Pobre autoestima . Las personas deprimidas sienten que no valen nada y que la gente que les rodea, su familia sobre todo, estaría mejor sin ellas. Sienten que son una carga y que no solo no son felices, sino que impiden serlo a quienes están a su alrededor. No son capaces de ver sus propias cualidades y virtudes, su valor, la enorme importancia que tienen para muchas personas.
Sentimiento de culpa . La depresión hace que el juicio sobre uno mismo y sobre las situaciones que ha vivido o está viviendo resulte tremendamente distorsionado. Uno puede sentirse culpable por no haber satisfecho las expectativas excesivas de sus padres o por el fracaso de una relación donde la responsabilidad de que las cosas fallaran suele ser compartida.
Pensamientos de muerte y suicidio . Todos pensamos en la muerte en alguna ocasión. Sin embargo, la depresión puede llevar a pensamientos continuos o reiterados sobre la muerte, que se puede ver como un fin al sufrimiento que se experimenta: acabar con todo, abandonar esa sensación de tristeza, oscuridad, sufrimiento y vacío. La persona deprimida es también consciente de la preocupación y del dolor en aquellos que la rodean y, erróneamente, piensa que el suicidio puede solucionarlo. No es así. Todas las personas que queremos a alguien con depresión deseamos que se ponga bien y sobre todo que siga a nuestro lado. La depresión también reduce la capacidad para enfrentarse a los problemas y genera una visión «con anteojeras» donde no vemos todas las cosas buenas que hay dentro de nosotros y a nuestro alrededor.
Otros posibles síntomas son la reorganización de aspectos significativos de nuestra vida sin que exista un motivo claro para hacerlo y una variación en el estado de ánimo dependiente del momento del día, lo que se conoce como «variación diurna».
Si percibes varias de estas señales de depresión en ti o en alguien a quien aprecias, debes tomarlo muy en serio y buscar ayuda. Solamente un médico, un psicólogo clínico u otro profesional sanitario puede diagnosticar una depresión y es importante ponerse en las manos de un profesional de forma inmediata. Cuanto antes se empiece a actuar sobre la depresión, más efectivo será el tratamiento y menor la posibilidad de una recaída, de un nuevo episodio de depresión en el futuro.
Un diagnóstico es un proceso deductivo a través del que un especialista, basándose en sus conocimientos y en su experiencia clínica, valora una serie de observaciones y datos y los compara con las características que describen los sistemas actuales de clasificación y diagnóstico aceptados universalmente. Los más usados son el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5, por sus siglas en inglés), publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría, y la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), publicada por la Organización Mundial de la Salud.
Otras enfermedades se diagnostican, con relativa facilidad, utilizando una analítica sobre muestras de sangre u otras pruebas de laboratorio. Sin embargo, en el caso de la depresión los análisis bioquímicos no son de ayuda y la herramienta de diagnóstico más poderosa de la que dispone el profesional es hablar con el paciente. La recomendación general es que los médicos deben explorar de forma rutinaria si la persona que asiste a la consulta puede tener una depresión. Esta exploración puede darse en respuesta a un malestar o una preocupación del paciente, en un chequeo relacionado con algunos síntomas o en una consulta normal durante un embarazo o una revisión posparto.
El especialista diagnostica la depresión basándose en los síntomas y signos que muestra la persona. Los síntomas son los cambios de los que informa el propio paciente y los signos son observaciones independientes hechas por otros. Un ejemplo de un síntoma puede ser el insomnio y un ejemplo de signo puede ser un llanto frecuente. Aunque los signos pueden ser considerados más objetivos y por lo tanto más certeros, los síntomas generalmente revelan cosas que un observador no puede percibir. Algunas personas son capaces de describir su estado interno con exactitud y detalle, lo que puede proporcionar una información fundamental a la hora de hacer el diagnóstico y, luego, ser muy útil para llevar a cabo un seguimiento y ver si están mejorando. Por otro lado, en ocasiones síntomas y signos pueden proporcionar la misma información: por ejemplo, una persona puede señalar que se siente muy baja de ánimo (un síntoma) y el médico puede notar una expresión facial de abatimiento (un signo). Ambos tipos de observación reflejan lo mismo: el estado de ánimo negativo asociado a la depresión.
El médico usará normalmente una serie de preguntas estándar, hará un examen físico y explorará otras señales que puedan ser relevantes, como el estado de ánimo, los comportamientos o los cambios de hábitos. El contenido del proceso de evaluación puede variar según la edad, el historial y las evaluaciones previas que haya recibido la persona afectada pero, por lo general, incluye un esquema común: recogida de información sobre el historial personal (datos prenatales y neonatales, evolución del desarrollo infantil, datos familiares y psicosociales, enfermedades e intervenciones previas si las ha habido), una evaluación física (incluyendo un estudio psiquiátrico si procede y un estudio de la historia médica y de las condiciones de salud presentes) y una evaluación psicológica.
La analítica está destinada a descartar que exista alguna causa orgánica subyacente tratable (por ejemplo, una baja actividad de la glándula tiroides o una infección). El médico hará preguntas acerca del estado de ánimo y otros síntomas asociados (sueño, apetito, concentración, energía), sobre posibles factores estresantes en la vida y los sistemas de apoyo locales, sobre si alguna vez se le han cruzado por la mente pensamientos de terminar con su vida, sobre el consumo de alcohol y otras drogas y sobre los medicamentos que la persona está tomando en la actualidad. El especialista también puede tomar en consideración la opinión de los familiares u otras personas cercanas. Es lo que se denomina «información colateral».
Varios grupos de investigación están tratando de identificar factores asociados con ciertos tipos de depresión en la sangre o mediante escáneres cerebrales. Hay estudios preliminares que indican que con las técnicas de neuroimagen es posible identificar a las personas que responderán más y mejor a la psicoterapia y distinguirlas de aquellas para las cuales lo más efectivo será un tratamiento farmacológico.
El diagnóstico tiene una importancia clave porque va a permitir establecer una estrategia de tratamiento y un plan de atención global que atienda a todas las necesidades de la persona afectada. El paciente puede ayudar a que el diagnóstico sea acertado y a que le prescriban el tratamiento más efectivo. El diagnóstico es un primer paso crucial en el proceso de curación.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.