“Al votar para admitir a Argentina en estas circunstancias, los Estados Unidos… no han cambiado en absoluto su posición y esperan que Argentina cumpla efectivamente todos los compromisos tomados bajo las Declaraciones de la Ciudad de México. Más aún, consideramos que su admisión a la Conferencia de San Francisco aumenta sus obligaciones de hacerlo. Esperamos que la Nación argentina cumpla esta obligación”.
Varios meses después, el Secretario de Estado adjunto para los Asuntos de las Repúblicas Americanas y delegado suplente de los Estados Unidos en la Conferencia de la Ciudad de México, el Sr. Nelson Rockefeller, declaró:
“El registro muestra que, mientras se han tomado algunos pasos para llevar adelante los compromisos, hay varios importantes fracasos que tienen serias implicancias. Con frecuencia han comenzado esos pasos o promesas y no se han llevado a término. Es un hecho que varios de los compromisos vitales que Argentina ha tomado con sus vecinos americanos se mantienen incumplidos por su Gobierno”.
La aceptación de la palabra dada por el gobierno de Farrell repitió un proceso en el que las Repúblicas americanas, en un espíritu de genuina buena voluntad hacia el pueblo argentino, han participado pacientemente durante cuatro años de guerra. Desde poco después de Pearl Harbor hasta la rendición incondicional del enemigo (6), los sucesivos gobiernos argentinos combinaron afirmaciones de pleno cumplimiento con solemnes promesas de desempeño futuro. Esta evidencia, en sí misma, demostró insinceridad y podría haber servido como base para un cargo de engaño deliberado. Hoy sabemos las razones detrás de los importantes fracasos, la aparente reticencia, los compromisos vitales incumplidos, las promesas de mantener las promesas. Detrás de este registro de promesas incumplidas y de repetidas palabras de cooperación, tenemos pruebas de una real complicidad con el enemigo.
Esta complicidad nos obliga a dudar de la motivación, el plan y el propósito de cada acto del actual régimen argentino. Tal falta de confianza no será redimida por decretos u órdenes administrativas, por firmas de pactos o por adhesiones a actas finales de conferencias. Sólo se recuperará la confianza cuando nuestro pueblo hermano de Argentina sea representado por un gobierno que inspire completamente fe y confianza, tanto en el país como en el exterior.
La información que sustenta estos cargos es enviada respetuosamente a los gobiernos de las Repúblicas americanas para su consideración en relación al Tratado de Asistencia Mutua que será negociado en la próxima conferencia en Río de Janeiro (7).
Por sus propios términos, el Acta de Chapultepec sienta las bases para establecer un pacto de asistencia mutua que demandará a los gobiernos miembros a asistirse unos a otros ante un ataque o amenaza de agresión, cualquiera sea su proveniencia. Además, de conformidad con la Resolución IV de la Conferencia sobre Problemas de la Guerra y la Paz, el pacto se aplicará mediante la creación de un organismo militar permanente encargado de preparar propuestas para una colaboración militar más estrecha entre las Repúblicas. Esta implementación requerirá una estrecha cooperación en el desarrollo de planes de seguridad de vital importancia para cada República americana. También requerirá cooperación en el mantenimiento de establecimientos militares adecuados para la defensa del continente.
Una estructura de defensa tal puede ser construida únicamente sobre la base de una confianza absoluta. En octubre de 1945, en razón de que el Gobierno de los Estados Unidos no tenía tal confianza en el actual régimen argentino, decidió que no podría firmar un tratado de asistencia militar con este.
La información transmitida a los gobiernos de las Repúblicas americanas en este memorándum muestra claramente un patrón que incluye ayuda al enemigo, tergiversación y engaño deliberados en las promesas de cooperación en el hemisferio, actividad subversiva en contra de las repúblicas vecinas, y una asociación corrupta entre nazis y fuerzas totalitarias locales. Este patrón plantea un interrogante más profundo y fundamental que el de la adecuación de los decretos y medidas administrativas presuntamente promulgadas en cumplimiento de las obligaciones de la Argentina en virtud de la Resolución LIX de la Conferencia de México. Este interrogante es si el régimen militar, o cualquier gobierno argentino controlado por los mismos elementos, pueden merecer la confianza necesaria para integrar un tratado de mutua asistencia militar entre las Repúblicas americanas.
1- Ramón Castillo (1873-1944) fue el último presidente de la llamada “década infame” (1930-1943). Gobernó brevemente entre 1942 y 1943, aunque ya controlaba el Poder Ejecutivo desde que el presidente Roberto M. Ortiz enfermó y le delegó, en tanto que su vicepresidente, el liderazgo del país. Ocupó diferentes cargos durante todos los gobiernos fraudulentos de la década: gobernador de facto de Tucumán (1930-1931), Ministro de Justicia e Instrucción Pública de la Nación (1936), Ministro del Interior (1936-1937), y Vicepresidente (1938-1942). No obstante, Castillo pudo comprender las transformaciones que estaban teniendo lugar en la estructura económica argentina e intentó darle a su gobierno un contenido nacional e industrial. Por ejemplo, creó la Dirección General de Fabricaciones Militares, la Flota Mercante de la Argentina, y sostuvo el “Plan Pinedo” (ver nota 128, Libro Azul y Blanco ). Sin embargo, este contenido nacional en lo económico estuvo limitado por el hecho de que en lo político Castillo seguía expresando los intereses de la oligarquía, lo que quedó plasmado en la elección de Robustiano Patrón Costas como su sucesor (ver nota 89, Libro Azul y Blanco ), siendo ésta una de las principales razones que llevaron a los oficiales del G.O.U. (Grupo de Oficiales Unidos o Grupo Obra de Unificación, entre los que se contaba Juan Domingo Perón) a hacer la Revolución del 4 de junio de 1943 [N.d.E.].
2- El 6 de junio de 1944 los ejércitos Aliados desembarcaron en Normandía, norte de Francia, dando inicio al proceso de sucesivas derrotas militares de la Alemania nazi en todos los países de Europa occidental, cuya ocupación había iniciado en 1938 con la anexión de Austria [ Anschluss ] [N.d.E.].
3- Entre el 16 de diciembre de 1944 y 25 de enero de 1945 tuvo lugar la Batalla de Ardenas, también conocida como Contraofensiva de las Ardenas. Con esta operación, la Alemania nazi pretendía retomar la iniciativa en la contienda mediante un pasaje a la ofensiva, pero no sólo perdió esta batalla, sino que, además, los recursos movilizados implicaron que la Alemania nazi debilitara aún más el Frente Oriental, de modo tal que la derrota alemana en esta contraofensiva fue crucial para el desenlace final de la guerra [N.d.E.].
4- Conferencia que tuvo lugar el 21 de febrero de 1945 en el Distrito Federal de México, en la que los países americanos suscribieron acuerdos para relacionarse pacíficamente entre sí. Algunos artículos que pueden ser útiles para ilustrar la relevancia de estos acuerdos son el 7° (“los conflictos entre los Estados solamente tendrán solución pacífica”), el 8° (“se proscribe la guerra de agresión en cualquiera de sus formas”), y el 9º (“la agresión a un Estado americano constituye una agresión a todos los Estados de América”). Esta Conferencia fue el antecedente de las Actas de Chapultepec, que además de ratificar estos acuerdos servirá como base para la creación posterior del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y de la Organización de Estados Americanos (OEA) [N.d.E.].
5- Se refiere a la Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y la Paz, descripta en la nota anterior [N.d.E.].
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