Array The griffin classics - El conde de montecristo

Здесь есть возможность читать онлайн «Array The griffin classics - El conde de montecristo» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El conde de montecristo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El conde de montecristo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Contiene una tabla de contenido activa (HTML) y al final del libro incluye un enlace adicional al audiolibro gratuito.
Encarcelado por un crimen que no ha cometido, Edmond Dantes está confinado en la sombría fortaleza de If. Allí se entera de un gran tesoro escondido en la Isla de Montecristo y se decide no solo a escapar sino a desenterrar el tesoro y usarlo para planear la destrucción de los tres hombres responsables de su encarcelamiento. Un gran éxito popular cuando se serializó por primera vez en la década de 1840, Dumas se inspiró en un caso real de encarcelamiento injusto al escribir su épica historia de sufrimiento y retribución.

El conde de montecristo — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El conde de montecristo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

-Tanto mejor, si de lo que os jactáis es cierto -añadió el abate- porque tarde o temprano, yo estoy firmemente convencido de que el hombre de bien será recompensado, y el malo, castigado.

-Vos debéis decir eso, señor abate; vos debéis decir eso -replicó Caderousse con una expresión amarga-, pero uno es dueño de creer o no creer lo que decís.

-Hacéis mal en hablar así -repuso el abate-, porque acaso muy en breve voy a ser yo mismo una prueba de lo que pronostico.

-¿Qué queréis decir? -preguntó Caderousse asombrado.

-Quiero decir que es necesario que me asegure de si sois vos el que yo busco.

-¿Qué prueba queréis que os dé?

-¿Habéis conocido en 1814 o en 1815 a un marino que se llamaba Dantés?

-¡Que si lo he conocido! ¡Que si he conocido a ese pobre Edmundo! Vaya, ya lo creo, como que era uno de mis mejores amigos -exclamó Caderousse, cuyo rostro se cubrió de una tinta purpúrea, mientras que la mirada fija y tranquila del abate parecía dilatarse para cubrir enteramente a aquel a quien interrogaba.

-Sí, me parece que, en efecto, ése era su nombre.

-¡Que si se llamaba Edmundo! Bien lo creo, tan cierto como yo me llamo Gaspar Caderousse. ¿Y qué ha sido de ese pobre Edmundo? -continuó el posadero-. ¿Lo habéis conocido? ¿Vive aún? ¿Está libre? ¿Es dichoso?

-Ha muerto más desesperado y más miserable que los presidiarios que arrastran su cadena en el presidio de Tolón -respondió el abate.

Una mortal palidez sucedió en el rostro de Caderousse, al vivo encarnado que se había apoderado antes de él; volvióse, y el abate vio que enjugaba una lágrima con su pañuelo.

-¡Pobrecillo! -murmuró Caderousse-. ¡Y bien! Ahí tenéis una prueba de lo que yo os decía antes, señor abate, que Dios sólo es bueno para los malos. ¡Ah! -continuó Caderousse con ese lenguaje particular a los naturales del Mediodía-, este mundo va de mal en peor. Llueva pólvora dos días y fuego una hora, y acabemos de una vez.

-Al parecer amabais a ese muchacho de corazón, ¿no es verdad? -preguntó el abate.

-Sí, mucho -dijo Caderousse-, aunque tenga que echarme en cara el haberle envidiado por un momento su dicha. Pero, después, os lo juro a fe de Caderousse, compadezco su deplorable suerte.

Hubo una pausa, durante la cual la mirada fija del abate no cesó un instante de interrogar la fisonomía movible del posadero.

-¿Y vos le habéis conocido? -continuó Caderousse.

-He sido llamado a su lecho de muerte para procurarle los socorros de la religión -respondió el abate.

-¿Y de qué ha muerto? -preguntó Caderousse con una angustia mortal.

-¿De qué se muere en la prisión, cuando se muere a los treinta años, sino de la prisión misma?

Caderousse se enjugó el sudor que corría por su frente.

-Lo que más me sorprende en todo esto es que Dantés, en sus últimos momentos, me juró por el Santo Cristo, cuyos pies besaba, que no sabía la verdadera causa de su cautiverio.

-Es verdad, es verdad -murmuró Caderousse-, no podía saberla, no, señor abate, el pobre muchacho no mentía.

-Por consiguiente me encargó que descubriese la causa de su desgracia, que él no pudo descubrir, y vindicara su buen nombre, por si acaso había sido mancillado.

Y la mirada del abate, cada vez más fija y más penetrante, devoró la expresión casi sombría que se había pintado en el rostro de Caderousse.

-Un rico inglés -continuó el abate-, compañero suyo de infortunio, y que salió de la cárcel al verificarse la segunda restauración, poseía un diamante de un valor inmenso, y habiéndole cuidado Dantés como un hermano, en una enfermedad que tuvo, quiso darle una prueba de reconocimiento y le dejó el diamante.

En lugar de servirse de él para seducir a los carceleros que, por otra parte, podían tomarlo y después hacerle traición, Edmundo lo conservó siempre preciosamente para el caso de que saliese en libertad, porque si llegaba a salir, su fortuna estaba asegurada con sólo la venta de aquel diamante.

-¿Y, era como decía -preguntó Caderousse con los ojos inflamados por la codicia-, un diamante muy valioso?

-Todo es relativo -replicó el abate-. Lo era para Edmundo: estaba tasado en cincuenta mil francos.

-¡Cincuenta mil francos! -dijo Caderousse-. ¡Entonces sería tan grueso como una nuez!

-No, pero poco le faltaba -dijo el abate-. Pero vos mismo vais a juzgarlo porque lo tengo conmigo.

Caderousse pareció buscar bajo los vestidos del abate el depósito de que hablaba. Éste sacó de su bolsillo una cajita de tafilete negro, la abrió e hizo brillar a los ojos atónitos de Caderousse la deslumbrante maravilla, montada en una sortija de un trabajo admirable.

-¿Y esto vale cincuenta mil francos? -preguntó Caderousse.

-Sin el engaste, que vale otro tanto -dijo el abate.

Y cerró la cajita y volvió a colocar en su bolsillo el diamante que, no obstante, continuaba brillando en el pensamiento de Caderousse.

-Pero ¿cómo es que poseéis ese diamante, señor abate? -preguntó Caderousse-. ¿Os ha hecho Edmundo heredero suyo?

-No, pero sí su ejecutor testamentario: Yo tenía tres buenos amigos y una muchacha con quien estaba para casarme -me dijo-, los cuatro, estoy seguro, sintieron mi suerte amargamente; uno de estos cuatro amigos se llama Caderousse.

Este se estremeció.

-El otro -continuó el abate, haciendo como que no advertía la emoción de Caderousse-, el otro se llamaba Danglars; el tercero -añadió-, porque mi rival me amaba también…

Una diabólica sonrisa brilló en el rostro de Caderousse, que hizo un movimiento para interrumpir al abate.

-Esperad -dijo éste-. Dejadme acabar, y si tenéis alguna observación que hacerme, pronto os escucharé. El otro, porque mi rival me amaba también, se llamaba Fernando; en cuanto a mi prometida, su nombre era…

-Mercedes -dijo Caderousse.

-¡Ah! Sí, eso es -replicó el abate con un suspiro ahogado-. Mercedes.

-¿Y bien? -preguntó Caderousse.

-Dadme un poco de agua -dijo el abate.

Caderousse se apresuró a obedecer. El abate llenó el vaso y bebió algunos sorbos.

-¿Dónde estábamos? -inquirió, colocando el vaso sobre la mesa-. La prometida se llamaba Mercedes, sí, eso es. Iréis a Marsella… Dantés es quien habla, ¿comprendéis?

-Perfectamente.

-Venderéis ese diamante, haréis cinco partes y las repartiréis entre esos buenos amigos, los únicos que me han amado en la tierra.

-¿Cómo cinco partes? -dijo Caderousse-. ¡No habéis nombrado más que cuatro personas!

-Porque, según me han dicho, la quinta ha muerto… La quinta era el padre de Dantés.

-¡Ay! Sí -dijo Caderousse, conmovido por las pasiones que combatían en él-. ¡Ay! Sí, ¡el pobre hombre ha muerto!

-Me enteré de ello en Marsella -respondió el abate haciendo un esfuerzo por parecer indiferente-. Pero ha tanto tiempo que murió que no he podido adquirir más detalles… ¿Sabríais vos algo del fin que tuvo ese anciano?

-¡Ah! -dijo Caderousse-, ¿quién puede saberlo mejor que yo… ? Vivía al lado de él… ¡Ah, Dios mío! Sí, un año casi después de la desaparición de su hijo murió el pobre anciano.

-Pero ¿de qué murió?

-Los médicos dijeron que de una gastroenteritis… Otros aseguran que murió de dolor, y yo, que casi le he visto morir, digo que ha muerto…

Caderousse se detuvo.

-¿Muerto de qué? -preguntó el sacerdote con ansiedad.

-De hambre…

-¡De hambre! -exclamó el abate saltando sobre su banquillo-, ¡de hambre! ¡Los animales más viles no mueren de hambre, los perros que vagan por las calles encuentran una mano compasiva que les arroja un pedazo de pan! ¡Y un hombre, un cristiano, ha muerto de hambre en medio de otros hombres que como él se creían cristianos! ¡Imposible! ¡Oh, eso es imposible!

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El conde de montecristo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El conde de montecristo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Array The griffin classics - The Complete Christmas Books and Stories
Array The griffin classics
Array The griffin classics - The Gift of the Magi
Array The griffin classics
Array The griffin classics - The Complete Works of F. Scott Fitzgerald
Array The griffin classics
Array The griffin classics - The Picture of Dorian Gray
Array The griffin classics
Array The griffin classics - Jack London - The Complete Novels
Array The griffin classics
Array The griffin classics - The Law of Success - In Sixteen Lessons
Array The griffin classics
Array The griffin classics - The Complete Works of Jane Austen
Array The griffin classics
Array The griffin classics - The Elements of Style ( Fourth Edition )
Array The griffin classics
Array The griffin classics - Franz Kafka - The Complete Novels
Array The griffin classics
Отзывы о книге «El conde de montecristo»

Обсуждение, отзывы о книге «El conde de montecristo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x