Joseph Finder - Poderes Extraordinarios

Здесь есть возможность читать онлайн «Joseph Finder - Poderes Extraordinarios» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Poderes Extraordinarios: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Poderes Extraordinarios»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En el mundo del espionaje, poderes extraordinarios es un término que se utiliza para referirse al permiso que se le otorga a un agente secreto de mucha confianza para que en circunstancias extremadamente especiales viole las órdenes de su empleador si es absolutamente necesario para cumplir el objetivo de una misión de suma importancia.
Poderes extraordinarios es una novela de suspenso escrita por un novelista catalogado como uno de los mejores escritores de thrillers del mundo, Joseph Finder, graduado en la universidad de Yale y Harvard.
La novela narra la historia de Ben Ellison, quien se encarga de investigar el accidente que terminó con la vida de su suegro, director de la CIA en el momento más exitoso de su carrera. Pero, aparentemente, no se trata de un accidente. Ben utilizará sus poderes de percepción extrasensorial para buscar al ex jefe de la KGB, el único que puede revelar la verdad. Pero mientras Ben lleva a cabo su investigación, un asesino le asecha.
Joseph Finder describe una conspiración concebida en el corazón de la inteligencia norteamericana. Una fortuna perdida, de origen soviético y habilidades parapsicológicas condimentan una trama muy atrapante.
El libro tiene un valor tremendo, es muy bueno. Además, su autor afirma que si bien ciertas cosas de la novela son parte de la ficción, la historia está basada en hechos históricos muy misteriosos y poco conocidos, pero existen registros muy interesantes que demuestran su veracidad. A medida que se avanza en la lectura, Joseph Finder presenta artículos periodísticos que respaldan su afirmación.
Se trata de una verdadera obra de arte, te la recomiendo.
Te dejo el link de la página oficial del autor para que encuentres más información si es de tu interés.

Poderes Extraordinarios — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Poderes Extraordinarios», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Había una diferencia inconfundible entre la voz hablada de Rossi y su… ¿cómo llamarla?… su voz "mental", su voz pensada. La voz hablada era más rígida; la mental, más suave, más dulce, más redonda.

Podía oír los pensamientos de Rossi.

Mi cabeza empezó a latir, un dolor horrendo, terrible, en la sien derecha. Todo lo que había en la habitación -Rossi, su asistente que me miraba con la boca abierta, las máquinas, las chaquetas de goma del laboratorio colgadas de ganchos junto a la puerta- estaba rodeado de un aura multicolor. Me empezó a picar la piel, una sensación desagradable que cambiaba de caliente a frío, y sentí que me subía una ola de náuseas desde el estómago.

Hay volúmenes y volúmenes escritos sobre el tema de la percepción extrasensorial y los fenómenos psíquicos, y la vasta mayoría de esos trabajos es directamente una estupidez -lo sé, los he leído prácticamente todos-, y sin embargo, no hay ni un teórico que haya especulado lo que yo sentí en ese instante.

Yo oía sus pensamientos.

No todos sus pensamientos, claro, o me hubiera vuelto loco hace ya mucho. Sólo algunos, cosas que entraban en su mente con la suficiente urgencia, con la suficiente intensidad.

O por lo menos, eso fue lo que entendí mucho después.

Pero en ese momento, en ese momento de revelación súbita, no comprendí todo como lo entiendo ahora. Lo único que supe, y de eso estaba seguro, era que había oído algo que Rossi no había dicho en voz alta. Eso me llenó de un miedo sin límites.

Estaba al borde de un precipicio y tenía que luchar para no perder la razón completamente.

Me convencí de que algo se había roto en mí con un chasquido, de que se había quebrado un hilo de mi cordura, de que las fuerzas magnéticas de la máquina generadora de imágenes me habían hecho algo terrible, de que habían precipitado en mí una crisis nerviosa, de que estaba perdiendo mi contacto con la realidad.

Así que respondí de la única forma en que podía: la negación total. Ojalá pudiera decir que fui inteligente, o astuto, decir que ahí mismo, en ese primer momento, comprendí que debía mantener en secreto absoluto mi nueva percepción, pero no sería cierto. Mi instinto era el de preservar, por lo menos, una apariencia de cordura, el de no dejar que Rossi supiera que estaba oyendo "cosas".

Él fue el que habló primero, la voz muy tranquila.

– No dije nada de Truslow.

Me estaba interrogando, curioso, me miraba a los ojos desde una distancia incómoda, demasiado estrecha.

– Me pareció, Charlie -dije lentamente-. Me equivoqué.

Me volví hacia la mesa, reuní mi billetera, mis llaves, mis monedas, mis lapiceras, y empecé a ponérmelas en el bolsillo. Mientras lo hacía, retrocedí casualmente, alejándome de él. El dolor de cabeza se intensificó, el sudor frío también. Tenía una jaqueca en pleno.

– No dije nada de nada -repitió Rossi, la voz monótona.

Yo sonreí, asentí, sin decir nada. Quería sentarme en alguna parte, atarme un trapo en la cabeza y apretarlo con fuerza hasta que desapareciera el dolor.

Él me miró otra vez, los ojos penetrantes, profundos y…

… y un murmullo: ¿Lo tiene?

– Bueno, si esto es todo por hoy… -dije con jovialidad forzada.

Rossi me miraba, lleno de sospechas. Parpadeó una vez, dos, y dijo:

– Bueno, todavía no. Tenemos que sentarnos y hablar por unos minutos.

– Mire. Tengo un dolor de cabeza terrible. Una migraña, estoy seguro.

Estaba por lo menos a tres o cuatro metros, poniéndome la chaqueta. Rossi seguía mirándome como si yo fuera una boa constrictor enrollándome y desenrollándome en el medio de sudormitorio. En el silencio, traté de oír otro de esos murmullos, esas voces leves.

Nada.

¿Me lo habría imaginado? ¿Eran alucinaciones, como el aura brillante que rodeaba todos los objetos de la habitación? ¿Volvería en mí ahora, después de ese desvío momentáneo de la razón?

– ¿Suele tener migrañas? -me preguntó Rossi.

– Jamás. Seguramente fue la prueba.

– Eso es imposible. Nunca pasó antes, ni aquí ni en los generadores de imágenes de los hospitales.

– Bueno -dije-, sea como sea, tengo que volver a la oficina.

– No terminamos todavía -me explicó, volviéndose hacia mí.

– Temo que…

– No será mucho tiempo… Ya vuelvo.

Salió en dirección a la otra habitación, la de las computadoras. Yo lo miré acercarse a uno de los técnicos y decir algo, rápido, furtivo. El técnico le dio una cantidad de papeles con cuadros.

Después, volvió con las imágenes de computadora del detector de mentiras. Se sentó en una larga mesa negra de laboratorio y me hizo un gesto para que me sentara enfrente. Yo me detuve un momento, lo pensé, y después obedecí.

El extendió las imágenes sobre la mesa. Las miró, la cabeza gacha, como si las consultara. Estábamos a menos de un metro.

Oí su voz, sorda pero sorprendentemente clara: Creo que usted tiene la habilidad.

Dijo en voz alta:

– Como habrá notado, éste es su cerebro al comienzo de la prueba.

Señaló la primera imagen, y me la acercó para que la inspeccionara.

– Sin cambios durante casi toda la prueba porque usted decía la verdad.

Oí: Confíe en mí. Tiene que confiar en mí.

Luego me indicó otro grupo de imágenes y hasta yo me di cuenta con facilidad de que tenían una coloración diferente, amarilla y magenta, junto a la corteza en lugar de los rojos ocres y marrones claros más normales. Tocó con un dedo las áreas que manifestaban el cambio.

– Aquí, está usted mintiendo. -Sonrió con rapidez y agregó con amabilidad innecesaria: -Como yo le pedí que hiciera.

– Ya veo.

– Su dolor de cabeza me preocupa mucho.-Se me va a pasar pronto, no se preocupe.

– Me asusta que sea a causa de la máquina.

– El ruido -dije-. Seguramente el ruido. Pero ya se me va a pasar.

Rossi, la cabeza inclinada, asintió de nuevo.

Oí: Sería tanto más fácil si confiáramos uno en el otro. La voz parecía desvanecerse por momentos. Después volvió: decirme…

No había contestado a mi sugerencia así que dije:

– Si no hay nada más…

Detrás de usted, llegó la voz, urgente y fuerte. Se acerca. El arma está cargada. Usted es una amenaza. La está apuntando a la cabeza. Dios.

No estaba hablando. Pensaba.

Yo no dejé que se diera cuenta de que había oído. Seguí mirándolo, como si no entendiera lo que pasaba, con la mayor indiferencia posible.

Ahora, ahora. Espero que no oiga los pasos que se acercan.

Me estaba probando. Sí, me estaba probando y yo no debía responder, no debía demostrar miedo, eso es lo que quiere, quiere ver una señal, aunque sea pequeña, un brillito en los ojos, quiere que me dé vuelta bruscamente, que le demuestre que estoy oyéndolo.

– Entonces… tengo que irme a la oficina -dije con calma.

Lo oí: ¿Lo tiene?

– Bueno -dijo-. Ya hablaremos otra vez.

Oí: O está mintiendo o…

Lo miré a la cara, vi que su boca no se había movido. Sentí una vez más ese miedo desatado, ese cosquilleo en la piel, y el corazón empezó a latirme con fuerza.

Rossi levantó la vista hacia mí y me pareció que sus ojos estaban llenos de resignación. Por el momento lo había engañado, sí. Pero había algo en Charles Rossi que me hacía pensar que esa situación no duraría mucho.

13

Yo estaba sentado, exhausto, en el asiento trasero de un taxi que me llevaba por las calles anchas, repletas de gente, que rodean el Centro Gubernamental, hacia la oficina. Me latía la cabeza y el dolor era todavía peor que antes. Me sentía siempre al borde de la náusea.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Poderes Extraordinarios»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Poderes Extraordinarios» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Кейт Новак - Finder's Bane
Кейт Новак
Joseph Finder - Guilty Minds
Joseph Finder
Ruth Warburton - Witch Finder
Ruth Warburton
Kimberly Derting - The Body Finder
Kimberly Derting
Joseph Finder - Paranoia
Joseph Finder
Joseph Finder - Power Play
Joseph Finder
Joseph Finder - Vanished
Joseph Finder
Omraam Mikhaël Aïvanhov - Los poderes de la vida
Omraam Mikhaël Aïvanhov
Gill Hasson - Career Finder
Gill Hasson
Отзывы о книге «Poderes Extraordinarios»

Обсуждение, отзывы о книге «Poderes Extraordinarios» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x