Así veo yo el tenis
Arturo Núñez del Prado D.
© Arturo Núñez del Prado D.
© Pehoé Ediciones
Primera edición, septiembre de 2020
ISBN Edición digital: 978-956-9946-81-3
Diagramación digital: ebooks Patagonia www.ebookspatagonia.com info@ebookspatagonia.com
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Índice
“Lo tiré!” (10-10-18) “Lo tiré!” (10-10-18) Hace algún tiempo presencié un buen partido, que dejé de ver cuando los jugadores empataban a un set. Todo auguraba una tercera manga de muy cerrado desenlace, pero que se resolvió más rápido de lo esperado. ¿Qué ocurrió? El perdedor, según confesión propia, tiró o botó el último parcial. En otras palabras, no lo jugó aplicado siempre al máximo. Muchos creen, erróneamente, que botar un partido tiene onda . Pero, no. ¡A no confundirse! No esforzarse al máximo sirve como excusa perfecta, para no saber qué habría pasado si uno lucha con todas sus fuerzas. Siempre será más fácil argumentar, ante una derrota, que no se puso todo el empeño posible. Resulta mucho más duro verse obligado a reconocer que el rival fue mejor, aun cuando se batalló dejándolo todo en la cancha. Y, claro, no es sencillo gestionar la frustración que eso genera. Tirar un partido, un set o solo un punto es ante todo, una falta de respeto hacia uno mismo, al oponente, al fair play, al torneo y al tenis mismo. Botar un match es, también, faltarles el respeto a los entrenadores, que se esfuerzan por hacer cada día mejores a sus pupilos, y una ofensa a los padres, que financian los altos costos que implica que sus hijos compitan. Nadie les exige que ganen, pero que al menos hagan siempre su mejor esfuerzo. ¡Es lo mínimo! No se trata de ser lapidarios con jugadores jóvenes. Tienen derecho a equivocarse, como todos. Eso no se discute. El error es parte del aprendizaje. Pero en el mundo actual, de límites difusos y discursos tibios, en que el relativismo impera en muchos ámbitos, hay que ser enérgicos para decir que lo que está mal, está mal aquí y en cualquier lado. Hay que saber ganar jugando mal, porque solo 5 o 10 días en el año se juega, realmente, cómo uno quiere. Tirar un partido no es de jugadores con onda . Luchar hasta el final, sí. Los que corren hasta la última pelota siempre serán triunfadores. ¡Aunque pierdan!
El arte de preguntar (23-10-18)
No les creas, Garín (05-11-18)
El efecto Frana (19-11-18)
¿Ahora sí, Malla? (03-12-18)
La pasión por el tenis (17-12-18)
La escucha: elemento clave en la comunicación entrenador - jugador (31-12-18)
Su majestad, el doble (16-01-19)
Cuatro consejos simples, pero eficaces (28-01-19)
El liderazgo de Massú (14-02-19)
El mundo al revés (26-02-19)
Chaqueteros y partnercitos (12-03-19)
La retirada del revés a una mano (25-03-19)
Solo queda aplaudir (10-04-19)
Garin ahora confía en el proceso (24-04-19)
Es hora de pensar en el futuro (07-05-19)
Garra, pasión y coraje (20-05-19)
Frana, Luza y Stefanki (03-06-19)
Un buen profesor de tenis (17-06-19)
“El Juego Interior del Tenis” (02-07-19)
El museo del tenis (15-07-19)
Los cuatro cuartos de un campeón (29-07-19)
Bipolares crónicos (12-08-19)
La heroica aventura de ser profesor de tenis en Chile (26-08-19)
La importancia de la biomecánica en el tenis (09-09-19)
Los mejores profesores (24-09-19)
El síndrome Kyrgios (08-10-19)
La incidencia de las dominancias en el tenis (21-10-19)
El cambio de rumbo de Nicolás Jarry (05-11-19)
Sencillos tips para tener en cuenta (27-11-19)
¡Vamos por más! (07-01-20)
El narcisismo: un rasgo de algunos padres de tenistas (03-02-20)
Yo también entrené a Garín (19-02-20)
A veces, perdiendo también se gana (09-03-20)
Frases célebres (20-03-20)
Tiempo de aprender y enseñar (25-03-20)
Hoy, todos hacen frontón (02-04-20)
La confianza del jugador, un elemento fundamental (06-04-20)
El tenis: un deporte para valientes (13-04-20)
Los libros de mi vida (22-04-20)
El método propio (02-05-20)
Las grandes revoluciones técnicas y tácticas en el tenis (09-05-20)
Conceptos que no pasan de moda (14-05-20)
¿Qué es jugar bien tenis? (01-06-20)
El entrenamiento invisible (11-06-20)
Apuntes de cuarentena (18-06-20)
La consistencia (24-06-20)
Lo controlable y lo no controlable (06-07-20)
La planificación de las clases particulares (13-07-20)
Detalles que hacen la diferencia (27-07-20)
A mi madre.A mi padre.
Arturo Núñez del Prado D.
Nacido en Santiago de Chile en 1972, es Periodista y Profesor de Tenis.
Su hoja de vida periodística, consigna pasos por diversos medios de comunicación.
Como Profesor de Tenis, en tanto, se ha desempeñado en diferentes clubes y academias.
Este libro es una compilación de sus primeras cincuenta columnas, publicadas entre octubre de 2018 y julio de 2020 en el portal www.tenischile.com, en las que vierte toda la experiencia acumulada durante largos años de periodismo y tenis.
“Lo tiré!”
(10-10-18)
Hace algún tiempo presencié un buen partido, que dejé de ver cuando los jugadores empataban a un set. Todo auguraba una tercera manga de muy cerrado desenlace, pero que se resolvió más rápido de lo esperado.
¿Qué ocurrió? El perdedor, según confesión propia, tiró o botó el último parcial. En otras palabras, no lo jugó aplicado siempre al máximo.
Muchos creen, erróneamente, que botar un partido tiene onda .
Pero, no. ¡A no confundirse!
No esforzarse al máximo sirve como excusa perfecta, para no saber qué habría pasado si uno lucha con todas sus fuerzas. Siempre será más fácil argumentar, ante una derrota, que no se puso todo el empeño posible. Resulta mucho más duro verse obligado a reconocer que el rival fue mejor, aun cuando se batalló dejándolo todo en la cancha. Y, claro, no es sencillo gestionar la frustración que eso genera.
Tirar un partido, un set o solo un punto es ante todo, una falta de respeto hacia uno mismo, al oponente, al fair play, al torneo y al tenis mismo.
Botar un match es, también, faltarles el respeto a los entrenadores, que se esfuerzan por hacer cada día mejores a sus pupilos, y una ofensa a los padres, que financian los altos costos que implica que sus hijos compitan.
Nadie les exige que ganen, pero que al menos hagan siempre su mejor esfuerzo. ¡Es lo mínimo!
No se trata de ser lapidarios con jugadores jóvenes. Tienen derecho a equivocarse, como todos. Eso no se discute. El error es parte del aprendizaje.
Pero en el mundo actual, de límites difusos y discursos tibios, en que el relativismo impera en muchos ámbitos, hay que ser enérgicos para decir que lo que está mal, está mal aquí y en cualquier lado.
Hay que saber ganar jugando mal, porque solo 5 o 10 días en el año se juega, realmente, cómo uno quiere.
Tirar un partido no es de jugadores con onda . Luchar hasta el final, sí. Los que corren hasta la última pelota siempre serán triunfadores. ¡Aunque pierdan!
El arte de preguntar
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