• Пожаловаться

David Brin: Tiempos de gloria

Здесь есть возможность читать онлайн «David Brin: Tiempos de gloria» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, год выпуска: 1996, ISBN: 84-406-6585-7, издательство: Ediciones B, категория: Фантастика и фэнтези / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

David Brin Tiempos de gloria

Tiempos de gloria: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Tiempos de gloria»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La joven Maia, una descastada nacida en verano, debe abandonar el clan de sus privilegiadas medio hermanas clones nacidas en invierno. Su difícil y peligroso viaje iniciático arranca en los muelles de Puerto Sanger y prosigue a bordo de uno de los barcos tripulados por los escasos hombres (menos de un veinte por ciento) que forman la población de Stratos, un mundo creado por y para las mujeres. Sólo el difícil y lejano éxito le permitirá ser la fundadora de un nuevo clan. Las manipulaciones genéticas de la Madre Fundadora Lysos han creado en Stratos un mundo nuevo y distinto, dominado por mujeres que se reproducen por clonación. Una nueva opción sociopolítica, tecnológica, ecológica y, sobre todo, en el ámbito de la relación entre ambos sexos. En la senda de la literatura que denuncia las relaciones entre los sexos o propone establecer nuevos vínculos, se une a obras ya clasicas como de Ursula K. Le Guin.

David Brin: другие книги автора


Кто написал Tiempos de gloria? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Tiempos de gloria — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Tiempos de gloria», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Tienes razón. Hay más. Verás, hicimos una promesa… una promesa que no pudimos cumplir.

Maia parpadeó.

—¿Qué promesa?

—Enviarle de regreso a su nave, por supuesto. Y entregarle nuevos suministros cuando su misión terminara. Por eso bajó en una simple lanzadera de aterrizaje, en vez de hacer otras disposiciones. —La anciana resopló pesadamente—. Durante meses, aquellas que creyeron en él trabajaron para reparar las instalaciones de despegue, no lejos de aquí. La maquinaria funcionaba cuando se utilizó por última vez, hace unos cuantos siglos. Nuestros registros están intactos.

»Pero han fallado demasiados componentes. Demasiada habilidad se ha perdido. No pudimos enviarlo a casa, después de todo.

Odo se apresuró antes de que Maia pudiera interrumpir.

—Para empeorar las cosas, estaba en contacto permanente con su nave. Algunas querían eliminarlo ya para impedir que transmitiese información útil para futuros invasores. Esas demandas aumentaron cuando empezó a pedir amablemente inspeccionar nuestros preparativos de lanzamiento. Pronto, se vería obligado a informar de que Stratos ya no tenía acceso al espacio.

—Pero Renna…

—Una noche me confesó que los peripatéticos, correos interestelares, son considerados prescindibles. Con tantas vidas sacrificadas ya en la nueva cruzada que surca el espacio del Phylum, la que quiere volver a entablar contacto con los mundos homínidos perdidos, ¿qué importa otra? Irónico, ¿no? Sus propias palabras convencieron finalmente a mi clan y a otros para aliarse con las Perkinitas.

Sí, así era Renna, desde luego , pensó Maia tristemente. La extraña mezcla de sofisticación e ingenuidad de su difunto amigo había sido una de sus características más atractivas, y más extrañas.

—Supongo que la nueva lanzadera de Jellicoe habrá hecho cambiar algunas opiniones.

La anciana clónica ladeó la cabeza.

—Eso crees, ¿no? De hecho, es complejo. Hay una marejada política en acción. El Gran Formador y sus instalaciones hermanas están siendo el origen de muchas disputas.

No me extraña. Ya veo que estás muerta de miedo.

—¿Por qué me cuenta todo esto? —preguntó Maia—. ¿Qué le importa lo que piense una var como yo?

Odo se encogió de hombros.

—Normalmente, no mucho. Pero resulta que necesitamos tu cooperación. Se te requerirán ciertas cosas…

Maia se echó a reír.

—En nombre de Lysos, ¿qué le hace pensar que yo haría algo por ustedes? .

Había una respuesta preparada. Odo sacó de su amplia manga una pequeña fotografía brillante. Los dedos de Maia temblaron cuando la cogió y vio en ella a Brod y Leie, de pie junto a un enorme y cristalino tubo en espiral: la boca del gran cañón lanzador de la isla de Jellicoe. La hermana de Maia parecía ocupada dibujando un boceto de una de las muchas partes de la máquina, mientras que Brod pasaba el dedo por un mapa cubierto de cifras, al tiempo que le decía algo a Leie. Sólo sus hombros encorvados revelaban la tensión que Maia sintió emanar de la foto. Cerca, al menos una docena de mujeres conversaban o posaban de manera informal para la fotógrafa. Casi una tercera parte de ellas eran clones del matriarcado al que pertenecía la mujer que estaba sentada ahora mismo frente a Maia.

—Pienso que te preocupas por la salud y el bienestar de tu hermana y de su actual compañero. Eso me permite suponer que nos harás un favor o dos.

La noble pareció ajena a la mirada de odio total de Maia.

—Como primera tarea —continuó Odo—, quiero que me acompañes esta noche. Vamos a ir a la ópera.

La elegancia de todo aquello no la pilló completamente por sorpresa. Había estado en el teatro Capital muchas veces, a través de teleemisiones y escenas en drama—clips. De niña, había imaginado vestir los hermosos trajes de las ricas clónicas, y asistir a magníficas producciones mientras, a su alrededor, las intrigas susurradas de las grandes casas se llevaban a cabo entre sonrisas falsas y abanicos protectores.

Las fantasías eran una cosa; otra muy distinta luchar con broches y cierres poco familiares, y enfrentarse a aquella ingente cantidad de tela cuya función no era otra que indicar la posición y el dinero de quien la vestía y de su casa. Finalmente, un par de mujeres jóvenes de la colmena de Odo acudieron para ayudarla a prepararse para su primera sesión de engaños. Consiguieron arreglar las mangas hinchadas y los pantalones plisados para que ocultaran la mayoría de sus recientes cicatrices, pero Maia se negó a usar maquillaje, que consideraba repulsivo. Cuando llegó Odo, la anciana estuvo de acuerdo por motivos propios.

—Queremos que la reconozcan —ordenó—. Una pequeña magulladura o dos llamarán la atención. Además, ¿no tiene una figura soberbia?

Maia se volvió ante un precioso espejo de cuerpo entero, sorprendida por lo que veía. El atuendo reforzaba lo que apenas había advertido hasta entonces: que tenía un cuerpo de mujer. Era cuatro centímetros más alta y mucho más rotunda que la muchachita flacucha que había salido tímidamente de Puerto Sanger hacía unos meses. Sin embargo, fue su propio rostro lo que le pareció más sorprendente: desde una fina cicatriz que sanaba bajo su oreja derecha, pasando por sus pómulos, ahora completamente libres de toda grasa infantil, hasta la maraña de pelo castaño, ahora peinado por una de las atentas criadas de Odo. Lo más sorprendente eran sus ojos. Seguían sin arrugas, aparentemente jóvenes e inocentes, hasta que los observabas bien. Levemente entornados, parecían a la vez escépticos y serenos, y de perfil reconoció la frente de su padre, señor de barcos y tormentas.

Era una imagen de sí misma que nunca había visto.

¡Muy bien! , pensó, asintiendo. Toma las cosas tal como vienen. Y que estén atentas, si me dejan una sola oportunidad.

Por desgracia, eso no parecía probable. Leie y Brod dependían de su buena conducta para conservar la vida. De todas formas, Maia se volvió con una sonrisa para Odo. Has cometido un error al dejarme ver esto. Averigüemos cuántos errores más cometes.

El Gran Teatro se encontraba a poca distancia de la explanada de la acrópolis, cerca del Templo y la Biblioteca. Carruajes tirados por caballos, literas de lúgars, y más que unas cuantas limusinas motorizadas subían la pendiente, trasladando la capa superior de la sociedad de Caria al estreno de una ópera clásica, Wendy y Fausto . Altas sacerdotisas, consejeras, juezas y sabias subían las amplias escalinatas. En muchos casos, las matronas de los grandes clanes iban acompañadas de hijas y sobrinas clónicas, demasiado inexpertas para ejercer un poder real, pero de la edad adecuada para la procreación. Estas jóvenes, a su vez, escoltaban pequeños grupos de hombres, altos y erguidos, impresionantes con los uniformes de sus cofradías. La flor y nata invernal de los varones de Stratos acudía para ser mimada y entretenida.

Maia lo observaba todo desde el carruaje que compartía con Odo y media docena de mujeres mayores de varios clanes aristocráticos. Fue un viaje glacial. Parte del antiguo nerviosismo regresó ante su desprecio. Esa enemistad se basaba en una amplia gama de fanatismos, pero lo que hacía poderosas a estas mujeres era mucho más profundo, y llegaba hasta el núcleo de la sociedad establecida por Lysos hacía tanto tiempo.

Desde el momento en que se bajó del carruaje, Maia sintió que todas las miradas se volvían hacia ella. Comentarios entre susurros la siguieron escalinatas arriba, a través del pórtico ornamentado y a lo largo de las ceremoniales escaleras hasta el palco donde Odo había dispuesto que se sentara, a la vista del público. Para alivio de Maia, las luces no tardaron en apagarse. La directora de orquesta alzó la batuta, y comenzó la obertura.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Tiempos de gloria»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Tiempos de gloria» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
libcat.ru: книга без обложки
Virginia Woolf
Camilla Läckberg: Los Gritos Del Pasado
Los Gritos Del Pasado
Camilla Läckberg
Claudio Magris: Utopía Y Desencanto
Utopía Y Desencanto
Claudio Magris
Carlos Castaneda: Viaje A Ixtlán
Viaje A Ixtlán
Carlos Castaneda
Отзывы о книге «Tiempos de gloria»

Обсуждение, отзывы о книге «Tiempos de gloria» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.