Al doctor Chaos no se le ocurrió al pronto otro remedio que buscarle a Alvin un sustituto; y pensó en el Niño de Jaén. Este gitanillo le tenía en vilo. Se hacía limpiar por él los zapatos con mucha frecuencia en el bar Montaña, y le daba sustanciosas propinas, esperando la ocasión. Tan suculentas eran las propinas que llamaron la atención del dueño del bar Montaña, conocedor, como toda la ciudad, de las inclinaciones del doctor Chaos.
– Vete con cuidado con ese medicucho… -le dijo al Niño de Jaén-, que lo que quiere es darte por un sitio que yo me sé…
– Maricón! -gritó el Niño de Jaén-. En cuanto vuelva, le diré que le limpie los zapatos la puta madre que lo parió…
Y así lo hizo. El doctor Chaos se cayó de vergüenza, puesto que varios de los clientes del bar presenciaron la escena. Se fue despacio hacia la clínica, abrumado por negros pensamientos. Goering, al verle, dio saltos de alegría, como si quisiera consolarle. A la noche, como siempre en esos casos, recaló en casa del doctor Andújar.
– He vuelto a las andadas… -le dijo-. Se fue Alvin y ahora provocaba al Niño de Jaén. Por un pelo me he librado de un escándalo en plena Rambla.
El doctor Andújar había ya probado con él todos los recursos, sin resultado, incluso el del canto gregoriano. Pleito perdido. La naturaleza le había jugado una mala pasada y no había más remedio que aguantarse. Le invitó a sentarse y le encendió un pitillo, que el doctor Chaos chupó con mano temblorosa. Las niñas querían dedicarle una composición de violín y flauta, pero el doctor Chaos les hizo señal de que no era aquél el momento más adecuado.
Sí lo era, en cambio, variar de tercio y enfocar algún tema más o menos científico que al doctor Chaos pudiera distraerle. El doctor Andújar atacó por un flanco que, varias veces, había conseguido atraer su atención: el curso de la guerra y la biografía patológica de Hitler en la que el doctor Andújar andaba metido hasta el punto de llevar repletas dos carpetas azules.
– No me interesa Hitler -cortó el doctor Chaos-. Sospecho que sexualmente también es anormal, aunque en otras vertientes. Eso de que no quiera desnudarse ni siquiera ante los médicos es también una aberración…
El doctor Andújar probó suerte con la guerra. Sabía que el doctor Chaos había sido, desde siempre, partidario de los Estados totalitarios. Recordaba las teorías que expuso cuando el viaje a Barcelona a esperar al conde Ciano. "El hombre ha superado levemente el estado de los primates. La sociedad no puede permitirse el lujo de tener compasión. Es preciso darle facilidades a la ciencia. Los países que hagan esto dominarán el mundo y tales países no serán los meridionales…" "El hombre aislado es limitado. Los Estados totalitarios tienen fe en la especialización, en el trabajo de equipo y en la juventud. Los microscopios son más eficaces que las novenas a san Antonio. El día en que el alcalde se decida a arrancar muelas otra vez será más útil que haciendo donativos al Asilo Municipal. Los Estados totalitarios avanzan firme porque no pierden el tiempo cantando salmos ni recitando el libro de Job. La vida es materia y es a la materia a la que hay que arrancarle los secretos. Todo lo demás es brujería, folletín… y esclavitud".
– Tal y como están las cosas, se han confirmado tus tesis, doctor Chaos?
– A medias, he de confesarlo… La del ridículo de los países meridionales, sí. Ahí estamos, con Francia ocupada, con Italia a punto de serlo y con España ni fu ni fa. En cambio, lo de los Estados totalitarios es un contrasentido. Sí, me doy cuenta. Dos vejetes como Churchill y Roosevelt le han podido al III Reich. Y digo esto porque Stalin, sin la ayuda de los Estados Unidos, hubiera debido capitular… Pero en fin, es verdad que los sexagenarios pueden también vencer al Frente de Juventudes. Pero lo curioso son las profecías de Roosevelt. No sólo anuncia ya la victoria, sino que pronostica que España, después de la guerra, y debido a sus tesoros artísticos, será un país idóneo para el turismo…
El doctor Andújar ignoraba este dato. El doctor Chaos trataba muchos extranjeros y habían pasado por su clínica varios aviadores norteamericanos.
– Es curioso lo que dices… -El doctor Andújar advirtió que su colega empezaba a hacer crujir los dedos: crac-crac-. Pero hoy quería hablarte de otra cosa. Los Estados totalitarios, en esta guerra, se han mostrado más crueles que sus adversarios… Has oído hablar de las fosas de Katyn?
– Amanecer lleva unos cuantos días sin hablar de otra cosa…
– Pues bien, ya lo sabes. Una fosa con diez mil oficiales y soldados polacos fusilados por los rusos; y al lado de esto, los alemanes, al parecer, han practicado en Polonia la técnica del genocidio contra los judíos… Ghettos enteros arrasados. Imagino que alguno de estos judíos moriría leyendo el libro de Job…
El doctor Chaos había olvidado por unos momentos a Alvin y al Niño de Jaén. Se interesaba de veras por el tema. Imposible rebatir hechos que estaban ahí. Sin embargo, quiso matizar.
– A pesar de todo, sigo en mis trece en lo que considero fundamental: la eutanasia, pasiva e incluso activa. Que Churchill, Roosevelt y Stalin les hayan podido al Frente de Juventudes no significa que yo ahora vaya a ponerme a favor de tus amigos los locos ni a favor de los ancianos de vida vegetativa. El mundo futuro deberá pasar a la acción. Esta guerra habrá servido para avanzar en medicina más que en los cincuenta años anteriores… Pronostico que los médicos alemanes, con los experimentos de las SS, habrán descubierto campos inéditos para la prolongación de la vida. Éstos son, por lo menos, mis informes, que el cónsul Ji Paúl Günther podría ampliarte… Sabes cuál es el propósito de la ciencia alemana? De momento, conseguir que el hombre viva hasta los cien años con plenitud de facultades; luego que esos centenarios sean los que descubran la inmortalidad, que no tiene por qué ser exclusiva de otra vida de carácter providencial, celeste, religioso…
– Sí, conozco tu postura -replicó el doctor Andújar-. Alcanzar en el futuro, en el siglo próximo o en el otro, el carácter angélico… De hecho, tampoco eso sería una contradicción. El hombre va evolucionando, y aunque las bombas y los genocidios parezcan demostrar lo contrario, avanzamos cada día más… El Dios en el que creo es todopoderoso y puede perfectamente haber planificado esto en esa dirección. Por algo 4el Nuevo Testamento habla del final de los tiempos… Los tiempos son lo que vivimos ahora. Lo que nos espera más allá de los tiempos no lo podemos adivinar.
Llegados a este punto, el doctor Chaos, de pronto, se levantó y se pasó la mano por la frente.
– Pero, puede saberse por qué damos por descontado que los alemanes perderán la guerra…? Y las V-I? Y las V-II?
El doctor Andújar se puso a sonreír.
– Yo no he dicho nada al respecto… Ha sido cosa tuya.
– Sí, es verdad… -el doctor Chaos dio unos pasos por la habitación-. La soledad engendra pesadillas -Se plantó ante su amigo-. Regálame cuatro de tus hijos!
El doctor Andújar movió la cabeza.
– Eso es imposible… Goering, tu perro, les da mucho miedo.
MOSÉN ALBERTO, al igual que la madre de Marta, había envejecido un tanto. Bolsas en las ojeras y alguna arruga vertical. Sin embargo, acababa de cumplir los cincuenta años y no podía quejarse. Ninguna dolencia seria, excepto un bloqueo de rama derecha en el corazón, sin importancia, según los especialistas. Tenía mucha fuerza de voluntad y seguía los consejos de Moncho. Tomaba varias infusiones al día y en sus visitas a domicilio había disminuido el número de tazas de chocolate.
Trabajaba mucho, demasiado, en opinión de su sirvienta, Dolores. Él creía que era precisamente el trabajar lo que le mantenía en forma. El trabajar y el café-café. La única cosa que compraba en el mercado negro era el café-café y se lo procuraba el barman Rogelio. Fue uno de los primeros que advirtió que estaban en guerra los cinco continentes y ahora entendía que José Luis Martínez de Soria no andaba descaminado al afirmar que el Maligno tenía mucho poder en la tierra y una cierta libertad de acción. No lograba acostumbrarse a las cifras de muertos que daban las emisoras de radio y los periódicos; para él, el hombre era individual, único e irrepetible, y de ahí que, por lo común, impresionase más la muerte de un bebé que el descubrimiento de las fosas de Katyn.
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