6Libro de artista, 1996. En conjunto con el grabador Guillermo Frommer.
Publicado anteriormente en 1968 en la revista Punto Final.
New York (UPI).- La colección de objetos empleados por Harry Houdini
en su carrera de 35 años como «el artista de las fugas» será puesta
próximamente en venta. El catálogo incluye millares de grilletes, candados,
llaves, chalecos de fuerza y una silla eléctrica.
Pareciera evidente que la gama de ardides del mago
no era de sí perfecta.
Morir con los pulmones reventados no es atributo
de quien posee misteriosos pactos con el agua.
Queda probado entonces que un error en sus trucos
mató al artista de las fugas.
Ese gran farsante del exhibicionismo
no pudo escapar de una pecera de cristal.
Nadie pensó que habría de fallar,
se esperó inútilmente su gracioso pase
y la venia con que saludaba a los espectadores
una vez cumplida su faena.
El fingidor de todo poder, que traspasaba
con su cuerpo el vidrio y el acero,
quedó allí en la cubeta haciendo burbujas
como un bagre.
Solo una cosa se podría esgrimir en su defensa:
Houdini descendía de una vieja estirpe
de misántropos de otra edad de la Tierra.
Tiresias en un tiempo remoto lo llevaba
en su sangre
y también algunos apóstoles de Cristo.
Todos los mártires del espectáculo
−solo no aquellos consumidos por el fuego−
anticiparon su venida al mundo.
Ya en la proa de los viejos galeones
los ojos de Houdini
auscultaban las hendiduras del mar,
y en la ceremonia bautismal
el maestro de la parodia
volaba junto a la paloma blanca.
Jamás se vio al apóstata adorar el fuego,
ni siquiera en sus formas domésticas.
Hay quien dice que lograba deshidratar su cuerpo
de tal modo,
que una simple contracción muscular lo convertía
en una ínfima partícula
capaz de atravesar el ojo de una aguja.
Pero es preciso apelar a la fe para dar crédito
al energúmeno de las ondas agua.
Recordad que en Karnak se disecaban los corazones
de los difuntos −y es más−
el Libro de los Muertos refiere un exorcismo para evaporar el alma y la materia. Escuchad ahora algo temible: las primeras sílabas de los dioses principales del Nilo (intentadlo, como tal vez lo hicieron los sumos sacerdotes) forman inexplicablemente el nombre Houdini, aparatoso jerarca de la transmigración de la energía.
Houdini, el taumaturgo, baja a golpes de brazos
por el curso del río.
Anuncia el rumbo de sus ondulantes movimientos
la próxima subida de las aguas.
Como un arco su cuerpo lanza ondas en la dirección
del vuelo de los ibis.
(Ved a los pájaros zancudos
llevando las burbujas en sus picos
perderse en el ocaso como manchas).
Houdini atisba en la noche como los anuros,
pega su boca leporina a la faz de la tierra ribereña
y examina el cielo sudando copiosamente.
(Ved sus escamas mojadas de sangre;
el impostor clavetea con su aleta cordial
un golpe acompasado en el agua
que llega mansamente a sus patas.
Croa horriblemente con la fijeza de sus ojos sin párpados
sufriendo un desastre cada vez más próximo).
¿Qué se sabe de la casa donde vivió Houdini?
Un cerco de altas rejas impide todo paso;
ruidos de cepos, cadenas y grilletes
se oyen desde la calle
y en el jardín una vegetación extraña
crece desmesuradamente;
plantas enormes arrastran sus faldones
por el légamo del suelo siempre húmedo
como en el fondo del mar.
Monte de Venus 7/ Campo de amarte 8
7Editorial del Pacífico, 1979.
8Editorial Cuarto Propio, 2006.
Muerde ya la manzana
que los cielos depositan en tu mano.
Agota este minuto inagotable.
Bébelo de una vez.
Contén esta hemorragia,
antes que empalidezcan las mejillas
de una fenecida doncella.
Ya ves cómo la alondra va volando
y la saeta aún no sale despedida
de tu verso.
Dulce joven bella,
ni aun los convencionalismos
de la fingida cortesía social
consiguen opacar por un instante
la transparencia de tu mirada
sobrecogedora.
Se me caen las armas de los brazos
de solo presentir
el cálido torrente de la sangre
bajo tu piel.
pongo la mano en el vientre
de una núbil doncella pueblerina.
El viento trae gritos lejanos del campo,
los cazadores azuzan a los perros,
el sol abrasa.
Sin quitarme la vista, ella bebe de un golpe
un vaso de fresco vino blanco.
Pongo la mano en su vientre
y espero sin apuro.
Vástago de los dorados ardores,
yo sé que llegaremos con paso vacilante
como los forasteros.
No olvidaré, jamás podré olvidar
ese mar que emergía de la niebla,
marisma espectral elongándose
desde no se sabía qué horizonte
en el silencio abisal
de su sosegado movimiento,
sin llegar nunca a nuestros pies,
sin avanzar ni un palmo,
portentosa irrupción de lo inconcebible
que tú y yo contemplamos
aquel amanecer imposible de olvido,
habitantes simultáneos
de un mismo y fosforescente sueño.
Mirándonos a los ojos nos envolvió,
sin darnos cuenta, un mismo sueño.
Fuiste cielo y yo nube arrebatada
de eléctrica tempestad.
Tu corazón, pulsando como un sol,
me disolvía en su bóveda ardiente.
Yacíamos unidos en cuerpo y alma
como una sola forma tallada por el rayo
y nuestra desnudez resistía incólume
la enemistad del tiempo.
Tú tenías tomada mi mano sobre tu pecho.
Yo te arrullaba con un canto aprendido
de nadie humano.
Nada había que nos distrajera
de ese instante perfecto.
Déjame retenerte un solo instante,
preciosa mía, te dije al oído.
Quédate entre mis brazos, mi jacinta,
deja que apoye en ti mi cabeza extenuada.
Tú sostienes en tus manos mi destino
mientras vuelo sobre un abismo de pasmo.
Se abre el palio invisible,
el amor hace bascular al Universo.
En el aire se trenzan nuestras sombras
y tu vientre se colma de un fruto numinoso
y tus pechos de leche de estrellas.
Como la samaritana, te ves sorprendida
en el brocal del pozo,
plétora desbordada de una vida nueva.
Tú y yo estamos en el fondo del mar,
apenas oigo lo que dices.
Te ves lejana como un paisaje,
hago un gran esfuerzo por oírte,
se interponen fragmentos de canciones,
campanas doblan a maremoto,
a cataclismo
y sin embargo pareces quieta
como una estatua blanca sumergida,
como un naufragio de plumas.
Fuimos rey y reina en otra Creación
que cayó en el olvido,
pero los cuerpos recuerdan
y nuestros pechos se sobresaltan
como entonces,
porque intuyen el final que nos espera.
Somos el amor que retorna nuevamente,
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