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Robert Sawyer: Homínidos

Здесь есть возможность читать онлайн «Robert Sawyer: Homínidos» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, год выпуска: 2004, ISBN: 978-84-666-1912-7, издательство: Ediciones B, категория: Фантастика и фэнтези / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

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Un experimento científico hace posible la inesperada interacción entre dos universos paralelos con la salvedad de que, en uno de ellos, la especie humana que ha predominado son los Neanderthales y no los Cromagnones, como ha ocurrido en nuestro mundo. Homínidos

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A causa de su reciente visita, Lurt sabía que su cubo de coartadas estaba alojado en el receptáculo 13.997; se lo dijo a la mantenedora de coartadas, en vez de esperar a que lo buscara en su ordenador. La mantenedora acompañó a Lurt hasta el nicho, y Lurt volvió su Acompañante hacia el ojo azul.

—Yo, Lurt Fradlo, deseo acceder a mi propio archivo de coartadas por razones de curiosidad personal. Sello temporal.

El ojo se volvió amarillo: el cubo reconocía que Lurt era realmente quien decía ser.

La archivera alzó su Acompañante.

—Yo, Mabla Dabdalb, mantenedora de coartadas, certifico por tanto que la identidad de Lurt Fradlo ha sido confirmada en mi presencia. Sello temporal.

El ojo se volvió rojo sangre y su altavoz sonó.

—Muy bien —dijo la mantenedora—. Puede usar el proyector de la sala cuatro.

Dabdalb se dio la vuelta para marcharse y Lurt la siguió. Entró en la sala cuatro, que era una cámara pequeña con una sola silla. En algún lugar, en una de las otras salas, Lurt imaginó a un controlador vigilando las transmisiones de Adikor en tiempo real, a medida que eran recibidas y grabadas.

Pero ver algo ya grabado era distinto de intentar grabar y reproducir al mismo tiempo. Lurt tiró de las clavijas de control, seleccionó un día al azar, y vio cómo la holoburbuja ante ella se llenaba de imágenes banales de su trabajo en el laboratorio. Mientras las imágenes iban pasando, Lurt salió de la cámara como para ir al cuarto de baño. Cuando llegó a un pasillo donde no había nadie, se puso un par de guantes para cenar, sacó el aparatito que había traído consigo, lo activó y lo dejó caer en un tubo de reciclaje. Luego se quitó los guantes.

Bolbay estaba equivocada, pensó Lurt, silbando mientras regresaba a la cámara de visión. Las profundidades de la Tierra no eran el lugar perfecto para cometer un crimen sin ser observado. No, el lugar perfecto era allí dentro del pabellón de archivos, cuando nadie más te estaba mirando y tu propio cubo de coartadas estaba reproduciendo en vez de grabando…

Su primera idea había sido usar sulfuro de hidrógeno, que seguramente habría surtido el efecto deseado. Pero las concentraciones superiores a quinientas partes por millón podían ser fatales incluso en un corto periodo de tiempo. Luego pensó en almizcle de mofeta pero, cuando la buscó, la fórmula era compleja: transdibutenotiol, trimetilbutanetiol, transdibutenil tioacetato, y más. Finalmente, se contentó con sulfuro de amonio, el favorito de los niños traviesos que no habían aceptado aún el hecho de que sus Acompañantes grababan sus acciones.

Poseer un agudo sentido del olfato tenía sin duda sus ventajas, aunque Lurt había oído decir que el motivo por el que la gente comía tan pocas plantas (cuando otros primates se nutrían de ellas) era que la extrema sensibilidad a los olores hacía difícil tolerar la flatulencia que provoca una dieta rica en vegetales. De todas formas, eso era justo lo que había ordenado el médico… aunque el médico fuera un físico que intentaba escapar de la cuchilla del Gobierno.

A Lurt le pareció que lo olía la primera, antes que nadie, aunque su sala de visión no era la más cercana al pasillo donde había dejado el artilugio. Pero claro, ella lo estaba esperando, y sin duda dilataba las aletas de la nariz, expectante. Pero se negó a ser la primera en reaccionar. Se sentó hasta que oyó a los otros correr, y entonces salió de su sala, intentando no atragantarse con el horrible hedor. Un tipo grande y fornido salió de una de las salas de visión, cubriéndose la nariz con una mano. Lurt pensó que tal vez fuera el controlador que vigilaba las transmisiones de Adikor, y lo confirmó cuando, al salir ella misma, vio la holoburbuja que el hombre había estado contemplando, donde aparecían Jasmel y Adikor saliendo de la casa de Adikor.

—¿Qué es ese horrible olor? —dijo una vacilante Dabdalb, la mantenedora de coartadas, mientras Lurt pasaba junto a ella.

—¡Es horrible! —dijo otro cliente, corriendo hacia el vestíbulo. —¡Abrid las ventanas! ¡Abrid las ventanas! —gritó un tercero. Lurt se unió a la pequeña multitud que salía al aire claro y limpio del exterior del edificio. Sabía que pasaría al menos un cuarto de día antes de que el olor se disipara y fuera posible volver al interior.

Esperaba que fuera tiempo suficiente para que Adikor consiguiera lo que pretendía.

Mary fue a la Universidad Laurentian a la mañana siguiente, tras haber conseguido librarse de los periodistas que esperaban en el vestíbulo del Ramada. Se sintieron decepcionados porque Ponter no estaba alojado allí también. Al parecer Reuben le había dado a entender a los periodistas que podría estarlo… presumiblemente para alejarlos de la pista de Ponter; Mary lo había devuelto a la casa de Reuben la noche anterior, y, por lo que sabía, allí seguía.

A las diez y media de la mañana se sorprendió al encontrar a Louise Benoit en el pasillo del laboratorio de genética de la universidad. Louise llevaba unos ceñidos vaqueros recortados y una camiseta blanca atada en un nudo por encima de su liso vientre. Bueno, pensó Mary, hacía calor, pero desde luego… parecía que estuviera pidiendo…

No.

Mary se maldijo. Sabía que no era así. No importaba cómo se vistiera una mujer, tenía derecho a la seguridad, a poder caminar sin ser molestada.

Mary decidió ser amistosa y pronunció las pocas palabras que sabía en francés.

—Bonjour —dijo mientras se acercaba a Louise—. Comment ca va?

—Estoy bien. ¿Y tú?

—Bien. ¿Qué te trae por aquí?

Louise señaló pasillo abajo.

—Iba a visitar a unos amigos que conozco del departamento de física. No tengo nada que hacer en el ONS ahora mismo. Han terminado de achicar el agua de la cámara de detección y un equipo de los fabricantes originales está empezando a montar de nuevo la esfera, aunque eso llevará semanas. Así que se me ha ocurrido charlar de una idea que tengo con un par de personas de aquí… a ver si podían llenar algunas lagunas.

Mary se acercó a las máquinas expendedoras de aperitivos, con idea de comprar una bolsa de patatas Miss Vickie's con sal marina y vinagre de malta, un capricho que sólo podía permitirse en el sentido económico, aunque hacía tiempo que tenía la costumbre de empezar la semana de trabajo con un paquete de 43 gramos.

—¿Y lo han hecho? —preguntó Mary—. ¿Han llenado alguna laguna?

Louise negó con la cabeza y siguió a Mary, mientras se encaminaba pasillo abajo.

—Bueno, ésas son las mejores ideas, ¿no?

—Supongo —dijo Louise. Cuando llegaron al vestíbulo, Mary buscó en su bolso, sacó unas monedas y las introdujo en la máquina expendedora. Louise, mientras tanto, compró una taza de café en otra máquina.

—¿Recuerdas esa reunión que tuvimos en la sala de Inco? —dijo Louise—. Bueno, como dije entonces, según la interpretación del multiuniverso de la mecánica cuántica, cada vez que un evento cuántico puede ir en dos direcciones, va en dos direcciones.

—Una división de la línea temporal —dijo Mary, apoyando el trasero en el brazo de un sillón tapizado en vinilo del vestíbulo.

Oui —dijo Louise—. Bueno, me pasé algún tiempo hablando con Ponter sobre eso.

—Ponter lo mencionó. Debí de perdérmelo.

—Fue por la noche tarde y…

—¿Volviste a la habitación de Ponter después de que termináramos las lecciones de lengua? —Mary se sintió asombrada por el arrebato de (oh, Dios) celos que sentía.

—Claro. Me gusta estar despierta de noche, ya lo sabes. Quería saber más cosas sobre la visión que tienen los Neanderthales de la física.

—¿Y? —dijo Mary, intentando mantener un tono neutro.

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