Briony y su hermana gemela habían sido dos de las huérfanas sobre las que Whitney había experimentado y había separado a las gemelas, manteniendo a Marigold y dando a Briony en adopción. Briony estaba desesperada por encontrar a Mari, y si Ken la había matado, no tenía ni idea de lo que le haría a su familia. Mandó una silenciosa plegaría mientras corría, tratando de ignorar el olor de la sangre y la sensación de humedad en su camisa.
Habían estado buscando a Marigold, desenmarañando las pistas que les llevarían hasta ella durante semanas. Empezaron por la premisa de que Whitney todavía la tenía encerrada en uno de sus muchos recintos. Las localizaciones eran secretas y difíciles de encontrar, ya que tenía una autorización de alta seguridad y alguien de muy arriba estaba ayudándole a cubrir sus huellas. Pero tenían el nombre y el número de registro del jet privado que había aterrizado en el Congo llevando al senador. Y había un jet privado llevando a los hombres que habían seguido a Briony a través del país.
Los jet eran propiedad de dos corporaciones diferentes. La compañía en Nevada tenía un secretario que simplemente declaró que el propietario, un tal Earl Thomas Barlett, no estaba disponible. Firmaba todos los documentos y poseía una casa, aunque no había ningún documento público sobre él, ni siquiera un permiso de conducir. Bastante extrañamente, la compañía de Wyoming reflejaba la de Nevada. Ambas compañías consultoras estaban representadas por el mismo abogado, quien había comprado los jets para cada una.
La corporación en Wyoming poseía bastante tierra salvaje en las Cascadas, inaccesible para todos excepto para pequeños aviones que tomaban tierra en una pista de aterrizaje muy cara o por un río rápido y peligroso. El senador resultó que solo poseía su propia cabaña de caza en una tierra colindante y tenía privilegios de aterrizaje dados por la compañía consultora de Wyoming. El mismo abogado había sido usado para adquirir esos derechos.
Jack y Ken habían estado a punto de hacer un pequeño reconocimiento cuando llegaron las órdenes de proteger al senador. Su equipo había tomado el helicóptero en una zona remota, había establecido la vigilancia y un plan de salida. El senador había insistido en que él y su mujer debían continuar con su viaje de caza a pesar del peligro, y ella había coincidido, rechazando la recomendación del equipo de moverse a un área más segura.
Ken trató de no pensar en la mujer colgada sobre sus hombros, o como su cuerpo se sentía contra el suyo. No quería tocar su piel o buscar su pulso, o reconocer como su pelo sedoso se deslizaba a lo largo de su mandíbula donde su cabeza rebotaba. Parecía envolverlo, y su olor lo empapaba a través de sus poros, sus pulmones, profundamente en sus entrañas y huesos donde sabía que no podría eliminarla.
Quería estar entumecido para el resto de su vida. No quería afrontar otra prueba de fuego. No estaba seguro de ser lo suficientemente fuerte para vencer la rabia que vivía y respiraba dentro de él. No podía permitirse sentir. No podía permitirse desear o necesitar. Vivía para el trabajo. Vivía para mantener a Jack a salvo y ahora a Briony y a los gemelos que llevaba. La vida para él se había parado casi antes de que hubiera nacido y era mucho más seguro para todos así.
Esta mujer desconocida, el enemigo, podía destruirle no solo a él, sino a su familia. No era por culpa de ella, pero no permitiría que la compasión influyera en su razón. No iba a convertirse en más monstruo de lo que ya era. Lentamente, pulgada a pulgada, su vida había sido puesta en peligro, hasta que su piel reflejaba las oscuras sombras dentro de él donde nadie podía verlas.
Los sabuesos han sido liberados, advirtió Kadan . Ninguno se quedó para perseguir al senador. Van detrás de ustedes, no me atrevo a dejar al senador, por si acaso es una trampa, pero tengan cuidado. No estoy seguro de quien es el tirador, o por que es tan importante, pero salgan de aquí. Están en territorio enemigo. Y será capaz de comunicarse con ellos si no lo sacan fuera de alcance.
Entendido , dijo Jack. Había retrocedido incluso más lejos para protegerlos mientras corrían hacia la seguridad. Y nuestro él, es una ella.
Ken no se molestó en agradecerle. Chapoteó a través de tres corrientes estrechas y subió por un terraplén escarpado, agradecido por el hecho de que estuviera realzado genéticamente. Podía correr largas distancias sin luchar por tomar aire y llevando a la mujer, con lo pequeña que era, no era un problema. Pero los soldados que venían tras ellos estaban también realzados, y llevaban armas. Trato de permanecer en el follaje más espeso cuando era posible, profundamente en los árboles, cuidando de no exponer su cuerpo mientras corrían hacia el punto de encuentro.
El sonido del helicóptero lo alcanzó. Estaba volando bajo y rápido. Kadan había sujetado al otro equipo para darles la pausa que necesitaban.
Podrían volverse por ti, por pura frustración, advirtió Ken a Kadan.
Nico voló sobre aquella extensión de terreno de la corporación que ustedes dijeron que poseían. Es una instalación de entrenamiento militar , anunció Kadan. Tengan cuidado, podrían rastrearlos en el aire.
Ken juró suavemente y se movió a una posición justo al lado del claro, donde podría permanecer cubierto por el follaje. Jack subió tras él, pero vigilando el camino por el que habían venido.
– Necesitas permanecer fuera de esto, Jack -dijo Ken-. Haré que Nico me deje caer en una casa a salvo y tú estarás en casa con Briony. Lo más probable es que esto no acabe bien.
– No saldré corriendo y te dejare en este nido de avispas.
– ¿Y qué si la hemos matado? ¿Entonces qué? Solo vete a casa y estarás fuera de esto. Nunca le digas que hemos encontrado a su hermana.
– ¿Mentir a Briony? ¿Vivir una mentira con ella? Eso es lo que todos hicieron con ella todos estos años. Y maldito sea si lo hago. Le prometí que siempre le diría la verdad, y no importa como de sucio se ponga esto, le diré todo de la manera en que pasó.
– No tienes porque estar en esto.
– No cambiamos las cosas a estas alturas. Briony no querrá eso y nunca lo haría. Lo que estés pensando, Ken, olvídalo. Si hay una oportunidad de sacar a la hermana de Briony limpia, lo haremos. Si no podemos recuperarla, entonces no tenemos elección aquí y lo aceptaremos.
– Briony no lo hará.
– Es más fuerte de lo que crees que es. No quiere que Whitney ponga sus manos en nuestro bebé más de lo que yo lo hago. No me marcho, así que déjalo.
Ken mantuvo su mirada en el helicóptero mientras bajaba hacia el claro. Nico estaba en la puerta, las manos listas, el ojo en la mira para cubrirlos mientras corrían.
Marigold Smith parecía estar flotando en un mar de dolor. No era enteramente inusual despertarse de esa manera, pero esta vez su corazón estaba latiendo con total temor. Había fastidiado la misión. No había logrado hablar con el senador y rogar por su caso. No lo había protegido, y cuando fue capturada, no se las había arreglado para acabar con su propia vida. No tenía ni idea de si el senador estaba a salvo o si había sido asesinado. No sería tan fácil para nadie llegar hasta él a través de Violet, pero entonces Marigold no había considerado que ella tampoco tendría éxito. Brevemente permitió que ese fracaso socavara su confianza en si misma. Quería mantener los ojos cerrados fuertemente y revolcarse en la miseria. Había sido tomada prisionera por el enemigo y era demasiado tarde para terminar con su vida y salvar a las otras. Esto le dejaba una opción, tenía que escapar.
Su pierna, su espalda, su pecho e incluso su mano latían y quemaban. Lo peor de todo, no tenía un ancla para evitar que la sobrecarga psíquica le friera el cerebro. Estaba abierta de par en par para el asalto, y eso era más aterrador que todas las heridas físicas del mundo. Sintió más que oír un movimiento cerca de ella y mantuvo sus ojos cerrados, casi sin respirar. No hubo sonido de pasos, pero tuvo la impresión de que alguien grande y muy poderoso se inclinaba sobre ella.
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