Orson Card - Retorno a la Tierra

Здесь есть возможность читать онлайн «Orson Card - Retorno a la Tierra» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1996, ISBN: 1996, Издательство: Ediciones B, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Retorno a la Tierra: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Retorno a la Tierra»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El planeta Armonía, colonizado por humanos hace casi cuarenta millones de años atrás, ha estado siempre bajo el cuidado de una inteligencia artificial: el Alma Suprema, el ordenador que todo lo sabe y todo lo protege. Pero el Alma Suprema ha envejecido y está débil. Debe volver a la lejana Tierra para recobrar la ayuda del Guardián.
En
, Nafai y su familia, los elegidos del Alma Suprema, realizan un viaje interestelar de un centenar de años que, pese a la hibernación de la mayoría, no deja de acrecentar el odio entre los partidarios de Nafai y los de su hermano Elemak. Llegados a la Tierra, los expedicionarios se enfrentarán a algunas de las especies que se han desarrollado en los cuarenta millones de años de ausencia de los humanos. En particular a quienes, fruto de la evolución de murciélagos y topos, han devenido en seres voladores y cavadores de túneles, conocidos como “ángeles” y “demonios”. Las religiones, los odios, las rivalidades y las luchas por el liderazgo hacen todavía más ardua una empresa ya de por sí francamente difícil.
Card nos ofrece, como ya hiciera en la premiada serie de Ender, un interesante retrato del ser humano y de sus motivaciones. Unos personajes entrañables, la lucha por el poder, las interacciones entre especies, la compleja explicación biológica de comportamientos, culturas y religiones sorprendentes son algunos de los elementos que mantienen viva la trama de una saga fascinante.

Retorno a la Tierra — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Retorno a la Tierra», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

En su soledad y temor, entró en su pequeña casa y abrió una caja que mantenía oculta en un recipiente para maíz seco. En la caja encontró un grueso montón de plantas de metal sujetas con argollas también de metal. Era un libro, comprendió Nafai, pues había escritura grabada en el metal, y el hombre lo abría y volvía las páginas.

Sin saber cómo, Nafai supo qué decían las palabras, qué veía el hombre mentalmente mientras leía. El hombre leía la historia de Volemak viendo una columna de fuego en una roca del desierto y regresando a Basílica para advertir de que la ciudad sería destruida. La historia de Nafai y sus hermanos retornando a la ciudad en busca del índice. El hombre asentía al ver a Nafai junto al cadáver de Gaballufix. A veces quienes se ocupaban de una comunidad debían actuar contra un individuo. Un buen hombre procuraba evitar tales extremos, pero si la gente necesitaba que fuera implacable lo era, no se acobardaba; actuaba por su propia mano y abiertamente.

De mí aprendió esto, pensó Nafai, y luego comprendió que era él quien confeccionaba el libro y escribía la historia de su vida, de la vida y los actos de toda la gente de su comunidad, sus malos actos y sus hazañas, sus tiempos de duda y sus asombrosos logros. Y ese hombre, ese monarca, miraba el libro y hallaba en él historias que lo guiaban, aportándole una sabiduría que afianzaba su determinación, infundiéndole un amor que lo movía a la compasión, unas esperanzas que le inspiraban actos nobles aunque las esperanzas mismas no se concretaran.

Nafai se despertó y pensó: Este sueño era tan claro que debe venir del Alma Suprema. O tal vez del Guardián de la Tierra.

Y luego pensó: Este sueño concuerda tanto con mi deseo de conservar la lectura y la escritura entre estas gentes que bien podría ser producto de mi propio anhelo.

Pero ¿de dónde venía ese anhelo? ¿Por qué ansiaba tanto conservar el lenguaje escrito para sus descendientes? ¿No podían esos deseos provenir del Guardián?

No, pensó. Esos deseos provienen de mi recuerdo del cadáver de Gaballufix. Lo maté para quitarle el índice. ¿Y para qué era el índice? Era mi acceso —nuestro acceso— al vasto acopio de conocimientos que había en la nave estelar que nos trajo aquí. Era la clave de todo lo que sabía el Alma Suprema. ¿Qué habría significado para nosotros si no hubiéramos sabido leer y escribir? Para un pueblo analfabeto, el índice no habría valido nada y ningún hombre habría tenido que morir para que Nafai lo consiguiera. Tengo un sueño que justifica mis propios actos.

Pero aunque descalificara el sueño, seguiría su sugerencia.

Sin dar explicaciones, se despidió de Volemak y Luet y viajó en la lanzadera de la nave hasta donde los mapas indicaban que se podía encontrar oro. Se trataba de una veta rica que los grandes plegamientos y conmociones de los últimos cuarenta millones de años habían empujado hacia la superficie de la tierra. Nafai disponía de las herramientas para metales de la nave, y en dos días de labor solitaria logró extraer varios kilos de oro macizo del filón expuesto en la ladera. Pasó un día refinándolo. Luego lo aplanó, sin aleaciones; obtuvo planchas lisas usando como yunque la imperturbable superficie de metal de la lanzadera. Las planchas eran delgadas, pero el conjunto resultó muy pesado. Tardó tres días en fabricar las planchas de oro, y en ese tiempo sólo se distrajo para recoger la comida que podía encontrar. Tenía hambre, pero el trabajo que realizaba le importaba más que la comida.

En sus primeros intentos descubrió que era engorroso trazar a mano, en oro, las curvas ondulantes del alfabeto que se había usado durante tantos milenios en Armonía. Tuvo que buscar formas más cuadradas para las letras sin que se confundieran unas con otras. Además, algunas grafías eran demasiado complejas y se necesitaban demasiadas letras para representar los sonidos. Las modificó, inventando cinco letras nuevas para representar sonidos que antes requerían dos caracteres cada uno. El resultado fue una síntesis del idioma escrito, y al escribir sintetizaba aún más, usando sólo un par de caracteres para representar las palabras más comunes.

Se preguntó cómo se atrevía a modificar así el lenguaje. ¿Quién iba a comprenderlo?

Obviamente, la única gente capaz de comprenderlo sería aquella a quien él enseñara a leer y escribir y que por tanto conociera el significado de los símbolos. Por otra parte, cualquiera que hubiera aprendido a leer los signos que tallaba en el oro decodifica-ría la mayoría de las letras que se usaban en la lengua de Armonía, la lengua de la biblioteca del ordenador de la nave. Mientras el idioma no cambiara, Nafai no privaría a sus descendientes de su patrimonio literario, si alguna vez tenían la oportunidad de recobrarlo.

Oro. Qué apropiado, para el tesoro en que esperaba que se convirtiera aquel libro. Pero no escogió el oro por su valor de trueque, sino por la misma razón que lo habían usado para acuñar moneda la mayoría de las culturas de la historia humana. Era blando, maleable, aunque no tanto como para deformarse, y no se corroía ni se corrompía, no se manchaba ni se degradaba. Mucho después de la muerte de Nafai, las letras seguirían en las páginas del libro de metal.

Puso las planchas en la lanzadera, junto con el oro sobrante, y voló a casa. Cuando guardó la lanzadera en la nave, no explicó adonde había ido ni qué había hecho. No se proponía engañar a nadie, ni era por falta de confianza en sus padres, Luet o los demás. Pero le daba reparo contarlo. Pensarían que era una necedad.

No, no lo era. En absoluto. Mientras trabajaba a la luz de la lámpara y la mecha chisporroteaba en el sebo derretido del tazón de arcilla, Nafai sentía el poder de su obra. Estoy proyectando hacia el futuro mi persona y mi visión de lo que nos ha sucedido. Algún día la única versión de estos hechos que conocerá la gente será la que yo habré escrito. Nuestros descendientes nos verán a través de mis ojos. Así que seré yo quien viva en su recuerdo. Seré yo quien susurre al oído del gran dirigente, si alguna vez existe, si este libro sobrevive, si hay en él algo de sabiduría.

La escritura de estas páginas de oro me convierte en inmortal. Cuando todos los demás hayan muerto, yo seguiré vivo. Por eso guardo este secreto, por eso lo retengo. Es algo desalmado y egoísta por mi parte.

(No, no lo es.)

Conozco mi corazón. No me avergüenza admitir que mis motivos son impuros.

(Estás realizando un acto generoso. Brindas a tus hijos de dentro de ciento veinte generaciones un conocimiento del pasado. Un conocimiento de por qué los humanos, los cavadores y los ángeles viven juntos en este lugar.)

¿Y si Elemak escribiera este libro? Sería una versión muy diferente, ¿verdad?

(Estaría plagada de mentiras.)

Un narrador distorsiona inevitablemente la historia que narra. Sin saberlo, también yo miento al dar a los acontecimientos la forma que tiene sentido para mí. Cualquier otro lo escribiría de otra manera. Mi enfoque no es necesariamente el mejor.

(Lo que estás creando será tratado como un objeto sagrado, un símbolo de autoridad, que se legará de generación en generación. Como el índice. Duró cuarenta millones de años.)

Nafai rió en silencio, tratando de no despertar a Luet ni a sus tres hijos más pequeños, nacidos desde que vivían en la aldea de los ángeles, o a los mellizos, que dormían en el altillo, soñando con nuevas travesuras o nuevos accidentes que sufrir para mantener a sus padres continuamente en vilo.

(Te ríes, pero sabes que digo la verdad.)

Bien, Alma Suprema, ¿entonces fuiste tú quien me envió el sueño?

(No.)

¿El Guardián?

(Sabes que ignoro lo que hace el Guardián.)

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Retorno a la Tierra»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Retorno a la Tierra» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Retorno a la Tierra»

Обсуждение, отзывы о книге «Retorno a la Tierra» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x