Victoria Holt - La Leyenda De La Séptima Virgen

Здесь есть возможность читать онлайн «Victoria Holt - La Leyenda De La Séptima Virgen» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Исторические любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Leyenda De La Séptima Virgen: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Leyenda De La Séptima Virgen»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El peligroso viaje de una virgen, hasta convertirse en mujer… La leyenda decía que seis novicias que vivían en un convento fueron convertidas en piedra cuando faltaron a sus votos. La séptima virgen debía enfrentar un destino diferente…
Muchos años más tarde, cuando el convento había pasado a ser la mansión de la familia St. Larston, el destino reclamó a otra joven virgen.
Kerensa Carlee La presencia de Kerensa evocó antiguos recuerdos y extraños acontecimientos del pasado. Ella fue la causa que se despertara ese ancestral espíritu de venganza, capaz de llevar hasta la locura, especialmente en noches de luna.

La Leyenda De La Séptima Virgen — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Leyenda De La Séptima Virgen», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Sabiendo que yo estaba preocupada, abuelita dijo que yo debía ir con ella al bosque, a juntar hierbas. Me alegré de alejarme de la cabaña.

—No debes impacientarte, muchacha. Así es él, siempre se apenará cuando los animales sufran.

—Abuelita, ojalá… ojalá él pudiera ser médico y cuidar a las personas. ¿Costaría mucho hacer de él un doctor?

—¿Crees que eso es lo que él querría, querida mía? —Quiere curarlo todo. ¿Por qué no a las personas?

Con eso ganaría dinero y la gente lo respetaría.

—Tal vez a él no le importe lo que piense la gente como a ti, Kerensa.

—¡Tiene que importarle!

—Le importará, si es el destino.

—Tú dijiste que nada era el destino. Dijiste que las personas hacen su propio futuro.

—Cada uno hace el suyo propio, bonita. A él le corresponde hacer lo que quiera, igual que a ti.

—Se pasa casi todo el día allí acostado en el talfat… con sus animales.

—Déjalo tranquilo, preciosa —replicó abuelita—. Hará él su propia vida tal como la quiera.

¡Pero yo no iba a dejarlo tranquilo! Le haría entender cómo tenía que escapar de esta vida en la que él había nacido. Valíamos demasiado para eso… todos nosotros, abuelita, Joe y yo. Me pregunté por qué abuelita no había visto eso, cómo podía conformarse con vivir su vida como lo había hecho.

Juntar hierbas siempre me sosegaba. Abuelita me explicaba entonces "dónde teníamos que ir para encontrar lo que queríamos" luego me hablaba de las propiedades curativas de cada una. Pero ese día, mientras recogíamos, de vez en cuando yo oía los estampidos lejanos de las escopetas.

Cuando estuvimos cansadas, ella dijo que debíamos sentarnos bajo los árboles y yo la convencí de que hablara sobre el pasado.

Cuando abuelita hablaba, parecía hechizarme, al punto que yo sentía que estaba allí, donde todo eso estaba ocurriendo; sentía inclusive que era la misma abuelita, siendo cortejada por Pedro Be, el joven minero que era distinto de todos los demás. Pedro solía cantarle bellas canciones que ella no entendía porque eran en español.

—Pero no siempre es necesario oír palabras para saber —me dijo ella—. Oh, en estas regiones no se lo apreciaba mucho, entre otras cosas porque era extranjero. No había trabajo suficiente para los de Cornualles, decían algunos, mucho menos para extranjeros que venían a quitarles la comida de la boca. Pero mi "Pedro se reía de ellos. Dijo, sí, que cuando me vio fue suficiente. Se quedaría, pues donde yo estaba, allí quería estar él.

—Abuelita, tú lo querías, lo querías realmente.

—Era el hombre para mí y no deseé a otro… ni tampoco después.

—¿Entonces nunca tuviste otro amante?

El rostro de abuelita estaba fijo con una expresión que yo nunca había visto antes allí. Había vuelto levemente la cabeza en la dirección del Abbas y parecía estar escuchando verdaderamente a las escopetas.

—Tu abuelo no fue un hombre manso —dijo—. Habría matado al que lo perjudicara sin vacilar. Esa clase de hombre era.

—¿Alguna vez mató a alguien, abuelita?

—No, pero habría podido hacerlo… lo habría hecho… si hubiese sabido.

—¿Sabido qué, abuelita?

Ella no contestó, pero su cara era como una máscara que se había puesto para que nadie viese lo que había debajo.

—Apoyada en ella, contemplé los árboles. Los abetos seguirían verdes todo el invierno, pero las hojas de los otros eran ya de un pardo rojizo. Pronto tendríamos tiempo frío.

Tras una larga pausa, abuelita dijo: —Pero fue hace tanto tiempo.

—¿Que tuviste otro amante?

—No fue ningún amante, te digo. Tal vez debería decírtelo… como advertencia. Conviene saber cómo es el mundo para otros, pues quizá sea así para ti. Este otro hombre fue Justin Saint Larston… no éste Sir Justin, sino su padre.

Me senté de golpe, con los ojos dilatados.

—¡Tú y Sir Justin Saint Larston!

—El padre de éste. No había mucha diferencia entre ellos. Era un hombre malvado. —Por qué entonces… —Por el bien de Pedro. —Pero…

—Es propio de ti pronunciar un juicio antes de haber oído los hechos, niña. Ahora que empecé debo seguir y contártelo todo. Me vio, se encaprichó conmigo; yo era una muchacha de Saint Larston y estaba apalabrada. Sin duda hizo averiguaciones y descubrió que iba a casarme con Pedro. Recuerdo cómo me arrinconó. Hay un jardincito tapiado junto a la casa…

Asentí con la cabeza. Ella prosiguió:

—Yo era muy tonta. Fui a ver a una de las criadas, que estaba en la cocina. Él me sorprendió en ese jardín, y fue entonces que se encaprichó conmigo. Prometió para Pedro un puesto que sería más seguro y mejor pagado que trabajar en la mina… si yo era juiciosa. Pedro nunca lo supo. Y yo aguanté. Amaba a Pedro; me iba a casar con Pedro, y para mí no habría nadie más que Pedro.

—¿Y entonces…?

—Las cosas empezaron a ir mal para Pedro. Entonces se trabajaba en la mina Saint Larston y estábamos en poder de él. Pensé que me había olvidado, pero no. Cuanto más me resistía yo, más me deseaba él. Pedro nunca lo supo. Ese fue el milagro. Así que una noche… antes de casarnos, fui en su busca, pues dije que si aquello podía ser en secreto y él iba a dejar tranquilo a Pedro… sería mejor que como era.

—¡Abuelita!

—Te escandalizas, preciosa. Me alegro. Pero te haré ver que tuve que hacerlo. Más tarde pensé mucho en esto y sé que hice bien. Fue como te dije… hacer el futuro propio. El mío era con Pedro. Quería que estuviésemos siempre juntos en la cabaña, y nuestros hijos a nuestro alrededor… muchachos parecidos a Pedro, muchachas como yo. Y pensé, ¿qué importancia tiene una sola vez si eso compra ese futuro para nosotros? Y tuve razón, porque habría sido el final de Pedro. Tú no sabes cómo era ese Saint Larston de tiempo ha. No tenía sentimientos hacia personas como nosotros. Éramos como esos faisanes que ellos están cazando ahora… Con el tiempo él habría matado a Pedro; lo habría puesto en las tareas peligrosas. Yo tenía que lograr que nos dejara tranquilos, pues comprendí que esto era para él como un deporte. Por eso fui antes en su busca.

—Odio a los Saint Larston —dije.

—Los tiempos cambian, Kerensa, y las personas cambian con ellos. Ahora los tiempos son muy duros, pero no tanto como cuando yo tenía tu edad. Y cuando lleguen tus hijos, entonces los tiempos serán un poco más fáciles para ellos. Así son las cosas.

—¿Qué pasó entonces, abuelita?

—No terminó allí. Con una vez no bastó. Yo le gustaba demasiado. Este negro cabello mío que Pedro tanto amaba… a él le gustaba también. Hubo una sombra sobre nuestro primer año de matrimonio, Kerensa. Debió haber sido tan bello y magnífico, pero yo tenía que ir a él, entiendes… y si Pedro lo hubiese sabido, lo habría matado… porque en su querido corazón anidaba la pasión.

—Estabas asustada, abuelita.

Ella arrugó la frente como si tratara de recordar.

—Fue algo así como una jugada desesperada. Y siguió durante casi un año, cuando descubrí que iba a tener un hijo… y no sabía de quién. Kerensa, yo no quería tener ese hijo, no quería. Lo imaginaba a través de los años… parecido a él… y yo engañando a Pedro. Sería como una mancha que jamás se podría lavar. No podía hacerlo. Por eso… no tuve ese hijo, Kerensa. Estuve muy enferma, a punto de morir, pero no tuve ese hijo, y ese fue el final en cuanto a él se refería. Entonces me olvidó. Traté de compensar a Pedro por esto. Pedro dijo que yo era con él la más dulce mujer del mundo, aunque con todos los demás podía ser feroz. Eso le agradaba, Kerensa. Lo hacía feliz. Y a veces pienso que la razón por la cual fui tan dulce con él e hice cuanto pude por complacerle, fue porque lo había perjudicado; y eso me parecía extraño. Como el bien surgiendo del mal. Eso me hizo comprender mucho en cuanto a la vida; ese fue el comienzo de mi capacidad de ayudar a otros. Por eso, Kerensa, jamás debes lamentar ninguna experiencia, buena o mala; porque hay algo de bueno en lo que es malo, tal como hay malo en lo bueno… tan seguro como que estoy aquí en el bosque, sentada junto a ti. Dos años más tarde nació tu madre… nuestra hija, de Pedro y mía; su nacimiento estuvo a punto de costarme la vida y ya no pude tener más hijos. Fue a causa de todo lo sucedido antes, creo yo. Ah, pero fue una buena vida. Los años pasan y se olvida el mal; muchas veces he mirado el pasado y me he dicho: "No habrías podido hacer otra cosa. Fue la única manera."

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Leyenda De La Séptima Virgen»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Leyenda De La Séptima Virgen» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La Leyenda De La Séptima Virgen»

Обсуждение, отзывы о книге «La Leyenda De La Séptima Virgen» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x