• Пожаловаться

Ken Follett: El Valle de los Leones

Здесь есть возможность читать онлайн «Ken Follett: El Valle de los Leones» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Боевик / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Ken Follett El Valle de los Leones

El Valle de los Leones: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Valle de los Leones»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Rodeado de montañas salvajes, el Valle de los Leones es un lugar legendario de Afganistán donde las costumbres y las personas apenas han cambiado con el paso de los siglos. Un escenario muy apropiado para un relato de espionaje e intriga protagonizado por una joven inglesa, un médico francés y un trotamundos norteamericano, que transcurre en la etapa más terrible de la guerra contra los invasores soviéticos.

Ken Follett: другие книги автора


Кто написал El Valle de los Leones? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El Valle de los Leones — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Valle de los Leones», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Todo eso le pareció bien cuando lo tramó, pero en ese momento le sonaba muy poco plausible.

Sin embargo Jane, por lo visto, no sospechaba nada.

– Me parece bastante simple -dijo ella.

– ¡Perfecto! -exclamó Ellis animosamente, tratando de ocultar su alivio.

– ¿Y después de llamarme, cuánto tardarás en llegar a casa?

– Menos de una hora. Quiero esperar para ver la sorpresa de Rahmi, pero me libraré del almuerzo.

Jane tenía una expresión pensativa.

– Te invitaron a ti, pero a mí no.

Ellis se encogió de hombros.

– Supongo que se trata de una celebración masculina.

Tomó el bloc de la mesita de noche y escribió Mustafá, y al lado un número de teléfono.

Jane se levantó y cruzó la habitación hacia la ducha. Abrió la puerta y en seguida el grifo. Su estado de ánimo había cambiado. Ya no sonreía.

– ¿Por qué estás tan enojada? -preguntó Ellis.

– No estoy enojada -contestó ella-. Pero a veces no me gusta la manera en que me tratan tus amigos.

– Pero ya sabes cómo son los turcos con respecto a las chicas.

– Exactamente: a las chicas. No les molestan las mujeres respetables, pero yo soy una chica.

Ellis suspiró.

– No es tu costumbre sentirte molesta por las actitudes prehistóricas de un puñado de chauvinistas. ¿Qué es lo que realmente estás tratando de decirme?

Ella pensó un momento, desnuda y de pie junto a la ducha; estaba tan hermosa que Ellis tuvo ganas de volver a hacerle el amor.

– Supongo que te estoy diciendo que no me gusta mi estado. Estoy dedicada a ti, y todo el mundo lo sabe. No me acuesto con ningún otro, ni siquiera salgo con hombres, pero tú no estás dedicado a mí. No vivimos juntos. Yo ni siquiera sé dónde vas ni lo que haces durante buena parte de tu tiempo, ninguno de los dos ha conocido a los padres del otro, y la gente lo sabe, así que me tratan como a una puta.

– Creo que estás exagerando.

– Es lo que siempre me contestas.

Se metió bajo la ducha y dio un portazo. Ellis sacó los útiles de afeitar del cajón donde guardaba lo necesario cuando pasaba allí la noche y empezó a afeitarse delante del fregadero. Ya habían discutido eso antes, más extensamente, y a él le constaba cuál era el trasfondo de la cuestión: Jane quería que vivieran juntos. El también lo deseaba, por supuesto; quería casarse con ella y que vivieran juntos durante el resto de sus vidas. Pero tenía que esperar hasta cumplir su misión, y como no podía decírselo, no le quedaba más remedio que recurrir a frases como Todavía no estoy listo, Lo único que necesito es tiempo, y esas vagas evasivas la enfurecían. Consideraba que un año era mucho tiempo para amar a un hombre sin ningún tipo de compromiso de parte de él. Y por cierto tenía razón. Pero si hoy todo salía bien, él podría poner las cosas en su lugar.

Terminó de afeitarse, envolvió la maquinilla en una toalla y la metió en su cajón. Jane salió de la ducha y él ocupó su lugar. No nos hablamos -pensó-; todo esto es una tontería.

Mientras él se duchaba, ella había preparado café. Ellis se vistió con rapidez con un par de vaqueros desteñidos y una chaqueta negra y se sentó a la mesa de caoba frente a ella. Jane le sirvió el café mientras decía:

– Quiero hablar muy seriamente contigo.

– Muy bien -contestó él sin vacilar-. Te propongo que lo hagamos a la hora del almuerzo.

– ¿Y por qué no ahora?

– Porque ahora no tengo tiempo.

– ¿El cumpleaños de Rahmi es más importante que nuestra relación?

– ¡Por supuesto que no! -Ellis percibió un dejo de irritación en su tono y una voz interior le advirtió: no seas duro con ella, puedes perderla-. Pero prometí que iría y es importante que cumpla con mis promesas; en cambio no me parece que haya mucha diferencia si conversamos ahora o un poco más tarde.

En el rostro de Jane apareció la expresión tensa y obcecada que él conocía: la tenía siempre que decidía algo y alguien trataba de alejarla de su camino.

– Para mí es importante que hablemos ahora.

Durante un instante tuvo la tentación de contarle toda la verdad. Pero no era así como lo había planeado. Estaba nervioso, tenía la cabeza en otra cosa y no se encontraba preparado. Sería mucho mejor conversar después, cuando los dos estuvieran relajados y cuando él pudiera decirle que su trabajo en París había finalizado. Así que dijo:

– Creo que te estás portando como una tonta y me niego a que me mangonees. Te pido por favor que conversemos más tarde. Ahora, tengo que irme.

Se puso de pie.

Jane volvió a hablar cuando él se acercaba a la puerta.

– Jean-Pierre me ha pedido que vaya con él a Afganistán.

Esto fue tan inesperado que Ellis tuvo que detenerse a pensar un momento para poder comprender el alcance de sus palabras.

– ¿Lo dices en serio? -preguntó con incredulidad.

– Completamente en serio.

Ellis sabía que Jean-Pierre estaba enamorado de Jane. Lo mismo que otra media docena de hombres: era inevitable, tratándose de una mujer como ella. Sin embargo, nunca los consideró rivales serios; por lo menos hasta ese momento. Empezó a recobrar su compostura.

– ¿Y por qué vas a querer ir a una zona donde hay guerra en compañía de un tipo débil e insípido?

– ¡No se trata de una broma! -exclamó con furia-. Estoy hablando de mi vida.

El sacudió la cabeza con incredulidad.

– ¡No puedes ir a Afganistán!

– ¿Por qué no?

– Porque me amas.

– Eso no significa que deba estar a tu disposición.

Por lo menos no había dicho: No, no te amo. El miró su reloj de pulsera. Esto era ridículo: dentro de algunas horas iba a decirle todo lo que ella quería oír.

– No estoy dispuesto a hablar sobre nuestro futuro de esta manera. Es un tema que no podemos tratar así a la ligera.

– Yo no te esperaré indefinidamente -aseguró.

– No estoy pidiendo que me esperes indefinidamente, te pido que esperes unas horas. -Le acarició la mejilla-. ¡No discutamos por unas horas!

Ella se puso de pie y lo besó en la boca con fuerza.

– No irás a Afganistán, ¿verdad? -preguntó él.

– No lo sé -contestó ella con tono inexpresivo.

Ellis trató de sonreír.

– Por lo menos te pido que no vayas antes del almuerzo.

Ella también sonrió y asintió.

– No, antes del almuerzo, no.

él la miró un instante y después salió.

Las amplias aceras de los Campos Elíseos estaban repletas de turistas y de parisienses que habían salido para su paseo matinal, arremolinándose como rebaño de ovejas bajo el cálido sol de primavera, y todas las mesas de los cafés de las aceras se encontraban ocupadas. Ellis permaneció cerca del lugar convenido, llevando una mochila comprada en una tienda de equipajes baratos. Tenía todo el aspecto del norteamericano que recorre Europa haciendo autostop.

Deseó que Jane no hubiera elegido justamente esa mañana para una discusión: en ese momento estaría rumiando y cuando él llegara la encontraría de pésimo humor.

Bueno, tendría que dedicarse un rato a alisarle las plumas encrespadas.

Se sacó a Jane de la cabeza y concentró sus pensamientos en la tarea que le esperaba.

Existían dos posibilidades con respecto a la identidad del amigo de Rahmi, ese individuo que financiaba el pequeño grupo de terroristas. La primera era que fuese un turco acaudalado, amante de la libertad, que había decidido, por razones políticas o personales, que se podía justificar el uso de la violencia contra la dictadura militar y quienes la apoyaban. Si ése fuera el caso, Ellis sufriría una enorme decepción.

La segunda posibilidad era que se tratara de Boris.

Boris era una figura legendaria dentro de los círculos en los que Ellis se movía: entre los estudiantes revolucionarios, los exiliados palestinos, los conferenciantes políticos, los editores de diarios extranjeros mal impresos, los anarquistas y los maoístas y los armenios y los vegetarianos militantes. Se decía que era un ruso, un hombre de la K G B dispuesto a financiar cualquier acto izquierdista de violencia que se llevara a cabo en Occidente. Muchos dudaban de su existencia, especialmente aquellos que habiendo intentado obtener fondos de los rusos, fracasaron. Pero Ellis observó que de vez en cuando algún grupo que durante meses no había hecho más que protestar porque no contaba con medios para comprarse una fotocopiadora, de repente dejaba de hablar de dinero y adquiría gran conciencia de su seguridad: entonces, poco tiempo después, se producía un secuestro o un tiroteo, o estallaba una bomba.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Valle de los Leones»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Valle de los Leones» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Julio Llamazares: Luna de lobos
Luna de lobos
Julio Llamazares
Ángeles Mastretta: El Cielo De Los Leones
El Cielo De Los Leones
Ángeles Mastretta
Jerónimo Tristante: El Valle De Las Sombras
El Valle De Las Sombras
Jerónimo Tristante
Sarah Waters: El ocupante
El ocupante
Sarah Waters
Отзывы о книге «El Valle de los Leones»

Обсуждение, отзывы о книге «El Valle de los Leones» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.