Peter gruñó.
Sarkar pulsó algunas teclas.
—¿Qué van a hacer mientras se ejecutan en background? —preguntó Peter.
—Bien, les he dado acceso limitado a la red. Pueden bajarse cualquier libro o grupo de noticias que quieran leer, por impuesto, pero lo más importante a lo que les he dado acceso es a las librerías de realidad virtual de diversos grupos de interés especial. Pueden conectarse a una simulación de casi cualquier cosa imaginable: submarinismo, escalada, baile… lo que sea. También les he dado acceso al equivalente europeo: ése está lleno de simulaciones sexuales. Por tanto, hay mucho para tenerlos ocupados. Las actividades que escojan cada uno nos dirán mucho sobre los cambios en su psicología.
—¿Cómo?
—Bien, el tú real nunca iría a hacer paracaidismo… pero una versión inmortal, que supiese que no podía morir, podría coger ese hobby. —Sarkar tecleó algunos comandos—. Y hablando del inmortal, presentémonos antes a Ambrotos. —Más tecleo, y habló por el micrófono—. Hola —dijo—, soy yo, Sarkar.
No hubo respuesta.
—Algo debe haber salido mal —dijo Peter.
—No lo creo —dijo Sarkar—. Todos los indicadores están bien.
—Inténtalo de nuevo —dijo Peter.
—Hola —le dijo Sarkar al micrófono.
Silencio.
—Quizá borraste la parte que controla el habla —dijo Peter.
—Fui muy cuidadoso —dijo Sarkar—. Supongo que podía haber alguna interacción que se me pasase por alto, pero…
—Hola —dijo finalmente una voz desde el altavoz.
—Ah —dijo Sarkar—. Aquí está. ¿Me pregunto qué te llevó tanto tiempo?
—La paciencia es una virtud —dijo la voz—. Quería meditar sobre lo que sucedía antes de contestar. Soy un simulacro, ¿no? De Peter G. Hobson. Pero he sido modificado para simular un ser inmortal.
—Eso es exactamente —dijo Sarkar—. ¿Cómo pudiste saber cuál eras?
—Bien, sabía que ibais a crear tres. No me sentía exactamente yo mismo, así que sospeché que no era el control. Después de eso, simplemente me pregunté si me sentía caliente. Ya sabéis lo que dicen: los hombres piensan en el sexo cada cinco minutos. Supuse que si era el sim de después de la muerte, el sexo sería lo más alejado de mi mente. Y no lo es. Quiero follar. —Una pausa—. Pero cuando comprendí que no me importaba si lo hacía esta década o la siguiente, lo supe. Esa necesidad de gratificación instantánea… es impropio. Tú eres un ejemplo perfecto Sarkar: casi te da un ataque porque no respondí inmediatamente a tu «hola». Ese tipo de cosas me parecen ahora tan extrañas… Después de todo, tengo todo el tiempo del mundo.
Sarkar sonrió.
—Muy bien —dijo—. Por cierto, te llamamos el simulacro Ambrotos.
—¿Ambrotos? —dijo la voz en el altavoz.
Sarkar se giró hacia Peter.
—La primera prueba de que las simulaciones son exactas —dijo sonriendo—. Hemos duplicado con éxito tu ignorancia —le habló al micrófono—. Ambrotos es inmortal en griego.
—Ah.
—Ahora voy a dejar que sigas ejecutándote en background —dijo Sarkar—. Pronto volveré a hablar contigo.
—Más tarde o más temprano, no importa —dijo Ambrotos—. Aquí estaré.
Sarkar tocó algunas teclas.
—Bien, ése parece funcionar bien. Ahora a por el más peculiar… Espíritu, la entidad de vida después de la muerte. —Tocó algunas teclas, llamando al último simulacro—. Hola —dijo de nuevo—. Soy yo, Sarkar Muhammed.
—Hola, Sarkar —dijo la voz sintética.
—¿Sabes… sabes quién eres? —dijo Sarkar.
—Soy el fallecido y llorado Peter Hobson.
Sarkar sonrió.
—Exactamente.
—R.I.P. en RAM —dijo la voz sintética.
—No parece molestarte demasiado estar muerto —dijo Sarkar—. ¿Cómo es?
—Déjame un tiempo para acostumbrarme y te lo haré saber.
Peter asintió. Parecía muy justo.
A las dos de la madrugada.
Como la mayoría de las noches desde que Cathy había hecho su confesión, Peter tenía problemas para dormir.
Irónicamente, según el Monitor Hobson de la pared, Cathy estaba en lo más profundo del sueño REM. Peter podía oírla respirar a su lado.
Se habían ido a la cama a las 23.30. Dos horas y media antes. Tiempo suficiente para leer un libro corto o ver una película larga o, si los hubiese grabado y se saltase los anuncios, para ver tres episodios de una serie de televisión de una hora.
Pero no había hecho ninguna de esas cosas. Simplemente se había quedado tendido en la oscuridad, moviéndose y girándose ocasionalmente, oyendo el zumbido de los ventiladores de mesa.
Peter tenía la boca seca, y ganas de orinar. Salió de la cama y se abrió camino fuera del dormitorio en la oscuridad y bajó las escaleras.
Visitó el baño de la planta baja, luego se dirigió al cuarto de estar y se sentó en el sofá.
Las persianas verticales de las ventanas estaban cerradas, pero entraba algo de luz de la lámpara de fuera. Mirándole como ojos robóticos había pequeños LEDs rojos y verdes en los protectores de tensión de varios enchufes de pared. Diversas luces y un reloj digital brillaban frente al vídeo. Peter palmeó el tapizado del sofá hasta que encontró el esbelto control remoto negro. Encendió el televisor y comenzó a cambiar de canal.
Canal 29, desde Buffalo, Nueva York: un infoanuncio, promocionando un equipo para hacer en casa una operación de cambio de nariz. Devolución del dinero garantizada.
Canal 22, la Canwest Global Network: Paseo nocturno , el programa más barato del mundo con contenido canadiense; un tipo con una videocámara dando un paseo de madrugada por las calles del centro. Era sorprendente que no lo asaltasen.
Canal 3, Barrie, Ontario. Una reposición de Star Trek. A Peter le gustaba jugar a identificar el episodio; normalmente le bastaba con un solo cuadro. Aquél era fácil; uno de los pocos episodios filmados en exteriores. Y tenía a Julie Newmar con una peluca rubia. «Friday's Child». Ni mucho menos uno de los mejores, pero Peter sabía que en diez segundos, McCoy entonaría el clásico «Soy médico, no un escalador». Esperó a ese diálogo, y luego cambió.
Canal 12, la red francesa CBC. Había una chica guapa en la pantalla. Peter sabía por larga experiencia que cuando una mujer atractiva aparecía de noche en la red francesa, se pondría en topless en menos de cinco minutos. Pensó en esperar, pero decidió volver a cambiar.
Canal 47, Toronto: otro infoanuncio. Tupés por ingeniería genética: el pelo falso (en realidad un tipo especial de hierba que usaba un pigmento marrón en lugar de clorofila) crecía de verdad, por lo que incluso los calvos podrían oír decir a los amigos, «parece que es hora de un corte de pelo, Joe». Peter, que tenía una calva del tamaño de un disco de hockey, se maravilló de la vanidad. Por otra parte, quizá su suegro usaría algo así.
Volvió a cambiar. La BBC World Service sobre CBC Newsworld.
Una historia sobre los conflictos étnicos en la guerra brasileña en la CNN.
En el teletexto información bursátil.
La Cadena Meteorológica, con la predicción de mañana en Auckland, Nueva Zelanda; como si a alguien en Canadá le importase un carajo.
Peter suspiró. Un inmenso desierto.
Mientras pasaban las imágenes, pensó en los simulacros que Sarkar había creado.
Sarkar había eliminado características en dos de los sims.
Cambiándolos. Quitando las partes que no deseaban.
Quizás el conocimiento de la aventura de Cathy también pudiese ser eliminado.
Quizás, entonces, los sims, al menos, pudiesen dormir bien por las noches.
Deseó que sus propios recuerdos pudiesen ser alterados con tanta facilidad.
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