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Créditos Colección dirigida por José Carlos Bermejo © SAN PABLO 2018 (Protasio Gómez, 11-15. 28027 Madrid) Tel. 917 425 113 - Fax 917 425 723 secretaria.edit@sanpablo.es - www.sanpablo.es © Mateo Bautista García y Jesús Martín Bautista 2018 Distribución : SAN PABLO. División Comercial Resina, 1. 28021 Madrid Tel. 917 987 375 - Fax 915 052 050 E-mail: ventas@sanpablo.es ISBN: 9788428562041 Depósito legal: M. 16.026-2018 Impreso en Artes Gráficas Gar.Vi. 28970 Humanes (Madrid) Printed in Spain. Impreso en España Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio sin permiso previo y por escrito del editor, salvo excepción prevista por la ley. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la Ley de propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal). Si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos – www.conlicencia.com ).
Prólogo
1. Una llamada telefónica
2. El camino del duelo
3. Velatorio y funerales
4. Los primeros días: La tempestad
5. Los padres
6. El segundo hermano
7. Aspectos sociales del duelo
8. Paternidad herida
9. Aceptación y reconstruccion
10. Resistencias al proceso del duelo
11. El legado
12. Epílogo
Biografía de los autores
Notas
Colección dirigida por José Carlos Bermejo
© SAN PABLO 2018 (Protasio Gómez, 11-15. 28027 Madrid)
Tel. 917 425 113 - Fax 917 425 723
secretaria.edit@sanpablo.es - www.sanpablo.es
© Mateo Bautista García y Jesús Martín Bautista 2018
Distribución : SAN PABLO. División Comercial
Resina, 1. 28021 Madrid
Tel. 917 987 375 - Fax 915 052 050
E-mail: ventas@sanpablo.es
ISBN: 9788428562041
Depósito legal: M. 16.026-2018
Impreso en Artes Gráficas Gar.Vi. 28970 Humanes (Madrid)
Printed in Spain. Impreso en España
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio sin permiso previo y por escrito del editor, salvo excepción prevista por la ley. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la Ley de propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal). Si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos – www.conlicencia.com).
«No existe un nombre para designar a los padres en duelo por la muerte de su hijo. Lo mismo sucede con nosotros, los hermanos. Ciertamente, todos quedamos huérfanos; ellos, de hijo, y nosotros, de hermano. Pero a diferencia del duelo de los padres, el de los hermanos es raramente tratado. Pareciera un duelo de segunda categoría, un duelo menor, un duelo ensombrecido por el de los padres. Sin embargo, en el dolor del hermano confluyen el propio y el de los padres. Te apenas por el fallecimiento de tu hermano y por ver sufrir a tus padres. Esa confluencia es difícil de describir y mensurar». Así se expresa Jesús Martín Bautista al referirse al duelo de los hermanos.
David, mi sobrino, de veintinueve años, murió repentinamente. Tres años después moría su papá por un tumor cerebral diagnosticado veintinueve días antes.
Conversando sobre el duelo con mi sobrino Jesús, hermano mayor de David, le propuse escribir unas líneas para iluminar el duelo de los hermanos, partiendo de la propia experiencia y siguiendo sobre todo un método narrativo.
Jesús aceptó. Meditó durante un tiempo sobre su experiencia de duelo, escuchó a otros dolientes, contrastó sus ideas con entendidos en esta materia y leyó buenos libros, después quedó fascinado cuando se encontró con uno de solera: los Escritos consolatorios del gran obispo san Ambrosio de Milán, compuestos con motivo de la muerte imprevista de su hermano Uranio Satiro. Por ello, los eligió como inspiración y guía para esta su obra, iniciando cada apartado con un pensamiento suyo. También hace referencia a otros autores de calibre, tanto clásicos (por los que es evidente su predilección) como modernos.
Con doce apartados, presenta las principales consideraciones que hay que tener en cuenta desde que se inicia el duelo hasta la hora de aprovechar el legado que un buen proceso de elaboración aporta.
Destaco algunos aspectos notables de este escrito: considera las repercusiones, el recorrido y el trabajo del duelo desde todas y cada una de las dimensiones de la persona (corporal, emocional, mental, social, valórica y espiritual-religiosa); la claridad y realismo en la exposición; la expresividad emotiva del lenguaje a la par de la sugerente experiencia personal narrada; las clarividentes intuiciones; las oportunas citas de expertos autores y la cosmovisión general que ha de guiar el duelo por la muerte de hermanos.
Gracias, Jesús Martín Bautista, por este escrito, pues todo relato testimonial del propio duelo supone hacer vibrar la vida y mostrar valentía para desnudar un poco la propia alma. Nos has hecho reflexionar sobre un aspecto vital, porque «nunca sentimos nuestra vida con más intensidad que en un gran amor y en un duelo profundo» (Rilke).
Considero estas líneas muy provechosas para los lectores que están en duelo en estos precisos momentos y para todos los lectores en general, pues todos hemos de informarnos y formarnos en un tema que antes o después puede afectarnos. Estoy seguro de que, después de leer estas líneas, todos dispondremos de más recursos para mejorar nuestra relación de ayuda en el duelo.
Padre Mateo Bautista
«Aunque suponga un exacerbamiento del dolor
escribir sobre lo que a uno le causa sufrimiento, sin embargo,
puesto que muchas veces encontramos consuelo en recordar
a aquel cuya muerte lloramos, porque al escribir,
mientras dirigimos a él nuestro pensamiento
y fijamos en él nuestra atención, nos parece
que revive en nuestras palabras» 1.
Estaba absorto en aquella manita que acariciaba sobre la mía. Tenía yo nueve años. Este es el primer recuerdo que conservo de mi hermanito David, que dos días antes había nacido en el Hospital La Paz. Regresaba a casa toda la familia, pletórica de felicidad, trayendo consigo al nuevo miembro. Era un cálido día de otoño. El sol traspasaba la ventanilla del coche y creaba un ambiente limpio y luminoso.
Veintinueve años después, dos de junio de 2013. Tras pasar felizmente con mi esposa e hijos la tarde del domingo en un parque de atracciones, recibí una llamada telefónica de mis padres. Me informaron de que les habían comunicado desde el hospital que mi hermano se encontraba allí. Pregunté a mi mamá qué habían dicho, qué había sucedido, pero no les habían dado ningún detalle. Inmediatamente me trasladé a casa de mis padres para dirigirme con ellos al hospital. Era de noche.
De camino, intenté hacer alguna averiguación, pues tenía conocidos que trabajaban en ese hospital. No obtuve ningún resultado. Nada. Por deformación profesional, soy abogado, o por la forma en que la mente es capaz de extraer conclusiones no del todo sustentas de lógica material, empezó a abrirse paso una idea oscura y atroz. ¿Por qué no habían dado información a mis padres? ¿Por qué mis amigos no sabían decirme nada? Era evidente que la falta de información era la mayor información. En esos momentos, deseas rehuir, quieres negarte a pensar, ansías tener esperanza.
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