El trofozoíto o forma vegetativa mide de 20 a 40 µ de diámetro; cuando está móvil emite un seudópodo amplio, hialino y transparente que se proyecta como un saco herniario hacia el exterior de la célula, distinguible con facilidad del resto del citoplasma que es granuloso. Este seudópodo es unidireccional, se forma a partir del ectoplasma y, mediante él, el trofozoíto se desplaza y ejerce tracción sobre el resto de la célula.
Figura 2-1. Amebas humanas.Esquemas de los núcleos según género y especie. Se observa la forma, tamaño y localización de los diferentes cariosomas, la presencia o ausencia de cromatina en la membrana nuclear y su distribución.
Es fácil observar que todo el endoplasma se dirige hacia el seudópodo hasta llenarlo. Nuevamente, y en la misma dirección, se produce otro seudópodo que va a realizar las mismas funciones del anterior y así sucesivamente, lo que da por resultado final el desplazamiento activo del parásito. Los trofozoítos en fresco muestran eritrocitos fagocitados y difícilmente se ve el núcleo. Con lugol se observa el núcleo con cromatina periférica y nucléolo. Con coloración tricrómica se ve el núcleo característico; y con hematoxilina férrica se puede ver el seudópodo y, en el citoplasma, el núcleo y eritrocitos fagocitados ( figura 2-2). Los colorantes matan el parásito e impiden observar la movilidad, pero resaltan la morfología nuclear. Los trofozoítos patógenos ( E. histolytica ) generalmente contienen eritrocitos en su citoplasma. La forma no invasiva ( E. dispar ) no tiene eritrocitos fagocitados, pero presenta morfología igual. El microscopio electrónico permite identificar características morfológicas más detalladas ( figuras 2-3y 2-4). La forma de transición o prequiste es un organismo redondeado u ovoide, de 10 a 20 µ de diámetro; inmóvil, con una membrana quística en vía de formación, sin inclusiones citoplasmáticas, pero ocasionalmente con cuerpos cromatoidales y vacuola de glucógeno.
Figura 2-2. Entamoeba histolytica. Trofozoítos. A)Se ven muchos eritrocitos fagocitados en el examen en fresco (la barra de la foto mide 10 micras. B)Teñido con lugol se observa el núcleo con cromatina periférica y nucléolo, parásito de cultivo. C)Coloración tricrómica muestra el núcleo característico. (La barra de la foto mide 10 micras. D)Coloración hematoxilina férrica, se observa seudópodo a la derecha, en el citoplasma se aprecia el núcleo y algunos eritrocitos fagocitados.
Tomada de: A.OMS, 1994. B.López MC, Corredor A, Nicholls RS, Duque S, Reyes P, Rodríguez G. Atlas de Parasitología. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Manual Moderno; 2006. C.OMS. D.G. Chaia, Johnson y Johnson, Sao Paulo, Brasil.
Figura 2-3. Entamoeba histolytica.Trofozoíto visto con un microscopio electrónico de barrido. Se observa: estoma (E), canal fagocítico (C)y filópodos (F).
Tomada de: Arturo González Robles, Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del PIN, México.
Figura 2-4. Entamoeba histolytica.Trofozoítos vistos con un microscopio electrónico de barrido. Se observan seudópodos y formaciones esferoidales.
Tomada de: Arturo González Robles, Centro de Investigación y de Estudio Avanzados del IPN, México.
El quiste mide de 10 a 18 µ, es redondeado y posee una cubierta gruesa. En su interior se pueden identificar de uno a cuatro núcleos con las características propias de su especie. A veces se ven, en fresco y coloreados, los cuerpos cromatoidales de forma cilíndrica con extremos redondeados. En ocasiones se encuentra una pigmentación iodófila que ocupa parte del citoplasma ( figura 2-5). Los quistes de menos de 10 µ corresponden a Entamoeba hartmanni, ameba no patógena.
Figura 2-5. E. histolytica/E. dispar. Quistes. A)Examen en fresco, al lado izquierdo se observan dos núcleos y en el centro se ve una vacuola de glucógeno; al lado derecho, teñido con lugol, muestra tres de los cuatro núcleos. (La barra de la foto mide 10 micras). B)Forma madura con cuatro núcleos, coloración tricrómica.
Tomada de: A.OMS. B.Ash L, Orihel T. Atlas de Parasitología humana. Panamericana.
La forma infectante es el quiste, el cual origina trofozoítos en el intestino, los cuales invaden los tejidos o se enquistan en la luz intestinal, y se eliminan en la materia fecales.
El trofozoíto de E. histolytica están en la luz del colon o invaden la pared intestinal, donde se reproduce por división binaria simple. En la luz del intestino los trofozoítos eliminan las vacuolas alimenticias y demás inclusiones intracitoplasmáticas, se inmovilizan y forman prequistes, que adquieren una cubierta y originan quistes inmaduros con un núcleo, los cuales continúan su desarrollo hasta los típicos quistes tetranucleados. La formación de quistes sucede, exclusivamente, en la luz del colon y nunca en el medio ambiente ni en los tejidos.
En las materias fecales humanas se pueden encontrar trofozoítos, prequistes y quistes; no obstante, los dos primeros mueren por acción de los agentes físicos externos y, en caso de ser ingeridos, son destruidos por el jugo gástrico; solamente los quistes son infectantes por vía oral. En el medio externo los quistes permanecen viables en condiciones apropiadas durante semanas o meses, y se diseminan por agua, manos, artrópodos, alimentos y objetos contaminados. Finalmente, los quistes llegan a la boca para iniciar la infección; una vez ingeridos sufren la acción de los jugos digestivos, los cuales debilitan su pared; en el intestino delgado se rompen y aparecen trofozoítos, que conservan el mismo número de núcleos de los quistes. En una posterior evolución, cada núcleo se divide en dos y resulta un segundo trofozoíto metacíclico con ocho núcleos. En la luz del colon cada núcleo se rodea de una porción de citoplasma y resultan ocho trofozoítos pequeños que crecen y se multiplican por división binaria. Los trofozoítos se sitúan en la luz del intestino, sobre la superficie de las glándulas de Lieberkuhn o invaden la mucosa. El período prepatente varía entre dos y cuatro días ( figura 2-6).
De los pacientes que tienen E. histolytica/E. dispar en las materias fecales, solamente del 1% a 4% corresponden a E. histolytica comprobada por métodos inmunológicos. La primera especie destruye la mucosa intestinal y causa lesiones puntiformes que se pueden convertir en úlceras necrótica y, en algunos casos, ocasiona perforaciones.
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