ÉTIENNE GILSON
EL ESPÍRITU DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL
EDICIONES RIALP
MADRID
Título original: L’esprit de la philosophie médiévale
© 2021 de la presente edición, versión publicada por Emecé Editores, S. A., Buenos Aires 1957
by Ediciones Rialp, S. A.,
Manuel Uribe 13-15 - 28033 Madrid
(www.rialp.com)
Realización ePub: produccioneditorial.com
ISBN (versión impresa): 978-84-321-5405-8
ISBN (versión digital): 978-84-321-5406-5
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
ÍNDICE
PORTADA
PORTADA INTERIOR ÉTIENNE GILSON EL ESPÍRITU DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL EDICIONES RIALP MADRID
CRÉDITOS Título original: L’esprit de la philosophie médiévale © 2021 de la presente edición, versión publicada por Emecé Editores, S. A., Buenos Aires 1957 by Ediciones Rialp, S. A., Manuel Uribe 13-15 - 28033 Madrid (www.rialp.com) Realización ePub: produccioneditorial.com ISBN (versión impresa): 978-84-321-5405-8 ISBN (versión digital): 978-84-321-5406-5 No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org ) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
DEDICATORIA Al señor JOHN LAIRD Profesor de Filosofía en la Universidad de Aberdeen IIαρά Θεού IIερί Θεού υα Θείυ Atenágoras, Legatio pro Christianis, VII
PREFACIO
I. EL PROBLEMA DE LA FILOSOFÍA CRISTIANA
II. LA NOCIÓN DE FILOSOFÍA CRISTIANA
III. EL SER Y SU NECESIDAD
IV. LOS SERES Y SU CONTINGENCIA
V. ANALOGÍA, CAUSALIDAD Y FINALIDAD
VI. EL OPTIMISMO CRISTIANO
VII. LA GLORIA DE DIOS
VIII. LA PROVIDENCIA CRISTIANA
IX. LA ANTROPOLOGÍA CRISTIANA
X. EL PERSONALISMO CRISTIANO
XI. EL CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO Y EL SOCRATISMO CRISTIANO
XII. EL CONOCIMIENTO DE LAS COSAS
XIII. EL INTELECTO Y SU OBJETO
XIV. EL AMOR Y SU OBJETO
XV. LIBRE ALBEDRÍO Y LIBERTAD CRISTIANA
XVI. LEY Y MORALIDAD CRISTIANA
XVII. INTENCIÓN, CONCIENCIA Y OBLIGACIÓN
XVIII. LA EDAD MEDIA Y LA NATURALEZA
XIX. LA EDAD MEDIA Y LA HISTORIA
XX. LA EDAD MEDIA Y LA FILOSOFÍA
APÉNDICE AL CAPÍTULO XIV
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
ÍNDICE DE NOMBRES
AUTOR
Al señor JOHN LAIRD
Profesor de Filosofía en la
Universidad de Aberdeen
IIαρά Θεού IIερί Θεού υα Θείυ
Atenágoras, Legatio pro Christianis, VII
PREFACIO
LAS DIEZ LECCIONES QUE FORMAN este volumen han sido dictadas en la Universidad de Aberdeen, en las Gifford Lectures de 1932. Invitado a la tarea bastante difícil de definir el espíritu de la filosofía medieval, la he aceptado, sin embargo, pensando en la opinión muy difundida de que si bien la Edad Media tiene una literatura y un arte, no posee una filosofía propia. Tratar de desentrañar el espíritu de esa filosofía era ponerse en la obligación de presentar la prueba de su existencia, o reconocer que jamás existió. Al intentar definirla en su propia esencia, me vi llevado a presentarla como la “filosofía cristiana” por excelencia. Pero, llegado a este punto, la misma dificultad me esperaba en otro plano, pues si se ha podido negar la filosofía medieval como un hecho, se ha negado igualmente la posibilidad de una filosofía cristiana en cuanto idea. Sucede, pues, que las dos series de lecciones, de las cuales esta es la primera, concurren hacia esta conclusión: que la Edad Media ha producido, además de una literatura cristiana y un arte cristiano, lo que es harto sabido, una filosofía cristiana, que es lo que suele negársele. No se trata de sostener que esa filosofía la creó de la nada, así como no sacó de la nada su arte y su literatura. Tampoco se trata de pretender que no hubo en la Edad Media más filosofía que la cristiana, como no sería posible pretender que toda la literatura medieval es cristiana y todo el arte medieval, cristiano. La única cuestión que se trata de examinar es la de saber si la noción de filosofía cristiana tiene un sentido, y si la filosofía medieval, considerada en sus más calificados representantes, no sería precisamente su más adecuada expresión histórica. El espíritu de la filosofía medieval, tal como lo entendemos aquí, es, pues, el espíritu cristiano, penetrando la tradición griega, trabajándola desde adentro y haciéndole producir una visión del mundo, una Weltanschauung específicamente cristiana. Fueron menester templos griegos y basílicas romanas para que hubiese catedrales; sin embargo, sea cual sea la deuda de nuestros arquitectos medievales hacia sus predecesores, se diferencian de ellos. Y el espíritu nuevo que les permitió crear es quizá el mismo en que se inspiraron con ellos los filósofos de su tiempo. Para saber qué puede haber de cierto en esta hipótesis, el único método que se debe seguir es mostrar el pensamiento medieval en su estado naciente, en el punto preciso en que el injerto judeo-cristiano se ingiere en la tradición helénica. La demostración intentada es, pues, puramente histórica. Si muy pocas veces ha sido provisionalmente adoptada una actitud más teórica, es porque el historiador debe, por lo menos, hacer inteligibles las nociones que va exponiendo; se trataba de sugerir cómo, aun hoy, pueden ser concebibles doctrinas con las que, durante siglos, se satisfizo el pensamiento de quienes nos precedieron. La segunda serie de estas lecciones se dictará en 1932, en la Universidad de Aberdeen. Nos ha parecido preferible publicarlas por separado, pues la discusión que seguirá a la publicación de los principios podrá ayudar a precisar las conclusiones previstas, y a rectificarlas, si necesario fuere.
NOTA PARA LA SEGUNDA EDICIÓN FRANCESA
El conjunto de la obra reproduce el texto de la edición de 1932, pero los dos volúmenes han sido reunidos en uno solo. Las notas, que se habían puesto al final, figuran ahora al pie de las páginas del texto. Y las notas bibliográficas, que se han dejado como antes al final del tomo, han sido completadas.
París, 7 de abril de 1943.
I.
EL PROBLEMA DE LA FILOSOFÍA CRISTIANA
NO HAY EXPRESIÓN QUE ACUDA más naturalmente al pensamiento de un historiador de la filosofía medieval como la de “filosofía cristiana”[1]. Ninguna, al parecer, pudiera provocar menos dificultades, y por consiguiente no debe extrañarnos verla empleada con tanta frecuencia. Sin embargo, pocas expresiones hay que, si bien se reflexiona, sean ciertamente más obscuras y de más difícil definición. La cuestión no es, en efecto, saber si un historiador del pensamiento medieval tiene el derecho de considerar las filosofías elaboradas por cristianos, en el transcurso de la Edad Media, separadamente de las que fueron concebidas por judíos o musulmanes. Planteado en esta forma, el problema es de orden puramente histórico y puede ser fácilmente resuelto. En justicia, no podemos aislar en la historia lo que estuvo unido en la realidad. Y dado que sabemos que el pensamiento cristiano, el pensamiento judío y el pensamiento musulmán han obrado unos en otros, mal método sería estudiarlos como otros tantos sistemas cerrados y aislados. De hecho, la investigación histórica vive de abstracciones, y cada uno de nosotros se labra en ella un dominio cuyas fronteras son las de su competencia; lo importante es no creer que las limitaciones de nuestro método sean límites de la realidad.
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