José Somoza - Zigzag

Здесь есть возможность читать онлайн «José Somoza - Zigzag» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Zigzag: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Zigzag»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

“Muchos matarían por ver el futuro. Otros morirán por ver el pasado”.
Quienes conocen a Elisa Robledo, joven y brillante profesora de física teórica, presienten que algo extraño se oculta tras esa mujer atractiva y aparentemente segura de sí misma. Aunque quizá sea más correcto decir que nadie conoce a Elisa Robledo. Y es que guarda un secreto sobre unos experimentos ocurridos diez años atrás, cuando colaboró con su idealizado y prestigioso profesor Blanes y un selecto grupo de científicos en el desarrollo de la llamada “teoría de cuerdas”, mediante la cual sería posible, partiendo de una imagen actual de cualquier lugar geográfico y procesándola por medio de un acelerador de partículas, obtener otra imagen de ese emplazamiento en un tiempo pasado, ya sea reciente o remoto. Así, uno podría ser testigo en pleno siglo XXI del Jerusalén de tiempos de Cristo o de cuando los dinosaurios poblaban la tierra.
Pero algo no salió bien, y el experimento se zanjó con terribles resultados para los participantes en el mismo. Las consecuencias de esos experimentos no deja indemnes a las personas que “ven” esas secuencias, se producen unos extraños fenómenos que llaman “desdoblamientos”, consecuencia del entrelazamiento entre el pasado reciente el presente. De esa realidad, aparentemente inofensiva, surge lo terroríficamente inesperado, porque cada fracción de segundo somos alguien “distinto”.
Diez años después, y tras la noticia de un horrible crimen, Elisa se da cuenta de que ha llegado el momento de huir si quiere salvar su vida. La víctima era uno de sus compañeros en los experimentos. Y sólo es el principio…
Somoza utiliza sus conocimientos como psiquiatra para elaborar este thriller científico, centrado en experimentos físicos y protagonizado por físicos, donde el asesino no corresponde a un cuerpo o forma definida; sabemos del peligro que acecha a los personajes de la novela, pero no a ciencia cierta si se trata de algo real, si es producto de la imaginación o si sólo se aparece en sueños o en esas “desconexiones” que sufren los protagonistas. En palabras del propio Somoza, “no hace falta buscar fantasmas ni cuestiones sobrenaturales, creo que la física, adentrarse en el conocimiento que poseen los físicos hoy en día, es un caldo de cultivo muy bueno para cualquier escritor”. Así, el autor ha entrevistado y trabajado con profesionales del CSIC y profesores de física de las Universidades Autónoma y Complutense de Madrid para entender la física y hacérnosla entender a los lectores, de manera que algo tan complejo y tan oscuro para la mayoría de nosotros llegue a ofrecernos una respuesta lógica y una solución inteligible a los problemas que se plantean en la novela. Realmente, es arriesgado elegir la física como eje principal y motivo de desarrollo en la construcción de una novela de intriga; Somoza juega con la posible verosimilitud científica para crear una atmósfera inquietante, desasosegadora, que crea un universo extraño que es parábola de la naturaleza humana.
Como decía Montaigne, citado por Somoza, “sé bien de qué huyo, pero ignoro lo que busco”. Y el lector piensa, ante tanta oscuridad que nos estampa el ser humano y sus acciones, en su ansia de dominar el universo, en la luz de esas estrellas que tarda millones de años en llegar a la Tierra.

Zigzag — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Zigzag», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

La había visto desfilar en dirección a la puerta que dividía las dos alas del barracón, así que con toda probabilidad debía de tratarse de uno de sus compañeros: Nadja, Ric o Rosalyn. Los demás dormían en el ala opuesta.

¿Adónde irá? Aguzó el oído. Las puertas no eran ruidosas, pero no por eso dejaban de ser metálicas, de modo que se preparó para escuchar, en cuestión de segundos, algún tipo de chasquido.

No oyó nada.

Aquel silencio la intrigó. Le hizo pensar en algo más que pura cortesía para con los que descansan. Era como si el supuesto insomne pretendiera ser cauteloso .

Salió de la cama y se acercó a la mirilla. Distinguió las débiles luces de emergencia del pasillo. Éste parecía vacío, pero ella estaba segura de haber visto pasar una silueta.

Se puso la camiseta y salió. La puerta que comunicaba las dos alas del barracón se hallaba cerrada. Sin embargo, alguien tenía que haberla abierto momentos antes: los fantasmas no se incluían entre las posibilidades que barajaba.

Dudó un instante. ¿Intentaría comprobar primero si alguno de sus compañeros no estaba en su lecho? No, pero tampoco iba a quedarse tranquila regresando sin más a la cama. Abrió la puerta de la siguiente ala. Ante ella se extendía un pasillo oscuro, segmentado por débiles bombillas. A la derecha, las puertas de los dormitorios; a la izquierda, el acceso al segundo barracón.

De repente sintió una vaga inquietud.

En realidad, por dentro, deseaba reírse. Nos han ordenado que nos espiemos unos a otros, y eso es lo que hago . En camiseta y bragas, de pie en el pasillo, parecía…

Un ruido.

Esta vez sí, aunque lejano. Quizá procedente del barracón paralelo.

Caminó hacia la boca del pasillo que llevaba al segundo barracón. La inquietud, como un amigo pesado, se resistía a abandonarla, pero por fuera no se le notaba. En general se encontraba tranquila: ser hija única le había enseñado muy pronto a caminar a solas en la oscuridad y el silencio de las noches. Le quedaba poco para perder esa costumbre por completo.

Llegó hasta el pasillo y se asomó.

A unos dos metros de ella, una extraña criatura hecha de sombras vivas agitaba los brazos en cruz y la observaba con mirada brillante y devoradora. Pero lo más horrible (luego comprendería que se trataba de otra advertencia) fue comprobar que carecía de rostro , o bien sus facciones se mezclaban con las tinieblas.

– No grite -dijo en inglés una luz repentina, con voz ronca, cegándola (sí, ahora se daba cuenta: había lanzado un chillido)-. La he asustado, perdón…

Ella ignoraba que los soldados patrullaran de noche por el interior de los barracones. La linterna que el militar había encendido le reveló el resto: los «brazos en cruz» (el rifle), la «mirada brillante» (un visor de infrarrojos), la ausencia de rostro (una especie de radio que ocultaba su boca). En la pechera del uniforme se leía «Stevenson». Elisa lo conocía: era uno de los cinco soldados que había en la isla, uno de los más jóvenes y apuestos. Hasta ese momento no había hablado con ninguno de ellos. Se limitaba a saludarlos cuando los veía, como consciente de que estaban allí para cuidarla y no al revés. Ahora experimentó una honda sensación de vergüenza.

Stevenson bajó la linterna y alzó el visor de infrarrojos. Ella pudo ver que sonreía.

– ¿Qué hacía paseando a oscuras por el corredor?

– Creí ver a alguien pasar frente a mi cuarto. Quería saber quién era.

– Llevo aquí una hora y no he visto a nadie. -En la voz de Stevenson ella creyó detectar cierto enfado.

– Quizá me he equivocado. Perdone.

Escuchó el sonido de otras puertas: compañeros alarmados por su estúpido grito. No quiso saber quiénes eran. Se disculpó, regresó a su cuarto, se tumbó en la cama y, pensando que nunca se dormiría, se quedó dormida.

Día siguiente, martes 26 de julio, a las 18.44.

Bostezó, se levantó y puso el ordenador en «hibernación». Lo había programado para que continuase el complicado cálculo por sí solo.

El incidente con la sombra nocturna aún rondaba en su cabeza. Decidió que se lo comentaría a Nadia en la playa, al menos para reírse. Por lo pronto, necesitaba descansar un poco. Llevaba solo seis días en Nueva Nelson, pero le parecía que eran meses. Se preguntó si el esfuerzo excesivo podría llegar a enfermarla. Pero no hay problema: tengo el hospital al lado de la mesa . Contempló el silencioso laboratorio de la paleontóloga, que hacía las veces de pequeña clínica y contaba hasta con una camilla de exploración. Si seguía así, quizá le pidiera a Jacqueline alguna píldora «energética». «El cálculo de la energía me roba energía», le diría.

Abandonó el laboratorio, se dirigió a su habitación, cogió el bikini y la toalla y salió del barracón a la mortecina luz del sol. Era uno de los escasos días sin lluvias en los meses monzónicos, y había que aprovecharlo. Al ver al soldado que montaba guardia en la verja volvió a recordar el incidente de la noche, pero en este caso no era Stevenson sino Bergetti, el italiano robusto con quien Marini jugaba a veces a las cartas. Lo saludó al pasar (le amedrentaban aquellos erizos humanos repletos de armas), atravesó la cancela y descendió la suave loma hasta la playa más increíble de su vida.

Dos kilómetros de oro molido y un mar que en sus mejores días se coloreaba de varias tonalidades de azul, al lado de cuya espuma la carne de Nadja podía parecer tan morena como la suya, de olas poderosas, maquinarias salvajes que nada tenían que ver con las domésticas ondulaciones de las playas civilizadas. Por si fuera poco, como si el Dios de aquel paraíso no quisiera provocar muchas molestias, las olas más fuertes rompían a lo lejos, permitiéndole caminar por un amplio remanso de agua y crema de arena, y hasta nadar, sin mayor inconveniente.

Nadja Petrova le hizo señas desde el lugar de costumbre. Elisa había trabado con la joven paleontóloga rusa una de esas amistades rápidas y profundas que solo acontecen entre personas obligadas a convivir en lugares aislados. Ambas tenían, cosas en común, además de la edad: carácter voluntarioso, aguda inteligencia y similar costumbre de subir peldaño a peldaño la empinada escalera de los logros. En esto último, incluso, Nadja la superaba. Nacida en San Petersburgo, inmigrante en Francia desde su adolescencia, se había abierto camino hasta obtener una de las codiciadas becas de doctorado con Jacqueline Clissot en Montpellier, convirtiéndose en su discípula predilecta, y todo ello sin una madre rica que le pagara hasta el tiempo que emplearían ambas en discutir. Pero cuando hablaba con Nadja no percibía aquellas cualidades tan duras: más bien se quedaba con la fulgurante impresión dé una chica amable y divertida, de pelo color cidra y piel nevada, de esa clase de criaturas que parecen dedicarse al sencillo e inmenso trabajo de sonreír. Elisa pensaba que no podía haber encontrado mejor compañera.

– Hum, el mar está hoy tentador -dijo Elisa dejando la toalla y el bikini en la arena y comenzando a desvestirse-. Creo que lo probaré, a ver si me ahogo.

– Por lo visto, hoy tampoco lo has conseguido. -Nadja le sonrió bajo las grandes gafas negras que protegían la mitad de su níveo rostro.

– Al menos he conseguido deprimirme.

– Repite conmigo: «Mañana lo lograré, mañana será el día».

– «Mañana lo lograré, mañana será el día» -obedeció Elisa-. ¿Puedo modificar un poco el mantra?

– ¿Qué sugieres?

– «Lo lograré un día de éstos», por ejemplo. -Elisa tensó el slip en sus caderas y cogió el sujetador del bikini-. Mantiene viva mi esperanza pero no me aburre.

– La clave del mantra es aburrir un poquito -declaró Nadja y se echó a reír.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Zigzag»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Zigzag» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Bill Pronzini - Zigzag
Bill Pronzini
José Somoza - Clara y la penumbra
José Somoza
Jose Somoza - Art of Murder
Jose Somoza
José Somoza - El Cebo
José Somoza
José Somoza - La Caja De Marfil
José Somoza
José Somoza - Dafne desvanecida
José Somoza
José Somoza - Silencio De Blanca
José Somoza
Joseph Conrad - Zwycięstwo
Joseph Conrad
Отзывы о книге «Zigzag»

Обсуждение, отзывы о книге «Zigzag» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x