Elle parpadeó para apartar las lágrimas. Todos esos meses pasados trabajando encubierta en otros países para evitar justamente este tipo de cosas y estaban ocurriendo en su propia ciudad natal. Odiaba no poder evitar que un niño experimentara un destino tan horrible. Jackson, que tenía la mente estrechamente ligada con la de ella, levantó la mano, ahueco la palma alrededor de su cuello y comenzó a hacerle un suave masaje con los dedos.
Bomber lanzó un ladrido corto, tenía todo el pelo del cuerpo erizado y las orejas levantadas. Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Elle e instintivamente dio un pequeño paso para poner su cuerpo frente al de Jonas y Jackson. Examinó a la multitud de bomberos y voluntarios que había bajo las luces brillantes que habían dispuesto en la escena, y vio rostros conocidos. Su corazón dio un vuelco cuando vio al fornido Jeff Dockins. Había estado en la tienda. ¿Quién más? Clyde Darden estaba allí, de pie al costado de la multitud, mirando hacia abajo a través de unos binoculares. Lo maldijo en silencio por ser tan entrometido.
Trudy Garrett estaba muy ocupada sirviendo café a los voluntarios. Reginald Mars la ayudaba junto con Drew Madison. Se movían entre la multitud, entrando y saliendo de ella, Trudy estaba más cerca de los acantilados ya que estaba sirviendo café a los bomberos y los paramédicos. Elle volvió a mirar a Bomber y luego siguió la dirección de su mirada. Su corazón dio un salto. En las rocas que rodeaban una pequeña empalizada que servía como advertencia para que la gente se mantuviera apartada del borde del acantilado, vislumbró una sombra oscura que se movía lentamente, desplazándose furtivamente de una roca a la siguiente, tenía la cabeza cubierta por una capucha y una capa que flotaba alrededor de su cuerpo.
La muerte andaba furtivamente a lo largo del terreno, una sombra entre otras sombras, entretejiéndose con la multitud de forma que captaba un atisbo de ella y luego quedaba oculta otra vez. Tenía la cabeza echada hacia atrás, aunque la capucha la cubría, y olisqueaba el aire como un sabueso, buscando algo invisible.
Elle se apartó de Jackson y Jonas, con la intención de proteger a la gente del pueblo. Jackson le aferró el brazo y la detuvo.
– ¿Qué crees que estás haciendo? -demandó.
– La Muerte está aquí -respondió-. Está buscando una vida. Ha elegido a alguien.
– No serás tú, Elle. De ninguna maldita forma vas a sacrificar tu vida porque no has podido evitar que RJ o alguien como él lastime a una niña.
– ¿De qué sirvo sino puedo ayudar a nadie? -Se liberó de él de un tirón.
Jonas la rodeó por el otro lado.
– Dinos qué podemos hacer para ayudar, Elle.
Sacudió la cabeza.
– Tú no, Jonas. No voy a ponerte en peligro y Jackson estaba en esa tienda. La muerte puede tener su aroma.
Jackson literalmente tiró de su cuerpo acercándolo al de él, y la obligó a ponerse de puntillas, tenía una expresión feroz:
– Tú también estabas en esa tienda. No . Vas. A. Hacerlo. -Ladró cada una de las palabras, pronunciándolas entre dientes.
Elle miró sus ojos oscuros e implacables y sintió su voluntad de hierro presionando la de ella dentro de su mente. No había forma de discutir con él. No iba a ganar. Tenía que pensar en otra forma de hacer las cosas.
– Está bien -capituló-. Jonas, aparta a Trudy del borde del acantilado. No me importa qué excusa inventes, tienes que sacarla de allí. Drew, Reginald y el señor Darden deben ser conducidos a una zona más segura.
– Puede que nosotros no seamos capaces de ver lo que tú, pero es obvio que Bomber sí -dijo Jackson, siguiendo la dirección de la mirada de su perro-. Trataremos de proteger a los demás de la mejor forma posible, pero tú te quedas cerca de nosotros.
En la distancia se oyó el sonido de un helicóptero acercándose. El Huey estaba sobrevolando la montaña, emergiendo justo encima de los árboles y se dirigía hacia los acantilados.
– ¡Jonas! Ty está en ese helicóptero. Hizo doble turno. -Elle tomó conciencia-. ¿Ha participado de algún otro rescate desde que se cayó?
– Es obligatorio que se vuelva a certificar cada noventa días, Elle, sabes que es así. -Le aseguró Jonas-. Tiene mucha experiencia.
– Ty no estaba en la tienda -dijo Jackson suavemente, sabiendo el motivo de su preocupación.
– Ya antes le ha hecho trampas a la muerte -dijo Elle-. O más bien lo hizo Libby. ¿Y si ha regresado a buscar a Ty? -Se presionó la palma de la mano contra la frente.
El helicóptero sobrevoló sus cabezas y se dirigió hacia el mar para evaluar la situación. El capitán les había dado toda la información y ahora la tripulación de rescate del helicóptero debía decidir si estaban dispuestos o no a intentar el rescate. Los rescates de corta distancia sobre el agua, eran considerados una de las maniobras más peligrosas y todos y cada uno de los integrantes de la tripulación debían estar de acuerdo en que el rescate era necesario para salvar una vida y que podían efectuarlo con seguridad o de lo contrario regresarían a la base y las víctimas serían abandonadas.
El helicóptero aterrizó en un campo cercano para preservar el combustible mientras la tripulación conversaba y planeaba la estrategia. Jonas y Jackson que asía firmemente la mano de Elle, utilizaron la distracción ofrecida por el helicóptero para hacer que la multitud de voluntarios se alejara del acantilado. Jonas se aseguró de que Clyde, Trudy, Drew y Reginald estuvieran entre aquellos que estaban en el centro de la multitud, lejos de cualquier daño potencial.
Elle dejó escapar el aliento lentamente y se subió encima de una piedra para tener una mejor vista de las rocas del fondo. Podía ver a las dos víctimas tendidas despatarradas, el brazo derecho de Venita estaba colgando de una roca de forma que cada vez que una ola se estrellaba contra la gran roca cubierta de musgo, el agua tiraba de ella, amenazando con llevársela mar adentro. Las rocas eran resbaladizas y estaban pulidas por los constantes golpes del agua de mar y la vida que crecía en ellas. Debía ser difícil aferrarse a su superficie. RJ movió una de las piernas, pero por lo demás permanecía inmóvil. Estaba más abajo que Venita y cada pocas olas una salpicaba más alto y lo rociaba.
El helicóptero alzó el vuelo y su corazón comenzó a palpitar cuando lo vio dar una vuelta por encima de las víctimas y comenzar a maniobrar para ponerse en posición. Podía ver a la tripulación a través de la puerta abierta, en sus rostros se evidenciaba la tensión que sentían al acercarse a los acantilados desde la derecha. Los vientos eran regulares y Elle sabía por lo que le había contado Ty que era esencial que se mantuvieran de esa forma, ya que si las ráfagas llegaban a superar los treinta kilómetros por hora harían imposible que se llevara a cabo un rescate sobre la franja costera.
Con el corazón en la garganta, observó al helicóptero aminorar la marcha y luego al jefe de la tripulación ubicarse sobre el patín y asegurarse a sí mismo.
– Es Ty -susurró cuando un segundo hombre se desplazó hacia el patín. Él sería el rescatador, el integrante de la tripulación que bajaría por la cuerda, poniéndose a sí mismo en peligro-. Lo sabía. -El destino tenía maneras de interferir, de repetirse cuando no se había salido con la suya.
– Ty tiene nervios de acero -murmuró Jonas, sacudiendo la cabeza. La última vez que Ty había realizado una maniobra de rescate de corta distancia sobre el mar en la costa, se había caído y sufrido un grave trauma craneal.
Elle no podía imaginar en qué estaba pensando, pero buscó frenéticamente la tenebrosa figura vestida con túnica que se movía furtivamente por algún lugar entre las rocas. No puedo verla . Incluso a sus oídos sonó desesperada. Se aferró a la manga de Jackson mientras se giraba rápidamente, intentando comprobar visualmente cómo se encontraban los que habían estado en la tienda.
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