Danielle Steel - Empezar de nuevo
Здесь есть возможность читать онлайн «Danielle Steel - Empezar de nuevo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Empezar de nuevo
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Empezar de nuevo: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Empezar de nuevo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Empezar de nuevo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Empezar de nuevo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Ella negó con la cabeza. Tenía manchado los labios de chocolate, lo que hizo reír a John. Deseó limpiárselos con la lengua.
– Lo hicimos. Está fuera de nuestro sistema. Dejémoslo así. Por nuestro bien. No tenemos por qué volver a destrozarnos la vida. Ya lo hicimos una vez.
– ¿Y qué pasaría si esta vez funcionase? -dijo esperanzado, deseando convencerla, y a un tiempo completamente aterrado.
– ¿Y qué pasaría si no funcionase? Nos haríamos daño. Demasiado daño. -Era una decisión similar a la que había tomado respecto a los perros. No quería volver a tener ninguno. No quería preocuparse hasta ese extremo. Y tampoco quería preocuparse por John. Se preocupaba igualmente, por descontado, pero no quería sentir el dolor que esa preocupación llevaría de forma implícita, o sus hijas, o su ama de llaves, o su perra asesina. Pero no le dijo nada de todo eso-. Además, tus hijas volverían a ponerse furiosas.
– Ahora son un poco más mayores. Las conozco un poco mejor. La señora Westerman se ha jubilado y se ha ido a Dakota del Norte. Ejercía en ellas una tremenda influencia. Y siempre podemos matar a Fifi. Por cierto, ¿cómo están tus tobillos? Espero que no causase un daño permanente. -Fiona rió al pensar en ello.
– Menuda perra endemoniada.
– La perra del infierno. Hilary se la ha llevado consigo a Brown. Les permiten tener perros. Tal vez Fifi consiga una mejor educación allí.
– ¿Quieres tomar una copa de vino o alguna otra cosa? -le ofreció. John dudó con cara como de pedir perdón. Se había entrometido y era consciente de ello, pero no quería desaprovechar la oportunidad, ahora que estaba en París.
– ¿Te he obligado a dejar de trabajar?
– Sí, pero como ya lo has hecho… En cualquier caso, ahora ya estoy demasiado cansada. Y los profiteroles me hacen sentirme perezosa. ¿Quieres una copa de oporto? -Recordaba lo mucho que a John le gustaba el oporto, pero en esta ocasión él se decantó por una copa de vino blanco. Así que le sirvió una y se sirvió otra para ella.
Se acomodaron en el pequeño salón. John encendió un fuego en la chimenea y hablaron del libro de Fiona, del trabajo de John, del nuevo apartamento que quería comprar en Nueva York. Pasaron de un tema a otro, y la mutua compañía calentó sus corazones. Él seguía hablando de una casa de la que había quedado prendado en Cape Cod, cuando ella se inclinó para servirle otra copa de vino y él, cariñosamente, le acarició la cara.
– Te quiero, Fiona -susurró a la luz del fuego. Estaba más guapa que nunca con aquella sudadera vieja y el pelo recogido en una coleta informal.
– Yo también te quiero -susurró a su vez-, pero eso ya no importa. -El momento se esfumó para los dos. Pero mientras ella lo pensaba, él la besó, la atrajo hacia sí, y antes de poder recapacitar, ella también le estaba besando. Era precisamente esa situación a la que ella deseaba no haber llegado, pero ya no recordaba el porqué de su negativa, pues el año de anhelo mutuo les empujó a los dos, y minutos después estaban en la cama. La pasión que les sobrecogió fue de tal calibre que solo horas después pudieron detenerse un rato a tomar aire. A esas alturas, Fiona estaba ya medio dormida.
– Ha sido muy mala idea -susurró contra su pecho al tiempo que se acomodaba para dormir entre sus brazos. Él sonrió.
– No lo creo. Ha sido la mejor idea que he tenido nunca -dijo acomodándose también para dormir.
Cuando Fiona despertó por la mañana, preguntándose si había sido un sueño, miró a John con incredulidad.
– Oh, Dios mío -dijo sin apartar la mirada. Él ya estaba despierto, tumbado a su lado abrazándola, y parecía sentirse la mar de satisfecho-. No puedo creer lo que hemos hecho -dijo avergonzada-. Debemos de estar locos.
– Me alegro de que lo estemos -respondió él alegremente rodando sobre su cuerpo para mirarla. Sonrió al ver su rostro-. Dejarte fue la tontería más grande que he hecho en mi vida. He pasado todo un año deseando tener una segunda oportunidad. No creí que fuese posible, o lo habría intentado mucho antes. Estaba convencido de que me odiabas. Tenías todo el derecho. Me sorprendió que no fuese así. Suponía que podría dejarlo correr, a pesar de lo mucho que te amaba. Pero cuando te vi en La Goulue, en Nueva York, supe que no podría. Supe que, como mínimo, tenía que verte y hablar contigo. No he dejado de pensar en ti desde esa noche.
– ¿Querías una segunda oportunidad, para hacer qué? -Se sentó y le miró a los ojos; parecía enfadada-. ¿Para volver a dejarme? No voy a volver contigo -dijo con una mirada de salvaje determinación. Saltó de la cama y él no pudo evitar admirar sus largas piernas. Su cuerpo era exquisito, la edad no había hecho mella en él-. Ya ni siquiera vivimos en el mismo país -dijo como si esa fuese razón suficiente para no poner de nuevo en marcha su relación-. No creo en los amores a larga distancia. Y no voy a volver a Nueva York. Aquí soy feliz.
– Bien, ahora que hemos dejado las cosas en su sitio, ¿qué te parece si preparo el desayuno? Pero te diré una cosa, Fiona Monaghan, si no vuelves conmigo, eso haría que lo de anoche fuese un simple rollo pasajero, y tú no eres de esa clase de mujeres. Ni yo de esa clase de hombres.
– Entonces, aprenderé a serlo. Nunca volveré a casarme contigo.
– No recuerdo habértelo pedido -dijo saliendo de la cama y colocándose frente a ella al tiempo que la rodeaba con los brazos-. Te quiero, y creo que tú también me quieres. Lo que decidamos hacer con eso será el tema de toda una serie de conversaciones.
– No quiero conversar contigo sobre ese tema -insistió, todavía desnuda junto a John, pero no se resistió a abrazarlo. Había disfrutado de la noche tanto como él-. Creía que tenías que irte.
– Mi avión no despega hasta las cuatro. No tendré que irme al aeropuerto hasta la una. -El reloj de la mesita de noche señalaba las nueve en punto. Eso les daba un margen de cuatro horas para solucionar sus problemas-. Podemos hablar de ello mientras desayunamos.
– No hay nada de que hablar -dijo antes de salir a toda prisa hacia el baño y cerrar la puerta a su espalda. Él se puso los pantalones y fue a preparar el desayuno. Fiona volvió a salir diez minutos más tarde con el cepillo de dientes en la boca y peinándose, cubierta con un albornoz rosa.
– ¿Te lo llevaste del Ritz? -le preguntó. Estaba preparando huevos revueltos y beicon. Daba la impresión de ser plenamente feliz.
– No -gruñó con la boca llena de pasta dentífrica-. Lo compré. No puedo creer que me haya acostado contigo. Es la cosa más absurda que he hecho nunca. Segundas partes nunca fueron buenas.
– Era justo la frase que esperaba escuchar.
– Podría decirte cosas mucho peores, tal vez debería -replicó mientras introducía una baguette en el horno y lo ponía en marcha. Después preparó una cafetera-. Ha sido una completa estupidez.
– ¿Por qué? Nos queremos. -Sus ojos destilaban tranquilidad cuando la miró. No había vuelto a sentir esa felicidad desde que la dejó.
– ¿Estaría fuera de lugar recordarte que te divorciaste de mí? Y por lo que tengo entendido, hiciste lo correcto. Nuestras vidas eran demasiado diferentes.
– Ahora todo ha cambiado. Eres una escritora en ciernes, vives en una buhardilla en París. Podrías casarte conmigo por mi dinero.
– Tengo dinero. No necesito el tuyo.
– Qué lástima. Si fueses tras mi fortuna, todo sería perfecto.
– No te estás tomando en serio este asunto -le regañó. Sacó la baguette y sirvió café en una taza. Vertió la cantidad de azúcar justa y se la tendió a John.
– Me lo estoy tomando muy en serio. Eres tú la que no se lo toma en serio. Es algo totalmente inmoral acostarse con un tipo y, a la mañana siguiente, pedirle que se largue. En especial si ese tipo asegura amarte.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Empezar de nuevo»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Empezar de nuevo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Empezar de nuevo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.