John Katzenbach - La Guerra De Hart

Здесь есть возможность читать онлайн «John Katzenbach - La Guerra De Hart» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Guerra De Hart: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Guerra De Hart»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El coronel William McNamara, que pertenece a la cuarta generación de una familia de héroes de guerra, es apresado por los alemanes y recluido en un brutal campo de prisioneros durante la II Guerra Mundial. Como es el oficial estadounidense de mayor rango, toma el mando de sus compañeros internos y consigue mantener vivo el sentido del honor, pese a encontrarse permanentemente vigilado por el avieso mayor de las SS Wilhelm Visser. Sin renunciar nunca a la lucha para ganar la guerra, McNamara planea silenciosamente una estrategia ofensiva para devolver el golpe al enemigo en el momento oportuno. Un asesinato le dará la ocasión de poner en marcha un arriesgado plan, con la ayuda del joven teniente Tommy Hart.

La Guerra De Hart — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Guerra De Hart», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– No le entiendo, comandante -dijo-. Está dispuesto a permitir que los asesinos de Vic queden libres y que los alemanes me fusilen. ¿Qué clase de hombre es usted?

Clark contempló con ira y frialdad al aviador negro.

– El asesino es usted, Scott -contestó-. Las pruebas siempre han sido claras e inequívocas. No tiene nada que ver con la fuga de esta noche.

– Miente -replicó Scott.

Clark negó con la cabeza, respondiendo con una voz grave y amenazadora acompañada por una siniestra sonrisa.

– ¿De veras? No, se equivoca. No sé nada de una conspiración montada para presentarlo a usted como el asesino. No sé nada sobre la participación de otro hombre en el crimen. No sé nada que respalde su ridícula historia. Sólo sé que han asesinado a un oficial, un oficial al que usted afirma que odiaba. Sé que este oficial había prestado anteriormente una valiosa ayuda a las iniciativas de fuga, adquiriendo documentos para que los expertos los falsificaran, dinero alemán y demás objetos de gran importancia. Y sé que las autoridades alemanas han mostrado un extraordinario interés en este asesinato. Más de lo que cabría suponer. Y debido a este interés, sé que este túnel, nuestra mejor oportunidad para sacar a unos hombres de aquí, quedó gravemente comprometido porque si los alemanes hubieran decidido atrapar al asesino y hallar unas pruebas que respaldaran los cargos, habrían registrado todo el campo, poniéndolo patas arriba, y probablemente habrían descubierto este túnel. De modo que lo único en lo que tiene razón, teniente, es que como jefe de la seguridad del plan de fuga, me alegré sinceramente de que apareciera usted cubierto de sangre y demás indicios de culpabilidad en un momento crítico. Y me alegra de que su pequeño juicio y su pequeña condena y su pequeña ejecución, que me consta no tardará en producirse, hayan conseguido distraer la atención de los alemanes.

– ¿No sabe nada sobre los hombres que se hallan en la parte delantera del túnel? -preguntó Scott, sin poder dar crédito al veneno que el otro había vertido sobre él.

El comandante Clark negó con la cabeza.

– No sólo no lo sé, sino que no quiero saberlo. Su evidente culpabilidad ha resultado muy útil.

– ¿Está dispuesto a dejar que ejecuten a un hombre inocente para proteger su túnel?

El comandante sonrió de nuevo.

– Por supuesto. Y usted también, si estuviera en mi lugar. Como cualquier oficial a cargo del proyecto. En la guerra muchos hombres sacrifican su vida, Scott. Usted muere y nosotros protegemos un bien más importante. ¿Por qué le cuesta tanto comprenderlo?

Scott no respondió. En ese segundo se preguntó por qué no experimentaba un sentimiento de indignación, de furia. Pero al mirar al comandante sólo sintió desprecio, un desprecio muy curioso, pues en parte comprendía la verdad que encerraban las palabras de ese hombre. Era una verdad terrible y malévola, pero una de las verdades de la guerra. Aunque le parecía odiosa, la aceptaba.

Scott contempló de nuevo el pozo del túnel.

– ¡Caray! -terció en aquel momento Fenelli-. No me explico por qué tarda tanto.

El doctor en ciernes estaba sentado en la entrada del túnel, balanceándose, inclinado hacia delante tratando de percibir otro sonido que no fuera el soplido del fuelle de fabricación casera.

El aviador negro tragó saliva. Tenía la garganta seca. En ese momento comprendió que había permitido que un hombre aterrorizado, el único hombre que le había brindado su amistad, se arrastrara solo a través de la oscuridad porque él deseaba vivir. Pensó que sus orgullosas palabras sobre la voluntad de sacrificarse, morir, defender su posición y su dignidad habían quedado huecas por el mero hecho de haber permitido que Tommy entrara en ese túnel en busca de la verdad que necesitaba para liberarlo a él. Tommy no había pronunciado los nobles y valerosos discursos que había pronunciado él, pero se había enfrentado en silencio a sus propios terrores y se había sacrificado por él. Era demasiado arriesgado. Demasiado precario, pensó Scott de repente. Era un viaje que en esos momentos comprendió que jamás debió dejar que Tommy emprendiera para salvarlo a él.

Pero no sabía qué hacer, salvo montar guardia y esperar. Sobre todo, no debía perder la esperanza.

Miró de nuevo al comandante Clark. Luego habló al arrogante y pretencioso oficial sin disimular el odio que le inspiraba:

– Tommy Hart no merece morir, comandante. Y si no regresa de ese túnel, le haré responsable a usted de lo que le ocurra. Le aseguro que no habrá ninguna duda sobre el próximo cargo de asesinato que se me impute.

Clark retrocedió un paso, como si le hubieran abofeteado. Su rostro mostraba una extraña mezcla de temor y furia, unas emociones que no se molestaba en ocultar. Miró a Fenelli y dijo con voz entrecortada:

– ¿Ha oído usted esa amenaza, teniente?

Fenelli sonrió.

– No he oído una amenaza, comandante, sino una promesa. O quizás una simple afirmación. Como decir que el sol saldrá mañana. Puede contar con ello. Y no creo que tenga usted la menor idea de en qué se diferencian. Y se me ocurre otra cosa, ¿sabe? Creo que a usted y a su futuro inmediato les conviene que Tommy regrese sano y salvo cuanto antes.

El comandante Clark no respondió. Nerviosamente, se dirigió hacia la entrada del túnel, que se abría en silencio frente a ellos. Al cabo de un momento, comentó sin dirigirse a nadie en particular:

– El tiempo apremia.

Ante su asombro, el Hundführer no disparó contra él de inmediato. Ni tampoco lo hicieron los guardas de la torre de vigilancia que le apuntaban al pecho con su ametralladora del calibre treinta.

Hugh Renaday permaneció inmóvil, con los brazos en alto, casi suspendido en el haz de luz. El resplandor del reflector lo cegaba y pestañeó varias veces, tratando de escrutar la noche más allá del cono de luz y distinguir a los soldados alemanes que hablaban a voces entre sí. Sintió un pequeño alivio: no había sonado la alarma general. Hasta el momento, no habían disparado contra él, lo que también habría disparado la alerta en el campo.

A su espalda, oyó el crujido de la puerta principal al abrirse, seguido por dos pares de pisadas a través del campo de revista, hacia el lugar donde él se hallaba de pie. Al cabo de unos segundos, dos gorilas cubiertos con cascos, empuñando sus fusiles, penetraron en el haz del reflector, como unos actores que se incorporaban a la obra que se representa en el escenario.

– Raus! Raus! -gritó uno de los gorilas-. ¡Síganos! Schnell!

El segundo gorila se apresuró a palpar a Hugh de pies a cabeza en busca de algún arma, tras lo cual retrocedió, encañonándole por la espalda con su fúsil.

– Sólo he salido para aspirar un poco de este agradable aire primaveral alemán -dijo Hugh-. No entiendo por qué os lo tomáis así…

Los gorilas no respondieron, pero uno de ellos le hundió bruscamente el cañón del fúsil en la espalda. Hugh avanzó cojeando, sintiendo un renovado dolor en la rodilla, unas intensas descargas de dolor. Se mordió el labio tratando de disimular su cojera lo mejor que pudo, moviendo la pierna mala hacia delante.

– En serio -dijo con tono animado-, no entiendo a qué viene todo este follón…

– Raus! -contestó el gorila hoscamente, empujando a Hugh, que avanzaba renqueando, con la culata del fúsil.

Hugh apretó los dientes y continuó adelante, arrastrando su pierna lastimada. Detrás de él, el reflector se apagó estrepitosamente. Los ojos del canadiense tardaron unos segundos en adaptarse de nuevo a la oscuridad. Cada uno de esos segundos estuvo marcado por otro empujón del guardia. Durante unos momentos, Hugh se preguntó si los alemanes iban a ejecutarlo en privado, en algún lugar donde los otros kriegies no pudieran contemplar su cadáver. Pensó que era muy posible, dadas las ampollas que había levantado el juicio y la tensión que reinaba en el campo. Pero el dolor que sentía en la pierna le impedía seguir haciendo conjeturas. Lo que tuviera que ocurrir ocurriría, se dijo, aunque sintió cierto alivio al percatarse de que los guardias se dirigían hacia el edificio de administración. Hugh vio una sola luz encendida dentro del barracón de techo bajo, casi como en señal de saludo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Guerra De Hart»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Guerra De Hart» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


John Katzenbach - Juegos De Ingenio
John Katzenbach
libcat.ru: книга без обложки
John Katzenbach
John Katzenbach - Juicio Final
John Katzenbach
John Katzenbach - Just Cause
John Katzenbach
John Katzenbach - The Wrong Man
John Katzenbach
John Katzenbach - La Sombra
John Katzenbach
John Katzenbach - W słusznej sprawie
John Katzenbach
John Katzenbach - La Historia del Loco
John Katzenbach
John Katzenbach - Hart’s War
John Katzenbach
John Katzenbach - El psicoanalista
John Katzenbach
John Katzenbach - Opowieść Szaleńca
John Katzenbach
John Katzenbach - The Madman
John Katzenbach
Отзывы о книге «La Guerra De Hart»

Обсуждение, отзывы о книге «La Guerra De Hart» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x