Iain Banks - El jugador

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El jugador: краткое содержание, описание и аннотация

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Segundo Libro de la “Serie de la Cultura”. Gurgeh era uno de los mejores jugadores que había habido nunca en la Cultura, maestro reconocido de todos los tableros, ordenadores y estrategias. Aburrido de su éxito y forzado por las circunstancias, Gurgeh se encontrará a sí mismo, en el Imperio de Azad, enfrentado al juego supremo, un juego tan complejo y modelado con tanta exactitud, de acuerdo con las reglas de la existencia, que el ganador es proclamado Emperador. Víctima de una chantaje y sin verdaderas alternativas, Gurgeh se ve obligado a participar en él, enfrentándose al mayor de los desafíos y poniendo en juego su propia vida.

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No tenía nada urgente que hacer dijo Mawhrin-Skel con mucha calma.

Lo mató y lo diseccionó delante de todo el mundo. La profesora suspiró . Los que lo vieron… Bueno, quedaron bastante afectados.

De todas formas habría muerto a causa del shock dijo Mawhrin-Skel . Los chirlips son unas criaturas muy interesantes… Esos encantadores plieguecitos de la piel ocultan un sistema de huesos muy complejo colocado a varios niveles y las ramificaciones del sistema digestivo son realmente fascinantes.

Pero no cuando la gente está comiendo dijo Boruelal escogiendo otro canapé de la bandeja . Aún no había dejado de moverse añadió con expresión lúgubre.

Engulló el canapé.

Capacitancia sináptica residual explicó Mawhrin-Skel.

O «mal gusto», como lo llamamos las máquinas dijo Chamlis Amalk-Ney.

Eres todo un experto en ese tema, ¿verdad, Amalk-Ney? preguntó Mawhrin-Skel.

Me inclino ante la superioridad de tus talentos en ese campo respondió secamente Chamlis.

Gurgeh sonrió. Chamlis Amalk-Ney era un viejo amigo y, aparte de eso, una auténtica antigüedad. La unidad había sido construida hacía más de cuatro mil años (Chamlis afirmaba haber olvidado la fecha exacta, y hasta el momento nadie había cometido la descortesía de buscar en los archivos para dar con ella). Gurgeh le había conocido toda la vida. La unidad era amiga de la familia desde hacía siglos.

Su relación con Mawhrin-Skel era mucho más reciente. La irascible y diminuta máquina de pésimos modales había llegado al Orbital Chiark hacía tan sólo unos doscientos días. Era otra personalidad fuera de lo corriente que se había sentido atraída por la exagerada reputación de excentricidad del planeta.

Mawhrin-Skel había sido diseñado como unidad de Circunstancias Especiales para la sección de Contacto de la Cultura, lo cual quería decir que en sustancia era una máquina militar con una amplia gama de sistemas sensoriales y de armamento tan sofisticados como potentes que habrían resultado totalmente innecesarios y carentes de objetivo en la mayoría de unidades. Su carácter y personalidad no habían sido definidos con anterioridad a la construcción, al igual que ocurría con todos los artefactos conscientes fabricados por la Cultura, y se había permitido que fueran desarrollándose libremente durante la estructuración de su mente. La Cultura consideraba que ese factor impredecible incorporado a su producción de máquinas conscientes era el precio que había que pagar a cambio de la individualidad, pero el resultado era que no todas las unidades a las que daba existencia podían considerarse totalmente adecuadas a las tareas para las que habían sido diseñadas en un principio.

Mawhrin-Skel era uno de esas unidades. Se decidió que no tenía la personalidad adecuada para Contacto, y ni siquiera para Circunstancias Especiales. Mawhrin-Skel era inestable, díscolo y carente de sensibilidad. (Y no había que olvidar que ésos eran los aspectos en que había decidido revelar su fracaso, y que podía haber unos cuantos más que seguían siendo ignorados por todos.) Se le había dado a escoger entre una alteración radical de la personalidad en la que tendría poco o nada que decir acerca del carácter que acabaría teniendo una vez finalizado el proceso o una vida fuera de Contacto con su personalidad intacta, pero con el armamento y los sistemas sensoriales y de comunicación más complejos eliminados para dejarlo a un nivel más cercano al de la unidad promedio.

Mawhrin-Skel había escogido la segunda opción y había puesto rumbo al Orbital Chiark con la esperanza de encontrar un sitio en el que pudiera encajar.

Sesos de carne dijo Mawhrin-Skel bailoteando delante de Chamlis Amalk-Ney.

La pequeña unidad salió disparada hacia la hilera de ventanas abiertas. El aura de la vieja unidad se encendió con un parpadeo blanco de ira y la ondulación de luz irisada que la recorrió reveló que estaba utilizando el haz de su transceptor para comunicarse con la máquina que acababa de alejarse. Mawhrin-Skel frenó en seco y giró sobre sí mismo. Gurgeh contuvo el aliento y se preguntó qué podía haberle dicho Chamlis y qué podía replicar la otra unidad. Sabía que Mawhrin-Skel no se tomaría la molestia de mantener sus observaciones en secreto como había hecho Chamlis.

Lo que más me molesta no es lo que he perdido dijo Mawhrin-Skel hablando muy despacio desde un par de metros de distancia . No, lo que me irrita es aquello que he ganado durante el proceso de asemejarme aunque sólo sea remotamente a un caso de fatiga geriátrica como el tuyo al que los años han desgastado de tal forma que ni siquiera tiene la miserable decencia humana de morir cuando el tiempo le deja anticuado. Eres un desperdicio de materia, Amalk-Ney.

Mawhrin-Skel se convirtió en una esfera, alteró la superficie de ésta hasta volverla tan reflectante como un espejo y abandonó la sala para esfumarse en la oscuridad exhibiendo su ostentosa negativa a seguir comunicándose.

Cretino dijo Chamlis con los campos congelados en un frío resplandor azulado.

Boruelal se encogió de hombros.

Confieso que me da un poco de pena.

A mí no dijo Gurgeh . Creo que se lo está pasando en grande. Se volvió hacia la profesora . ¿Cuándo podré conocer a esa joven genio suya que juega tan bien al Acabado? No estará escondiéndola para que pueda entrenarse en paz, ¿verdad?

No, sólo le estamos dando el tiempo necesario para que se adapte a su nueva situación. Boruelal se hurgó entre los dientes con el palillo del canapé . Por lo que me han contado de ella, esa chica ha crecido en un ambiente muy limitado. Parece ser que apenas si ha salido del VGS y todo esto debe resultarle bastante extraño. Aparte de eso, no ha venido aquí para estudiar la teoría de los juegos, Jernau Gurgeh, y creo que debo dejarlo bien claro. Quiere estudiar filosofía.

Gurgeh puso la cara de sorpresa que se esperaba de él.

¿Un ambiente muy limitado? exclamó Chamlis Amalk-Ney . ¿En un VGS?

Su aura gris metálico indicaba perplejidad.

Es bastante tímida.

Sí, supongo que debe serlo.

Tengo que conocerla dijo Gurgeh.

La conocerá dijo Boruelal , y puede que muy pronto. Dijo que quizá vendría conmigo a Tronze para el próximo concierto. Hafflis siempre celebra una partida allí, ¿no?

Sí, tiene esa costumbre dijo Gurgeh.

Quizá juegue con usted en Tronze. Pero no se sorprenda demasiado si lo único que consigue es que le mire con cara de susto.

Seré el epítome de la afabilidad y los buenos modales le aseguró Gurgeh.

Boruelal asintió con expresión pensativa mientras recorría la multitud de invitados con la mirada. Un estallido de gritos procedente del centro de la sala pareció distraerla.

Disculpe dijo . Creo haber detectado el comienzo de una nueva conmoción.

Se apartó de él. Chamlis Amalk-Ney se hizo a un lado para evitar el que volviera a utilizarle como mesa y la profesora se llevó su copa con ella.

¿Viste a Yay esta mañana? preguntó Chamlis.

Gurgeh asintió con la cabeza.

Me hizo poner un traje especial y me dio un arma para que disparara contra proyectiles de juguete que se desmantelaban a sí mismos mediante explosiones controladas.

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