VINDICTAS
CUENTISTAS LATINOAMERICANAS
MARTA BRUNET, MIMÍ DÍAZ LOZANO,
HILMA CONTRERAS, SILDA CORDOLIANI,
SUSY DELGADO, PILAR DUGHI, MERCEDES DURAND, MARÍA LUISA ELÍO, MARÍA VIRGINIA ESTENSSORO, ROSARIO FERRÉ, MERCEDES GORDILLO, GILDA HOLST, MARÍA LUISA DE LUJÁN CAMPOS, MARVEL MORENO, BERTALICIA PERALTA, MARÍA LUISA PUGA, IVONNE RECINOS AQUINO, ARMONÍA SOMERS, MIRTA YÁÑEZ, MAGDA ZAVALA
EDITORES
SOCORRO VENEGAS Y JUAN CASAMAYOR
ÍNDICE
EXHUMAR LA LUZ SOCORRO VENEGAS Y JUAN CASAMAYOR
INMÓVIL SOL SECRETO MARÍA LUISA PUGA, MÉXICO
ELLA Y LA NOCHE MIMÍ DÍAZ LOZANO, HONDURAS
NADIE LLAMA DE LA SELVA MIRTA YÁÑEZ, CUBA
REUNIÓN GILDA HOLST, ECUADOR
BARLOVENTO MARVEL MORENO, COLOMBIA
MUERTE POR ALACRÁN ARMONÍA SOMERS, URUGUAY
UNA PERFECTA DESCONOCIDA MERCEDES GORDILLO, NICARAGUA
LOCURA MARÍA LUISA ELÍO, ESPAÑA
LA ESPERA HILMA CONTRERAS, REPÚBLICA DOMINICANA
LA SANGRE FLORECIDA SUSY DELGADO, PARAGUAY
SUR SILDA CORDOLIANI, VENEZUELA
CUANDO LAS MUJERES QUIEREN A LOS HOMBRES ROSARIO FERRÉ, PUERTO RICO
LAS CHICAS DE LA YOGURTERÍA PILAR DUGHI, PERÚ
DE LA QUE AMÓ A UN TORO MARINO MAGDA ZAVALA, COSTA RICA
DESAPARECIDA IVONNE RECINOS AQUINO, GUATEMALA
SOLEDAD DE LA SANGRE MARTA BRUNET, CHILE
GUAYACÁN DE MARZO BERTALICIA PERALTA, PANAMÁ
CÓMPLICES DE EXTRAÑOS JUEGOS MARÍA LUISA DE LUJÁN CAMPOS, ARGENTINA
JACINTA PIEDRA MERCEDES DURAND, EL SALVADOR
EL OCCISO MARÍA VIRGINIA ESTENSSORO, BOLIVIA
SEMBLANZAS
FUENTES
CORRESPONSALES
AVISO LEGAL
PRÓLOGO
Socorro Venegas (SV): Hacer este libro ha sido una oportunidad extraordinaria para ir creciendo en nuestro conocimiento de la literatura latinoamericana escrita por mujeres. La pandemia nos puso a investigar y a leer quizá con más terquedad, sorteando las bibliotecas y las librerías de viejo cerradas. Vindictas es también una larga conversación atravesando un océano y jornadas de intenso trabajo intelectual y emocional; un trabajo que ya anuncia sus frutos. En otro momento has hecho el símil con el Decamerón, pues es cierto que hemos vivido prácticamente confinados y compartiendo historias. Por eso me parecía fundamental que el prólogo reflejara el diálogo sostenido en este tiempo tan excepcional. Empecemos con esa decisión tuya de asumirte como antóloga junto conmigo en esta compilación de cuentistas latinoamericanas, Vindictas.
Juan Casamayor (JC): Empecemos con este viaje en el tiempo y en el espacio. Ha sido un placer trabajar contigo, con un equipo maravilloso y con la red de corresponsales constituida por escritoras y profesoras jóvenes que nos han allanado e iluminado el camino. Además, el objeto de la antología era descubrir escritoras. Por tanto, gracias a la lectura de todas ellas y a nuestros encuentros, se ha borrado la distancia. Como ves, solo me puedo considerar antóloga.
Este diálogo se ha extendido de febrero a septiembre de 2020. El proceso de leer casi adictivamente ya había comenzado en 2019, pero durante estos meses intensificamos una metodología semanal de deliberación e intercambio de opiniones y reflexiones sobre nuestra lectura, con sus hallazgos y sus sorpresas. Todo ello ha sido la savia de este libro.
SV: Uno de los aspectos más importantes del método de trabajo fue tejer una red de corresponsales formada por escritoras, académicas, especialistas, voces con las que pudiéramos espejear desde distintas latitudes, y hablar de nuestras madres literarias, buscar esas voces tutelares, trazar una genealogía indispensable para volver a mirar el canon literario del siglo XX, del que ellas están ausentes. Es la manera como trabajamos en la colección de novela y memoria Vindictas, de la UNAM —de donde toma su nombre esta recopilación de cuentos—, y no deja de asombrarme lo que ocurre cuando preguntamos: ¿a qué autora latinoamericana del siglo pasado te gustaría volver a leer? Si hacemos un esfuerzo y vamos atrás en nuestra historia lectora, todos tenemos libros en la oscuridad, que ya es imposible conseguir y quisiéramos que se rescataran. Hasta ahora no he encontrado a alguien que no me diga al menos el nombre de una autora que, pese a la calidad de su obra, solo es conocida por unos pocos. Vindictas es dar paso a la luz para que nos revele a esas autoras que injustamente no fueron publicadas o reeditadas y quedaron en el olvido. Es un esfuerzo de memoria colectiva el que se requiere para traerlas de nuevo ante los ojos de los lectores.
JC: Se trata de interpelar al diálogo. Desde el principio teníamos las ideas muy claras de cómo debíamos sortear algunos obstáculos y cómo llegar a algunos destinos. En cambio, nos hemos enfrentado a dificultades que tienen que ver con los criterios de la edición y el concepto mismo de realizar una antología de cuentos. No solo se trataba de iluminar a escritoras que estaban absolutamente en la periferia por ser mujeres, sino también por ser cuentistas. Nuestro debate acerca de esa doble realidad ha hecho factible el descubrimiento y una confirmación esperable; por supuesto que había escritoras cuentistas.
SV: Es fundamental cuestionar y desestabilizar la convicción de que ya hemos leído a los mejores cuentistas latinoamericanos. Como en muchos otros campos, los lectores se han perdido, ni más ni menos, que la mitad de la creación literaria, concebida por la otra mitad del mundo: se han perdido la mirada de las mujeres, su mundo interior contado por ellas mismas. Escritoras que muchas veces no solo trabajaron el cuento, eran también autoras de ensayos, de crítica, de novelas; hay varias poetas. Creadoras en toda la extensión de la palabra, que si leemos sus semblanzas veremos cuánto lucharon por construir su habitación propia en sociedades donde la invisibilización de las mujeres era la norma.
JC: Has enfrentado dos verbos importantes, desestabilizar y cuestionar, con un sustantivo, convicción. Este sustantivo pesa mucho como para modificarlo y transformarlo por sí solo. Hay que asediar con argumentos, que no son otros que las obras y las escritoras, a una convicción larvada a lo largo de más de un siglo, un canon sujeto a un espacio heteropatriarcal blanco, que fundamenta una mirada de leer excluyente y, por tanto, crea una invisibilidad. No estamos hablando simplemente de olvido. Para olvidar tiene que haber una voluntad de querer recordar. Y aquí no se ha querido recordar. Estamos frente a la invisibilidad. Estamos sin memoria.
SV: Me gusta mucho que hables de voluntad. Es una palabra que nos ayuda a entender por qué estas obras no son conocidas. Leer a escritores es mucho más importante. Así funciona el heteropatriarcado: nos enseñaron que la voz masculina vale más. Nos enseñaron que era normal publicar y reconocer más la escritura masculina. En cambio, leer a las escritoras representa un esfuerzo. ¡Para empezar hay que encontrar sus libros! Un proyecto como éste, que busca reivindicar, en primer lugar significa la voluntad de encontrarlas, de leerlas.
JC: La voluntad de leer partiendo de ese esfuerzo es el hecho diferencial que nutre a una antología no solo de una sensibilidad, sino también de una rigurosidad y una falta de prejuicio a la hora de acercarse a la obra literaria. Venimos de una falta de profundidad lectora temible. Lo digo como lector, editor y filólogo. El resultado que genera esta irresponsabilidad no es únicamente un canon sesgado, sino perpetuado. Poco importa que su origen esté mediatizado por una tendencia ideológica, una metodología de trabajo o una sensibilidad académica: el síntoma es unívoco, no hay escritoras ni en la bibliografía primaria ni en la secundaria que hemos consultado. Contra esa convicción había que ir.
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