Sam Bourne - El Testamento Final

Здесь есть возможность читать онлайн «Sam Bourne - El Testamento Final» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Testamento Final: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Testamento Final»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un trasdental hallazgo arqueológico podría cambiar radicalmente el destino de Israel y Palestina.
El profesor Guttman, un arqueólogo fundamentalista israelí, ha hallado, proveniente del saqueo del Museo Arqueológico de Irak, la tablilla que contiene el testamento de Abraham, donde se indica cómo deberán repartirse las tierras palestinos e israelíes. Tal descubrimiento le cuesta la vida a él y a su esposa, pero pone sobre la pista de la tablilla a Uri, hijo del malogrado matrimonio, y a Maggi, una mediadora política norteamericana. Ambos vivirán una apasionante aventura, perseguidos por los servicios secretos de sus respectivos países.

El Testamento Final — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Testamento Final», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Oye, aquí no hay ningún ordenador. Eyal apareció en la puerta.

– Ay, sí, me había olvidado. Mi padre siempre trabaja con un portátil. Es el único ordenador que tiene. Lo siento. «Mierda.» Aquel lugar limpio como una patena representaba su mejor oportunidad, pero no había papeles sueltos que mirar ni pilas de libros que examinar. Estaban en un callejón sin salida.

Echó otro vistazo al escritorio. «Piensa, Maggie, piensa», se dijo. Solo había un teléfono, un bloc de hojas en blanco, una foto de quienes dedujo que eran Eyal y su hermana de pequeños, y una pluma en un soporte. Nada.

Se dio la vuelta, pero se detuvo y se acercó de nuevo al escritorio. Cogió el bloc de hojas y lo acercó a la luz. -jUri,ven!

Allí, como grabadas en el papel, había marcas sin tinta de lo que parecían caracteres hebreos. Vio mentalmente a Baruch Kishon recibiendo la llamada de Shimon Guttman, anotando algo en el bloc de hojas, arrancando la primera hoja y saliendo a toda prisa después de dejar el mensaje grabado en la hoja de debajo.

Uri también lo vio. Sostuvo el papel bajo la lámpara, lo movió y forzó la vista hasta que por fin sonrió.

– Es un nombre -dijo-, un nombre árabe. El hombre al que buscamos se llama Afif Aweida.

Capitulo 27

Jerusalén, el jueves anterior

Aquel era el sonido que Shimon Guttman quería escuchar: el latido de la fiesta. Los continuos pitidos, la percusión constante de las tapas de los cubos de basura; el clamor que solo puede crear un grupo numeroso de personas con, por encima de todo, firmes convicciones.

A lo largo de su vida había participado en cientos de manifestaciones, pero aquella lo enorgullecía más que ninguna. La multitud que se había reunido en la plaza Sión era impresionante: un mar de gente que portaba pancartas, agitaba los puños o batía palmas. Su aspecto resultaba de lo más llamativo, pues todos iban vestidos de color naranja. Camisetas, gorras, pantalones, la pintura de la cara, todo era de un luminoso color naranja. Pero lo que henchía de orgullo a Shimon y le producía un cosquilleo de satisfacción era que aquella manifestación contra Yariv y su traición estaba formada únicamente por gente joven.

Cuando la convocó, no sabía cuál sería la respuesta. Se decía que la juventud de Israel se había vuelto apática y acomodaticia. Era la generación de intemet, más interesada en Google que en el Golán, en recorrer la India y hacer senderismo por Nepal que en ser pioneros en Judea o arar el suelo de Samaria. Su propio hijo, Uri, que había renunciado a un brillante futuro en los servicios de información del ejército para dedicarse a una oscura ocupación en el mundo del cine, era una prueba de ello.

Sin embargo, ante sus ojos tenía la irrefutable demostración de que cualquier pesimismo en lo tocante a la juventud de Israel estaba fuera de lugar. «Ahí están -se dijo Guttman-, se han lanzado en masa a la calle para salvar a su país de la rendición y el apaciguamiento planeado por su primer ministro. Los que siempre se quejan de los chavales actuales, diciendo que no tendrían el coraje mercenario para luchar como nosotros lo hicimos en 1967, deberían estar aquí ahora. Este espectáculo les cerraría la boca.»

Porque lo que se avecinaba era una batalla campal. Frente al ejército naranja, separado por una delgada hilera de policías antidisturbios y unos cuantos reporteros y camarógrafos, se alzaba otra multitud igual de ruidosa y numerosa. No vestían de ningún color especial, pero blandían un número equivalente de pancartas. Vio una, estratégicamente situada cerca de los equipos de noticias, donde podía leerse claramente en inglés: sí A LA PAZ.

Shimon Guttman había marchado en cabeza de la columna naranja -uno de los elegidos entre media docena de veteranos-; pero antes de que empezaran los disturbios fueron escoltados a un lugar seguro; en parte por su propia seguridad y en parte, sospechaba, para que dejaran actuar a los jóvenes. Desde su privilegiado punto de observación comprendió que aquello no tardaría en convertirse en una batalla como las del medievo, con dos ejércitos cargando el uno contra el otro. Solo faltaban los caballos.

Un joven, elevado por manos invisibles, emergió entre el gentío, cual una Venus naranja saliendo del agua, y se sentó precariamente en los hombros de alguien para pronunciar su manifiesto. Cuando empezó a vociferar a través del megáfono, Guttman comprendió que no tenía experiencia como orador, pues no hacía falta gritar si se contaba con un dispositivo que amplificara la voz.

Shimon sonreía recordando su juventud cuando se le ocurrió una idea agradable. Al fin y al cabo, el movimiento que había ayudado a fundar se encontraba en buenas manos. Fuera cual fuese la perfidia que hubiera ideado Yariv, había una nueva generación dispuesta a alzarse y resistir. «Aquí ya no me necesitan», se dijo. Se retiró en silencio, satisfecho de que los jóvenes siguieran adelante sin él. Y eso también significaba que ganaría una valiosa hora en un día que tenía ocupado con aquella manifestación, un debate en televisión por la noche y, en medio, una reunión estratégica con los Shapira y los colonos. Miró el reloj. Lo razonable era buscar un café donde descansar un rato y cargar baterías, pero Guttman estaba decidido a darse un capricho. Iría a un sitio completamente distinto.

Una rápida visita no lo retrasaría demasiado. Mientras cruzaba la puerta de Jaffa haciendo caso omiso a los chicos que vendían postales de la Ciudad Vieja y refrescos y se adentraba en el mercado árabe, comprendió que aquella era su verdadera debilidad. A otros hombres podían alejarlos del deber, el vino o las mujeres pero para Shimon Guttman solo había una pasión comparable: le bastaba olfatear el aroma del pasado para olvidarse de todo y convertirse en un sabueso dispuesto a seguir la pista y atrapar su presa.

Caminó a paso vivo por las calles adoquinadas del shouk:" como lo llamaban los israelíes, con una «sh» donde los árabes pronunciaban una «s». No era un lugar que los israelíes frecuentaran. Desde la primera Intifada, a finales de los ochenta, pocos se atrevían a poner el pie en la Ciudad Vieja, salvo por supuesto en el barrio judío y en el Muro de las Lamentaciones. Era un área no recomendable; una serie de sangrientos acuchillamientos se había ocupado de ello.

Pero Guttman no estaba asustado. Creía firmemente que los judíos debían tener libre acceso a todas las zonas de su capital y que no debían dejarse intimidar ni renunciar a ninguna de ellas. Esa fue una de las razones por las que dejó Kiryat Arba. Sus camaradas del movimiento colonizador poblaban los límites exteriores de Samaria y se extendían por las playas costeras de Gaza, pero olvidaban el verdadero corazón de la tierra de Israel, el corazón de Sión: Jerusalén. La derecha israelí daba por sentada la posesión de la ciudad eterna, no se daba cuenta de que, mientras tendían la mano para liberar otros territorios, la magnífica perla de Jerusalén se les escapaba entre los dedos. Si no tenían cuidado, un día se darían cuenta de que habían perdido Jerusalén Oriental del mismo modo que los británicos conquistaron un imperio: en un despiste.

Así pues, Shimon Guttman se había impuesto pasear por la parte oriental de la ciudad, principalmente árabe, con la misma libertad con la que lo haría en la zona oeste, mayoritariamente judía. La verdad era que no iba por allí con tanta frecuencia como debería, desde un punto de vista ideológico. La verdad, también, era que no dejaba de mirar por encima del hombro cada pocos pasos y que el corazón le daba un vuelco en cuanto dejaba atrás las calles bien iluminadas y limpias del barrio judío y se adentraba en el polvo y el bullicio del barrio árabe. Aun así, intentaba caminar lo más relajadamente posible a pesar de las limitaciones, como un hombre que paseara por su ciudad natal, como si fuera el dueño del lugar; cosa que, en el fondo, creía.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Testamento Final»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Testamento Final» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Testamento Final»

Обсуждение, отзывы о книге «El Testamento Final» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x