• Пожаловаться

David Sedaris: Calypso

Здесь есть возможность читать онлайн «David Sedaris: Calypso» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: unrecognised / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

David Sedaris Calypso

Calypso: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Calypso»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Sedaris se va a la playa, en la costa de Carolina, para intentar desconectar de todo, pero no puede huir de sí mismo. Ni de su familia. Ni de su trabajo. Ni de su adicción a la pulserita que le cuenta los pasos. Ni del suicidio de su hermana. Ni de su padre de derechas. Ni de Donald Trump. ¿La única solución? Reírse de sí mismo y de sus miserias como catarsis necesaria para seguir viviendo.Según The Guardian, el diario británico más prestigioso, «David Sedaris es el rey indiscutible de la literatura humorística». Y Calypso es su obra definitiva, la que contiene toda su risa, toda su melancolía. Chistes escatológicos con una prosa digna de Dorothy Parker, animales acomplejados, fantasmas alcohólicos y toda la ternura del mundo.Un libro sobre ese instante en el que te das cuenta de que tu vida tiene mucho más pasado que futuro. Y echas la vista atrás, mientras sonríes.

David Sedaris: другие книги автора


Кто написал Calypso? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Calypso — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Calypso», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Esa misma noche me encontré a mis hermanas estiradas como gatos frente a la estufa de leña.

—Antes, cada vez que pasaba por delante de un espejo, me miraba de arriba abajo —dijo Gretchen, echando una bocanada de humo de un cigarrillo—. Ahora solo lo hago para comprobar que no se me ha caído un pezón al suelo.

«Dios mío —pensé—. ¿Cuándo se empezó a ir todo a la mierda?» No nos juntábamos para celebrar la Nochebuena desde 1994, cuando nos reunimos en casa de Gretchen, en Raleigh. Recuerdo que lo primero que hicimos ese día fue dar de comer a su rana toro, que era más o menos del mismo tamaño que ella y se llamaba Pappy. Vivía en una pecera de cien litros, con el agua turbia y caldeada, en el suelo de su dormitorio, al lado de tres salamandras japonesas que habitaban dentro de un molde de esos que se utilizan para hacer pastel de carne. Estuvo lejos de ser una Nochebuena normal, pero se acababa de morir mamá y de alguna forma fue como romper con las tradiciones y probar algo diferente: por eso elegimos pasarla en casa de mi hermana, que se parece más a un pantano que al hogar donde crecimos, que por aquel entonces parecía más un libro de texto de historia antigua que un hogar de verdad. La melena larguísima de Gretchen se ha vuelto de color plateado desde aquella Nochebuena y cuando camina en sueños lo hace con una leve cojera. Todos nos estamos haciendo viejos.

En nuestro primer día juntos en Sussex nos metimos todos como pudimos en el Volvo y enfilamos hacia el pueblo de las treinta y siete tiendas de antigüedades. Hugh se puso al volante y yo me senté en la parte de atrás mientras pensaba muy contento: «Aquí estamos otra vez, mis hermanas y yo en una camioneta, como cuando éramos jóvenes». ¿Quién se habría imaginado en 1966 que algún día viajaríamos por el sur de Inglaterra, cuando por aquel entonces no teníamos ni la más remota idea de lo que nos depararía el futuro? Amy no se había convertido en la mujer policía con que soñaba ser. Lisa no era enfermera. Nadie vivía en una casa llena de sirvientes, ni con un mono entrenado para matar, pero estábamos bien. Habíamos salido adelante, ¿no?

En una de las tiendas de antigüedades que visitamos aquella tarde encontramos una peluca de abogado inglés. Daba grima verla, tenía capas y capas de mierda acumuladas, pero eso no le paró los pies a Amy, ni después a Gretchen, que se la probaron tan felices.

—No hace falta —dijo Lisa cuando hicieron el ademán de pasársela—. No quiero llevarme puestos vuestros gérmenes.

«Vuestros gérmenes», pensé.

El sol empezó a ocultarse a eso de las cuatro de la tarde y ya era de noche cuando pusimos rumbo de vuelta a casa. Durante el viaje de vuelta me quedé dormido unos minutos y al despertar escuché a Lisa hablando de su útero. En concreto hablaba de lo mucho que le preocupaba que su endometrio hubiera crecido y lo tuviera más grueso de lo normal.

—¿Por qué piensas eso? —preguntó Amy.

Lisa dijo que si le había pasado a su amiga Cynthia, también podía ocurrirle a ella.

—O a cualquiera de vosotras —añadió.

—¿Y qué si nos pasa? —preguntó Gretchen.

—Pues digo yo que nos lo tendrán que limar —dijo Lisa.

Incliné la cabeza hacia los asientos de atrás.

—¿De qué está forrado un útero? —Me vino a la mente la imagen de una masa dulce y viscosa—. De algo como lo que hace de forro de las uvas.

—Lo que hace de forro de las uvas se llama uvas —apuntó Amy—. Las uvas están hechas de uva.

—A ver, es una buena pregunta, si lo piensas —dijo Lisa—. ¿De qué está forrado un útero? ¿De vasos sanguíneos? ¿De nervios?

—Qué familia —dijo Hugh—. Hay que ver los temas de conversación que os gusta sacar cuando os juntáis.

Más tarde le recordé una vez que su hermana Ann vino a visitarnos a Normandía. Una tarde entré en el salón después de haber dado una vuelta en bici y la escuché diciéndole a su madre, Joan, que también estaba pasando una temporada con nosotros, «¿No te apasiona el tacto de la iguana?».

«¿De dónde ha salido esta gente?», recuerdo que pensé. Esa misma noche, después de bañarme, la escuché diciendo:

—¿No sería mejor probarlo con mantequilla de camello?

—Podríamos —dijo la señora Hamrick—, pero no es lo más recomendable.

Me moría de ganas de pedir más detalles —¿hacer qué con mantequilla de camello?— pero preferí dejar con vida ese misterio. Es algo que pasa bastante cuando recibes visitas. Me moriré sin saber lo que quería decir una invitada —que vino a vernos desde París— cuando una buena mañana salí al patio y la escuché decir: «Ahora mismo las minicabras parecen la opción más interesante». O fue igual de inquietante cuando Sam, el padre de Hugh, vino a visitarnos con un viejo amigo suyo del Departamento de Estado. Al parecer estaban charlando sobre una temporada que habían pasado juntos en Camerún a finales de los sesenta, justo cuando entré en la cocina y escuché al señor Hamrick diciendo: «Fuera coñas, ¿aquel tío era un pigmeo de verdad o era un pigmeo de los de mentira ?».

Me di la vuelta y fui directo hacia mi despacho pensando «Casi mejor les pregunto luego». Y al poco tiempo se murió el padre de Hugh y, luego, su amigo el del Departamento de Estado. Supongo que podría googlear «pigmeos de los de mentira», pero no sería lo mismo. Tuve mi oportunidad de averiguar más sobre el tema y la perdí.

Un pesar bien grande que lleva Hugh a cuestas es que su padre no llegase a ver nuestra casa de Sussex. Es el tipo de sitio que habría hecho las delicias de Sam: una ruina absoluta transformada con mucho mimo para que siga pareciendo una ruina absoluta. Yo diría que las únicas diferencias entre lo que compramos y lo que tenemos ahora son que la instalación eléctrica es segura y que hay calefacción. Al menos su madre nos viene a visitar de vez en cuando, y ella y Hugh se sientan en la cocina y hablan de Sam. Me gusta escucharlos. No es tanto lo que dicen como la forma en la que lo dicen, con esas voces llenas de respeto y de admiración, y de pena y de vacío, casi una década después de su muerte. Así solíamos hablar mis hermanas y yo de nuestra madre. Ahora, en cambio, veintisiete años después de su muerte, casi todas las veces que hablamos de ella es para acabar diciendo «¿Te puedes creer lo joven que era cuando murió?». En un suspiro todos llegaremos a la edad que tenía ella cuando le descubrieron el cáncer que la mataría. Y cuando pase un poco más de tiempo seremos mayores que ella, lo cual no tiene ningún sentido, está claramente mal y no entiendo cómo la naturaleza lo permite.

Decidí hace siglos que no dejaría que pasara eso, que moriría a la misma edad que ella, a los sesenta y dos años. Luego cumplí cincuenta y cinco y empecé a plantearme que igual había sido demasiado tajante con la idea. Sobre todo ahora que tengo un par de habitaciones de invitados que sería una pena no aprovechar como es debido.

Cuando nuestros invitados se marchan, me siento siempre como un actor que ve cómo el público desfila poco a poco fuera del teatro. Y no fue distinto con mis hermanas. Una vez bajado el telón, Hugh y yo volvemos a ser versiones empeoradas de nosotros mismos. No somos La Pareja Ideal, pero tampoco somos espantosos. Tenemos nuestras peleas, vale, esas que suelen empezar porque alguno de nosotros ha encontrado un calcetín fuera de sitio y acaban con los dos echándonos en cara todo lo habido y por haber, pero, en fin, ¿qué pareja no se pelea? «No me gustas desde 2002», masculló Hugh hace poco durante una discusión acerca de qué fila de pasajeros del control de seguridad del aeropuerto avanzaba más rápido.

Me dolió. Pero sobre todo me dejó pensativo. «¿Qué cojones pasó en 2002?», pregunté.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Calypso»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Calypso» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «Calypso»

Обсуждение, отзывы о книге «Calypso» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.