Philip Kerr - Una Llama Misteriosa
Здесь есть возможность читать онлайн «Philip Kerr - Una Llama Misteriosa» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Una Llama Misteriosa
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Una Llama Misteriosa: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Una Llama Misteriosa»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Philip Kerr nos vuelve a proporcionar un thriller poderoso e irresistible, trasladándonos de la Alemania nazi a la convulsa Argentina de 1950.
Una Llama Misteriosa — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Una Llama Misteriosa», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Cerró la puerta y subimos por unas escaleras de mármol. El pasamanos de madera estaba pegajoso por un exceso de abrillantador y el suelo de mármol tan blanco y brillante como una sarta de perlas de agua dulce. En el descansillo del primer piso había una fotografía de Evita con un traje azul de lunares blancos, una gran rosa de té en el hombro, un collar de rubíes y diamantes y una sonrisa de rubíes y diamantes a juego.
– En algún momento las relaciones con Estados Unidos tendrán que mejorar, si Argentina quiere recuperar la riqueza económica que disfrutaba hace una década -dijo el coronel-. Para ello sería político pedir a alguno de nuestros célebres inmigrantes que se vaya a vivir a otra parte. A Paraguay, por ejemplo. Paraguay es un país primitivo, sin ley, donde hasta los peores criminales pueden vivir impunemente. Como ve, durante todo este tiempo usted ha estado prestando a este país un gran servicio por el cual, algún día, posiblemente muy pronto, tendremos que darle las gracias.
– Ya me siento patriótico.
– Aférrese a ese sentimiento. Lo necesitará cuando se reúna con Evita. Es la persona más patriótica que conozco.
– ¿Es ahí adonde vamos?
– Sí. Y, por cierto, ¿recuerda que le dije que, cuando me enteré de que los hombres de Perón lo habían detenido y lo habían llevado a Caseros, logré ejercer cierta influencia en otra parte para liberarlo? Evita es esa otra parte. Es su nueva protectora. Convendría que lo tuviese presente.
El coronel Montalbán se detuvo delante de una puerta gruesa de madera. Al otro lado se oía un zumbidó como de enjambre. Me miró de arriba abajo y me entregó un peine. Me lo pasé rápidamente por el pelo y se lo devolví.
– Si hubiera sabido que iba a reunirme con la esposa del presidente esta noche, me habría comprado un traje nuevo -dije-. Hasta puede que me hubiese dado un baño.
– Créame, no notará su olor. Aquí no.
Abrió la puerta y entramos en una sala del tamaño de una pista de tenis revestida de madera. En el extremo opuesto, había otro retrato mayor de Evita, con un traje azul, sonriendo a un grupo de niños. Tenía una luz brillante detrás de la cabeza y, si no la conociera, habría pensado que tenía un marido llamado José y un hijo carpintero. La sala estaba repleta de gente y de olor a suciedad corporal. Unos eran discapacitados, otras estaban embarazadas, la mayoría parecía muy pobre. Todos estaban seguros de que la mujer que esperaban ver era nada menos que la Madonna de Buenos Aires, la Dama de la Esperanza. Sin embargo, no había empujones ni zarandeos. Cada persona tenía un billete numerado y, de vez en cuando, un oficial entraba en la sala y anunciaba un número. Era el turno de que una madre soltera, una familia sin hogar o un huérfano tullido fuesen recibidos ante la santa presencia.
Seguí al coronel a la sala del fondo. Allí había una mesa de caoba larga contra una pared, con tres teléfonos y cuatro jarrones de calas. Había también un sofá tapizado de seda con tres sillas a juego, cuatro secretarias con cuadernos y lápices, o con un teléfono, o con un sobre lleno de dinero. Evita estaba de pie junto a la ventana, que habían dejado abierta para airear el olor de la suciedad corporal. Por el menor volumen del espacio, el olor era más perceptible en el gabinete que en la antesala grande.
Vestía un traje ceremonial de color gris perla, atado a la cintura como una toga. En la solapa lucía un broche de zafiros y diamantes con la forma y el color de la bandera argentina. Pensé que tenía suerte de no ser la esposa del presidente de Alemania; poca cosa puede hacer un joyero en negro, amarillo y rojo. En el dedo de la mano izquierda exhibía un anillo con un diamante del tamaño de una anémona, y sus hermanos en las orejitas. En la cabeza llevaba una boina de seda gris con incrustaciones de rubíes, más apropiada para Lucrecia Borgia que para la Santa Madre. No tenía cara de enferma. Rezumaba más salud que la mujer y el niño esqueléticos que le besaban las manos enguantadas. Evita entregó a la mujer un fajo doblado de billetes de cincuenta pesos. Si Otto Skorzeny no se equivocaba, algún botín nazi se estaba repartiendo entre las manos necesitadas de los pobres argentinos, y yo no sabía si reír o llorar. Como medio para impedir el derrocamiento democrático de un gobierno, esta escena conmovedora carecía del simbolismo del incendio de un parlamento, pero, al parecer, no resultaba menos efectiva. Ni los apóstoles habrían organizado con mayor eficiencia esta clase de caridad.
Un fotógrafo de un diario pero ni sta inmortalizó la escena. Parecía improbable que dejase fuera del cuadro la enorme estampa de Cristo lavando los pies de sus discípulos detrás del hombro de Evita. Por el rabillo del ojo azul, el carpintero contemplaba a su alumna y sus buenas obras con gesto de aprobación. Ésta es mi adorada hija, que me complace plenamente. No votéis a otra persona.
Evita miró al coronel. La mujer esquelética y el niño, que se deshacían en un efusivo agradecimiento, salieron de la sala por indicación del personal. Evita dio media vuelta con elegancia y traspasó una puerta al fondo del gabinete. El coronel y yo la seguimos. En cuanto entramos, cerró la puerta. Era un cuarto con un lavabo, un tocador, un perchero de riel y una sola silla. Evita se sentó. Entre el maquillaje y la multitud de frascos de perfume y laca, había una fotografía de Perón. Evita la cogió y la besó, cosa que me hizo pensar que Otto Skorzeny se equivocaba al pensar que aquella mujer se arriesgaría a tener una aventura con un matón cariacuchillado como él.
– Impresionante -dije, señalando con la cabeza la puerta que tenía a mis espaldas.
– No es nada -dijo Evita con un suspiro-. Todo lo que hagamos es siempre insuficiente. Por mucho que lo intentamos, no conseguimos acabar con la pobreza.
Había oído algo así en algún otro lugar.
– De todos modos debe de ser una labor muy satisfactoria.
– Un poco, pero no me enorgullece. Yo no soy nadie. Soy una grasa , una persona corriente. El trabajo en sí es una recompensa. Además, lo que les doy no me pertenece. Todo es de Perón. Él es el verdadero santo, no yo. Miren, yo no considero que esto sea caridad. La caridad humilla. Lo que se hace ahí es ayuda social. Un estado del bienestar. Nada más y nada menos. Entrego personalmente las ayudas porque sé lo que significa estar a merced de la burocracia en este país, y no confío en nadie. Hay demasiada corrupción en nuestras instituciones públicas. -Intentó ahogar un bostezo-. Así que vengo aquí todas las noches y me encargo de hacerlo personalmente. Sobre todo me importan las madres solteras de Argentina. ¿Se imagina por qué, señor Gunther?
Me imaginé una posible razón, pero no quise arriesgarme a contrariar a mi nueva benefactora señalando que su marido procuraba abortos a todas las chicas menores con las que se acostaba. Así que sonreí pacientemente y negué con la cabeza.
– Porque yo también lo fui. Antes de conocer a Perón. En aquella época yo era actriz. No era ninguna putita, como pretenden mis enemigos, pero en 1937, cuando me llamaba Eva Duarte y trabajaba en una radionovela, conocí a un hombre y tuve una hija con él. Este hombre se llamaba Kurt Von Bader. Eso es, señor, Fabienne Von Bader es hija mía.
Miré al coronel, que me lo corroboró con un gesto.
– Cuando nació Fabienne, Kurt, que estaba casado, decidió ocuparse de la niña. Su esposa no podía tener hijos. Y, en aquel momento, yo pensaba que tendría más hijos. Lamentablemente, dado que al presidente y a mí nos encantan los niños, no ha sido posible. Fabienne es mi única hija y, como tal, muy preciada para mí.
»Al principio, Kurt y su esposa eran muy generosos y me dejaban ver a Fabienne cuando quería, a condición de que nunca le dijese que yo era su verdadera madre. Más recientemente, sin embargo, todo cambió. Kurt Von Bader es uno de los custodios de una gran cantidad de dinero depositada en Suiza por el anterior gobierno de Alemania. Es mi deseo utilizar parte de ese dinero para sacar a los pobres de la miseria. No sólo aquí, en Argentina, sino en todo el mundo católico romano. Von Bader, que todavía alberga esperanzas de restaurar un gobierno nazi en Alemania, no aceptó. Tuvimos una violenta discusión. Se dijeron muchas cosas. Demasiadas. Fabienne debió de oír algo y descubrió la verdad sobre sus orígenes. Poco después se escapó de casa. -Evita suspiró y se apoyó en el respaldo de la silla, como si el esfuerzo de contarme todo esto supusiera una fuerte tensión. Después añadió-: Y eso es todo. ¿Le escandaliza, Herr Gunther?
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Una Llama Misteriosa»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Una Llama Misteriosa» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Una Llama Misteriosa» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.