U N A V E Z A T R A Í D O
(UN MISTERIO DE RILEY PAIGE—LIBRO 4)
B L A K E P I E R C E
Blake Pierce
Blake Pierce es el autor de la serie exitosa de misterio de RILEY PAIGE, que incluye los thriller de suspenso y misterio UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1), UNA VEZ TOMADO (Libro #2), UNA VEZ ANHELADO (Libro #3) y UNA VEZ ATRAÍDO (Libro #4). Blake Pierce también es el autor de la serie de misterio de MACKENZIE WHITE y de AVERY BLACK.
Blake Pierce es un ávido lector y fan de toda la vida de los géneros de misterio y los thriller. A Blake le encanta comunicarse con sus lectores, así que por favor no dudes en visitar su sitio web www.blakepierceauthor.compara saber más y mantenerte en contacto.
Derechos de autor © 2016 por Blake Pierce. Todos los derechos reservados. Excepto según lo permitido bajo la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos de 1976, ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida, distribuida, transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, o almacenada en una base de datos o sistema de recuperación, sin el permiso previo del autor. Este libro electrónico está disponible solo para su disfrute personal. Este libro electrónico no puede ser revendido o dado a otras personas. Si te gustaría compartir este libro con otra persona, por favor compra una copia adicional para cada destinatario. Si estás leyendo este libro y no lo compraste, o no fue comprado solo para tu uso, por favor regrésalo y compra tu propia copia. Gracias por respetar el trabajo arduo de este autor. Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son productos de la imaginación del autor o se emplean como ficción. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es totalmente coincidente. Derechos de autor de la imagen de la cubierta son de GongTo, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com.
LIBROS ESCRITOS POR BLAKE PIERCE
SERIE DE MISTERIO DE RILEY PAIGE
UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1)
UNA VEZ TOMADO (Libro #2)
UNA VEZ ANHELADO (Libro #3)
UNA VEZ ATRAÍDO (Libro #4)
UNA VEZ CAZADO (Libro #5)
UNA VEZ AÑORADO (Libro #6)
SERIE DE MISTERIO DE MACKENZIE WHITE
ANTES DE QUE ASESINE (Libro #1)
ANTES DE QUE VEA (Libro #2)
SERIE DE MISTERIO DE AVERY BLACK
UNA RAZÓN PARA MATAR (Libro #1)
UNA RAZÓN PARA HUIR (Libro #2)
CONTENIDO
PRÓLOGO
CAPÍTULO UNO
CAPÍTULO DOS
CAPÍTULO TRES
CAPÍTULO CUATRO
CAPÍTULO CINCO
CAPÍTULO SEIS
CAPÍTULO SIETE
CAPÍTULO OCHO
CAPÍTULO NUEVE
CAPÍTULO DIEZ
CAPÍTULO ONCE
CAPÍTULO DOCE
CAPÍTULO TRECE
CAPÍTULO CATORCE
CAPÍTULO QUINCE
CAPÍTULO DIECISÉIS
CAPÍTULO DIECISIETE
CAPÍTULO DIECIOCHO
CAPÍTULO DIECINUEVE
CAPÍTULO VEINTE
CAPÍTULO VEINTIUNO
CAPÍTULO VEINTIDÓS
CAPÍTULO VEINTICUATRO
CAPÍTULO VEINTICINCO
CAPÍTULO VEINTISÉIS
CAPÍTULO VEINTISIETE
CAPÍTULO VEINTIOCHO
CAPÍTULO VEINTINUEVE
CAPÍTULO TREINTA
CAPÍTULO TREINTA Y UNO
CAPÍTULO TREINTA Y DOS
CAPÍTULO TREINTA Y TRES
CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO
CAPÍTULO TREINTA Y CINCO
CAPÍTULO TREINTA Y SEIS
CAPÍTULO TREINTA Y SIETE
CAPÍTULO TREINTA Y OCHO
CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE
CAPÍTULO CUARENTA
CAPÍTULO CUARENTA Y UNO
CAPÍTULO CUARENTA Y DOS
CAPÍTULO CUARENTA Y TRES
CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO
CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO
CAPÍTULO CUARENTA Y SEIS
CAPÍTULO CUARENTA Y SIETE
CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO
El hombre que estaba sentado en su carro se sentía preocupado. Sabía que tenía que apurarse. Era importante mantener todo en el buen camino esta noche. Pero ¿la mujer vendría por esta carretera a su hora habitual?
Eran las 11:00 de la noche, y sabía que la hora podría ser un problema.
Recordó la voz que había estado resonando en su mente antes de haber venido aquí. La voz del abuelo.
“Más te vale que tengas razón respecto a su horario, Diablito”.
Diablito. No le gustaba ese nombre. No era su verdadero nombre. Para el abuelo, él era una “mala hierba”.
El abuelo lo había llamado así desde épocas que no recordaba. Aunque todo el mundo lo llamaba por su verdadero nombre, Diablito se había metido en su mente. Odiaba a su abuelo. Pero no podía sacarlo de su cabeza.
Diablito golpeó su propia cabeza varias veces, tratando de sacar la voz de su mente.
Le dolió, y por un momento tuvo una sensación de calma.
Pero luego vino la risa sosa del abuelo, haciendo eco en su mente. Al menos se había vuelto un poco más suave.
Miró su reloj ansiosamente. Las once con diez minutos. ¿Llegaría tarde esta noche? ¿Iría a algún otro lugar? No, no era su estilo. Había observado sus movimientos durante días. Siempre era puntual, siempre se apegaba a la misma rutina.
Si tan solo entendiera cuánto estaba en juego. El abuelo lo castigaría si arruinaba esto. Pero era más que eso. Se le estaba acabando el tiempo al mundo en sí. Tenía una enorme responsabilidad, y eso lo agobiaba.
Aparecieron unos faros en la carretera, y suspiró de alivio. Esa tenía que ser ella.
Esta carretera rural solo llevaba a unas pocas casas. Generalmente estaba desierta a esa hora, excepto por la mujer que siempre conducía de su trabajo a la casa donde alquilaba una habitación.
Diablito había girado su auto para estar en frente del de ella y lo detuvo justo en el centro de ese camino de grava. Él estaba parado con manos temblorosas, utilizando una linterna para mirar bajo su capó, con la esperanza de que funcionara.
Su corazón latió con fuerza a lo que el otro vehículo pasó el suyo.
“Detente”, rogó silenciosamente. “Detente, por favor”.
El vehículo se detuvo a una corta distancia poco después.
Diablito sonrió, se volvió y miró hacia las luces.
Sí, era su carro feo, justo como él había esperado.
Ahora solo tenía que atraerla a él.
Ella bajó su ventanilla y él la miró y le sonrió de la forma más agradable posible.
“Supongo que estoy varado”, le dijo.
Colocó la linterna justo en el rostro de la conductora. Sí, definitivamente era ella.
Diablito notó que tenía un rostro encantador. Más importante aún, ella era muy delgada y eso se adecuaba a sus propósitos.
Era una lástima lo que tendría que hacerle. Pero era como decía el abuelo: “Es para el bien de todos”.
Era cierto, y Diablito lo sabía. Si tan solo la mujer pudiera entenderlo, tal vez incluso estaría dispuesta a sacrificarse. Después de todo, el sacrificio era una de las mejores características de la naturaleza humana. Para ella debería ser un placer prestar ese servicio.
Pero sabía que no debería esperar demasiado de ella. Las cosas se volverían violentas y sucias, como siempre.
“¿Cuál es el problema?”, preguntó la mujer.
Él notó algo atractivo en su forma de hablar. No sabía lo que era aún.
“No lo sé”, respondió. “Simplemente se apagó y no quiere arrancar”.
La mujer sacó la cabeza por la ventanilla. Él la miró fijamente. Su rostro pecoso enmarcado por pelo rizado rojo brillante estaba sonriente. No parecía estar ni un poco consternada por las molestias que le había causado.
Pero ¿confiaría lo suficiente como para bajarse del carro? Probablemente, así había sucedido con las otras mujeres.
El abuelo siempre estaba diciéndole lo horriblemente feo que era, y no podía evitar considerarse justamente eso. Pero sabía que otras personas, especialmente las mujeres, lo encontraban agradable de mirar.
Hizo un gesto hacia su capó abierto. “No sé nada de carros”, le gritó.
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