Sophie Hannah - No es mi hija
Здесь есть возможность читать онлайн «Sophie Hannah - No es mi hija» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:No es mi hija
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
No es mi hija: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «No es mi hija»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
No es mi hija — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «No es mi hija», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Simon se detuvo, cavilando. Darryl Beer había sido arrestado en su casa un sábado a media mañana, el día después de que Laura Cryer fuese asesinada. La guardería de La Ribera abría los sábados por la mañana a las 9, y a las 8.30 los días laborables. Beer pudo haber ido allí primero, esconder el cuchillo y luego haberse ido a su casa. Entonces, ¿por qué no esconder el bolso de mano de Laura en el mismo lugar? A menos que lo hubiese tirado en un cubo de basura en algún sitio y el equipo de Charlie jamás lo hubiese encontrado. Todo lo que Simon esperaba era que llegara el día siguiente para hacer la llamada que tan desesperadamente deseaba hacer. Todo sería más fácil después de eso; bastante más fácil.
– ¿La guardería acepta niños de todas las edades? -preguntó-. ¿Existe un límite de edad máxima o mínima?
Lowe se mostró desconcertado.
– Desde recién nacidos hasta los cinco años -dijo-, ¿Por qué, tiene críos?
Simon no contestó. Extrajo de su bolsillo la fotografía de Vivienne, Alice, David y Felix Fancourt que había estado en el cajón del escritorio de Alice en su trabajo.
– ¿Reconoces a alguna de estas personas? -le preguntó a Lowe.
– Sí, ese pequeñajo solía ir a la guardería. Donna lo llamaba Pequeño Lord Font-el-Roy, por su acento elegante. Y a ella, la Marquesa de Carabás -asintió, sonriendo. Se comportaba como un tipo despreocupado. Quizás estaba demasiado obnubilado para comprender que estaba a punto de ser procesado por un cargo de posesión de drogas duras.
– ¿Así que ella tiene algo que ver con ese pequeño muchacho elegante?
– ¿Alguna vez los llegaste a ver juntos?
– No.
– ¿Por qué Marquesa de Carabás?
– Así es como Daz y yo la solíamos llamar. La veíamos en la piscina y el jacuzzi todo el tiempo.
– ¿Tú y Beer eráis socios del gimnasio? -Simon no intentó disimular su incredulidad.
– No sea tonto. Cómo iba a pagar yo esos precios. Qué va. Solíamos colarnos y entrar a través del bar del Café Chompers. Cualquier idiota puede hacerlo, pero no todo el mundo tiene la iniciativa. -La abogada de Lowe le lanzó una mirada de pura aversión, entonces volvió la mirada al desconchado esmalte rosa pálido de sus uñas.
– La Marquesa de Carabás iba casi todos los días, y también nosotros -dijo Vinny-. Ya sabe, al ser unos tipos desocupados… Bueno, usted probablemente no lo sabe. Juraría que ella escuchaba nuestras conversaciones. Solíamos reírnos al respecto, decir que fantaseaba con nosotros y por eso después nos seguía por todas partes. Debe haber supuesto que no éramos socios pero nunca dijo nada. Pensábamos que se entretenía escuchándonos.
– ¿De qué hablabais?
– Negocios -dijo Lowe con autosuficiencia-. De los tiempos en los que habíamos estado dentro. Si ella nos estaba escuchando, exagerábamos, hablando de matones y de eliminar a gente. Daz solía decir que escucharnos hablar como hombres rudos a lo mejor la hacía sentir… ya sabe. -Lowe guiñó un ojo-. Nosotros solo estábamos diciendo gilipolleces. La Marquesa de Carabás no fantaseaba con nosotros, simplemente era una vaca fisgona.
– ¿Alguna vez tú y Beer mencionasteis su guarida delante de ella?
– Probablemente. Solíamos reírnos de ello todo el tiempo, de que todos esos padres esnobs no tuviesen la menor idea de que a sus mocosos holgazanes los cambiasen encima de nuestra mercancía.
– ¿No habías dicho que las drogas eran para consumo personal?
– Es sólo una forma de hablar.
Normalmente Simon se hubiera puesto furioso al tener a un granuja como Vinny Lowe delante de él hablando de esa basura, pero tenía demasiada energía nerviosa corriéndole por el cerebro. La rabia le hubiese exigido más atención de la que disponía en aquel momento. Ahora que se había establecido una conexión firme entre los Fancourt y Darryl Beer, Simon sentía un impulso creciente, y luchaba contra la ligera desorientación que siempre lo asaltaba en esta fase de un caso. Parte de él tenía miedo de descubrir la verdad. No tenía idea de por qué. Era algo que tenía que ver con la reducción de las posibilidades, la sensación de estar siendo empujado hacia la boca de un túnel. Estaba bastante seguro de que Charlie, Sellers y Gibbs nunca se habían sentido así.
Ojalá ya fuera mañana por la mañana. Pero eso era solo una mera formalidad, ¿verdad? ¿Una llamada telefónica? Él conocía la verdad, ¿no? ¿O quizás había algo más? ¿Temía acaso descubrir algo más? Simon no podía librarse de esa sensación premonitoria, de algo profundamente desagradable que se escondía a la vuelta de la esquina, algo que no podía evitar porque no podía detener su marcha en dirección a esa esquina…
Alice. Eso era realmente lo que lo aterrorizaba. ¿Qué descubriría sobre Alice? Por favor, que no sea nada malo, rezaba, mirando la fotografía en su mano, el retrato de familia. Se estremeció. No quería mirarlo, no quería pensar en ello, pero ¿por qué?
– Solo para que quede claro -le dijo a Lowe, principalmente para distraerse de la siniestra certeza que sentía se estaba abriendo paso-. ¿Cuál de las dos mujeres de la fotografía es a quien tú y Darryl Beer llamabais la Marquesa de Carabás?
Lowe señaló a Vivienne Fancourt. Simon sintió un enorme alivio.
Capítulo 33
Jueves , 2 de octubre de 2003
Estoy sentada en el tocador cepillándome el cabello cuando entra David.
– ¿Recuerdas nuestra luna de miel? -le digo, decidida a hablar antes de que él lo haga-, ¿Recuerdas al señor y la señora Table y la familia de Rod Stewart? ¿Las tardes en que nos sentábamos en el balcón a beber retsina griega? ¿Recuerdas lo felices que éramos entonces? -Sé que unos cuantos momentos felices compartidos no revivirán esos sentimientos, pero quiero que David recuerde, al menos, que una vez existieron. Que se atormente como yo.
Una mueca de desdén asoma en su cara.
– Puede que tú fueras feliz -dice-. Pero yo no lo era. Sabía que nunca significarías tanto para mí como Laura.
– Eso no es verdad. Lo estás diciendo sólo para lastimarme.
– Solo fuimos a Grecia. Cualquiera puede ir a Grecia. Laura y yo fuimos a las islas Mauricio en nuestra luna de miel. No me importaba gastar esa cantidad de dinero por ella.
– No importa cuánto dinero te gastes, David. Nunca importará. Tu madre siempre te dará más. ¿Cuántas veces ha salvado Vivienne tu empresa a lo largo de los años? Apuesto a que más de una vez. Si no fuese por su generosidad probablemente estarías trabajando en alguna fábrica de mierda.
Aprieta los dientes y sale despotricando de la habitación. Sigo cepillándome el cabello, esperando. Unos cuantos minutos después regresa. -Deja el cepillo -dice-. Quiero hablar contigo.
– No tengo nada que decirte, David. Creo que ya es un poco tarde para hablar, ¿no crees?
– ¡Suelta el cepillo te digo! Mira lo que he encontrado. -Me enseña una fotografía de mis padres y mía, tomada cuando era niña. La debe haber sacado de mi bolso. Es mi foto favorita de nosotros tres. David lo sabe. Sabe que si algo le pasa nunca se podrá reemplazar-, Creo que ese corte de cabello te sentaba mejor -dice.
En la fotografía tengo cinco años. Mi peinado es poco atractivo, masculino, corto en la nuca y a los lados. Mis padres no eran las personas más elegantes en el mundo. No les importaba un pimiento lo que los demás pensaran.
– No me gustan las mujeres con melena demasiado larga -me dice David con suficiencia-. Cuanto menos pelo, mejor.
– Laura tenía el cabello largo -no puedo resistir replicarle.
– Sí, pero el suyo no era lacio y grasiento como el tuyo. Y no tenía pelos por todo el cuerpo. Me di cuenta cuando hiciste antes tu pequeño striptease en la cocina de que no te has afeitado las axilas hace tiempo.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «No es mi hija»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «No es mi hija» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «No es mi hija» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.