Donna Leon - Justicia Uniforme

Здесь есть возможность читать онлайн «Donna Leon - Justicia Uniforme» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Justicia Uniforme: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Justicia Uniforme»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un cadete de una academia militar de élite aparece ahorcado. Todo indica que se trata de un suicidio, pero el comisario Brunetti empieza a sospechar del muro de silencio que levantan ante él todos los miembros de la academia, sea cual sea su graduación. El célebre detective está convencido de que tiene entre manos un delicado caso de asesinato que trasciende a la propia institución, pero su infalible olfato se confirma cuando conoce la identidad del padre del fallecido: un ex miembro del Parlamento italiano que dimitió de su cargo de forma tan repentina como polémica. ¿Qué relación existe entre el férreo código de honor de la academia y las más altas instancias del ejército y la política?
«A pesar de la seriedad de los asuntos que tratan, los libros de Donna Leon se iluminan con el enorme encanto de su ambientación y la humanidad de sus personajes.» The New York Times Book Review
«Justicia uniforme es un claro ejemplo de equilibrio. Su delicada prosa y encanto contrarrestan su dureza.» The Washington Post
«Novela negra de primer orden: intensa, relevante y llena de humanidad.» The Guardian
«Donna Leon es probablemente la mejor escritora de novela negra.» The Chicago Tribune.

Justicia Uniforme — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Justicia Uniforme», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Marcó el primero. Contestó una mujer.

¿Signora Ferro?

– ¿Con quién hablo, por favor?

– El comisario Guido Brunetti, de Venecia.

Percibió una exclamación ahogada de sorpresa, y la mujer preguntó atropelladamente, con voz tensa y descontrolada:

– ¿Le ha pasado algo a Federica?

– ¿Federica Moro?

La mujer parecía estar muy alterada como para decir más que un simple:

– Sí.

– No le ha pasado nada, signora, créame, se lo ruego. Llamo para preguntar por e! incidente de hace dos años. -Ella no dijo nada, pero Brunetti oía su rápida respiración desde el otro extremo del hilo-. ¿Oiga? ¿Se encuentra bien, signora?

Hubo otro largo silencio, y cuando él temía que ella colgara el teléfono o que quizá ya lo hubiera colgado, volvió a oír su voz:

– ¿Quién ha dicho usted que es?

– El comisario Guido Brunetti. De la policía de Ve-necia, signora. -De nuevo, silencio-. Oiga… ¿Signora, me oye?

– Sí,'le oigo. -Después de otra larga pausa, la mujer dijo-: Yo le llamaré. -Y colgó, dejando a Brunetti con el recuerdo de su alarma y de su acento toscano.

Realmente, pensaba Brunetti al colgar el teléfono, ¿por qué había ella de creer que él era quien decía ser? Él no podía acreditarlo, y preguntaba por una mujer que había recibido un disparo y cuyo posible atacante no había sido hallado por la policía que Brunetti decía representar.

A los pocos minutos, sonó el teléfono. Él descolgó a la primera señal y contestó dando su apellido.

– Bien -dijo ella-. Quería asegurarme.

– Muy prudente, signora -respondió el comisario-. Confío en que ya esté segura de mi identidad.

– Sí -respondió la mujer, y prosiguió-: ¿Qué quiere saber de Federica?

– Deseo que me hable de aquel disparo, porque puede estar relacionado con un caso que se ha producido ahora. Los periódicos decían que cuando ocurrió aquello ella se alojaba en casa de ustedes.

– Sí.

– ¿Podría decirme algo más, signora?

Nuevamente, la pausa, y la mujer preguntó:

– ¿Ha hablado con ella?

– ¿Con la signora Moro?

– Sí.

– Todavía no. -Esperó a que la mujer dijera algo más.

– Creo que debería hablar con ella -dijo la signora Ferro.

Había algo en su manera de pronunciar la última palabra que hizo comprender a Brunetti que no debía discutir.

– Me gustaría hacerlo -convino él afablemente-. ¿Haría el favor de decirme dónde puedo encontrarla?

– ¿No está ahí? -preguntó la mujer, y el nerviosismo volvía a hacerle temblar la voz.

Él adoptó su tono más tranquilizador.

– Usted es la primera persona a la que he llamado, signora. Aún no he tenido tiempo de localizar a la signora Moro. -Se sentía como un explorador en un glaciar que, de pronto, ve abrirse ante sí una grieta enorme: hasta este momento, no había dicho nada de la muerte del hijo de la signora Moro, y decirlo ahora era imposible-. ¿Está con su marido?

La voz de la mujer se hizo neutra, inexpresiva al decir:

– Están separados.

– Ah. No lo sabía. Pero, ¿ella aún vive en Venecia?

Mientras la mujer meditaba la respuesta, Brunetti casi podía seguir el proceso de sus reflexiones. Un policía forzosamente acabaría por encontrar a su amiga; antes o después, la encontraría.

– Sí -respondió al fin.

– ¿Me daría usted la dirección?

Lentamente, ella respondió:

– Sí; un momento, por favor. Voy a buscarla.

Sonó un golpecito cuando ella dejó el teléfono, seguido de un largo silencio. Después volvió a oírse la voz de la mujer:

– La dirección es San Marco, 2823 -dijo, y a continuación le dio el número de teléfono.

Brunetti le dio las gracias y estaba pensando qué más podía decir cuando ella agregó:

– Deje que suene una vez, cuelgue y vuelva a llamar. No quiere que la molesten.

– Lo comprendo, signora -dijo él, mientras aparecía ante sus ojos la imagen del cuerpo inerte de Ernesto Moro, como el espectro de uno de los hijos de Ugolino.

La mujer se despidió y colgó el teléfono, dejando a Brunetti con la impresión de que no tenia ahora mucha más información que antes de hacer la llamada.

Entonces se dio cuenta de lo oscuro que estaba el despacho. Hacía rato que se había apagado el último sol de la tarde, y le pareció que no vería los números del teléfono para marcar. Se acercó al interruptor que estaba al lado de la puerta, encendió la luz y lo sorprendió ver el insólito orden que había hecho en su mesa mientras hablaba con la signora Ferro: una pila de carpetas en el centro, un papel a un lado y, encima del papel, un lápiz, perfectamente horizontal. Recordó la obsesión, de su madre por la limpieza antes de caer en la senilidad que ahora la aquejaba, y el caos que había en la casa durante los últimos meses en que ella la habitó, antes de que se la llevaran.

Al volver a sentarse a la mesa, se apoderó de él una súbita sensación de agotamiento, y tuvo que hacer un esfuerzo para vencer el impulso de apoyar la cabeza en la madera y cerrar los ojos. Hacía más de diez horas que los habían llamado de la escuela, horas durante las cuales la muerte y el abatimiento habían ido infiltrándose en él como un líquido en un papel secante. Se preguntó, y no por primera vez, cuánto tiempo podría seguir haciendo este trabajo. Antes, se consolaba pensando que unas vacaciones le ayudarían a superar el bache y, en efecto, muchas veces, al alejarse de la ciudad y de los crímenes que en ella tenía que ver, su estado de ánimo mejoraba, por lo menos, mientras duraba la ausencia. Pero ya no creía que esta sensación de futilidad que ahora lo asaltaba por todos lados se disipara con un simple cambio de aires.

Comprendía que ahora debía tratar de hablar con la signora Moro, se obligó a descolgar el teléfono, pero no pudo hacer más. ¿Quién era el personaje cuya mirada tenía el poder de convertirte en estatua de piedra? ¿El Basilisco? ¿Medusa? Con cabellera de serpientes y la boca abierta, vomitando furor. Evocó la imagen de la enmarañada corona, pero no pudo recordar quién la había pintado o esculpido.

Su marcha de la questura tuvo todo el aire de una fuga, por lo menos, para Brunetti. La silla, apartada de la mesa; la puerta, abierta; los papeles, bien apilados en el centro; y él, caminando hacia casa, casi con pánico.

El olfato lo reconfortó: los aromas de la cocina lo saludaron cuando abrió la puerta. Algo se estaba asando, quizá cerdo, y ajo, mucho ajo. Olía como si en el horno, acompañando al cerdo, hubiera todo un campo de ajos.

Colgó la americana, recordó que había dejado la cartera en el despacho y se encogió de hombros. Se paró delante de la puerta de la cocina, esperando encontrar a toda la familia sentada a la mesa, pero no vio a nadie. Allí no se notaba otra presencia que la del ajo, cuyo olor parecía llegar de una olla que hervía a fuego lento.

Concentró su atención en el olor, tratando de recordar dónde lo había olido antes. Le era familiar, como nos resulta familiar una melodía aunque no recordemos el título de la pieza. Trató de separar los aromas: ajo, tomate, un pellizco de tomillo y algo del mar, almejas o gambas -probablemente, gambas- y, quizá, zanahorias. Y el ajo, un universo de ajo. Evocó la sensación de pesimismo que había experimentado en el despacho y aspiró profundamente, confiando en los poderes del ajo: si ahuyentaba a los vampiros, su poder vegetal tenía que ser eficaz contra algo tan banal como una neura. Se quedó apoyado en la pared, con los ojos cerrados, inhalando los aromas, hasta que a su espalda dijo una voz:

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Justicia Uniforme»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Justicia Uniforme» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Justicia Uniforme»

Обсуждение, отзывы о книге «Justicia Uniforme» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x