LaVyrle Spencer - Hacerse Querer

Здесь есть возможность читать онлайн «LaVyrle Spencer - Hacerse Querer» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Hacerse Querer: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Hacerse Querer»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En el siglo pasado, los hombres emprendedores se aventuraban solos en el lejano territorio de Minnesota, en el noroeste de los Estados Unidos. Así se hizo necesaria la costumbre de mandar a pedir esposas sin conocerlas previamente.
Ansiosa por escapar a la humillación de su sórdida existencia en Boston, Anna acepta convertirse en novia por correspondencia de Karl, un adinerado granjero. El esperaba una muchacha de veinticinco años, hábil cocinera, experta ama de casa, dispuesta al trabajo rural y… virgen. Generoso por naturaleza, Karl deberá perdonar a Anna todas sus mentiras. Pero hay un secreto que ella aún le oculta a fin de preservar el amor incipiente…

Hacerse Querer — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Hacerse Querer», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Qué debo decirle? Bueno, nunca le pedí antes salir con la yunta, solo.

– Dile que quieres ir a visitar a Nedda.

– ¿A Nedda? -La nuez de Adán de James comenzó a temblar.

– ¿Me equivoco mucho al pensar que no te molesta?

– ¿Visitar a Nedda? -James parecía sorprendido ante la idea, a pesar de que él mismo había estado imaginando esa situación desde que Nedda lo había sugerido- ¡No, no me molestaría para nada! ¿Pero crees que Karl me dejará?

– ¿Por qué no? Karl mismo te enseñó a manejar la yunta. Te tiene confianza con Belle y Bill. De todos modos, fuiste a lo de los Johanson la noche que me perdí en el bosque, y llegaste bien.

– Sí, ¿no es cierto? -Recordó lo orgullosa que Nedda se había sentido de él en aquel momento.

– Eso no es todo lo que necesito de ti, James.

– ¿Qué más?

– Antes necesito que te lleves a Karl fuera de la casa por una hora o más, si puedes.

– ¿Cómo podría hacerlo? No querrá salir de la nueva cabaña.

– Puedes hacer que te acompañe a la laguna a darte un baño. Haz que juegue como lo hacíamos antes, ¿te acuerdas? Eso lo mantendría ocupado un rato.

– ¿Qué vas a hacer mientras no estemos?

Anna se levantó, con la manta doblada sobre el brazo. Pasó un dedo por la tela, con aire pícaro. Luego le dirigió a su hermano una sonrisa de complicidad que el muchacho pronto aprendería a interpretar.

– James, ése es un secreto de mujer. Si tienes la edad suficiente como para ir a visitar a Nedda, tienes la edad para saber que un hombre no le pide a una mujer que le revele todos sus secretos.

James se sonrojó un poco, pero no estaba seguro de algo y no pudo hacer otra cosa que preguntarlo.

– Anna, ¿debo… debo preguntarles a los Johanson si me puedo quedar a dormir?

– No, James, no te lo pediría. Sé que esperaste demasiado tiempo para poder dormir en tu propia buhardilla. No hace falta que te quedes hasta el atardecer. Estaremos esperando tu regreso para entonces.

– Bien, Anna.

– ¿Lo harás? -preguntó la muchacha, sin aliento.

– Por supuesto que lo haré. Lamento no haberme dado cuenta yo solo. De ahora en adelante, si Karl me deja ir esta vez, saldré solo más seguido. Me gusta ir a visitar a nuestros vecinos. Además -agregó, metiendo el pulgar en el bolsillo trasero de su pantalón y mirando el piso casi con culpa-, haría cualquier cosa por verlos a ti y a Karl como estaban antes. Sé que las cosas estuvieron mal entre ustedes por mucho tiempo, y eso no me gusta. Sólo… sólo deseo que seamos todos felices como antes.

Anna sonrió y apoyó el brazo en el largo y duro antebrazo de James para obligarlo a sacar la mano del bolsillo y poder tomársela.

– Escucha, hermanito, si hace mucho que no te lo digo, es mi culpa y no la tuya… pero te quiero.

– ¡Por Dios! Lo sé -dijo, con una débil sonrisa dibujada en sus labios-. Yo también.

Anna lo rodeó con sus brazos, incluyendo la manta en el abrazo cuando lo apretó contra ella. Debía estirar más el brazo, ahora, para alcanzar el cuello de James porque había crecido. Se dio cuenta de que su hermano no había crecido sólo en el aspecto físico sino también en el emocional, este verano, pues no hizo ningún ademán de rechazar la caricia. Se dejó apretujar y devolvió el abrazo, deseando, en silencio, que lo que Anna había planeado para esa tarde resultara.

Anna se separó de James.

– Gracias, hermanito mío.

– Buena suerte, Anna -le deseó James.

– A ti también. Tienes a un sueco obstinado allí afuera. Si decide que no quiere ir a la laguna, te llevará tu buen trabajo mantenerlo alejado del claro.

Colocar la puerta recién cortada era algo simbólico para todos ellos, pero principalmente para Karl. Cuando por fin la hizo girar sobre los goznes de madera, Karl se paró en la abertura y miró primero hacia el interior de la cabaña y luego hacia afuera.

– Mirando al este -dijo con satisfacción, y dirigió la mirada más allá de sus plantaciones, hacia el borde del bosque, que todavía faltaba despoblar.

– Como siempre dijiste -confirmó James.

Karl se volvió para frotar con su mano los paneles de la puerta.

– Muy bien, roble bueno y resistente -dijo, y le dio un golpe a la puerta.

– También como dijiste.

– Justo como lo dije, muchacho, y no lo olvides nunca.

– No lo olvidaré, Karl.

Karl miró enseguida a Anna.

– Y no te habrás olvidado lo que me hiciste prometer: que serías la primera en colocar el cordón del pasador del lado de adentro.

Complacida de que Karl se hubiera acordado de algo que formaba parte de esos sueños susurrados en la oscuridad, los primeros días del verano pasado, Anna se animó y el color subió alegremente a sus mejillas. Pero todavía se contuvo, pues se preguntaba si eso significaba una reconciliación. Esa manera de mirarla, el estar de pie allí, en el vano de la puerta, con la luz dándole de atrás y transformando su pelo en un halo dorado, el modo en que le hacía recordar esos secretos murmurados hacía tanto tiempo…

– Entonces, señora Lindstrom -dijo Karl-, ¿por qué no prueba su nueva puerta?

Turbada, ahora, se apresuró a hacerlo.

– Bueno, vengan los dos adentro. ¡Por supuesto que no voy a entrar el cordón del cerrojo por primera vez, dejando a mis dos hombres preferidos allí, en el umbral!

Karl y James entraron. James cerró la puerta. Karl levantó la barra y la dejó caer en su lugar. Anna tiró del cordel con los dedos hasta que una bola pequeña llenó el agujero y cayó adentro.

– ¿La hiciste tú? -preguntó Anna, sosteniendo la pelotita de madera entre los dedos-. ¡Está tan bien formada!

– No. Es una avellana. Te prometí que te mostraría una avellana.

Anna sonrió, traviesa.

– Pero se la comerán las ardillas directamente del cordel.

– Las ardillas también tienen que comer. Así que déjalas. Conseguiré otra. Tengo muchas.

Miró a Karl a la cara, manteniendo su rostro inexpresivo pero sincero, mientras decía:

– Sí, señor Lindstrom, le creo.

James observó cómo Anna y Karl parecían haber olvidado que él estaba allí. De pronto, excitado, pensó que tendría problemas para convencer a Karl de que se alejaran del claro, pero no por las razones que había dado Anna. El muchacho interrumpió el arrobamiento de la pareja, al sugerir:

– Karl, ¿por qué no terminas de armar esa cocina y vamos a darnos un baño?

– ¿Un baño? ¿Cuándo acabamos de entrar en la cabaña? Un hombre necesita tiempo para acostumbrarse a su hogar.

– Pero yo estoy algo apurado, Karl.

Karl no deseaba desviar los ojos de Anna, pero el muchacho insistía.

– ¿Estás apurado? ¿Qué es lo que te apura? Todos estos días estuvimos apurándonos para terminar la cabaña. Ahora que está hecha, es hora de relajarnos y disfrutarla.

– Bueno, me gustaría… debo pedirte algo, Karl.

– Bueno, pídelo.

Anna se había alejado y estaba manipulando las tapas de las ollas. Seguro que nunca había prendido el fuego en una cocina, pensó Karl, de modo que se acercó para ayudarla.

– ¿Podría llevarme la yunta a lo de los Johanson? -preguntó James.

Karl giró sobre los talones y miró al muchacho, sorprendido.

– ¿La yunta?

– Sí… me gustaría… me gustaría ir a visitar a Nedda.

– ¿Hoy?

– Bueno, sí… ¿Qué pasa hoy?

James había vuelto a enganchar los pulgares en los bolsillos del pantalón.

– Pero éste es el día en que vamos a tener nuestra primera comida juntos. Anna va a cocinar en su nueva cocina.

– Hoy es la primera oportunidad que tengo de estar libre. Estuvimos trabajando en la cabaña casi todo el verano. Y cuando no era la cabaña lo que nos mantenía ocupados, era la cosecha o las pezuñas de los caballos o alguna otra cosa. ¿Qué otra cosa quieres que haga hoy? -James sonaba realmente molesto.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Hacerse Querer»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Hacerse Querer» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


LaVyrle Spencer - The hellion
LaVyrle Spencer
LaVyrle Spencer - Y el Cielo los Bendijo
LaVyrle Spencer
LaVyrle Spencer - Un Puente Al Amor
LaVyrle Spencer
LaVyrle Spencer - Promesas
LaVyrle Spencer
LaVyrle Spencer - Perdón
LaVyrle Spencer
LaVyrle Spencer - Otoño en el corazón
LaVyrle Spencer
LaVyrle Spencer - Osobne Łóżka
LaVyrle Spencer
LaVyrle Spencer - Maravilla
LaVyrle Spencer
LaVyrle Spencer - Los Dulces Años
LaVyrle Spencer
LaVyrle Spencer - La chica del pueblo
LaVyrle Spencer
LaVyrle Spencer - Juegos De Azar
LaVyrle Spencer
LaVyrle Spencer - Dulces Recuerdos
LaVyrle Spencer
Отзывы о книге «Hacerse Querer»

Обсуждение, отзывы о книге «Hacerse Querer» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x