• Пожаловаться

Gianrico Carofiglio: El pasado es un país extranjero

Здесь есть возможность читать онлайн «Gianrico Carofiglio: El pasado es un país extranjero» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Gianrico Carofiglio El pasado es un país extranjero

El pasado es un país extranjero: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El pasado es un país extranjero»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

«El pasado es un país extranjero. Allí las cosas se hacen de otra manera». L. P. Hartley – El mensajero Estudiante modelo, hijo de intelectuales burgueses, Giorgio tiene una vida tranquila, en la que parece que nunca pasara nada. Hasta que conoce a Francesco, un joven un poco mayor que Giorgio que pasa a representar todo a lo que éste aspira. Porque Francesco es atractivo y elegante, anda siempre rodeado de mujeres e irradia la irresistible fascinación de una persona con tratos con el misterioso mundo del delito. A partir de su encuentro con Francesco, la existencia de Giorgio cambiará para siempre. Su nuevo amigo lo iniciará en el universo del juego y de la trampa, del sexo y el lujo, de la miseria y de la ilegalidad. Al tiempo que Giorgio va pasando, casi sin darse cuenta, de la alta sociedad a las márgenes de la criminalidad, Chiti, un novato policía que acaba de llegar a Bari, debe enfrentarse a una seguidilla de violaciones cuyo culpable siempre consigue evadir la acción policial. Galardonada con el prestigioso premio Bancarella y éxito instantáneo de público y crítica, El pasado es un país extranjero es una novela sobre las amistades peligrosas y sobre el doloroso paso de la juventud a la adultez, a la vez que un inquietante thriller psicológico sobre la iniciación al mal y a la vida.

Gianrico Carofiglio: другие книги автора


Кто написал El pasado es un país extranjero? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El pasado es un país extranjero — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El pasado es un país extranjero», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Cincuenta -dijo Francesco.

Los otros dos jugaron de inmediato, yo, en cambio, me tomé algunos segundos para pensar; me quedaban poco más de cien mil liras y me dije que al diablo, perdería aquellos últimos billetes, me levantaría de la mesa y no jugaría nunca más en la vida. Así aprendería.

Francesco dio cartas de nuevo y tuve la tercera dama. Sentí que el pulso se me aceleraba mientras el rubio recibía un tercer diez y Massaro una jota. Francesco recibió otro as y, por lo tanto, le tocaba hablar de nuevo.

– Doscientas mil. -O sea todo lo que había en el pozo y mucho más de lo que me quedaba.

Joder, joder, joder, ¿qué hago? El dueño de la casa jugó, Massaro dijo que se iba y yo, que no tenía tanto dinero. ¿Tenían problema en fiarme? Francesco dijo que no tenían problema. El otro hizo un movimiento de cabeza. Tal vez no lo veía claro, pero no supo cómo decirlo. Puse en el medio todo lo que me quedaba y anotamos en una hoja mi deuda con el pozo. Luego Francesco dio cartas por penúltima vez. As de corazones para mí, tercer diez para el rubio. Siete para Francesco.

– Quinientas mil -dijo el rubio.

Francesco se retiró y yo dije que debía pensarlo. En realidad trataba de salir de un pozo de auténtico terror. ¿Y si su carta cubierta fuera un cuarto diez? Tenía ahorros en el Banco, pero me parecía una locura tirarlos de ese modo. ¿Por qué coño vine? ¿Por qué? Miré alrededor y, por un instante, encontré los ojos de Francesco.

Movió la cabeza imperceptiblemente como para decirme que jugara. Aparté enseguida la mirada, temiendo que los otros se hubieran dado cuenta de aquel gesto. No lo habían notado y entonces jugué, anotando mi enorme deuda en la hoja.

Las últimas dos cartas se deslizaron por la mesa. Rey para el rubio.

La cuarta dama para mí.

Estaba convencido de que podían oír mi corazón que latía salvajemente. Coño, tenía póquer de damas y por lo tanto casi seguramente había ganado. Ahora rogaba que la carta tapada del rubio fuera el cuarto diez o, por lo menos, un rey. Porque habría jugado a toda costa y yo entonces habría ganado. Creí que me estaba volviendo loco en mi esfuerzo por controlarme. Me parecía que una droga me corría por las venas. Era como tener un orgasmo sin fin.

Habló el rubio. Y por la manera en que lo hizo estuve seguro de que tenía póquer o full. Y que estaba convencido de ganar y hacerme pedazos.

– Un millón. -Mientras lo decía me parecía irreal aquel sonido en mi boca y todavía más en el aire lleno de humo, entonces casi palpable, de aquella cocina. ¿Qué era un millón? Era una entidad irreal. Hasta hacía pocos minutos era una entidad irreal para mí, y ahora se estaba transformando en algo concreto. Multiplicable.

– ¿Tienes ese dinero? -preguntó el dueño de la casa con una nota de desprecio en la voz.

Sentí que la sangre se agolpaba violentamente en mis mejillas. Sentí vergüenza y rabia porque me estaba tratando de miserable, y me invadió una especie de temor furioso. Que intentara impedirme jugar porque no tenía el dinero. Hice un esfuerzo para controlar la voz.

– Ya dije que no lo tengo aquí.

– Me firmas un pagaré.

– Por supuesto, si pierdo te firmo un pagaré. -Habría querido agregar: ¿si pierdes tú vale lo mismo o me lo das al contado? ¿O un cheque? Pero no dije nada por temor de alarmarlo y que no jugara.

– Está bien. Un millón más otro millón. -El muy capullo estaba tan malditamente seguro de ganar con su póquer de diez. No dije de inmediato que iba a ver. Después de la última apuesta me había vuelto paciente de improviso. Una especie de regocijo tranquilo y feroz. Quería disfrutar de aquella sensación durante algunos segundos. Miré alrededor y me pareció notar una ligerísima sonrisa en los labios de Francesco.

– Veo -dije al fin.

– Debajo está el cuarto rey. Así que si no tienes la cuarta dama…

Di la vuelta a la carta cubierta antes de hablar.

– Tengo la cuarta dama.

Se quedó inmóvil, con los ojos fijos en la carta que había girado. No podía creerlo. Era imposible que hubiera dos póqueres servidos en una mesa de teresina.

Ni siquiera yo podía creerlo.

– ¡Qué buena mano! -dijo alegremente Francesco, y el otro se volvió para mirarlo con auténtico odio.

Yo tenía una expresión angelical y me preguntaba cómo me pagaría todo aquel dinero. Tomé lo que había en el pozo y en la hoja firmamos la deuda por la enorme cantidad de la apuesta acordada sólo de palabra.

A la hora fijada para terminar, el rubio había recuperado un poco, pero de todos modos estaba perdiendo varios millones. Yo era prácticamente el único ganador. Pensé que sería elegante decir que, si por mí hubiera sido, podíamos seguir jugando. Antes de que Roberto pudiera hablar intervino Francesco. Lo sentía pero no podía quedarse hasta muy tarde porque a la mañana siguiente tenía un compromiso. Nos vimos obligados a dejarlo porque no podíamos jugar sólo tres.

El rubio me firmó un cheque por tres millones setecientos mil. Francesco me dio doscientos mil en efectivo. Massaro me dio más o menos lo mismo.

En el momento de irnos -era un joven bien educado-, agradecí la hospitalidad y, mientras hablaba, me daba cuenta de que la estaba haciendo buena. Como si encima de haber ganado ese montón de dinero quisiera además tomarles el pelo.

Tal vez, sin embargo, pensándolo bien, quería tomarles el pelo.

Roberto no dijo nada. Massaro tampoco, aunque no había abierto la boca en toda la noche. Los dos tenían la cara lívida. Parecía que no lograban darse cuenta de lo que acababa de ocurrir. Francesco dijo que organizaría la revancha y nos fuimos.

Eran las dos de la madrugada y estaba seguro de que no podría conciliar el sueño con facilidad. Cuando Francesco me preguntó si tenía ganas de ir a tomar algo, dije que sí. Por otra parte, me tocaba pagar a mí, con todo lo que había ganado.

Era verdad, me tocaba a mí, dijo él con una sonrisa extraña.

6

Habíamos ido a una especie de piano-bar, el Dirty Moon, donde se tocaba música en vivo y permanecía abierto hasta el alba. Pedimos capuchinos, cruasanes calientes de chocolate recién llegados de la pastelería, y nos sentamos a una mesita en el fondo del local.

– ¿Era tu noche, eh? -dijo Francesco, con un deje indescifrable en la voz.

– Sin duda. Nunca más me ocurrirá algo así. ¿Te das cuenta? Dos póqueres servidos en teresina. Y el mayor para mí.

– ¿Por qué no tendría que volver a ocurrirte?

– Bueno, creo que una potra como la de hoy es irrepetible.

– La vida está llena de sorpresas, ¿sabes? -dijo en tono vago y una expresión extraña. Luego se levantó, fue a la barra del bar y volvió con una baraja de cartas francesas. Sacó las cartas hasta el seis, mezcló y empezó a distribuir como si en la mesa fuéramos cuatro y debiéramos jugar. Al póquer. Cuando tuve ante mí las cinco cartas cubiertas me dijo que las mirase.

– ¿Para qué?

– Mira tus cartas. Hagamos como si tuviéramos que jugar otra mano.

Las miré. Eran cuatro damas y el as de corazones. Me quedé paralizado mientras él daba la vuelta a las cartas que había distribuido a los otros jugadores imaginarios. Uno de los dos fantasmas tenía póquer de diez.

– ¿Qué… qué coño significa? -casi balbuceé en voz baja, después de mirar a mi alrededor.

– La suerte es una entidad mudable. Es elástica. También acepta hacer favores, si sabes cómo pedir.

– ¿Estás diciendo que esta noche hiciste trampa?

– Hacer trampa es una expresión que no me gusta. Digamos…

– ¿Qué coño digamos? ¿Qué coño dices? Hiciste trampa y me hiciste ganar todo ese dinero.

– Te ayudé. Tuviste un par de cojones para seguir jugando aunque era peligroso. Era como una especie de experimento.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El pasado es un país extranjero»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El pasado es un país extranjero» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Giorgio Faletti: Yo soy Dios
Yo soy Dios
Giorgio Faletti
Gianrico Carofiglio: Las perfecciones provisionales
Las perfecciones provisionales
Gianrico Carofiglio
Gianrico Carofiglio: Testigo involuntario
Testigo involuntario
Gianrico Carofiglio
Nicola Cornick: La mala reputación
La mala reputación
Nicola Cornick
Отзывы о книге «El pasado es un país extranjero»

Обсуждение, отзывы о книге «El pasado es un país extranjero» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.