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Sinopsis Sinopsis Poupeé - La llegada de Poupée, una cría de gata que enseguida se encariñará muy sentidamente de su amo, provoca en este la evocación de diferentes recuerdos de su infancia y adolescencia en Fontiveros, un pueblecito de Ávila. A través del delicado y tierno comportamiento del felino, de sus sentimientos y fidelidad, Javier, su dueño, viajará en el espacio y en el tiempo para rememorar escenas de un mundo hoy prácticamente olvidado, en donde los niños jugaban en las calles y en el río sin miedo, los vecinos se conocían todos entre sí y formaban parte prácticamente de una misma familia, y donde un viejo huerto podía transformarse en una pista de Atletismo en la que no faltaba ni un solo detalle. Javier García Hernáez ha escrito un enternecedor relato cuyos verdaderos protagonistas son el amor y la nostalgia.
Poupée
Prólogo Prólogo La protagonista de este relato es Poupée, una gatita. Aunque las emociones que la gatita despierta en su dueño van haciendo que este, a su vez, sea también protagonista. Las evocaciones a sus experiencias en el comienzo de su adolescencia dan a aquel mundo ya desaparecido, a aquellos años, protagonismo. Y por desarrollarse en Fontiveros, un pueblecito de Ávila, este también tiene su protagonismo. Poupée es el centro del relato, pero tiene la habilidad de dar a su dueño, a una época y a un lugar un protagonismo compartido. El propósito es que este sea un relato amable, que deleite a quien ya le guste la lectura. Y si atrae a quien no suele leer mucho, que, al terminarlo, tenga una sensación agradable y haya disfrutado de su lectura. Alguien me ha dicho: «Este libro va a tener más aceptación en el público femenino que en el masculino». No lo sé. Es posible que así sea. Pero para mí, si la lectura de este relato despierta buenos sentimientos en algún amable lector o lectora, todas las horas invertidas en él habrán cumplido su propósito. Y me hará feliz.
Sin avisar
Zona de confort
¡Cómo me complico la vida yo solito!
Una tarde maravillosa
Feliz con Poupée, feliz en el huerto
El bar
Quién es el amo
El río
Infantil
La alameda
Las tertulias
Seguridad
Las emociones frente a la razón
La consentida
Evocación
Datos de autor
Poupeé -La llegada de Poupée, una cría de gata que enseguida se encariñará muy sentidamente de su amo, provoca en este la evocación de diferentes recuerdos de su infancia y adolescencia en Fontiveros, un pueblecito de Ávila. A través del delicado y tierno comportamiento del felino, de sus sentimientos y fidelidad, Javier, su dueño, viajará en el espacio y en el tiempo para rememorar escenas de un mundo hoy prácticamente olvidado, en donde los niños jugaban en las calles y en el río sin miedo, los vecinos se conocían todos entre sí y formaban parte prácticamente de una misma familia, y donde un viejo huerto podía transformarse en una pista de Atletismo en la que no faltaba ni un solo detalle. Javier García Hernáez ha escrito un enternecedor relato cuyos verdaderos protagonistas son el amor y la nostalgia.
Poupée
© 2022, Javier García Hernáez
© 2022 , La Equilibrista
info@laequilibrista.es
www.laequilibrista.es
Primera edición: 2022
Maquetación: La Equilibrista
Imprime: Ulzama Digital
ISBN: 978-84-19126-14-6
ISBN Ebook: 978-84-19126-15-3
Depósito legal: T 222-2022
Queda prohibida la reproducción total o parcial de cualquier parte de este libro, incluido el diseño de cubierta, así como su almacenamiento, transmisión o tratamiento por ningún medio sea electrónico, mecánico, químico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin el permiso previo por escrito de: NOCTIVORA, S.L.
La protagonista de este relato es Poupée, una gatita. Aunque las emociones que la gatita despierta en su dueño van haciendo que este, a su vez, sea también protagonista. Las evocaciones a sus experiencias en el comienzo de su adolescencia dan a aquel mundo ya desaparecido, a aquellos años, protagonismo. Y por desarrollarse en Fontiveros, un pueblecito de Ávila, este también tiene su protagonismo.
Poupée es el centro del relato, pero tiene la habilidad de dar a su dueño, a una época y a un lugar un protagonismo compartido.
El propósito es que este sea un relato amable, que deleite a quien ya le guste la lectura. Y si atrae a quien no suele leer mucho, que, al terminarlo, tenga una sensación agradable y haya disfrutado de su lectura.
Alguien me ha dicho: «Este libro va a tener más aceptación en el público femenino que en el masculino».
No lo sé. Es posible que así sea.
Pero para mí, si la lectura de este relato despierta buenos sentimientos en algún amable lector o lectora, todas las horas invertidas en él habrán cumplido su propósito.
Y me hará feliz.
En la vida de toda persona hay cosas fundamentales que forman la columna vertebral de su existencia. (Principios morales, familia, objetivos personales y profesionales, etc.).
Generalmente, se requiere mucho tiempo y dedicación para que estas cosas vayan cogiendo forma y nos proporcionen satisfacción y sentido de logro.
Por ejemplo, el joven que tiene verdadera vocación por la arquitectura, y un deseo sincero de desarrollar esa vocación, dedicará varios años de duro estudio para lograr el título, y otros tantos en cursos de postgrado. Después ampliará conocimiento y cogerá experiencia trabajando en algún estudio de arquitectura. Y, pasados todos estos años, por fin podrá diseñar y dirigir la construcción de «su» propio edificio.
Luego hay otras cosas que, sin ser tan fundamentales, nos enriquecen tanto que dejan en nuestras vidas una marca indeleble.
Estas a veces son buscadas; por ejemplo, viajes o aficiones. Y otras, nos llegan de manera inesperada.
Así llegó a mi vida Poupée, de manera inesperada, sin avisar.
Era un sábado por la mañana del primer sábado de junio. Mi hijo Daniel entró en casa entusiasmado, abrió su mano y ¡allí estaba! Una bolita de pelo con apenas 36 horas de vida. Se veía que era gatita, porque aunque predominaba el blanco en su pelo, el rubio y el negro también se veían en aquella bolita de pelo, y, como se sabe, los gatos de tres colores (blanco, rubio y negro) son siempre hembras.
La cogí en mi mano y me sobrecogió lo tranquila que estaba, no maullaba, ni siquiera buscaba a su madre. Entonces, como de broma, la metí en el bolsillo de mi camisa. Y allí, pegada a mi corazón, muy probablemente sintiendo sus latidos, surgió algo maravilloso. Tuve una sensación extraña pero buena, muy buena.
Con muchos años vividos, cuatro hijos, y habiendo tenido muchas mascotas en mi vida, me sentí como un adolescente que descubre algo nuevo. La gatita, acomodada en mi bolsillo, junto a mi corazón, hizo que me sorprendiera a mí mismo presintiendo que en ese preciso momento se comenzaba a forjar un nexo de unión muy particular y muy estrecho entre Poupée y yo.
Era el centro de atención de toda la familia, enseguida vimos la urgencia de comprar un mini biberón y leche especial para alimentarla. Afortunadamente, todo eso es fácil de conseguir en cualquier centro comercial.
Surgió un tema fundamental, ¡el nombre! «¿Qué nombre le ponemos a la gatita?», dijimos todos casi al unísono. Bueno, todos no, yo no lo pregunté, enseguida dije: «¡Poupée! Ese es su nombre, porque es una muñequita».
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