Lo haré. Sé lo que estoy haciendo.
Pueden volar, le recordó.
Ella le inundó su mente con calidez. Era extraño tener a alguien preocupado por su bienestar.
No soy la única en la guarida del león. Muéstrame al último.
Este es Kiral. El hombre había elegido la forma de un hombre joven y viril. Vestía pantalones vaqueros ceñidos, y Solange dudaba seriamente de que el bulto del frente fuera realmente suyo. Estaba bastante segura de que se había puesto relleno en los pantalones.
Puede elegir su forma, le recordó Dominic.
Podía oír el humor en su voz.
Eso es simplemente obsceno. Me asusta con ese paquete. Creo que voy a dispararle a él primero.
La suave risa de Dominic calmó sus nervios.
Se tomó su tiempo estudiando a cada objetivo potencial. Los vampiros estaban hablando todos a la vez, pero podía sentir la tensión en el aire, a pesar de la distancia. La lluvia caía constantemente, volviendo su refugio un poco resbaladizo, y se ató a un par de lianas para mayor seguridad. La tormenta tronó, y por dos veces, en la distancia, un rayo se bifurcó.
El aire estaba cargado, como si la violencia fuera a estallar en cualquier momento. Se dio cuenta de que no era la única que lo sentía. Había movimiento en el techo del laboratorio. Los guardias se arrastraban por la azotea plana, permaneciendo agachados, poniéndose en posición. Estaban fuertemente armados y Felipe los lideraba. Solange estaba bastante segura de que Dominic le había incitado de alguna manera a reunir a sus hombres para defenderse de una amenaza potencial, pero ella sabía que eran el cebo.
Giles continuó agitando a los vampiros, lanzándoles planes y haciendo hincapié en la tecnología y en cómo Mikhail Dubrinsky, el Príncipe del pueblo carpato, vivía en la oscuridad y se negaba a cambiar con los tiempos. Solange pudo ver que la agitación de la multitud había aumentado y muchos de ellos estaban teniendo problemas para mantener la ilusión de su apariencia. El hambre los golpeaba y el olor a sangre era pesado en el aire. Nosabía cómo estaba amplificando Dominic el olor con la lluvia que caía, pero lo estaba logrando.
Con eficiente precisión encajó la mira en el arma y el rifle en el hombro. Estaba segura de que el frenesí estaba a punto de comenzar.
Esperaré hasta que lo veas, aunque me lleve la eternidad…
Solange, mi asombroso regalo sin precio.
De Dominic para Solange
– Cuando Dubrinsky abandone su guarida y corra a ayudar a la aldea, será demasiado tarde, habremos matado a su gente. La sangre correrá en ríos por las calles. Los nuestros se darán un banquete más allá de lo imaginable, celebrando nuestro nuevo orden del mundo -continuó Giles, el maestro vampiro.
Los vampiros rugieron otra vez, pero esta vez el sonido no fue exactamente igual de fuerte. Más de ellos se alejaron del círculo interior para mirar ávidamente hacia el laboratorio donde los humanos vivían y trabajaban. Dominic empujó su necesidad de sangre tan lejos como se atrevió. Quería más información, y el control de Giles sobre su cónclave comenzaba a desenmarañarse rápidamente.
– Nuestro títere aguarda nuestras órdenes. Será programado para conducir un camión con la bomba al interior de la casa del príncipe. Su compañera está embarazada. Los conseguiremos a todos. Desde debajo del suelo, dos de los nuestros destruirán todo lo que haya por encima de ellos. Y desde el aire, destruiremos todo hacia abajo. Una vez que él haya desaparecido, el recipiente dejará de existir.
Dominic esperó a que el rugido de aprobación se calmara.
– ¿Qué hay de su hija? -preguntó, manteniendo la voz tan baja que los vampiros tuvieron que esforzarse para oír.
Giles pareció molesto.
– No importa. Es una hembra.
Ha pasado demasiado tiempo en compañía de Brodrick. El sarcasmo de Solange llenó su mente. Los hombres-jaguar se están escabullendo al bosque. Presienten que algo va a suceder y no desean forman parte de ello, agregó.
¿Van hacia ti?
La idea de que los hombres-jaguar pudieran ir tras ella mientras él estaba ocupado le conmocionó. Debería haber estado preparado para que abandonaran el lugar. Los animales salvajes tenían unos sentidos afilados, leían las emociones. No podían pasar por alto el hambre voraz y el descontento de los vampiros. Hasta era posible que el hambre les hubiera atrapado también y hubieran ido de caza.
No. Pero permaneceré alerta. Tú sólo preocúpate por estar en un nido de asesinos muy peligrosos.
Y tú recuerda que donde estén esos dos, Brodrick no andará lejos.
Él sintió su intranquilidad y supo que se estaba concentrando en protegerle a él más que a sí misma. Se tragó su inclinación a darle la orden de retirarse. Ella no lo haría. Él no lo habría hecho si sus posiciones hubieran estado invertidas. Tenía que confiar en sus habilidades.
Te amo.
Dos pequeñas palabras. El tono de Solange tranquilo y suave. Respiró. Ella tendría cuidado. Él la necesitaba y ella lo sabía.
Su orquesta estaba en posición, todo lo que tenía que hacer era comenzar a dirigirla. Envió las piezas del plan a Zacarías. No tenían el calendario, pero Giles no iba a darlo, no cuando querían poner a pruebasu plan primero. Era ahora o nunca. Tenía que destruir a tantos de los no muertos como fuera posible. No quería que nadie escapara para que supieran que su plan había quedado comprometido, así que este frenético frenesí tenía que comenzar con otra persona. Miró a los vampiros de confianza de Giles.
Estás sonriendo.
¿Lo estoy? Quizá me siento un poco malvado.
La sintió tomar un aliento tranquilizador. Él hizo lo mismo y se estiró en busca del técnico en el interior del laboratorio. Toma el arma del guardia y hiere a los investigadores de dentro del edificio. Oblígalos a salir fuera.
La vista y el abrumador olor de la sangre harían que los vampiros perdieran el control. Todo eso haría que uno de ellos fuera detrás de los humanos heridos y la presa se rompería. Los otros harían lo mismo. Estaba seguro de que Giles trataría de afirmar su autoridad y mandaría a sus vampiros menores a controlar a la muchedumbre y eso los dejaría abiertos para un ataque. Los guardias del tejado empezarían a disparar en un esfuerzo por proteger a sus colegas de los no-muertos y en el tumulto subsiguiente, esperaba que Solange y él pudiesen matar a voluntad.
Los sonidos de disparos quedaron amortiguados por las gruesas paredes del laboratorio, pero no obstante, fueron claros. Giles dejó de retener la atención de la multitud, deteniéndose bruscamente cuando todos se giraron hacia el tumulto. Un relámpago se bifurcó a través del cielo, muy cerca, crepitando, cegador con el calor candente. Un rayo se estrelló contra un árbol junto del grupo. El árbol estalló, las ramas se astillaron y el tronco se ennegreció. Las llamas se precipitaron por la red de ramas.
Los hombres salieron del laboratorio, irrumpiendo en el claro entre la selva y el edificio. Las batas blancas y las camisas de los guardias estaban salpicadas de sangre roja, fuerte e invitadora. Algunos de los hombres, obviamente recién despertados e ilesos, gritaron a los guardias. El informático se precipitó fuera blandiendo un arma, disparando a la multitud caótica.
Sonó un disparo desde el tejado cuando un guardia disparó. El sonido resonó por el bosque. El informático se tambaleó, y en el borde del círculo de los vampiros, el llamado Milán cayó al suelo.
Hecho.
La voz de Solange cuchicheó en su mente y él dirigió una serie de golpes al sorprendido grupo de vampiros. Incineró al caído Milán así como a otros dos que estaban cerca. Mientras lo hacía, un grupo de vampiros se apresuró hacia los técnicos que sangraban. Giles gritó a sus vampiros menores que intercedieran, que formaran una pared entre los humanos y los vampiros hambrientos, mientras el maestro vampiro comenzaba a retirarse.
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