Robin Cook - Cromosoma 6
Здесь есть возможность читать онлайн «Robin Cook - Cromosoma 6» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Cromosoma 6
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:4 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Cromosoma 6: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cromosoma 6»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Cromosoma 6 — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cromosoma 6», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Por fin volvió a levantar la cabeza y lo miró.
– ¡Interesante! -exclamó. Viniendo de él, era todo un cumplido. Debido a su problema de audición, hablaba en voz muy alta-. Hay un pequeño problema en el hígado y una cicatriz de otro. Al examinar el granuloma, me ha parecido ver algunos merozoltos.
Jack asintió, dando por sentado que el doctor Malovar se refería a las minúsculas partículas basófilas que él había visto en el centro del granuloma.
Malovar telefoneó a un colega y le pidió que pasara un momento por el laboratorio. Unos minutos después, entró un afroamericano alto, delgado y de expresión grave, vestido con bata blanca. Malovar lo presentó como el doctor Colin Osgood, jefe de parasitología.
– Necesito su opinión, Colin -dijo Malovar señalando el microscopio.
El doctor Osgood miró la muestra unos segundos más que Malovar antes de responder:
– Parasitario, sin lugar a dudas -afirmó con los ojos pegados a los oculares-. Hay merozoitos, aunque no los reconozco. Ha de tratarse de una especie nueva o de un parásito que no suele verse en seres humanos. Deberían consultar al doctor Lander Hammersmith.
– Buena idea -dijo Malovar y miró a Jack-. ¿Le importaría dejarme la muestra? Haré que el doctor Hammersmith la examine por la mañana.
– ¿Quién es el doctor Hammersmith? -preguntó Jack.
– Un anatomopatólogo veterinario -respondió Osgood.
– Por mí, excelente -asintió Jack, aunque nunca se le habría ocurrido llevar la muestra a un anatomopatólogo veterinario.
Tras despedirse de los dos médicos, regresó a la recepción y pidió permiso a la secretaria para usar el teléfono. La secretaria lo condujo a una mesa vacía y le dijo que marcara el nueve para obtener línea exterior. Jack llamó a Lou a la jefatura de policía.
– Eh, me alegro de que hayas llamado -dijo Lou-. Creo que he descubierto algo interesante. En primer lugar, el avión es un fuera de serie. Un G4. ¿Sabes de qué hablo?
– Creo que no. -A juzgar por el tono de Lou, cualquiera hubiera dicho que era su obligación saberlo.
– Quiere decir Gulfstream 4. Es algo así como un Rolls Royce entre los jets privados. Cuesta veinte millones de pavos.
– Estoy impresionado.
– Deberías estarlo -bromeó Lou-. Bueno, veamos qué más he descubierto. Ah, allá va: el avión es propiedad de Alpha Aviation, de Reno, Nevada. ¿Has oído hablar de ellos?
– No. ¿Y tú?
– Yo tampoco. Debe de ser una compañía de alquiler. A ver, ¿qué más? ¡Ah, sí! Esto es lo más interesante. Mi amigo de inmigración llamó a un colega francés a su propia casa, lo creas o no, y le preguntó por la reciente visita de Carlo Franconi a Francia. Al parecer, este burócrata francés puede acceder al banco de datos de inmigración desde el ordenador de su casa, porque, ¿sabes una cosa?
– Estoy en ascuas -dijo Jack.
– ¡Franconi nunca estuvo en Francia! -exclamó Lou-.
A menos que llevara un pasaporte falso. No hay ninguna constancia de su entrada ni de su salida.
– ¿Entonces por qué me dijiste que ese avión no podía proceder más que de Lyón, Francia?
– Eh, no te mosquees.
– No me mosqueo -replicó Jack-. Sólo te recordaba que me dijiste que el plan de vuelo y los datos de inmigración debían coincidir necesariamente.
– ¡Y así es! Decir que el avión procedía de Lyón, Francia, no significa que todos los pasajeros subieran allí. El aparato podría haber parado a repostar.
– Bien pensado: No se me había ocurrido esa posibilidad.
¿Podemos confirmarla?
– Supongo que puedo volver a llamar a mi amigo de la FAA.
– Estupendo. Voy de camino a mi despacho en el depósito. ¿Quieres que te llame o me llamas tú?
– Te llamaré yo -respondió Lou.
– .
Cuando Laurie terminó de escribir todo lo que podía recordar de su conversación con Marvin sobre el procedimiento de recogida de los cadáveres, dejó el papel a un lado y se concentró en su trabajo. Media hora después, volvió a mirarlo.
Con la mente más clara, procuró leerlo desde una perspectiva nueva. Tras la segunda lectura, le llamó la atención la cantidad de veces que aparecía la frase "número de admisión". Claro que no era de extrañar. Después de todo, el número de admisión era para el muerto el equivalente al número de la Seguridad Social durante su vida. Era la cifra de identificación que permitía al depósito controlar los millares de cadáveres que pasaban por allí y sus respectivos expedientes. Siempre que llegaba un cuerpo al Instituto Forense, lo primero que se hacía era adjudicarle un número.
Luego se le ataba una etiqueta con dicho número en el dedo gordo del pie.
Al mirar la palabra admisión, Laurie advirtió con sorpresa que no sabía exactamente a qué se refería. Era sencillamente una palabra que había aceptado y usaba a diario. Todos los informes de laboratorio, las radiografías, los informes de los investigadores y los documentos internos del instituto llevaban el número de admisión. En cierto modo, era más importante que el nombre de la víctima.
Laurie cogió el diccionario y buscó la palabra admisión.
Comenzó a leer y le pareció que ninguna de las definiciones tenía sentido en el contexto en que usaban el término en el depósito. Sin embargo, en la última entrada de admitir, el diccionario indicaba: "dar entrada". Es decir que el número de admisión equivalía al número de entrada.
Laurie buscó los números de admisión y los nombres de los cadáveres que se habían recogido durante el turno de noche del cuatro de marzo, cuando había desaparecido el cuerpo de Franconi. Encontró el papel debajo de una bandeja de por taobjetos. Leyó: Dorothy Kline, número 101455, y Frank Gleason, número 100385.
Gracias a sus dudas semánticas, Laurie reparó en un detalle que no había observado antes: ¡Había una diferencia de más de mil entre los dos números de admisión! Era extraño, porque los números se adjudicaban correlativamente y, conociendo la cantidad de cadáveres que ingresaban a diario en el depósito, Laurie calculó que debían de haber transcurrido varias semanas entre la llegada de uno y otro cuerpo.
Resultaba muy extraño, pues los cadáveres rara vez permanecían más de dos días en el depósito, de modo que Laurie introdujo en su ordenador el nombre de Frank Gleason.
Era el cadáver que había recogido la funeraria Spoletto.
Lo que apareció en la pantalla la dejó estupefacta.
– ¡Cielo santo! -exclamó.
– .
Lou se lo estaba pasando en grande. Aunque el público en general tenia una visión romántica de los detectives, el trabajo en si era ingrato y agotador. Lo que ocupaba a Lou en esos momentos, es decir, hacer fructíferas llamadas telefónicas desde el cómodo sillón de su despacho, era entretenido y gratificante. También era agradable saludar a viejos amigos.
– ¡Caray, Soldano! -comentó Mark Servert, el contacto de Lou en la FAA-. No sé nada de ti durante años y luego me llamas dos veces en el mismo día. Este debe de ser un caso importante.
– Es una pasada -aseguró Lou-. Y tengo algunas preguntas más para ti. Hemos descubierto que el G 4 del que te hablé antes voló de Lyón, Francia, a Teterboro, Nueva Jersey, el veintinueve de enero. Sin embargo, el individuo que investigamos no está registrado en la oficina de inmigración francesa, así que nos preguntábamos si es posible averiguar de dónde salió el N6GSU antes de aterrizar en Lyón.
– Bueno, es difícil -dijo Mark-. Sé que la ICAO…
– Un momento -interrumpió Lou-. No me hables con siglas. ¿Qué es la ICAO?
– La Organización Internacional de Aviación Civil -respondió Mark-. Sé que lleva un registro de todos los vuelos que pasan por Europa.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Cromosoma 6»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cromosoma 6» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Cromosoma 6» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.