En busca de un ideal
Mariela Elizabeth Cabrillana
(Azul)
Cabrillana, Mariela Elizabeth
En busca de un ideal / Mariela Elizabeth Cabrillana. - 1a ed. - Villa Sáenz Peña : Imaginante, 2021.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-8447-55-1
1. Poesía Argentina. I. Título.
CDD A861
Edición: Oscar Fortuna.
Diseño de cubierta: Raquel Chanampa.
© 2021 Mariela Elizabeth Cabrillana.
© De esta edición:
2021 - Editorial Imaginante.
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Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra bajo cualquier método, incluidos reprografía, la fotocopia y el tratamiento digital, sin la previa y expresa autorización por escrito del titular del copyright.
ISBN 978-987-8447-55-1
Conversión a formato digital: Libresque
Este libro está dedicado a mi mejor amigo José María Zapater, y al poeta español Pedro Gómez Cornejo Delgado (Alonso Cordel) quien me brindara sus conocimientos para dar mis primeros pasos hacia una escritura profesional y a todas las personas que buscan el amor y sueñan con un mundo ideal.
Poemas
Campanas doradas,
luces de colores
adornando aquel árbol
en un rincón de la sala.
¡En el cielo una estrella,
la más grande!,
anunciando tu llegada.
Navidad de sueños, de risas,
de brindis en familia,
abrazándonos a la paz
en pura dicha y felicidad.
Cantos de villancicos,
bailes en tu honor.
Tiempo de esperanza…
En el corazón de un niño,
la algarabía, el júbilo
y las travesuras de la niñez.
¡Cuántas navidades
ya se han marchado!
Y en un rincón de la sala,
como cada año,
aquel árbol,
con sus campanas doradas
y aquellas luces de colores
más opacas y gastadas.
En el cielo, aquella estrella,
¡como siempre,
anunciando tu llegada!
En el centro de la sala,
solo mi alma recordando,
brindando en la soledad
de la noche,
con el vino del dolor,
recordando aquel niño
que dormido en mí ha quedado.
Y, en el recuerdo,
una mesa tendida,
alrededor de la cual
mis seres queridos se sentaban.
Un nuevo amanecer me despierta,
no se divisa luz alguna.
Un oscuro gris pinta la ciudad,
a lo lejos, aquellas nubes,
como tomadas de las manos,
formando una espesa neblina
que hace aún más triste este día.
Solo el sonido de fuertes relámpagos
acompañados de una intensa lluvia
se escucha.
Mi corazón se acelera.
Sin pensar, enciendo un cigarrillo
mientras dibujo tu nombre en el aire,
caigo en tu recuerdo
como una prisionera despojada
de todo sentido.
Confundiendo realidad con fantasía,
no hallo salida.
Inmersos en aquel tiempo mis días han quedado.
Mientras nuevamente levanto la mirada,
observo hacia el cielo e imagino
que desde allí me miras
y luchas contra aquellas nubes,
tratando de hallar de nuevo el camino
que te traiga de regreso a mi lado.
Mientras extiendo las manos
queriéndote alcanzar,
recobro por unos instantes el sentido
y entiendo mi egoísmo, me hago cargo,
lo admito, te pido perdón.
No es mi deseo entristecer tu estadía,
y conformo a mi pobre corazón
tratando de darle alegría,
imaginando que tú eres feliz,
mientras me acompañas cada día
y esperas mi llegada.
Dejar en el olvido
tu cruel cariño.
Romper las cadenas
que me unen a ti.
Salir de esta oscuridad,
esta, que me consume
día a día.
Bajo una luna plateada,
escribir una nueva historia de amor
¡donde no aparezcas tú!
Calmar mi corazón.
Aplacar esta sed que aún
tengo de ti.
Caminar sobre tierra firme,
escapar a estas arenas movedizas
que me hacen caer,
deteniendo mi andar.
Avanzar, avanzar…
Soñando con un tiempo mejor
Transito estos amargos caminos
mientras el viento golpea mi cara
con los excrementos de aquellos
pobres de alma,
que escupen su ponzoña
sobre el mundo e irradian
toda su maldad.
Podredumbre, la de sus bocas,
espíritus negros
dentro de sus escaparates.
Pobres, ricos,
qué más da.
Pobreza la de sus almas
y millones en sus bolsillos,
o bolsillos vacíos e, igualmente,
pobreza la de sus almas.
Y el resto
teniendo que surcar
nuevos horizontes
hacia un mundo en el más allá,
esperando al día del juicio final
con vanas ilusiones
y retóricos pensamientos
de sueños con un tiempo mejor.
Desafiar, burlar al destino,
hacerme invisible ante los ojos
sedientos de aquellos
que chupan mi sangre
y juzgan mi andar.
Y, al final,
así poder llegar.
¡Llegar, a dónde!
Mira a través de mis ojos,
lee en mi corazón,
fíjate cuántas batallas
he librado en nombre de este amor.
Centenares de cuchilladas
atravesando cada rincón.
Cicatrices que han quedado
abiertas en medio
de una gran desilusión.
Viviendo en una encrucijada,
eternamente condenado,
un pobre pibe
que rompe en llanto,
a fuego vivo,
en la tristeza
de tu adiós.
Y en falsedad de tus palabras
buscas
volver a fecundar
un lugar donde poder,
tu veneno, depositar.
Correr, huir, escapar,
no volver, tus palabras, a escuchar.
Mírame a los ojos ,
tú nunca podrías negar
el amor que te di,
aquellas mañanas
blancas de invierno
que junto a mi cuerpo
hallaras calor.
Tus noches grises
en las cuales mis manos
dibujaran estrellas
alumbrando tu oscuridad.
Tú nunca podrías negar
el propósito de mi vida,
que era solo verte feliz.
Coléricos sonidos
atormentaban tus días,
y en la dicotomía
de tus pensamientos
tu corazón se apartó
de mi lado.
Rodando por el mundo,
hoy quizás te hallarás
¡entre tinieblas o luces!,
tal vez, otros brazos,
dichosos, te cobijarán;
y yo tan solo recordando,
en mis días rotos, adormecidos,
sé que tú nunca podrías olvidar
¡cuánto te amé!
Dolor
es lo que hoy siento.
¡No sé por qué!
Si tú
no supiste valorar mi amor.
¡Por qué debería hoy sentirme así!
No, no,
yo no debo sufrir por ti.
Le pido a Dios
olvidar y poder avanzar,
dejar atrás lo que me une
a tu cruel amor.
Quién diría que
temeroso mi andar
se convirtiera
y, con un semblante desencajado,
mi rostro quedara.
No, no.
Yo no debo sufrir por ti.
Girando en torno del ayer
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