Los musulmanes suman más de 1, 200 millones de personas, que habitan principalmente en África subsahariana, la península arábiga y algunas zonas de Asia. Es evidente que el rigor en la aplicación de las leyes islámicas en cada país es variable, pues éstas se prestan a diferentes interpretaciones. Naciones como Arabia Saudita y Afganistán siguen de manera muy estricta la Sharia, mientras que otras, como Jordania, Egipto o Pakistán, admiten matices y asignan penas menos cruentas. En varios países islámicos está permitida la poligamia (básicamente en función de la capacidad económica del esposo); no así la poliandria . Es más, a pesar de las protestas internacionales, en Irán se ha restablecido la práctica de que un marido pague para tener una esposa por breve tiempo, en un trato que mucho tiene de prostitución. Y así los señores pueden tener, además de esposas “permanentes”, esposas “temporales”.
Si analizamos las preferencias religiosas en el mundo veremos que una tercera parte de la población planetaria es cristiana, una quinta parte musulmana y aproximadamente el 13% practican el hinduismo. Estas tres religiones, que congregan a casi dos terceras partes de la humanidad, tienen vetos explícitos al adulterio. Es más, a muchos de sus representantes se les ha impuesto el celibato, asociado a la prohibición de mantener relaciones sexuales. Los preceptos religiosos son una serie de normas basadas en la fe y que imponen a sus seguidores conductas como evitar abortos, mantener la castidad o ser fieles a su pareja. Aunque yo soy ateo, no me representa problema alguno que otras personas, entre ellas gente muy querida, practique o profese alguna religión. Dicho esto, es importante reconocer que el fanatismo religioso no orienta sino que impone por la fuerza normas sociales que deberían estar sujetas a discusión y al libre albedrío de cada cual. Lo cierto es que las prohibiciones religiosas son más estables que las civiles: el adulterio ha sido despenalizado en la mayor parte de los países occidentales (en México, el pleno del senado decretó en 2011 que las relaciones sexuales extramaritales ya no serían penadas), y la fuerza de los hechos señala que, por mucho que se diga profesar alguna religión, está claro que nadie cumple sus preceptos a cabalidad. Sólo así se explica la presencia de la infidelidad en nuestras vidas.
Este repaso no pretende ser exhaustivo, pero a partir de él se pueden sacar algunas conclusiones generales sobre la formación de parejas monógamas y el adulterio, así como sobre sus sanciones. Así, pues, en resumen:
a. En términos evolutivos es más redituable ser polígamo y la mayoría de los vertebrados lo son.
b. Los seres humanos tenemos moldes evolutivos, pero también una evolución cultural que nos distingue del resto de los seres vivos.
c. El establecimiento de parejas monógamas en los seres humanos puede deberse a la necesidad del cuidado bi parental, al hecho de que no es evidente cuándo es fértil la mujer y al origen de la propiedad privada.
d. Los vetos al adulterio han sido más rigurosos hacia las mujeres que hacia los hombres.
e. Las religiones más extendidas prohíben el adulterio.
f. En los Estados laicos, señaladamente en el mundo occidental, se han eliminado los castigos penales por adulterio.
g. A pesar de las reglas morales que nos rigen, la infidelidad es frecuente en todo el mundo.
Este último punto da pie al siguiente capítulo, donde analizaremos las conductas asociadas a la infidelidad, así como algunos rasgos de la sexualidad humana, que es única en su tipo.
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