Ser y educar
COLECCIÓN ESTUDIOS TOMISTAS
VOLUMEN 9
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Thoma-Joseph White, op
PUBLICACIONES DE ESTUDIOS TOMISTAS
Francisco Canals
Tomás de Aquino. Un pensamiento siempre actual y renovador
Thomas-Joseph White, op
El Señor Encarnado. Estudio tomista de cristología
Xavier Prevosti, hnssc
La libertad, ¿indeterminación o donación?
Lucas Prieto, hnssc
Apuntes de filosofía tomista
Edward Feser
Cinco pruebas sobre la existencia de Dios
Martin F. Echavarría
De Aristóteles a Freud, y vuelta
Enrique Martínez
Ser y educar
François-Xavier Putallaz
El mal
Romanus Cessario, op & Cajetan Cuddy, op
Tomás y los tomistas.
Enrique Martínez
Ser y educar
EN PREPARACIÓN
Pablo Cervera
Aproximación al concepto de verdad
Thomas Petri, op
Aquinas y la teología del cuerpo
Enrique Martínez García
Ser y educar
Fundamentos de pedagogía tomista
Segunda edición: 2022
Primera edición: 2004
© 2022 Enrique Martínez García
© 2022 EDICIONES COR IESU, hhnssc
Plaza san Andrés, 5
45002 – Toledo
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ISBN (ebook): 978-84-18467-05-9
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Sumario
Prólogo Prólogo Tenemos en ocasiones un cierto complejo de que sólo lo moderno es verdadero. Caemos entonces en la falacia de considerar esencial lo que no es sino una moda fugaz. Mas ¿cuántas palabras que estaban en boca de todos se ha llevado el viento? Sólo permanecen siempre actuales y fecundas aquéllas fundamentadas sobre roca, esto es, sobre el ser, sobre la naturaleza de las cosas, sobre Dios. El mundo de la educación y la pedagogía ha sufrido estos vaivenes inconstantes de las modas y de las opiniones fugaces. Las mismas legislaciones sobre la educación se suceden con excesiva ligereza, olvidando aquel consejo de Aristóteles, que recomendaba no cambiar las leyes con frecuencia para así mantener la fuerza de la costumbre. Mas el saber pedagógico también debe estar arraigado en el ser y en la naturaleza humana, y si le faltan esas raíces pasa a dispersarse en innumerables parcelas de estudio, sin unidad, sin profundidad explicativa y normativa, sin autoridad. Este escrito pretende reivindicar una pedagogía fundada sobre un saber verdadero acerca del hombre, de su naturaleza, de su fin, de sus necesidades. Una auténtica filosofía de la educación, capaz de ordenar los otros saberes pedagógicos más concretos, más empíricos, más descriptivos. La filosofía de la educación permite reconocer el fin: ¿por qué educamos? Y con la idea clara de adónde vamos se recorren con mayor rapidez y precisión los trayectos cortos, el quehacer educativo cotidiano. Hay que volver los ojos, pues, al hombre. Y un buen maestro de humanidad es santo Tomás de Aquino, como lo definió el Papa Juan Pablo II en 1980: Doctor Humanitatis. Tomás nos legó una profunda enseñanza acerca del hombre, de su dignidad personal, del fin último de su vida, de su psicología, de las virtudes que perfeccionan su vida intelectual y moral, etc. Pero además, dedicó toda su vida a la docencia, y esa experiencia imprime una autoridad particular a su enseñanza. El maestro Tomás de Aquino vuelve hoy a las aulas para guiarnos por los caminos de la educación, que él recorrió primero.
1. Santo Tomás, maestro de educadores
1.1. El alumno Tomás
1.2. El maestro Tomás
1.3. La filosofía de la educación en la obra de santo Tomás
1.4. Paedagogia perennis
2. La filosofía de la educación
2.1. El saber científico
2.2. El saber acerca de la educación
2.3. La filosofía de la educación en relación con otros saberes
2.4. El arte de educar
2.5. Crisis y renovación de la filosofía de la educación
3. El fin de la educación
3.1. Educar la virtud
3.2. El estado de virtud
3.3. Educar el cuerpo
3.4. Educar la vida intelectual
3.5. Educar las virtudes morales
3.6. Educar la vida de gracia
3.7. La mayoría de edad
3.8. Educar la persona
3.9. De educando a educador
4. El educador
4.1. La necesidad de un educador
4.2. Un educador racional
4.3. La perfección del educador
4.4. El principal educador de la vida racional
4.5. La educación escolar
4.6. La educación universitaria
4.7. La ley, educadora
4.8. El ángel, educador
4.9. Dios, maestro último
4.10. La persona del educador
Conclusión: ayudar a ser
Prólogo
Tenemos en ocasiones un cierto complejo de que sólo lo moderno es verdadero. Caemos entonces en la falacia de considerar esencial lo que no es sino una moda fugaz. Mas ¿cuántas palabras que estaban en boca de todos se ha llevado el viento? Sólo permanecen siempre actuales y fecundas aquéllas fundamentadas sobre roca, esto es, sobre el ser, sobre la naturaleza de las cosas, sobre Dios.
El mundo de la educación y la pedagogía ha sufrido estos vaivenes inconstantes de las modas y de las opiniones fugaces. Las mismas legislaciones sobre la educación se suceden con excesiva ligereza, olvidando aquel consejo de Aristóteles, que recomendaba no cambiar las leyes con frecuencia para así mantener la fuerza de la costumbre. Mas el saber pedagógico también debe estar arraigado en el ser y en la naturaleza humana, y si le faltan esas raíces pasa a dispersarse en innumerables parcelas de estudio, sin unidad, sin profundidad explicativa y normativa, sin autoridad.
Este escrito pretende reivindicar una pedagogía fundada sobre un saber verdadero acerca del hombre, de su naturaleza, de su fin, de sus necesidades. Una auténtica filosofía de la educación, capaz de ordenar los otros saberes pedagógicos más concretos, más empíricos, más descriptivos. La filosofía de la educación permite reconocer el fin: ¿por qué educamos? Y con la idea clara de adónde vamos se recorren con mayor rapidez y precisión los trayectos cortos, el quehacer educativo cotidiano.
Hay que volver los ojos, pues, al hombre. Y un buen maestro de humanidad es santo Tomás de Aquino, como lo definió el Papa Juan Pablo II en 1980: Doctor Humanitatis. Tomás nos legó una profunda enseñanza acerca del hombre, de su dignidad personal, del fin último de su vida, de su psicología, de las virtudes que perfeccionan su vida intelectual y moral, etc. Pero además, dedicó toda su vida a la docencia, y esa experiencia imprime una autoridad particular a su enseñanza. El maestro Tomás de Aquino vuelve hoy a las aulas para guiarnos por los caminos de la educación, que él recorrió primero.
1. Santo Tomás, maestro de educadores
Conviene comenzar, por tanto, atendiendo al camino recorrido por el maestro Tomás de Aquino. Y, como no podía ser de otro modo, para llegar a ser doctor tuvo que iniciarse como discípulo, pues «la disciplina precede a la doctrina; el hombre, efectivamente, antes de enseñar, aprende de otro»1.
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