Inez miró atrás, a Elle.
– Parece muy delgada y cansada, Jackson. Cuida de ella.
– Sabes que lo haré.
– Otra cosa. -Inez le agarró por la manga, parándole, bajando su voz aún más-. Ese horrible Reverendo RJ ha estado en el pueblo unos cuantos días. Alquila una casa de la playa y trata de conseguir seguidores. Ha traído a unas cuantas personas con él, una mujer y su hija de San Francisco, creo. Ha estado preguntando por las cintas colgadas por el pueblo. Le han contado que estaban por una de las chicas locales en el extranjero, pero tengo la sensación de que está aquí realmente para causar daño a las Drake. Jonas y tú os habíais ido, así que no he dicho nada hasta ahora.
– ¿Estás segura de todavía está en el pueblo?
El reverendo RJ había causado problemas tanto a Hannah como a Joley. Jackson no podía imaginarse que estuviera en Sea Haven por ninguna otra razón que para fomentar titulares para él mismo y la última cosa que necesitaban era publicidad.
– No le he visto ni he oído nada sobre él durante un par de días, Jackson.
– ¿Qué edad tiene la hija de la mujer?
Inez frunció el entrecejo.
– Joven, quince quizá. Es difícil decirlo con los niños de hoy en día. Viste a la moda gótica, toda de negro, muchos piercings, el pelo colgando sobre la cara, pero parece mona. No habló cuando entraron en la tienda y parecía triste. Sentí compasión por ella. ¿Quieres que pregunte sobre él?
Jackson sacudió la cabeza.
– No, sólo mantén los oídos abiertos. Si él anda alrededor, alguien te lo mencionará. No actúes excesivamente interesada, pero llama a Jonas, a Ilya o a mí.
Inez asintió solemnemente.
– No vayas a preocuparte por mí, Jackson, he estado alrededor de los de su clase un par de veces.
Hizo un movimiento con la mano hacia Elle y caminó rápidamente, con los hombros delgados tiesos.
Jackson la miró irse con una pequeña sonrisa, sacudiendo la cabeza cuando se volvió hacia Elle.
– Es una mujer muy agradable.
Elle asintió.
– Cuida de la mitad del pueblo. -Le miró venir hacia ella, de la manera fluida con que se movía, un susurro tranquilo, los ojos vigilantes, inquietos, moviéndose del cielo al suelo, incluso mar adentro. La hacía sentirse segura-. Es agradable lo que haces por Donny.
Jackson se encogió de hombros.
– Es un gran chico y tengo tiempo. Le gusta hablar sobre las fuerzas de la ley. El chico no tiene un sólo hueso malvado en el cuerpo. Le tengo manteniendo un ojo tanto en Donna como en Inez. Le dije que eran un poco mayores, aunque ninguna quisiera admitirlo, así que lleva las cajas más pesadas para ellas. -Le dedicó una sonrisa rápida y avergonzada-. Luego les a ellas dije que estaba intentando ayudar a Donny a que aprendiera modales así que si les pedía que le dejaran ayudarlas a llevar cosas, le estarían haciendo un favor dejándole.
– Muy listo, Deveau. Voy a tener que vigilarte. ¿Qué fue todo ese secreteo? ¿Qué pasa?
– Me estaba advirtiendo que mejor que te cuide. Y dijo que RJ estuvo en el pueblo hace pocos días.
Su voz fue muy casual, pero Elle se tensó, la tensión se alzó en ella lo bastante como para provocar la alerta del perro, que levantó la cabeza y las orejas, escuchando el problema. Los ojos permanecieron centrados en ella.
– No es nada del otro mundo, Elle. Que RJ venga al pueblo no es excepcional. Joley y Hannah e incluso Kate generan noticias. Él lo desea. Mantendremos el perfil bajo.
Ella asintió, forzando aire en los pulmones.
– No sé por qué estoy tan nerviosa. Pero no estoy preparada para que mi nombre sea público de ninguna manera. Todavía tengo que contactar con Dane y redactar un informe, e incluso eso me asusta. El que me mantuviera presa en su casa, hace que me dé cuenta con cada día que pasa de cuánto poder tiene Stavros realmente. No es sólo su dinero y créeme, compraría su salida de cualquier sitio, es su capacidad psíquica. Influye sutilmente en las personas. Ni siquiera reconocí el flujo de energía como lo que era hasta que estuvimos en la isla y no pudo usarlo en mí más.
– ¿Cómo influye él? ¿Cuáles son exactamente sus capacidades psíquicas?
Ella se frotó la sien. La mano le temblaba y retorció los dedos juntos en el regazo.
– No lo sé, Jackson. Obviamente sabía que yo era psíquica y yo nunca sospeché que él lo fuera. No pude leerle y sencillamente pensé que tenía barreras naturales. Pero no podía leer a su guardaespaldas ni a ninguno de los hombres en el cuarto con nosotros. Debí haber sospechado, pero nunca sentía energía a su alrededor.
– ¿Podría ser ese su único talento?
– Él tenía miedo de su hermano y con esa barrera psíquica en la isla, di por supuesto que su hermano puede ser más mortal, pero no lo sé.
Se frotó la sien otra vez.
Jackson dio un paso detrás de ella y dejó caer las manos sobre sus hombros, dándole masajes, sintiendo los pequeños huesos. No podía comprender cómo Stavros podía haberla herido de esa manera. Elle necesitaba a alguien que la amara, que la comprendiera, que la admirara y la respetara. ¿Por qué intentar romperla?
Ella alzó la mano para cubrirle los dedos.
– Él no eres tú, Jackson, y nunca lo será. Él no desea una mujer fuerte. No desea una compañera. No lo sé, quizá a él le va totalmente ese rollo del dominante y la sumisa y no lo entendí realmente.
– Lo dudo, nena. Por lo que he oído, un verdadero dom ama y aprecia a su mujer. La desea feliz y satisfecha. Un sumiso se da a sí mismo a su compañero o compañera. No, te estaba rompiendo, forzando la dependencia. Dime lo que sabes de su hermano.
Una gaviota gritó y otra contestó. Él alzó la mirada al cielo. La niebla comenzaba a espesarse, viniendo del océano, unos dedos brumosos que se arrastraban por la costa, moviéndose hacia ellos.
– Su hermano entró en el cuarto una vez y realmente me dio miedo. Había maldad en sus ojos y en su aura. Stavros tiene razón en temerlo. Le gusta herir a la gente, no sólo a mujeres, sino a cualquiera. Y miraba a Stavros con la misma exacta mirada que él me dio. Fría. Calculadora. Le dijo a Stavros cómo «romperme» a su voluntad. Cuándo hablaba, se aseguraba de que yo oyera cada palabra. Me mostró los látigos y la caña y describió cada instrumento con todo detalle y cómo dolería. Describió las magulladuras o heridas que cada uno haría y cómo me enseñaría a servirlo sexualmente. Dijo que disfruta rompiendo a las mujeres para sus clientes.
Jackson le tiró de la mano.
– Estás temblando. Vamos dentro de la casa.
Elle sacudió la cabeza.
– Todavía no. Quiero estar al aire libre donde puedo ver algo viniendo hacia mí.
A él no le gustaba el aspecto de la niebla, oscura, húmeda y mucho más pesada de lo habitual. Echó una mirada a Bomber, notando que el perro estaba alerta, mirando fijamente al agua picada, su cuerpo entre Elle, Jackson y la niebla entrante. El perro pastor estaba de pie, con las orejas levantadas, los ojos concentrados, el pelo erizado y la cola hacia abajo, equilibrado y preparado, estirado hacia un enemigo invisible.
Los dedos de Elle se arrastraron hasta la garganta. Jackson le agarró la mano.
– ¿Por qué hiciste eso?
Ella tragó.
– No lo sé. Por un momento, la garganta se cerró. Creo que hablar de Stavros me pone en estado de pánico. Lo siento, Jackson. No quiero ser tan infantil.
– No eres infantil, Elle. -Se inclinó y le acarició la coronilla con la boca. Estaba empezando a sentir un mal presentimiento y todas y cada una de las veces que había tenido la misma sensación de estómago revuelto en su vida, algo malo había sucedido-. Tu casa es más segura que la mía. Tengo una habitación donde escondo mis armas, y estarás relativamente a salvo allí si te metemos, pero tu casa se come a la gente. Activamente te protege. Y hay más personas para cuidarte.
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