Array Array - Paula

Здесь есть возможность читать онлайн «Array Array - Paula» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на русском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Paula: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Paula»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Paula — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Paula», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

esperaban instrucciones. El tío Ramón y mi madre estaban dichosos con el triunfo de Salvador Allende; el Tata reconoció su derrota y fue hidalgamente a saludarlo cuando esa misma noche llegó sorpresivamente de visita a la casa de mis padres. Al día siguiente me presenté como de costumbre a mi trabajo y encontré el edificio hirviendo de rumores contradictorios y al dueño de la editorial empaquetando sigiloso sus cámaras y preparando su avión privado para cruzar la frontera con su familia y buena parte de sus bienes, mientras un guardia privado cuidaba su automóvil italiano de carrera para evitar que el populacho supuestamente enardecido lo rayara. Nosotras seguimos trabajando como si nada pasara, anunció Delia Vergara en el mismo tono empleado años antes en el Líbano por Miss Saint John cuando decidió ignorar la guerra. Así lo hicimos durante los tres años siguientes. Al amanecer del otro día mi suegro fue uno de los primeros en colocarse en fila ante las puertas del banco para retirar su dinero, planeaba escapar al extranjero apenas desembarcaran las hordas cubanas o la dictadura soviética empezara a fusilar ciudadanos. Yo no me voy a ninguna parte, me quedo aquí con los niños, me aseguró la Granny llorando a espaldas de su marido. Los nietos se habían convertido en la razón de su existencia. La decisión de partir fue postergada, los pasajes quedaron sobre la chimenea, siempre listos, pero no se usaron porque las peores predicciones no se cumplieron; nadie tomó el país por asalto, las fronteras permanecieron abiertas, no hubo ejecuciones en un paredón, como mi suegro temía, y la Granny se puso firme en que ningún marxista iba a separarla de sus nietos y mucho menos uno que llevaba el mismo apellido de su nuera.

Como no hubo mayoría absoluta, el Congreso pleno debía decidir la elección. Hasta entonces siempre se había respetado la primera mayoría, se decía que gana quien tenga un solo voto de ventaja, pero la Unidad Popular despertaba demasiados recelos. De todos modos el peso de la tradición pudo más que el temor de los parlamentarios y el poder de la Embajada norteamericana y después de largas deliberaciones el Congreso–dominado por la Democracia Cristiana–redactó un documento exigiendo a Allende respeto por las garantías constitucionales; éste lo firmó y dos meses más tarde recibió la banda presidencial en un acto solemne. Por primera vez en la historia un marxista era elegido por votación democrática, los ojos del mundo estaban puestos en Chile. Pablo Neruda partió como embajador a París, donde dos años después recibió la noticia de que había ganado el Premio Nobel de literatura. El anciano rey de Suecia le entregó una medalla de oro, que el poeta dedicó a todos los chilenos, «porque mi poesía es propiedad de mi patria.

El Presidente Allende nombró al tío Ramón Embajador en Argentina y así es como mi madre se convirtió en la administradora de un edificio monumental en la única colina de Buenos Aires, con varios salones, un comedor para cuarenta y ocho comensales, dos bibliotecas, veintitrés baños y un número indeterminado de alfombras y obras de arte provenientes de Gobiernos anteriores, suntuosidad difícil de explicar para la Unidad Popular, que pretendía proyectar una imagen de austeridad y sencillez. Era tanto el personal de servicio–choferes, cocineros, mozos, mucamas y jardineros–que se necesitaba estrategia militar para organizar el trabajo y los turnos de comidas. La cocina funcionaba sin respiro preparando cocteles, almuerzos, tés de damas, banquetes oficiales y dietas para mi madre, que de tanto afanarse pasaba enferma del estómago. Aunque ella apenas probaba bocado, inventaba recetas que dieron fama a la mesa de la Embajada. Era capaz de presentar un pavo intacto con plumas en el trasero y los ojos abiertos, y al quitar cuatro alfileres la piel se desprendía como un vestido revelando la carne jugosa y el interior relleno con pajaritos, que a su vez estaban rellenos con almendras, a mil años luz

de los trozos de hígado flotando en agua caliente de mis almuerzos escolares en el Líbano. En uno de esos ágapes conocí a la vidente más célebre de Buenos Aires. Me clavó los ojos desde el lado opuesto de la mesa y no dejó de observarme durante toda la cena. Debe haber tenido unos sesenta años, de porte aristocrático, vestida de negro en un estilo sobrio y algo anticuado. Al salir del comedor se me acercó manifestando que deseaba hablar conmigo en privado, mi madre me la presentó como María Teresa Juárez y nos acompañó a una biblioteca. Sin decir palabra la mujer se sentó en un sofá y me señaló el sitio a su lado, luego tomó mis manos, las retuvo entre las suyas por unos minutos que se me hicieron muy largos porque no sabía qué pretendía, y finalmente me anunció cuatro profecías que apunté en un papel y no he olvidado nunca: habrá un baño de sangre en tu país, estarás inmóvil o paralizada por largo tiempo, tu único camino es la escritura y uno de tus hijos será conocido en muchas partes del mundo. ¿Cuál de ellos? quiso saber mi madre. Ella pidió ver fotografías, las estudió por unos segundos y te señaló a ti, Paula. Como los otros tres pronósticos se cumplieron, supongo que también será verdad el último, eso me da esperanza de que no morirás, hija, todavía te falta realizar tu destino. Apenas salgamos de este hospital pienso ponerme en contacto con esa dama, si es que todavía vive, para preguntarle qué te espera en el futuro.

El tío Ramón, entusiasmado con su misión en Argentina, abrió las puertas de la Embajada a políticos, intelectuales, prensa y todo aquel que contribuyera al proyecto de Salvador Allende. Secundado por mi madre, quien en esos tres años dio muestras de gran fortaleza, organización y valentía, se empeñó en normalizar las difíciles relaciones entre Chile y Argentina, dos vecinos que habían tenido muchos roces en el pasado y ahora debían superar el recelo provocado por el experimento socialista chileno. En horas robadas al sueño revisó el inventario y las engorrosas cuentas de la Embajada para evitar que en la abundancia y el desorden se distrajeran fondos. La gestión de la Unidad Popular era examinada con lupa por sus enemigos políticos, siempre a la caza del menor pretexto para denigrarla. Su primera sorpresa fue el presupuesto de seguridad, preguntó a sus colegas del Cuerpo Diplomático y descubrió que los guardaespaldas privados se habían convertido en un problema en Buenos Aires. Comenzaron como protección contra secuestros y atentados, pero pronto no hubo forma de controlarlos y para esa época ya había más de treinta mil y su número seguía aumentando. Constituían un verdadero ejército armado hasta los dientes, sin ética, jefes, normas ni reglamentos, que se encargaba de promover el terror para justificar su existencia. También se sospechaba que era muy sencillo secuestrar o asesinar a alguien, bastaba ponerse de acuerdo en la suma con sus propios guardias y ellos se encargaban del trabajo. El tío Ramón decidió correr el riesgo y despidió a los suyos porque le pareció que el representante de un Gobierno del pueblo no podía rodearse de matones a sueldo. Poco después estalló una bomba en el edificio, que redujo las lámparas y ventanas a una montaña de polvo de cristal y destrozó para siempre los nervios de la perra suiza de mi madre, pero nadie resultó herido. Para acallar el escándalo se anunció a la prensa que había sido una explosión de gas en una cañería deficiente. Ése fue el primer atentado terrorista que enfrentaron mis padres en esa ciudad. Cuatro años más tarde tendrían que huir entre gallos y medianoche para salvar sus vidas.

Cuando aceptaron el puesto no imaginaron cuánto trabajo significaba esa Embajada, la más importante para Chile después de Washington, pero se dispusieron a cumplir su misión con la experiencia acumulada en muchos años de oficio diplomático. Lo hicieron con tanto brillo, que después debieron pagarlo con muchos años de exilio.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Paula»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Paula» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Paula»

Обсуждение, отзывы о книге «Paula» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x