—«Pues en la primera fueron 124 saltos;
en la segunda, 187 metros dados;
en la tercera, 133; y en la última, 155 contados.
No sé cómo hemos unido las líneas,
pero así nos ha salido este cuadrado».
—Bueno, querida amiga coneja, te planteo una cuestión… A ver si eres capaz de decirme cuántos metros hemos recorrido en total y te diré un truco para llegar antes a la Roca de las Proyecciones.
SOLUCIÓN 7
—A ver… Si calculamos la suma de todos los lados del cuadrilátero, yo creo que obtenemos 599 metros, con lo cual es una distancia considerable. Hemos hecho bastante ejercicio. ¡Qué bien!
—Exacto, mi querida amiga. Y como además tú sabes saltar muy bien, te va a ser muy fácil encontrar el camino de tus hermanas las liebres. Me lo dijo una hormiga.
—¡¡¡Ahhhhhhhhhh!!! Ese camino lo conozco, alguna vez lo he tomado con ellas, pero queda algo retirado de aquí. Vas a tardar algo más que yo en llegar, porque yo salto todo el tiempo, pero tú solo cuando corremos —dijo la entusiasmada coneja.
—Entonces al menos sí podrías decirme por dónde coger para alcanzar el camino de las liebres, ¿verdad? —preguntó la serpiente lectora con voz alegre.
—¡¡Pues clarooooo!! Mira, es muy fácil, pero tienes que tener en cuenta varios factores. Por ejemplo, mira siempre dónde queda el sol y hacia dónde van sus rayos, puesto que por aquellos lugares en los que dé la sombra irán. Después alza 14la nariz alta y huele, respira el frescor del ambiente, y por donde estén los mejores perfumes de nuestras bellas plantas tendrás que ir. Ten en cuenta que sus pisadas casi no se ven porque suelen ir muy rápidas, pero el camino está muy bien perfumado gracias a ese lindo olor que desprenden las plantas, así que síguelo todo el tiempo y llegarás con éxito a la Roca de las Proyecciones.
—¡¡Ay, muchas gracias por esos trucos!! Pero para empezar ahora, ¿por dónde? —preguntó intrigada nuestra querida serpiente lectora.
—A ver, amiga mía, relájate. Mira hacia arriba, cierra los ojos, respira y cuando lo hagas profundamente y reconozcas los perfumes ábrelos… y por donde no haya sol tendrás que ir — contestó muy alegremente la coneja Flequi.
—Gracias, amiga. Como siempre, un placer compartir momentos contigo. Siempre lo pasamos bien y descubrimos cosas nuevas. A ver, a ver… ¡Por ahí! ¡Entre los arbustos y pinos de la izquierda!
—¡¡Muy bien, serpiente lectora!! Ya sabes por dónde empezar. Pero recuerda: por muy perfumado que sea el camino, la selva esconde grandes y peligrosas aventuras. Ten mucho cuidado, que quiero verte en la gran fiesta de la Roca de las Proyecciones. Hasta entonces cuídate, mi querida serpiente.
Y las dos amigas se despidieron encantadas de haber tenido ese reencuentro y de haber disfrutado como lo habían hecho.
Una vez aclarados los primeros pasos, nuestra serpiente lectora ya sabía cómo iniciar su camino y por dónde.
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8 Áspero: Dícese de aquello rugoso o de superficie desigual, sin suavidad.
9 Desvelé: De desvelarse. Tiene que ver con impedir el sueño o cuando te despiertas de un sueño de manera brusca.
10 Copa: Parte alta o superior de un árbol.
11 Vigía: Que sirve para vigilar debido a lo alto que está.
12 Interminable: Que no se termina nunca.
13 Perímetro: Medida del contorno de una figura.
14 Alza: Del verbo alzar, levantar.
Capítulo 3
Hacía un sol intenso y brillante ese día. Hasta el verde más oscuro relucía 15en el ambiente como si fuera de gotas de purpurina luminosa. El ambiente se sentía fresco y los miles de pájaros entonaban canciones diferentes. Todo el conjunto hacía de aquel lugar un sitio perfecto y armonioso 16para comenzar una nueva aventura y pasear por ese maravilloso lugar.
Así mismo, y con alegría, nuestra querida e intrépida serpiente lectora emprendió 17el viaje rumbo hacia la Roca de las Proyecciones por el camino oculto de las liebres y siguiendo ese olor tan rico y perfumado que dejaban a su paso las flores. Reptaba rápida y contenta, esquivando las piedras del camino y yendo siempre por la sombra, nuestra querida serpiente lectora. Si mirabas desde fuera del camino nadie podría adivinar que habría una serpiente reptando por esos lugares, puesto que el camino estaba bastante escondido. No obstante, la serpiente lectora iba contando las piedras y rocas grandes que esquivaba y se le ocurrió plantear un problema con ello, ya que su inteligencia y su gran capacidad para pensar le permitían inventar grandes cosas. Pensó:
«Si por este camino escondido
37 rocas he pasado,
junto con 295 piedras que he esquivado
y algunos chinos 18que no he contado
porque se me han olvidado…
Si hasta ahora he hecho un total de 513,
¿cuántos chinos no habré enumerado?».
SOLUCIÓN 8
El sol seguía reluciendo aquella mañana, la brisa fresca aún se palpaba 19en el ambiente y el día se presentaba muy emocionante, puesto que nuestra serpiente lectora se sentía orgullosa de haber sido capaz de descifrar el propio acertijo sobre las rocas, piedras y chinos que se había planteado. Así pues, feliz y contenta, nuestra serpiente siguió reptando por el camino escondido de las liebres siguiendo esos ricos y aromáticos perfumes de las flores y plantas de la selva, cuando de repente llegó a una bifurcación 20. El camino se dividió en dos, derecha o izquierda, a o b, ambos sombríos 21en algunas zonas y soleados por otras. No sabía a simple vista diferenciar qué camino sería mejor escoger. Intentó razonar algún problema matemático y darle una solución que le ayudara a elegir, pero no se le pasaba ninguna idea por la cabeza. Se había quedado parada, quieta y pensativa, como esperando que la inspiración le llegara a su mente, y observándolo todo con detalle por si en algún momento podía ver algo que le hiciera decidir qué camino escoger.
Estaba perpleja 22y pensativa cuando de repente escuchó unos chillidos que procedían de la copa de los árboles, un ruido extremo que le hizo desconcentrarse de lo que estaba pensando. Las ramas se movían con fuerza, las hojas se agitaban de un lado para otro como si un fuerte viento las azotara 23y esos chillidos cada vez se oían más fuerte y más cerca. ¡Era el clan de los monos! Un grupo muy alocado de animales que siempre andaban por la selva saltando de árbol en árbol y creando un gran desorden por donde pasaban. Encontrarse con ellos siempre significaba problemas de algún tipo y la serpiente lectora ya empezaba a preocuparse de lo cerca que estaban.
De repente un coco cayó delante de ella y al momento, otro un poco más cerca y otro más adelante, y otro más por detrás. ¡Le estaban tirando cocos!
—¡Dios míoooo! ¡Parad, monos alocados, o dañaréis a algún animal! —dijo la serpiente lectora en tono alto, un poco nerviosa.
—¡Uh, uh, ah, ah! Vayaaaa. ¡Qué sorpresa! Mirad, chicos, a quién tenemos ahí: la gran, inteligente y lista serpiente lectora —comentó uno de los monos.
—Sí, sí, es ella. Creo que nos vendrá muy bien para ayudarnos en el poblado —contestó otro mono en tono burlón.
—Sí, ja, ja… Cojámosla. ¡Vamos a llevárnosla! —gritaron varios.
—Pero a ver, monos locos, ¿creéis que vais a coger a los animales como si fuerais los dueños de la selva? Además, yo tengo un camino que escoger y un lugar a donde ir. No me puedo ir con vosotros, lo siento.
En ese momento uno de los monos, sin previo 24aviso, agarró a la serpiente lectora por la cola y de un fuerte tirón la impulsó hacia los aires. Mientras volaba, otro mono apareció balanceándose con una liana, la agarró y se la pasó a otro mono. Y así, de un mono a otro, entre lianas y copas de los árboles, nuestra serpiente lectora fue volando sin ella querer hacerlo.
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