¿En qué estaba pensando? ¿A dónde iba con eso y por qué de repente se sentía tensa y aprensiva? Se mordió fuertemente el labio, distrayéndose lo suficiente que casi perdió su señal. Ante los frenéticos gestos de Brian, envió su suave, susurrante voz de sirena a través de las ondas, hizo un pequeño comentario y presentó el siguiente tema. Todo el tiempo su mente estaba dando vueltas sobre el puzzle, tratando de juntar una respuesta.
Sentía la mirada de Brian sobre ella, se volvió y le miró con furia a través del cristal. Ella le indicó que entrara en la cabina. Brian caminó sin prisas, pareciendo más relajado que nunca.
– Quiero escuchar tu teoría.
– ¿Cuál es la tuya? -Contrarrestó él.
– Si le conozco, evidentemente tiene que disfrazar su voz.
– Exactamente mi sensación -asintió Brian.
Él apoyó una cadera perezosamente contra la consola y la miró desde su elevada altura.
Saber se acercó a él, moviendo su mano hasta que descansó cerca de su brazo derecho por encima de su muñeca. Tamborileó sus dedos al lado de su brazo usando su hábito nervioso para cubrir su movimiento.
– Y si utiliza una grabadora, ¿es posible que él pueda estar en dos lugares al mismo tiempo?
Ella sintonizó el latido de su corazón con el de él, escuchando su ritmo, permitiendo que su cuerpo se sincronizara al de él. Si estaba nervioso, no se mostraba en el ritmo de su cuerpo. El latido de su corazón y su pulso eran constantes. Sus dedos resbalaron contra su piel.
– Si fueras tú, Brian, puedes llamar y estar aquí para responder a la llamada. -Hizo la sugerencia como si sonara casual y verificó si existía incluso una ligera alteración en su pulso.
Él le sonrió abiertamente.
– ¿Yo? Me gustas dulce, pero no tanto. Son un montón de problemas y soy un poco perezoso.
Absolutamente ningún cambio en su ritmo. Si Brian estaba mintiendo sería capaz de pasar por un detector de mentiras sin ningún tipo de problema. No creía que fuese tan bueno. Deslizó sus dedos de nuevo por la superficie de la consola y reanudó los nerviosos golpecitos.
– Fue una idea salvaje, pero en realidad no está mal. Si la persona es alguien que conozco, ¿no sería una buena manera de mantener la sospecha alejada de él? Podría estar conmigo cuando la llamada entrara.
– Si estás pensando en Jess, no puedo ir allí. Estoy seguro de que el hombre es un pervertido, pero si quería convertirse en un bicho raro con tus cosas, lo habría hecho mucho antes de ahora.
Todo en su interior se quedó quieto, pero ella mostró una sonrisa fresca y una máscara serena en su rostro. Joven. Inocente. Tan dulce y vulnerable. ¿Cómo sabía que el intruso había llegado hasta sus cosas? No importaba lo que él dijera para cubrir sus pistas, Brian sabía sobre el intruso y nadie debería tener esa información. No había salido fuera del círculo de los Caminantes Fantasma en absoluto.
– No Jess, tonto -administró el correcto toque de humor.
Ella capturó una visión de su rostro reflejado en el vidrio que la rodeaba, y su corazón saltó. Llevaba su máscara de la muerte. La adolescente inocente. Las malas artes. Sus pequeños dientes blancos brillando en una sonrisa, sus ojos brillantes y amistosos. Despreciaba la máscara, pero era una reacción automática. Miró hacia abajo y se encontró los dedos contra el pulso deél, su cuerpo ya sincronizaba sus ritmos. Incluso sabiendo que él tenía el pulso relajado, que no era el cazador, instintivamente se había preparado para matarle, para eliminar una amenaza si estuviera equivocada.
Saltó tan rápidamente que la silla cayó. De repente quería que Jess la rodeara con sus brazos, protegiéndola a ella o a Brian. ¿En qué estaba pensando? ¿Que podría establecerse con Jess como en un mundo de cuento de hadas y vivir felices para siempre?
– ¿Cuál es el problema, Saber? -Brian se inclinó y recogió la silla, mirándola con perplejidad con el ceño fruncido-. ¿Realmente no estás pensando que somos Jess o yo, verdad? Si tienes miedo llamaré a Brady, Infiernos -puso derecha la silla y levantó las palmas de las manos-. Yo sólo estaba tratando de ayudar. No quería asustarte.
– No, no, Brian -forzó otra sonrisa aniñada-. Tengo un temor irracional a los insectos, y he visto aquella araña -señaló al pequeño arácnido arrastrándose inocentemente por el borde de la consola-. Sólo reaccioné sin pensar
Brian le sonrió burlonamente y utilizó su dedo pulgar para aplastar la araña.
– Nunca esperé una reacción tan infantil de ti.
Saber puso los ojos en blanco y le dedicó una sonrisa forzada.
– Bueno, no se lo digas a nadie.
Le rodeó de vuelta a su silla, manteniendo su ritmo cardíaco bajo control. Le hizo señas para que saliera de la cabina y regresó al micrófono, hablando tonterías y coqueteando un poco antes de introducir la próxima ronda de música.
Su primer pensamiento había sido eliminar la amenaza. Había sido entrenada desde niña para matar y pensó que si se negaba, si simplemente se alejaba, sería como todos los demás. Se había detenido. Pero en todas partes donde fuera tenía que enfrentarse a ella misma y era una asesina, una asesina entrenada. Cada uno de sus instintos era destruir la amenaza.
Echó un vistazo a través del cristal a Brian. Estaba bromeando con Fred, el portero. El amable hombre mayor limpiaba la estación todas las noches, y Brian siempre, siempre , hablaba con él. Lo trataba con respeto. Incluso le llevaba comida, algunas cosas que había encontrado y pensaba que Fred podía necesitar. Brian incluso llegó con Les, el hombre que tomaba su puesto de trabajo durante el día.
Nadie llegó junto con Les. Se mantenía solo, era grosero e insultante con las mujeres y estaba resentido por tener que trabajar y recibir órdenes de un hombre en una silla de ruedas. Era bueno en su trabajo, pero básicamente era simplemente espeluznante…
Su aliento se aceleró. ¿ Les ? ¿Podría ser Les? Pero si había sido Les, ¿cómo sabía Brian que el intruso había arruinado su ropa? Patsy no lo sabía. Sólo los Caminantes Fantasmas y… cogió el teléfono. Jess respondió al tercer timbrazo.
– Hey, una pregunta rápida -echó un vistazo a su alrededor para asegurarse de que nadie podía escucharla. Brian estaba ocupado con Fred, sin prestarle atención-. ¿Quién sabía sobre el trabajo de destrucción en mi habitación?
– El equipo por supuesto.
– ¿Podrían haber dicho algo?
– No, por supuesto que no. ¿Por qué? -La voz de Jess se llenó de sospechas.
– Por ningún motivo. Estoy intentando resolver cosas ¿Alguien más lo sabe? Patsy, ¿por ejemplo?
– ¿Cómo diablos lo sabría Patsy? Lily y Eric lo sabían. Yo les informé cuando hablamos de… -él se detuvo, dudando y a continuación añadió-. Cosas.
– Tú me entiendes. Me discutes.
– Entre otras cosas. Eres demasiado sensible, Saber.
– Bueno, ¿cuántas personas saben acerca de ti, Jesse? ¿No tú puesto de SEAL sino lo de los Caminantes Fantasmas? ¿Patsy? ¿Tus padres? ¿Quién lo sabe? ¿Quién sabe sobre ti?
– ¿Qué te pasa esta noche?
– No puedo hablar ahora, tengo que hacer un programa.
Colgó, furiosa de nuevo. Maldito él por compartir su vida con los demás. Ella no los conocía. No confiaba en ellos. No eran parte de su mundo.
Brian llamó a la ventana y levantó las palmas como en una pregunta. Jurando por lo bajo, se apoyó hacia el micrófono y comenzó otro comentario, mientras su mente se revolvía entre una multitud de posibilidades o de ninguna en absoluto. ¿Cómo lo había averiguado Brian? Tenía que ser el intruso, pero seriamente, le estudió de nuevo a través del cristal, eso no cuadraba. Nadie que fuese tan asqueroso podría mantener ese tipo de farsa mucho tiempo, ¿verdad?
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