Earle Hilliker murió en 1940 a consecuencia de una neumonía. Jean Hilliker aparecía en el listín telefónico del 41. Era estenógrafa. Vivía en el 854 de South Harvard. Se había trasladado al este, al distrito de Wilshire. Probablemente trabajara para obtener el certificado superior de enfermería.
Y una cita con mi padre.
Mi padre se trasladó a San Diego después de la Gran Guerra. Eso me contó. Era un mentiroso. Todas sus afirmaciones despertaban sospechas. Bill Stoner repasó viejas guías telefónicas de San Diego. Encontró a mi padre en la correspondiente al año 26. Constaba como auditor auxiliar del condado. Conservó el empleo durante todo 1929. En 1930 era vendedor. En el 31, gerente de hotel. Durante los cuatro años siguientes trabajó en el hotel U.S. Grant, como detective y luego como contable. En el 35 cambió de empleo. Se hizo nuevamente vendedor. Trabajó para A.M. Fidelity. En el 36 no aparecía en los listines; en el 37 lo hacía en el de Los Ángeles. Su ocupación no se especificaba. Vivía en el 2819 de Leeward. En el 38 y en el 39 constaba en la misma dirección. Leeward estaba en el centro de Los Ángeles, a unos seis kilómetros al este de donde Geneva Spalding vivía en el 39. La guía telefónica del 40 situaba a mi padre en el 2845 de la calle 27 Oeste. La del 41, en el 408 de South Burlington. Aquello caía a dos kilómetros y medio de la dirección de Jean Hilliker en el 41.
Mi padre se casó en San Diego. La fecha: 22/12/34. El nombre de la mujer: Mildred Jean Feese. Procedía de Nebraska. Mi padre «la abandonó voluntariamente» el 5/6/41. Ella puso la demanda de divorcio el 11/9/44. Dijo que mi padre la trataba «de forma cruel e inhumana, que causaba a la demandante graves sufrimientos y alteraciones mentales, como consecuencia de las cuales se hallaba en un estado de extremo nerviosismo y se sentía angustiada y físicamente enferma».
Mi padre recibió una citación judicial. No se presentó en la vista. El 20/11/44 se libró una certificación de abandono de hogar. El divorcio se decretó el 27/11/45. La unión no tuvo hijos. La sentencia final no mencionaba pago de pensiones alimenticias.
Mi padre aparecía en el listín del 41. Había abandonado a su esposa el 5/6/41. Mildred Jean Ellroy aparecía en la guía telefónica del 42 como residente en el 6901/2 de South Catalina. Mi padre aseguraba que por la época del ataque a Pearl Harbor vivía con mi madre en la calle Ocho con New Hampshire. Su memoria era irregular. En realidad vivían tres calles al norte, en la Cinco con New Hampshire.
Bill y yo reconstruimos los posibles hechos.
Mi padre conoció a la pelirroja en 1941, en Los Ángeles. Abandonó a su mujer. Se fue a vivir con Jean Hilliker. Escapó de una mujer. Corrió hacia otra. La mujer plantada abandonó la casa que compartían. Se trasladó a otra, a tres manzanas de distancia del nido de amor de su marido. El traslado fue coincidencia… o maliciosa planificación.
Quizás acechara a mi padre.
Quizá se hubiera trasladado a tres manzanas de él para castigarlo.
Quizá lo hubiese hecho para ver a la pelirroja y sentir un placer malicioso. Conocía a mi padre. Sabía qué le esperaba a la pelirroja.
Durante el resto de la guerra no aparecieron más listines telefónicos. Los del 46 y 47 faltaban. Los de Beverly Hills, también.
No pudimos concretar cuándo fue el traslado a North Doheny, 457.
Se instalaron quién sabe dónde. El divorcio de los Spalding se produjo en el 39 o el 40. El de mi padre, a finales del 45. Entonces quedaron libres para casarse.
Lo hicieron en el condado de Ventura, el 29/8/47. Mi madre tenía treinta y dos años. Estaba embarazada de dos meses y medio. En la licencia de matrimonio constaba un domicilio común. Era el 459 de North Doheny. El documento especificaba que para ambos se trataba de su segundo matrimonio.
Yo nací en marzo del 48. Jessie Hilliker murió en el 50. Tuvo un derrame cerebral y cayó fulminada. Mis padres se trasladaron al 9.031 de Alden Drive. El matrimonio fue mal. Mi madre pidió el divorcio el 3/1/55.
Alegó «extrema crueldad». Adjuntó una lista de las propiedades comunes, como el mobiliario y un coche. También estableció su deseo de ser quien se ocupara de mí a tiempo completo. Mi padre aceptó los términos. Firmó un acuerdo sobre propiedades el 3/2/55. Ella se quedó con el coche y los muebles. Y se haría cargo de mí durante los meses escolares y parte del verano. A él le quedaban dos visitas semanales y algún tiempo de verano conmigo. Tenía que pagar la minuta del abogado y cincuenta dólares al mes en concepto de alimentos. El 28/2/55 se celebró una audiencia. Mi padre fue convocado. No se presentó. El abogado de mi madre instó un auto de incomparecencia. Mi padre me dijo que ella follaba con su abogado.
El auto de incomparecencia se libró el 30/3/55. El divorcio podía finalizarse en el plazo de un año. Mi madre presentó contra mi padre una demanda por daños y perjuicios. El tribunal le ordenó comparecer el 11/1/56. La orden exponía las acusaciones concretas.
Decía que mi padre me había llevado a casa la noche de Acción de Gracias. Se había quedado ante la puerta. Había escuchado a escondidas. El 27/11/56 había irrumpido en el apartamento. Había registrado sus ropas y los cajones del tocador. La había acosado en el supermercado Ralph's, en la Tercera con San Vicente. La había insultado a gritos mientras compraba. El incidente se produjo a finales de noviembre del 55.
Mi padre contrató un abogado. Escribió una nota y presentó otra querella contra mi madre. Decía que el estilo de vida que ella llevaba estaba reñido con mi desarrollo moral y social. Mi padre temía por mi salud y mi seguridad.
Mis padres vieron a un juez, que nombró un ayudante judicial. Y le aseguró a mi madre que investigaría las acusaciones.
Mis padres se entrevistaron. Él dijo que Jean era una buena madre cinco días a la semana. Bebía dos tercios de botella de vino cada noche y cuando llegaba el sábado «se descontrolaba». Añadió que era una maníaca sexual. La bebida iba unida a ello. Afirmó que esa noche ni siquiera tuvo que escuchar a escondidas. Devolvió a su hijo a las 17.15. Jean salió a la puerta. Tenía el cabello revuelto y aliento a alcohol. Un tal Hank Hart estaba sentado ante la mesa de la cocina. Sólo llevaba una camiseta de tirantes. Sobre la mesa había una botella de champán, tres latas de cerveza, una botella de vino y otra de whisky.
Se alejó del apartamento. Decidió visitar a unos amigos del vecindario. Volvió a pasar por el apartamento. Oyó que su hijo lloraba y «sonidos confusos». Se acercó a la ventana de la cocina y miró. Vio que su hijo entraba en el cuarto de baño a tomar una ducha. Vio que Jean y Hank Hart estaban tumbados en el sofá del salón. Empezaban a besarse. Hart le metía la mano bajo el vestido. El chico apareció en el salón. Llevaba pijama. Miraba la tele. Hank Hart se mofaba de él. El chico se iba a la cama. Hank Hart se quitaba los pantalones. Jean se levantaba la falda. Follaban en el sofá.
Mi padre dijo que se había marchado a casa. Había llamado a mi madre. Le había preguntado si no le daba vergüenza. Jean respondió que hiciera lo que quisiese. En el supermercado Ralph's no había acosado a mi madre. Había llevado a su hijo a casa unos días después de Acción de Gracias. Jean no estaba. Su hijo le enseñó la manera de entrar en el piso. Abrió una puertaventana y entró en el apartamento. No miró la ropa de Jean ni abrió los cajones. Nunca la había insultado. Era ella quien lo llamaba y le soltaba groserías.
El investigador judicial habló con Ethel Ings, quien aseguró que Jean era una madre excelente. Jean le pagaba setenta y cinco centavos por hora. Cuidaba de su hijo. Jean nunca lo dejaba solo. El niño asistía a una iglesia luterana todos los domingos. Jean jamás le alzaba la voz ni utilizaba un lenguaje soez.
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