Lars Kepler - El Hipnotista

Здесь есть возможность читать онлайн «Lars Kepler - El Hipnotista» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Hipnotista: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Hipnotista»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Estocolmo. Una familia es asesinada. El único superviviente de la masacre es Josef, el hijo de la familia que tiene sólo 15 años. También sobrevive Evelyn, su hermana mayor, que se ha salvado porque vive en una casa en el campo. Erik Maria Bark es médico e hipnotizador. La noche del asesinato el comisario Joona Linna, encargado de la investigación, le llama para que someta a Josef a una sesión de hipnotismo en el hospital de Estocolmo, donde está ingresado. Unos días más tarde el hijo de Erik Maria Bark, Benjamin, es secuestrado de su propia cama. Erik emprenderá la búsqueda de su hijo junto a Linna, Simone, su mujer y su suegro Kennet Sträng… Juntos intentarán resolver estos dos misterios…

El Hipnotista — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Hipnotista», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

En el hospital de Huddingeå, una doctora llamada Sigrid Krans había recibido instrucciones del Laboratorio de la Policía Científica de Linköping, el organismo encargado de realizar las pruebas de ADN en Suecia, para tomarle muestras biológicas a Josef Ek.

A la altura del parque Högalid, Joona llama a Erixon, el corpulento técnico criminalístico responsable de la investigación en la escena del crimen de Tumba.

– Para ya -contesta una voz densa.

– ¿Erixon? -dice Joona-. ¿Erixon? ¿Puedes aportar alguna prueba de vida? -bromea.

– Estoy durmiendo -responde con cansancio.

– Lo siento.

– No, en realidad voy camino de casa.

– ¿Habéis encontrado muestras de Josef en el vestuario? -pregunta Joona.

– No.

– Seguro que sí.

– No -repite Erixon.

– Me parece que estás haciendo una chapuza.

– Te equivocas -replica Erixon tranquilamente.

– ¿Has metido presión a nuestros amigos de Linköping? -pregunta Joona.

– Con todo mi peso -contesta él.

– ¿Y?

– No han encontrado ADN del padre en Josef.

– No me lo creo -dice Joona-. Joder, si estaba embadurnado de…

– Ni una gota -lo interrumpe Erixon.

– No cuadra.

– Parecían la leche de contentos cuando lo dijeron.

– ¿LCN? [7]

– Ni una microgota, nada.

– Joder…, no es posible que tengamos tan mala suerte.

– Sí que lo es.

– No.

– Vas a tener que rendirte -dice Erixon.

– Claro.

Finalizan la llamada y Joona piensa que lo que a veces puede parecer un enigma depende solamente de determinadas coincidencias. El modus operandi del agresor parece idéntico en ambas escenas: las cuchilladas feroces y los intentos de descuartizamiento. Por eso resulta extraño que no hayan encontrado sangre sobre Josef si él es el autor de los crímenes. Debería estar completamente embadurnado de sangre de los distintos cuerpos, piensa Joona, y vuelve a llamar a Erixon.

– ¿Sí?

– He caído en una cosa.

– ¿En veinte segundos?

– ¿Tomasteis muestras en el vestuario de mujeres?

– Nadie miró allí. La puerta estaba cerrada con llave.

– La víctima probablemente tenía llaves.

– Pero…

– Mirad en los desagües de las duchas de mujeres -indica Joona.

Tras rodear Tantolunden, conduce por un sendero y aparca delante de los edificios altos que dan al parque. Se pregunta dónde está el coche de policía que debería estar esperándolo, comprueba la dirección y piensa que quizá Ronny y su compañero se hayan equivocado de puerta. Frunce los labios. Eso explicaría la negativa de Sorab a dejarlos pasar, ya que, si así fuese, el tipo en cuestión ni siquiera se llamaría Sorab.

Hace frío esa noche. Camina rápidamente en dirección al portal mientras piensa cómo Josef describió bajo hipnosis los sucesos ocurridos en la casa. A juzgar por la versión del chico, no hizo nada por ocultar el crimen, no se protegió. No pensó que hubiera consecuencias, sino que permitió que la sangre lo empapara por completo.

Joona Linna piensa entonces que quizá durante la hipnosis Josef Ek únicamente describió lo que él sentía en el momento de cometer los crímenes, un arrebato furioso y confuso, mientras que, en realidad, actuó metódicamente, se puso ropa impermeable de la cabeza a los pies y se duchó en el vestuario de mujeres antes de ir a casa.

Tiene que hablar con Daniella Richards, saber si ella cree que Josef Ek está en condiciones de soportar un interrogatorio.

Joona entra en el portal del edificio, saca su teléfono y ve su cara reflejada en las baldosas negras de la pared, alicatada a modo de tablero de ajedrez. La tez pálida, fría, la mirada seria y el pelo rubio revuelto. Vuelve a llamar a Ronny cuando ya se encuentra frente al ascensor, pero no recibe respuesta. Quizá hayan hecho un último intento y Sorab los haya dejado pasar. Sube hasta el sexto piso, espera a que una madre con un cochecito de bebé baje en el ascensor, y luego va hasta la puerta de Sorab y llama al timbre.

Aguarda un momento, llama con los nudillos, espera unos segundos más, empuja la portezuela del correo con la mano y dice:

– ¿Sorab? Me llamo Joona Linna. Soy comisario de la policía judicial.

Se oye un ruido tras la puerta, como si alguien se hubiera apoyado pesadamente contra ella pero luego se hubiera apartado rápidamente.

– Tú eras el único que sabía dónde estaba Evelyn -continúa.

– Yo no he hecho nada -dice una profunda voz de hombre desde el interior del piso.

– Pero…

– ¡Yo no sé nada! -grita.

– Está bien -dice Joona-. De todos modos, quiero que abras la puerta, me mires y me digas que no sabes nada.

– Márchese.

– Abre la puerta.

– Joder… ¿es que no pueden dejarme en paz? Yo no tengo nada que ver con eso, no quiero verme involucrado.

Su tono de voz es de angustia. Guarda silencio, respira profundamente y golpea algo con la mano.

– Evelyn está bien -dice Joona.

Hay un leve crujido en la portezuela del correo.

– Yo pensaba…

Se calla.

– Necesitamos hablar contigo.

– ¿De verdad no le ha pasado nada a Evelyn?

– Abre la puerta.

– Ya le he dicho que no.

– Estaría bien que pudieras acompañarnos.

Se hace el silencio por un instante.

– ¿Ha estado aquí más veces? -pregunta Joona entonces.

– ¿Quién?

– Josef.

– ¿Quién es?

– El hermano de Evelyn.

– Aquí no ha estado -dice Sorab.

– Entonces, ¿quién ha venido?

– ¿No entiende que no pienso hablar con usted?

– ¿Quién ha venido?

– ¿Acaso he dicho yo que haya venido nadie? Está intentando liarme.

– No, por supuesto que no.

De nuevo se hace el silencio. Luego se oye un sollozo repentino tras la puerta.

– ¿Está muerta? -pregunta Sorab-. ¿Evelyn ha muerto?

– ¿Por qué lo preguntas?

– No quiero hablar con usted.

Joona oye el sonido de unos pasos que se alejan y después una puerta que se cierra. En el interior del piso comienza a retumbar una música a todo volumen. Cuando el policía baja por la escalera, piensa que alguien debió de amenazar a Sorab para que le dijera dónde se escondía Evelyn.

Sale al frío de la noche y ve a dos hombres con cazadoras de Pro Gym esperando de pie junto a su vehículo. Cuando lo oyen llegar se vuelven. Uno de ellos se apoya en el capó con el teléfono contra la oreja. Joona los examina rápidamente. Ambos están en la treintena. El que está sentado en el capó lleva la cabeza afeitada, mientras que el otro va peinado como un niño. Joona calcula que este último debe de pesar más de cien kilos. Quizá practica aikido, kárate o kickboxing. Probablemente toma hormonas del crecimiento, piensa. El otro quizá lleve un cuchillo, pero posiblemente ninguna arma de fuego.

Los parterres de césped están cubiertos por una fina capa de nieve.

Joona da media vuelta como si no hubiera visto a los dos hombres y echa a andar hacia el camino iluminado.

– ¡Eh, tío! -grita uno de ellos.

Joona hace caso omiso y continúa hacia la escalera, junto a la que hay una farola y una papelera de color verde.

– ¿No quieres tu coche?

Joona se detiene y dirige una rápida mirada a la fachada del edificio. Entonces cae en la cuenta de que el hombre que está sentado en el capó está hablando por teléfono con Sorab, y que éste lo está observando desde la ventana.

El más grande de los dos se le acerca lentamente y Joona se vuelve, dispuesto a enfrentarse a él.

– Soy policía -dice.

– Y yo soy un capullo -repone el tipo.

Joona saca rápidamente su móvil y llama de nuevo a Ronny. En el bolsillo del hombre que está de pie empieza a sonar de pronto la melodía de Sweet home Alabama. El tipo sonríe ampliamente, coge el teléfono de Ronny y contesta.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Hipnotista»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Hipnotista» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Hipnotista»

Обсуждение, отзывы о книге «El Hipnotista» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x