• Пожаловаться

José Saramago: Ensayo Sobre La Ceguera

Здесь есть возможность читать онлайн «José Saramago: Ensayo Sobre La Ceguera» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

José Saramago Ensayo Sobre La Ceguera

Ensayo Sobre La Ceguera: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Ensayo Sobre La Ceguera»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una de las obras más crudas, violentas y originales que tenido el placer de leer en los últimos años. Algunos la consideran una extraña frontera en la novela de Ciencia Ficción y el drama psicológico convencional.En cierta manera recuerda a obras como El Día de los Trifidos donde también la población de la Tierra se quedaba ciega o incluso a El Señor de las Moscas, donde también una situación límite hacía despertar los instintos más básicos e irracionales entre los protagonistas.Ensayo sobre la ceguera es una excusa para retratar el comportamiento humano en una situación límite: En este caso, cuando a causa de una extraña enfermedad, todo el mundo se va quedando ciego poco a poco. Es una obra dura pero narrada de forma amena, casi como un cuento, a veces recreandose en la desesperación de los protagonistas, a veces narrando de forma simbólica como actúa el mundo entero y por tanto realizando un tipo de ensayo -como indica el título- sobre la humanidad: Su egoísmo innato, sus instintos primarios pero también sus dotes de solidaridad y camaradería.Saramago introduce un elemento ajeno, una pequeña mutación dentro de este mundo de ceguera al cual el mundo se ve atado: Una persona ve, una persona puede contemplar las barbaridades a que puede llegar la raza humana; una sola persona queda sumergida por voluntad propia en el manicomio donde se aislan a los primeros ciegos para que no contagien al resto de la ciudad.Precisamente dentro de este manicomio, de esta sala de estudios sin observadores es donde quedan retratadas las más grandes miserias humanas hasta el extremo de hacerte estremecer -tal cual una novela de terror- mientras lees el libro.Puede que el clímax algo prematuro -por otro lado tan crudo que te puede revolver el estómago- que resta emoción a unos últimos capítulos mucho más tranquilos puede que sea la nota discordante en una novela que siempre havia ido In Crescendo. Pero igualmente, no hay ningún pasaje que sobre; Saramago calculó al milímetro su novela.La única nota negativa (estoy seguro que para otros no) sería el estilo de Saramago al escribir la novela: Sin diálogos propiamente dichos, juntando la narración, los diálogos, todo en las mismas líneas por lo que al comienzo, costa acostumbrarse a una lectura tan densa sin descanso para la vista (valga la redundancia).

José Saramago: другие книги автора


Кто написал Ensayo Sobre La Ceguera? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Ensayo Sobre La Ceguera — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Ensayo Sobre La Ceguera», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

De pronto, procedente del exterior de la sala, probablemente del vestíbulo que separaba las dos alas frontales del edificio, se oyó un ruido de voces violentas, Fuera, fuera, salgan, Lárguense, Aquí no pueden quedarse, Tienen que cumplir las órdenes. Creció el tumulto, disminuyó luego, una puerta se cerró con estruendo, ahora sólo se oía algún sollozo, el rumor inconfundible de alguien que acababa de tropezar. En la sala estaban ya todos despiertos. Con la cabeza vuelta hacia el lado de la entrada, no necesitaban ver para saber que también eran ciegos los que iban a entrar. La mujer del médico se levantó, por su voluntad habría ido a ayudar a los recién llegados, les diría unas palabras de afecto, los guiaría hasta los camastros, les informaría, Mire, ésta es la siete del lado izquierdo, ésta es la cuatro del lado derecho, no se equivoque, sí, aquí estamos seis, llegamos ayer, fuimos los primeros, los nombres qué importan, uno creo que cometió un robo, otro fue el robado, hay una muchacha misteriosa de gafas oscuras que se pone colirio en los ojos para tratar una conjuntivitis, que cómo sé yo, que estoy ciega, que son oscuras las gafas, es que mi marido es oftalmólogo y ella fue a su consultorio, sí, también él está aquí, nos ha tocado a todos, ah, es verdad, y el niño estrábico. No se movió, sólo le dijo al marido, Llegan más. El médico saltó de la cama, la mujer le ayudó a ponerse los pantalones, no tenía importancia, nadie podía verlo, en aquel momento empezaron a entrar los ciegos, eran cinco, tres hombres y dos mujeres. El médico dijo, levantando la voz, Tengan calma, no se precipiten, aquí somos seis personas, cuántos son ustedes, hay sitio para todos. Ellos no sabían cuántos eran, cierto es que se habían tocado unos a otros, a veces tropezaron mientras eran empujados desde el ala izquierda hacia ésta, pero no sabían cuántos eran. Y no traían equipajes. Cuando, en la otra parte del edificio, despertaron ciegos, y comenzaron a lamentarse, los otros los echaron sin contemplaciones, sin darles siquiera tiempo para despedirse de algún pariente o amigo que con ellos estuviera. Dijo la mujer del médico, Lo mejor sería que se fueran numerando y diciendo cada uno quién es. Parados, los ciegos vacilaron, pero alguien tenía que empezar, dos hombres hablaron al mismo tiempo, siempre pasa igual, luego los dos se callaron, y fue un tercero quien comenzó, Uno, hizo una pausa, parecía que iba a dar su nombre, pero lo que dijo fue, Soy policía, y la mujer del médico pensó, No ha dicho cómo se llama, seguro que sabe que eso aquí no tiene importancia. Ya otro hombre se estaba presentando, Dos, y siguió el ejemplo del primero, Soy taxista. El tercer hombre dijo, Tres, soy dependiente de farmacia. Después, una mujer, Cuatro, soy camarera de hotel, y la última, Cinco, soy oficinista. Es mi mujer, mi mujer, gritó el primer ciego, dónde estás, dime dónde estás, Aquí, estoy aquí, decía ella llorando y avanzando trémula por el pasillo, con ojos desorbitados, las manos luchando contra el mar de leche que por ellos entraba. Más seguro, él avanzó hacia ella, Dónde estás, dónde estás, murmuraba ahora como si rezase. Las manos se encontraron, un instante después estaban abrazados, eran un cuerpo solo, los besos buscaban los besos, a veces se perdían en el aire porque no sabían dónde estaban los rostros, los ojos, la boca. La mujer del médico se agarró al marido, sollozando como si también ellos se hubieran encontrado, pero lo que decía era, Qué desgracia la nuestra, qué fatalidad. Entonces se oyó la voz del niño estrábico que preguntaba, Y mi madre. Sentada en la cama del pequeño, la chica de las gafas oscuras murmuró, Vendrá, no te preocupes, vendrá.

Aquí, la verdadera casa de cada uno es el sitio donde duerme, por eso no es extraño que el primer cuidado de los recién llegados fuese elegir cama, tal como habían hecho en la otra sala, cuando aún tenían ojos para ver. En el caso de la mujer del primer ciego no cabía duda, su lugar propio y natural estaba al lado del marido, en la cama diecisiete, dejando la dieciocho en medio, como un espacio vacío que la separa de la chica de las gafas oscuras. Tampoco sorprenderá que todos busquen estar juntos, lo más posible, hay por aquí muchas afinidades, unas que ya son conocidas, otras que se revelarán ahora mismo, por ejemplo, el dependiente de farmacia fue quien vendió el colirio a la chica de las gafas oscuras, el taxista fue quien llevó al primer ciego al médico, este que dijo ser policía fue quien encontró al ladrón ciego llorando como un niño perdido, y en cuanto a la camarera del hotel, fue ella la primera persona que entró en el cuarto cuando la chica de las gafas oscuras empezó a gritar. Sin embargo, lo cierto es que no todas estas afinidades resultarán explícitas y conocidas, sea por falta de ocasión, sea porque ni imaginaron que pudieran existir, sea por una simple cuestión de sensibilidad y tacto. La camarera del hotel ni sueña que está aquí la mujer a quien vio desnuda, del dependiente de farmacia se sabe que atendió a otros clientes que llevaban gafas oscuras puestas y compraron colirios, al policía nadie va a cometer la imprudencia de denunciarle la presencia del tipo que robó un automóvil, el taxista juraría que en los últimos días no llevó ningún ciego en el taxi. Naturalmente, el primer ciego ya le ha dicho a su mujer, en un susurro, que uno de los internados es el golfo que les robó el coche, Mira tú qué coincidencia, pero, como entretanto supo que el pobre diablo está herido en una pierna, tuvo la generosidad de añadir, Ya tiene castigo bastante. Y ella, por la inmensa tristeza de estar ciega y la inmensa alegría de haber recuperado al marido, la alegría y la tristeza pueden andar unidas, no son como el agua y el aceite, ni se acordó de que dos días antes dijo que daría un año de vida para que el golfo, palabra suya, se quedara ciego. Y si aún le turbaba el espíritu una última sombra de rencor, seguro que se disipó cuando oyó al herido gemir lastimosamente, Doctor, por favor, ayúdeme. Dejándose guiar por la mujer, el médico tanteaba delicadamente los bordes de la herida, era lo único que podía hacer, ni siquiera valía la pena lavarla, la infección lo mismo podría tener su origen en la profunda estocada de un tacón de zapato que había estado en contacto con el suelo en las calles y aquí dentro, como por agentes patógenos con gran probabilidad existentes en el agua fétida, medio muerta, salida de tuberías antiguas y en mal estado. La muchacha de las gafas oscuras, que se había levantado al oír el gemido, se fue acercando lentamente, contando las camas. Se inclinó hacia delante, y luego, extendió la mano, que rozó la cara de la mujer del médico, y después, alcanzando, sin saber cómo, la mano del herido, que quemaba, dijo pesarosa, Le pido perdón, fue mía toda la culpa, no tenía por qué hacer lo que hice, No se preocupe, dijo el hombre, son cosas fue pasan en la vida, también yo hice algo que no debería haber hecho.

Casi cubriendo las últimas palabras, se oyó la voz áspera del altavoz, Atención, atención, se comunica que la comida ha sido depositada a la entrada, y también los productos de higiene y de limpieza, tienen que salir primero los ciegos a recogerlo, el ala de los posibles contaminados será informada en el momento oportuno, atención, atención, tienen la comida a la entrada, saldrán primero los ciegos. Confundido por la fiebre, el herido no entendió todas las palabras, creyó que les ordenaban salir, que había terminado la reclusión, e hizo un movimiento para levantarse, pero la mujer del médico lo retuvo, Adónde va, No ha oído lo que dicen, preguntó él, que salgan los ciegos, Sí, pero para recoger la comida. El herido soltó un Ah, desalentado, y sintió de nuevo que el dolor le revolvía las carnes. Dijo el médico, Quédense aquí, iré yo, Voy contigo, dijo la mujer. Cuando salían de la sala, uno de los que acababan de llegar del ala opuesta preguntó, Quién es ése, la respuesta vino del primer ciego, Es médico, un médico de los ojos, Ésta sí que es buena, de lo mejor que he oído en mi vida, dijo el taxista, nos ha tocado el único médico que no nos va a servir de nada, También nos ha tocado un taxista que no podrá llevarnos a ninguna parte, respondió sarcástica la chica de las gafas oscuras.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Ensayo Sobre La Ceguera»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Ensayo Sobre La Ceguera» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Antoine Saint-Exupéry: El Principito
El Principito
Antoine Saint-Exupéry
David Monteagudo: Fin
Fin
David Monteagudo
José Saramago: La caverna
La caverna
José Saramago
José Saramago: Ensayo sobre la lucidez
Ensayo sobre la lucidez
José Saramago
José Saramago: Levantado Del Suelo
Levantado Del Suelo
José Saramago
Отзывы о книге «Ensayo Sobre La Ceguera»

Обсуждение, отзывы о книге «Ensayo Sobre La Ceguera» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.