• Пожаловаться

José Somoza: Cartas de un asesino insignificante

Здесь есть возможность читать онлайн «José Somoza: Cartas de un asesino insignificante» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

José Somoza Cartas de un asesino insignificante

Cartas de un asesino insignificante: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cartas de un asesino insignificante»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Durante su solitaria estancia en el pueblo costero de Roquedal, una traductora, Carmen del Mar Poveda, recibe misteriosas cartas de un desconocido que le declara su intención de matarla. Las cartas son abandonadas en el muro que rodea su casa y el desconocido exige una respuesta. Comienza así un extraño intercambio epistolar, un juego de acertijos y falsas soluciones, de identidades y espejos, en el que, inexorablemente, se imbricarán las oscuras leyendas del pueblo, sus antiquísimas fiestas populares y algunos de sus más enigmáticos habitantes. Escrita en clave lúdica, siguiendo una estructura argumental que recuerda el juego múltiple de las cajas chinas, la novela aborda do manera brillante la idea de la muerte, ese asesino particular que siempre nos acompaña como interlocutor privilegiado de toda la vida, al tiempo que presenta la escritura como metáfora y espejo del destino humano. Estimada señorita. Voy a matarla y usted lo sabe, así que me asombra su silencio. La flor del almendro ya destella de blancura en las ramas, pero no advierto la flor de sus cartas en el muro. Eso no es lo convenido. Yo me tomo en serio mi papel de verdugo: haga lo mismo con el suyo de víctima. Le sugiero, por ejemplo, que se vuelva romántica.

José Somoza: другие книги автора


Кто написал Cartas de un asesino insignificante? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Cartas de un asesino insignificante — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cartas de un asesino insignificante», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Bien, ¿quieres que formemos pareja en es-:e diálogo subterráneo? ¡De acuerdo! ¿Quién mejor que tú para completar el tándem? ¿Y qué pensabas la otra noche, cuando distinguí tu pelo blanco como un catadióptrico de carretera y tu figura rechoncha pero a la vez quijotesca recortada por la cancilla del huerto? (¡llegué a creer que, conociendo mi horario laboral, venías a visitarme a las dos de la madrugada!). ¿Qué ideas cruzaban por la reliquia de tu cerebro? ¿Quizá pensabas: «Llevo días sin ver el sobre. Vamos a ver qué hace cuando encuentre uno que no recuerda haber dejado. A ver cómo se toma esta nueva carta». Y tu conciencia, muy tranquila, por supuesto: quien deja sus blancas intimidades puestas a secar en el muro de su casa tiene que arriesgarse a que un extraño las contemple, ¿no? Además, seguro que te ha parecido un sistema cojonudo para cantarnos las cuarenta cuando queramos. Expresar las opiniones íntimas como avisos de faro; el otro las ve desde lejos y contesta con las suyas; después, frente a frente, a disimular. Pues bien, como suele decirse, Manolo: será más divertido entre dos Disimularé, y seguiremos escribiéndonos enigmas.

Dejo esta carta en el lugar de costumbre. Confío en que usted sea un asesino de palabra -nunca mejor dicho- y no me abandone.

* * *

Estimada señorita. La vi hace dos tardes, al mediodía -una hora del todo desusada en sus costumbres-, subiendo por la Trocha hacia la plaza. Hacía bastante calor, no podía ser menos teniendo en cuenta la hora y el abril que hemos sufrido, y llevaba lo que me pareció un mono azul marino de tirantes y zapatos deportivos. El mono, con ser vulgar, no le sentaba mal a su figura estilizada de pelo castaño cortado casi al rape por detrás. Sin embargo, pensé que tal atuendo no hacía sino acentuar la ya excesiva sobriedad de su silueta, con esa ostensible estrechez de caderas. Me permito indicarle que un vestido holgado y unos zapatos de tacón alto la favorecerían más. Lo cierto es que la seguí hasta verla vacilar al final de la calle Principal. Entonces me percaté de que no quería dar a entender que vacilaba: se acercó a la mente de la plaza y simuló entretenerse contemplando a los obreros que colocaban la iluminación para las fiestas de los Reyes de Mayo. Permaneció un instante abstraída, tomó bruscamente por Palomares, volvió a recorrer Mazo tal como hizo el Viernes Santo y regresó a su casa solitaria de la playa. Caminaba con tal parsimonia que me distraje por un momento con el espejismo de que me invitaba a seguirla, pero cuando la vi penetrar en el huerto y cerrar la puerta la ilusión se desvaneció. Aguardé tras un árbol. Pasó el tiempo sin que nada más sucediese, Las ramas de los naranjos temblaron con la brisa y las avispas llenaron los aleros del techo. El mar terminó imponiéndose. Atardeció más, y ladró un perro.

* * *

Mi inestimable señor. ¿Y a usted qué le importa lo que hago o dejo de hacer, o si voy vestida de una forma u otra?

Bueno, ahora en serio. Te deslizas con pies de en la oscuridad, oh Manolo. Pero no me sorprende: la noche del mar, temible como el mundo de un ciego, ciñe mi casa por completo y cualquiera puede camuflarse en su interior. Además, mi amoroso insomnio deja de seducirme a las cuatro o cinco de la madrugada, hora en que me zampo dos hipnóticos y me muero hasta las ocho o las nueve, cuando vuelvo a resucitar, así que todo es posible. No obstante, el hecho de no haberte sorprendido ni una sola vez delinquiendo en el muro con tus cartas (ni en esta última ocasión ni en la precedente) me ha parecido poco divertido, y me han entrado ganas de romper la baraja y terminar con el juego (no me gustan los misterios de verdad), Pero esta mañana, cuando quise comunicarte mi decisión, sucedió algo que excitó mi cobardía y cambié de idea. Nada más llegar al bar de la Trocha te sorprendí chismorreando de política con Joaquín, que te soporta con toda su santa paciencia, el pobre; sostenías un botellín de cerveza aunque parloteabas como si tu cuerpo sostuviera muchísimos más, y tardaste en advertirme; entonces me saludaste con un horrísono «¡Doña Carmen!», provocando la risa boba de tu comparsa. Te devolví el espantoso saludo con la mano, en un silencio más que significativo, pero al mismo tiempo pensé: «¿Y sino eres tú quien creo que eres?».

Tu aspecto de borrachín mañanero, soltando coces contra la política del gobierno, no me cuadró con el extraño lenguaje de tus cartas. ¿Y si es otro el que creo que eres tú, y tú no eres el que creo que eres? ¿Quién me escribe entonces? Después hiciste algo que me alivió: te marchaste con enigmática rapidez y ni siquiera quisiste compartir la primera caña conmigo. Parecías opinar: «Ahora que ya podemos escribir lo que pensamos, ¿para qué hablar?».

He optado por continuar con la farsa, ya que me siento fecunda en el buen sentido de la palabra, quiero decir, en el más abstracto. Tus anónimos me han arrancado de la vida vegetal que soportaba, y ahora me dedico con todas mis fuerzas a perfilar la traducción de Light inAugust y a esbozar mi novela, cuyo tema es el siguiente:

Tema de novela

Una escritora se instala en un pueblecito costero con el fin de hallar inspiración para su próxima novela, cuyo tema es el siguiente:

Tema de novela II

Un asesino envía cartas a una mujer solitaria, invitándola a responderle.

Tema de novela I (continuación)

Para inspirarse, la escritora mima los detalles de su fantasía: escribe los supuestos mensajes del «asesino» y sus respuestas, y los abandona en el muro de su casa para «hallarlos» al día siguiente; pero, tras varios meses de invenciones, se harta del juego y decide finalizarlo. Y es entonces cuando las cosas se ponen interesantes, porque alguien, un vecino del pueblo, ha estado leyendo a escondidas esa extraña correspondencia unívoca y se dispone a continuar la trama adoptando el papel de asesino. Lo más curioso es que la escritora, tímida como todos sus colegas a la hora de enfrentarse a la realidad no imaginada, accede a prolongar la diversión con el aliciente de la mano anónima que ahora le escribe de verdad, y…

Pero el final no lo he decidido aún, así que tendrás que esperar nuevas entregas, Manolo. Comprendo que al lector le surgirán algunas dudas.

Dudas del lector

Pensará el lector: «¿Qué intenciones tiene este vecino? ¿Concibe el juego tan sólo como un espejo de la fantasía de una escritora a la que quizá admira? ¿Acaso pretende llevarlo hasta el final, con todas sus consecuencias? ¿Y por qué alguien iba a pretender eso? ¿O bien -¡delirio inmenso de la literatura!- se trata todavía de la misma escritora, que intenta confundirme? ¿Se ha vuelto loca? No obstante…». Compadezco al desesperado lector llegado este punto, Manolo, porque la irrealidad se filtra como la niebla, basta una rendija: «Si la escritora se lo inventa todo, ¿por qué no se va a inventar también el pueblo? Y si el pueblo es ficticio, ¿por qué no ella misma? ¿Y por qué no yo, su lector?››. Terrible y desconocido tormento es leer lo que otro maquina. A mí me ocurre eso contigo, Manolo, que no sé qué es lo que inventas y qué lo que afirmas con seriedad, y tampoco sé si lo que afirmas con seriedad es inventado (porque la seriedad nada tiene que ver con la existencia de las cosas, ya lo decía Nietzsche). y ni siquiera sé si lo que inventas es serio y, por tanto, si merece el esfuerzo de mi reflexión.

Las últimas líneas van dedicadas a mi «asesino».

Carta a mi asesino

Señor. Usted no quiere matarme. Su «broma», si de eso se trata, estriba precisamente en todo lo que sucede «antes». Le interesa observarme sometida a su lamentable amenaza, estudiar mi reacción ante ese destino supuestamente cierto. Y, mientras tanto, le apasiona filosofar, fingir, esconderse, seguirme, vigilarme hacerse el modisto, el poeta y el loco.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Cartas de un asesino insignificante»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cartas de un asesino insignificante» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «Cartas de un asesino insignificante»

Обсуждение, отзывы о книге «Cartas de un asesino insignificante» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.