BODAS DE SANGRE BODAS DE SANGRE Poema trágico en tres actos y siete cuadros FEDERICO GARCÍA LORCA
Personajes Personajes MADRE NOVIA SUEGRA MUJER DE LEONARDO CRIADA VECINA MUCHACHAS LUNA LEONARDO NOVIO PADRE DE LA NOVIA MUERTE MOZOS LEÑADORES
Acto primero - CUADRO PRIMERO
Acto primero - CUADRO SEGUNDO
Acto primero - CUADRO TERCERO
Acto segundo - CUADRO PRIMERO
Acto segundo - CUADRO SEGUNDO
Acto tercero - CUADRO PRIMERO
Acto tercero - CUADRO SEGUNDO
BODAS DE SANGRE
Poema trágico en tres actos y siete cuadros
FEDERICO GARCÍA LORCA
MADRE
NOVIA
SUEGRA
MUJER DE LEONARDO
CRIADA
VECINA
MUCHACHAS
LUNA
LEONARDO
NOVIO
PADRE DE LA NOVIA
MUERTE
MOZOS
LEÑADORES
Acto primero - CUADRO PRIMERO
Habitación pintada de amarillo.
Novio: ( Entrando) Madre. Madre:¿Que? Novio:Me voy. Madre:¿Adónde? Novio:A la viña. (Va a salir) Madre:Espera. Novio:¿Quieres algo? Madre:Hijo, el almuerzo. Novio:Déjalo. Comeré uvas. Dame la navaja. Madre:¿Para qué? Novio: ( Riendo) Para cortarlas. Madre: (Entre dientes y buscándola) La navaja, la navaja... Malditas sean todas y el bribón que las inventó. Novio:Vamos a otro asunto. Madre:Y las escopetas, y las pistolas, y el cuchillo más pequeño, y hasta las azadas y los bieldos de la era. Novio:Bueno. Madre:Todo lo que puede cortar el cuerpo de un hombre. Un hombre hermoso, con su flor en la boca, que sale a las viñas o va a sus olivos propios, porque son de él, heredados... Novio: ( Bajando la cabeza) Calle usted. Madre:... y ese hombre no vuelve. O si vuelve es para ponerle una palma encima o un plato de sal gorda para que no se hinche. No sé cómo te atreves a llevar una navaja en tu cuerpo, ni cómo yo dejo a la serpiente dentro del arcón. Novio:¿Está bueno ya? Madre:Cien años que yo viviera no hablaría de otra cosa. Primero, tu padre, que me olía a clavel y lo disfruté tres años escasos. Luego, tu hermano. ¿Y es justo y puede ser que una cosa pequeña como una pistola o una navaja pueda acabar con un hombre, que es un toro? No callaría nunca. Pasan los meses y la desesperación me pica en los ojos y hasta en las puntas del pelo. Novio: ( Fuerte) ¿Vamos a acabar? Madre:No. No vamos a acabar. ¿Me puede alguien traer a tu padre y a tu hermano? Y luego, el presidio. ¿Qué es el presidio? ¡Allí comen, allí fuman, allí tocan los instrumentos! Mis muertos llenos de hierba, sin hablar, hechos polvo; dos hombres que eran dos geranios... Los matadores, en presidio, frescos, viendo los montes... Novio:¿Es que quiere usted que los mate? Madre:No... Si hablo, es porque... ¿Cómo no voy a hablar viéndote salir por esa puerta? Es que no me gusta que lleves navaja. Es que.... que no quisiera que salieras al campo. Novio: ( Riendo) ¡Vamos! Madre:Que me gustaría que fueras una mujer. No te irías al arroyo ahora y bordaríamos las dos cenefas y perritos de lana. Novio: ( Coge de un brazo a la madre y ríe) Madre, ¿y si yo la llevara conmigo a las viñas? Madre:¿Qué hace en las viñas una vieja? ¿Me ibas a meter debajo de los pámpanos? Novio: ( Levantándola en sus brazos) Vieja, revieja, requetevieja. Madre:Tu padre sí que me llevaba. Eso es buena casta. Sangre. Tu abuelo dejó a un hijo en cada esquina. Eso me gusta. Los hombres, hombres, el trigo, trigo. Novio:¿Y yo, madre? Madre:¿Tú, qué? Novio:¿Necesito decírselo otra vez? Madre: (Seria) ¡Ah! Novio:¿Es que le parece mal? Madre:No Novio:¿Entonces...? Madre:No lo sé yo misma. Así, de pronto, siempre me sorprende. Yo sé que la muchacha es buena. ¿Verdad que sí? Modosa. Trabajadora. Amasa su pan y cose sus faldas, y siento, sin embargo, cuando la nombro, como si me dieran una pedrada en la frente. Novio:Tonterías. Madre:Más que tonterías. Es que me quedo sola. Ya no me queda más que tú, y siento que te vayas. Novio:Pero usted vendrá con nosotros. Madre:No. Yo no puedo dejar aquí solos a tu padre y a tu hermano. Tengo que ir todas las mañanas, y si me voy es fácil que muera uno de los Felix, uno de la familia de los matadores, y lo entierren al lado. ¡Y eso sí que no! ¡Ca! ¡Eso sí que no! Porque con las uñas los desentierro y yo sola los machaco contra la tapia. Novio: (Fuerte) Vuelta otra vez. Madre:Perdóname. (Pausa) ¿Cuánto tiempo llevas en relaciones? Novio:Tres años. Ya pude comprar la viña. Madre:Tres años. Ella tuvo un novio, ¿no? Novio:No sé. Creo que no. Las muchachas tienen que mirar con quien se casan. Madre:Sí. Yo no miré a nadie. Miré a tu padre, y cuando lo mataron miré a la pared de enfrente. Una mujer con un hombre, y ya está. Novio:Usted sabe que mi novia es buena. Madre:No lo dudo. De todos modos, siento no saber cómo fue su madre. Novio:¿Qué más da? Madre: (Mirándole) Hijo. Novio:¿Qué quiere usted? Madre:¡Que es verdad! ¡Que tienes razón! ¿Cuándo quieres que la pida? Novio: (Alegre) ¿Le parece bien el domingo? Madre: (Seria) Le llevaré los pendientes de azófar, que son antiguos, y tú le compras... Novio:Usted entiende más... Madre:Le compras unas medias caladas, y para ti dos trajes... ¡Tres! ¡No te tengo más que a tí! Novio:Me voy. Mañana iré a verla. Madre:Sí, sí; y a ver si me alegras con seis nietos, o lo que te dé la gana, ya que tu padre no tuvo lugar de hacérmelos a mí. Novio:El primero para usted. Madre:Sí, pero que haya niñas. Que yo quiero bordar y hacer encaje y estar tranquila. Novio:Estoy seguro que usted querrá a mi novia. Madre:La querré. (Se dirige a besarlo y reacciona) Anda, ya estás muy grande para besos. Se los das a tu mujer. (Pausa. Aparte) Cuando lo sea. Novio:Me voy. Madre:Que caves bien la parte del molinillo, que la tienes descuidada. Novio:¡Lo dicho! Madre:Anda con Dios. (Vase el novio. La madre queda sentada de espaldas a la puerta. Aparece en la puerta una vecina vestida de color oscuro, con pañuelo a la cabeza.) Madre:Pasa. Vecina:¿Cómo estás? Madre:Ya ves. Vecina:Yo bajé a la tienda y vine a verte. ¡Vivimos tan lejos...! Madre:Hace veinte años que no he subido a lo alto de la calle. Vecina:Tú estas bien. Madre:¿Lo crees? Vecina:Las cosas pasan. Hace dos días trajeron al hijo de mi vecina con los dos brazos cortados por la máquina. (Se sienta.) Madre:
Читать дальше