiado de nuestros cuerpos, podremos disfrutar de un largo y saludable ministerio para la gloria de Dios.
9) Tomar Vacaciones
Algunos pueden ver las vacaciones como un lujo, pero es una obligación para las familias del ministerio. La mayoría de las iglesias reconocen la necesidad de un descanso completo de las presiones del ministerio y permiten que el pastor tome un mes o más de vacaciones. Nosotros tomamos cinco semanas de vacaciones y aprovechamos parte de ese tiempo para ir a conferencias en donde Bob y yo generalmente servimos como expositores. Pero cuando hacemos esto, el propósito de las vacaciones no se cumple debido a que no tomamos un descanso completo de nuestras responsabilidades en el ministerio.
¿Es extravagante el viajar o tomar vacaciones? No lo creo. “(Dios) nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1 Tim 6:17). El mundo es nuestro como creyentes y es para explorarlo y disfrutarlo. Las vacaciones puedes ser comparables a las fiestas del Antiguo Testamento, las cuales Dios le ordenaba a Su pueblo celebrar durante el año. Estaban la fiesta de la Luna Nueva, la fiesta de Pentecostés, la de Purim, la de los Tabernáculos, la Pascua, la fiesta de las Trompetas, las fiestas de Aniversario, la del Año Sabático y la del Jubileo. Él era tan generoso en darles ocasiones para detener el trabajo y celebrar como familias y pueblo de Dios.
Además, las vacaciones no tienen que ser costosas. Cuando nuestro presupuesto era poco, íbamos a acampar o a visitar amigos o familiares. Acampar no es sólo económico, sino que da la oportunidad de disfrutar y explorar hermosos paisajes como lagos u océanos. Tanto como era posible, empacábamos nuestras maletas y salíamos a alguna aventura. Desde que nuestros hijos eran pequeños, Bob y yo los llevábamos a lugares lejanos para experimentar los diferentes sabores de diferentes partes del país. Amigos y familiares nos recibían con brazos abiertos. Claro, no los visitábamos sólo por razones monetarias, sino que ha sido una prioridad para nosotros el pasar tiempo con nuestros familiares a pesar de que estamos en puntos opuestos del continente.
Otra forma de pasar vacaciones es en campamentos cristianos o conferencias bíblicas. Mis padres invirtieron en una cabaña que se encuentra en un centro de conferencias bíblicas en las montañas y ahí pasábamos la mayoría de los veranos de mi infancia.
Fue una inversión sabia para todos los miembros de la familia. Siguiendo el ejemplo de mis padres, Bob y yo hemos experimentado algunas de nuestras mejores vacaciones familiares en campamentos cristianos donde hemos sido refrescados tanto espiritualmente como físicamente.
Algunos argumentan que, a pesar de todo lo que gastas en unas vacaciones, no te quedan más que fotografías para un álbum. Yo diría que construyes en las vidas de tus hijos la unidad, amor y gozo de la familia que es tan importante en nuestro mundo actual—junto con fotografías para el álbum.
Nuestros dos hijos están ahora casados, pero aún vacacionan con nosotros como parejas—un evento muy importante en el año. A veces es necesario viajar hasta el otro lado del mundo para vacacionar con nuestros hijos misioneros, pero vale la pena. No se puede exagerar la importancia de tomar tiempos de descanso en el ministerio para ser rejuvenecidos y reanimados.
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