• Пожаловаться

Bob Shaw: Los astronautas harapientos

Здесь есть возможность читать онлайн «Bob Shaw: Los astronautas harapientos» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, год выпуска: 1986, ISBN: 978-84-7002-403-0, издательство: Acervo, категория: Фантастика и фэнтези / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Bob Shaw Los astronautas harapientos

Los astronautas harapientos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los astronautas harapientos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Los mundos gemelos, Land y Overland, sólo estan separados por unos miles de kilómetros; y sus órbitas son tales que Overland siempre aparece situado en el mismo lugar en el cielo, llenando gran parte de él y visible en todos sus detalles, cuando se asoma sobre Land. Los humanos que habitan Land, al carecer de metales, sólo han podido desarrollar una tecnología de bajo nivel. Durante siglos, han vivido de forma bastante estable; pero en el momento en que comienza esta historia, su existencia está amenazada. Los pterthas, una especie de burbujas llenas de humo que flotan en el aire y que siempre han sido peligrosas, parecen haber declarado la guerra a la humanidad. Ni los filósofos, que tienen a su cargo la investigación científica además de ser los elaboradores de las teorías y sustentadores de las ideas, ni los militares dirigidos por el príncipe Leddravohr, ni el Industrial supremo, príncipe Chakkell, ni aun el mismo rey Prad, comprenden la magnitud del peligro y la acuciante necesidad de encontrar una solución. Sólo Glo, el gran Filósofo, viejo, decadente, borracho y menospreciado por todos, incluidos los de su clase, propone una solución audaz y aparentemente inaceptable.

Bob Shaw: другие книги автора


Кто написал Los astronautas harapientos? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Los astronautas harapientos — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los astronautas harapientos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

— Diez nobles extra para el hombre que silencie al sacerdote — dijo Leddravohr, reafirmando su desagrado por todos los traficantes de supersticiones, en especial por aquellos que eran demasiado cobardes para realizar sus propias matanzas absurdas.

Alzó una mano hacia su casco y se quitó la capucha que ocultaba el penacho escarlata. Los jóvenes tenientes que dirigían a las otras formaciones estarían alertas al destello de color cuando él saliese del bosque. Leddravohr se dispuso para la acción en el momento en que el cuarto par de hojas se enderezó y se cerró suavemente alrededor del tronco de brakka, como las manos de un amante. La mujer amarrada a la punta del árbol se calmó de golpe, tal vez desmayada, quizá petrificada de pánico. Leddravohr sabía que la separación en la cámara de combustión habría empezado a ceder, que ya se habrían mezclado parte de los cristales verdes y púrpuras, que la energía liberada por ellos sólo sería retenida unos segundos más…

El estruendo de la explosión, aunque dirigido hacia arriba, fue impresionante. El tronco del brakka se sacudió de repente, temblando mientras la descarga polinizadora desgarraba el cielo. Una columna de vapor teñida de sangre se elevó en círculos concéntricos con el humo.

Leddravohr sintió que el suelo se levantaba bajo sus pies cuando la onda de choque recorrió el bosque circundante; luego dio un salto y corrió. Ensordecido por el pavoroso estallido, debía confiar en sus ojos para estimar el grado de sorpresa de su ataque. A izquierda y derecha pudo distinguir los penachos naranjas de los cascos de dos de sus tenientes, y docenas de soldados surgiendo de los árboles detrás de ellos. Justo en frente de él, los gethanos contemplaban fascinados el árbol del sacrificio, cuyas hojas ya estaban empezando a desplegarse; pero era evidente que descubrirían el peligro en cualquier momento. El príncipe había recorrido ya casi la mitad de la distancia hasta el guardián más cercano y, a menos que el hombre se volviese de pronto, moriría sin llegar a saber quién le había golpeado.

El hombre se volvió. Su rostro se contrajo con la boca curvada hacia abajo, mientras gritaba pidiendo auxilio. Con el pie izquierdo golpeó algo escondido entre la hierba. Leddravohr sabía que era la versión gethana de un cañón, un tubo de brakka instalado sobre una leve rampa y pensado únicamente para el ataque personal. El impacto del pie del guardián había abierto una cápsula de vidrio o cerámica en la recámara y mezclado su carga de cristales de energía, pero, y por esto, Kolkorron apenas había tomado en consideración tales armas, se produjo una demora inevitable antes de la descarga. Aunque fue un tiempo breve, permitió a Leddravohr llevar a cabo su acción evasiva. Gritando una advertencia a los soldados que estaban detrás de él, se apartó a la derecha abalanzándose sobre el gethano desde un lado; y justo en ese momento el cañón explotó enviando su rociada en forma de abanico de guijarros y fragmentos de piedra que crepitaron por la hierba. El guardián había conseguido extraer su espada, pero el sacrificio le había dejado trastornado y desprevenido para un combate. Leddravohr, sin interrumpir su avance, le cortó el cuello de un solo tajo y se introdujo en la confusa aglomeración de figuras humanas que había un poco más allá.

El tiempo dejó de existir para Leddravohr mientras se abría camino con su espada hacia el centro del claro. Apenas era consciente de los ruidos de la lucha interrumpidos por nuevos disparos de cañón. Al menos dos de los gethanos que había matado eran mujeres jóvenes algo que sus hombres le reprocharían después, pero había visto a buenos soldados perder sus vidas mientras intentaban hacer diferencias entre los sexos en una batalla. Transformar un golpe mortal en uno que solamente dejase aturdido, implicaba tomar una decisión y perder eficacia en el combate; y sólo era necesario un parpadeo para que la hoja del enemigo encontrase su blanco.

Algunos de los gethanos intentaban escapar, consiguiendo sólo ser derribados u obligados a volver por los kolkorronianos asediadores. Otros se entregaban a la lucha lo mejor que podían, pero su atención por la ceremonia había sido fatal y estaban pagando el precio de una total falta de vigilancia. Un grupo de salvajes de cabello trenzado y con estrafalarios decorados en la piel, se quedó entre los nueve árboles y usó los troncos como fortificación natural. Leddravohr vio que dos de sus hombres recibían heridas serias, pero el fuerte de los gethanos tenía poca consistencia. Entorpecidos por la falta de espacio, se convirtieron en fáciles objetivos para los lanceros de la segunda formación de atacantes.

En un momento finalizó la batalla.

Con el desvanecimiento del júbilo sangriento y con la recuperación de la cordura, retornaron también otros instintos más fríos a Leddravohr. Revisó los alrededores para asegurarse de que no corría ningún peligro, de que los únicos que continuaban en pie eran soldados koIkorronianos o mujeres gethanas capturadas, después volvió la mirada al cielo. Aunque en el bosque habían estado a salvo de los pterthas, ahora estaban al descubierto; y eso era arriesgado.

El globo celeste que surgió ante la mirada de Leddravohr, parecía extraño para un nativo de Kolkorron. Él había crecido con la enorme y brumosa esfera de Overland suspendida siempre encima, pero aquí, en la península de Loongl, el mundo hermano estaba más desplazado hacia el oeste. Leddravohr vio el cielo despejado sobre él y tuvo una sensación desagradable, como si hubiera dejado expuesto al peligro un flanco importante en el plan de una batalla. Sin embargo, no se veían máculas azuladas flotando ante las agrupaciones de estrellas diurnas, y decidió que no había peligro en volver la atención al trabajo inmediato.

Todo el escenario que le rodeaba era familiar, lleno de sonidos familiares. Algunos kolkorronianos contaban chistes groseros en voz alta mientras se movían por el claro rematando gethanos heridos y recogiendo trofeos de la batalla. Los salvajes poseían pocas cosas que pudieran considerarse de valor, pero sus palos en forma de Y para combatir a los pterthas constituirían interesantes curiosidades para mostrar en las tabernas de Ro-Atabri. Otros soldados reían y gritaban mientras arrancaban las ropas a la docena de mujeres gethanas que habían quedado vivas. Ésa era una actividad legítima en esa fase de la batalla; los hombres que habían peleado bien, tenían derecho a tales recompensas y Leddravohr sólo controlaba que no llegase a concretarse ninguna cópula. En un territorio de esas características el enemigo podría emprender un contraataque con rapidez, y un soldado fornicando era la criatura más inútil del universo.

Railo, Nothnalp y Chravell, los tenientes que habían conducido las otras tres formaciones, se acercaron a Leddravohr. El cuero del escudo circular de Railo estaba bastante destrozado y en su brazo llevaba un vendaje teñido de rojo, pero él parecía estar en forma y de buen humor. Nothnalp y Chravell limpiaban sus espadas con harapos, eliminando cualquier resto de contaminación en las incrustaciones de esmalte de las hojas negras.

— Una exitosa operación, si no me equivoco — dijo Railo, dirigiendo a Leddravohr el saludo informal de campaña.

Leddravohr asintió.

— ¿Cuántas bajas?

— Tres muertos y once heridos. Dos de los heridos fueron alcanzados por el cañón. No verán la noche breve.

— ¿Eligieron la Vía Brillante?

Railo le miró ofendido.

— Desde luego.

— Hablaré con ellos antes de que se vayan — dijo Leddravohr.

Como hombre pragmático, sin ninguna creencia religiosa, sospechó que sus palabras de poco podrían servir a los soldados agonizantes, pero esos gestos eran muy apreciados por sus compañeros. Al igual que su costumbre de permitir incluso al soldado de menor categoría que se dirigiese a él sin las formalidades correspondientes a su rango, esto era una de las cosas que le procuraban el afecto y lealtad de sus tropas. Se reservaba para sí que sus motivos eran meramente prácticos.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los astronautas harapientos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los astronautas harapientos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «Los astronautas harapientos»

Обсуждение, отзывы о книге «Los astronautas harapientos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.