Los hombros anchos –en el caso de la mujer puede ser el pecho– predominan, mientras que la figura se reduce radicalmente en la cadera. Puede tener marcada o no la cintura. A este tipo de cuerpo le hace falta proporción y, de paso, crear un efecto de cintura.
Haz |
Para ella |
Invierte en prendas bajas con pliegues, estampados o adornos.Elige chaquetas largas, ligeramente ceñidas a la cintura y con cierto volumen o adornos debajo de ésta.Opta por pantalones de pierna amplia o incluso acampanada.Procura acentuar tus curvas con un cinturón o usando colores claros abajo y oscuros arriba. |
Para él |
Elige pantalones con pinzas, de pierna amplia o incluso de corte holgado para vestir estilo casual.Escoge chaquetas largas, ligeramente ceñidas a la cintura y con cierto volumen o detalles debajo de ésta. |
Que la prenda superior sea llamativa, elaborada o voluminosa.
Pantalones pegados en la cadera.
Chaquetas tipo torero o con hombreras demasiado grandes. Y para ellos, las demasiado cortas.
Este tipo de silueta es más bien privativo de las mujeres. Tiene la proporción perfecta entre hombros-senos y cadera, con un hundimiento visible en la cintura. Esta figura puede ser cubierta con placer y creatividad, ya que es favorecida por casi todas las prendas. Sin embargo, hay que saber guardar el equilibrio.
Haz |
Para ella |
Elige llamar la atención en un solo punto de tu atuendo, ya sea con tops ornamentados y bajos lisos o viceversa.Si optas por las hombreras, balancea con una prenda baja de volumen ligero.Utiliza el cinturón para marcar tus hermosas curvas. |
Vestir completamente con estampados y las prendas llenas de holanes.
Ponerte capas que oculten tu forma.
Mostrar demasiada piel.
¿A dónde quieres llegar?En la vida hay que elegir un buen atuendo para ser competitivo. Tal como sucede con las modelos que van a buscar trabajo, nosotros somos observados y elegidos para un fin: desde obtener un puesto hasta conseguir pareja. Varios estudios comprueban, por ejemplo, que una persona bien parecida tiene mayores posibilidades de que le asignen un buen puesto, un incremento de sueldo e incluso le presten ayuda cuando se desmaya en la calle. Injusto, ¿verdad? Pero cierto. Sin embargo, ¿qué sucede cuando la naturaleza no nos favoreció con belleza? Pues siempre queda la posibilidad de impresionar al ojo humano a través de la ropa. Ahora que si tienes un buen físico y sabes usar la moda a tu favor, seguro obtendrás más fácilmente tus objetivos.
Las metas personales y profesionales no siempre se traducen en un guardarropa correcto. Nosotros hemos sido editores de revistas de moda desde hace muchos años y en esa larga trayectoria no podemos contar gran cantidad de colegas, responsables de publicaciones similares, que vistan conforme a su puesto y autoridad. Eso sólo comprueba que hasta en este mundo tan especializado se ignora el poder que tiene la ropa.
Nadie quiere ir a consulta con un nutriólogo obeso, de la misma manera que sería muy difícil confiar en un banquero con tatuajes, cabello morado y atuendo de cuero. Es decir, uno tiene que buscar la correspondencia entre el físico y lo que queremos proyectar. Si estás interesado en el poder, por ejemplo, la ropa de gran manufactura –no con logotipos obvios– puede ser tu mejor aliada. Un traje sastre de excelente calidad para ella, un traje liso muy fino para él, ya marca un estatus, se advierte que no se trata de un principiante o de alguien que trabaja eventualmente, sino de un profesional que ocupa un cargo importante. Si, por el contrario, tu interés está centrado en el mundo intelectual o creativo, las prendas serán más casuales y despreocupadas, pero correctas para este tipo de carrera y de metas planteadas.
¿A dónde vas?Tal vez tu manera de vestir se haya convertido en un “uniforme”. Sabemos perfectamente que la palabra puede provocar rechazo, pero míralo de esta forma: se trata de un código de identificación para un grupo determinado. El primer militar que uniformó a sus tropas, Napoleón, sabía del poder de este elemento y al vestirlas de la misma forma les dio la fuerza de la unidad, del grupo. Pero, atención, un “uniforme social” no significa vestirte igual que todo el mundo, sólo debes darte cuenta de que el rango de prendas que normalmente usas está inscrito en un estilo determinado por tu profesión y posición social. Entonces, el análisis se continúa justo con la actividad a la que te dedicas. Aquí hacemos una división en cinco grandes grupos, aunque no son categorías estrictas, pues hay tantas variaciones como personalidades posibles.
Para él
Es bastante fácil de reconocer: tu atuendo básico son los trajes. Usualmente, emparejados con camisas en colores suaves y corbatas de seda en matices discretos. Zapatos bostonianos o mocasines, y en viernes casual, el clásico pantalón caqui con camisa, suéter de cuello V o chamarra de cuero o gamuza. En los fines de semana, tu estilo relajado es más bien náutico o casual. Pantalones de algodón, polos y mocasines. Claro que tu posición económica añadirá variaciones al atuendo, como el tipo de traje, corbatas, zapatos y accesorios.
Si tienes un puesto directivo, pero en una empresa relajada, esto cambiará las reglas: optarás por el semicasual, es decir, pantalones y camisa de vestir con una chaqueta deportiva o de cuero, un estilo cercano al de los viernes o los fines de semana.
Para ella
Desde los años ochenta, cuando la mujer comenzó a ocupar puestos importantes en las empresas, se impuso el traje sastre como el atuendo para demostrar poder y, aunque se ha ido y ha regresado varias veces en el transcurso de las décadas siguientes, continúa siendo una opción factible en la oficina. No obstante, ya las mujeres han demostrado su capacidad y no temen verse femeninas en su campo de trabajo. Por eso, ya presiden reuniones luciendo un hermoso vestido y unos zapatos altísimos sin la menor preocupación de que sus colegas las confundan con una chica superficial que usa su físico para escalar en el organigrama. Los fines de semana, sin embargo, regresan a la comodidad de sus jeans coordinados con una camiseta o un suéter y unos zapatos de piso.
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