Blake Pierce
Una Vez Cazado. Un Misterio de Riley Paige 5
Blake Pierce
Blake Pierce es el autor de la serie exitosa de misterio de RILEY PAIGE, que incluye los thriller de suspenso y misterio UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1), UNA VEZ TOMADO (Libro #2), UNA VEZ ANHELADO (Libro #3), UNA VEZ ATRAÍDO (Libro #4), UNA VEZ CAZADO (Libro #5) y UNA VEZ AÑORADO (Libro #6). Blake Pierce también es el autor de la serie de misterio de MACKENZIE WHITE y de AVERY BLACK.
Blake Pierce es un ávido lector y fan de toda la vida de los géneros de misterio y los thriller. A Blake le encanta comunicarse con sus lectores, así que por favor no dudes en visitar su sitio web www.blakepierceauthor.compara saber más y mantenerte en contacto.
Derechos de autor © 2016 por Blake Pierce. Todos los derechos reservados. Excepto según lo permitido bajo la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos de 1976, ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida, distribuida, transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, o almacenada en una base de datos o sistema de recuperación, sin el permiso previo del autor. Este libro electrónico está disponible solo para tu disfrute personal. Este libro electrónico no puede ser revendido o dado a otras personas. Si te gustaría compartir este libro con otra persona, por favor compra una copia adicional para cada destinatario. Si estás leyendo este libro y no lo compraste, o no fue comprado solo para tu uso, por favor regrésalo y compra tu propia copia. Gracias por respetar el trabajo arduo de este autor. Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son productos de la imaginación del autor o se emplean como ficción. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es totalmente coincidente. Derechos de autor de la imagen de la cubierta son de GongTo, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com.
LIBROS ESCRITOS POR BLAKE PIERCE
SERIE DE MISTERIO DE RILEY PAIGE
UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1)
UNA VEZ TOMADO (Libro #2)
UNA VEZ ANHELADO (Libro #3)
UNA VEZ ATRAÍDO (Libro #4)
UNA VEZ CAZADO (Libro #5)
UNA VEZ AÑORADO (Libro #6)
SERIE DE MISTERIO DE MACKENZIE WHITE
ANTES DE QUE ASESINE (Libro #1)
ANTES DE QUE VEA (Libro #2)
ANTES DE QUE DESEE (Libro #3)
SERIE DE MISTERIO DE AVERY BLACK
UNA RAZÓN PARA MATAR (Libro #1)
UNA RAZÓN PARA HUIR (Libro #2)
El automóvil de la agente especial Riley Paige rompió el silencio de las calles oscuras de Fredericksburg. Su hija de quince años de edad estaba desaparecida, pero Riley estaba más furiosa que asustada. Creía saber dónde estaba April, probablemente con su nuevo novio, Joel Lambert, quien tenía diecisiete años de edad y había abandonado la escuela secundaria. Riley había intentado ponerle fin a la relación, pero no había tenido éxito.
“Eso cambiará esta noche”, pensó con determinación.
Se estacionó en frente del hogar de Joel, una casa pequeña y deteriorada en un vecindario despreciable. Había estado aquí una vez y le había dado a Joel un ultimátum para que se alejara de su hija. Evidentemente lo había ignorado.
No había ni una sola luz encendida. Tal vez no había nadie en casa. O tal vez lo que Riley encontraría allí sería más de lo que podía manejar. De una u otra forma, no le importaba. Golpeó la puerta.
“¡Joel Lambert! ¡Abre la puerta!”, gritó.
Riley no escuchó nada, así que golpeó la puerta otra vez. Esta vez oyó maldiciones susurradas. Alguien encendió la luz del porche. La puerta se abrió unas pulgadas. Riley logró distinguir un rostro desconocido en la luz. Era el de un hombre barbudo de unos diecinueve o veinte años que se veía drogado.
“¿Qué quieres?”, preguntó el hombre atontadamente.
“Vine a buscar a mi hija”, dijo Riley.
El hombre se veía aturdido.
“Está en el lugar equivocado, señora”, dijo.
Intentó cerrar la puerta, pero Riley la pateó tan fuertemente que la cadena de seguridad se soltó y la puerta se abrió de golpe.
“¡Oye!”, gritó el hombre.
Riley entró rápidamente a la casa. Se veía igual que la última vez, un desastre horrible de hedores sospechosos. El joven era alto y enjuto. Riley detectó un parecido familiar entre él y Joel, pero no era lo suficientemente mayor como para ser su padre.
“¿Quién eres tú?”, preguntó.
“Yo soy Guy Lambert”, respondió.
“¿El hermano de Joel?”, dijo Riley.
“Sí. ¿Quién demonios eres tú?”.
Riley sacó su placa.
“Agente especial Riley Paige, FBI”, dijo.
El hombre se veía alarmado.
“¿FBI? Creo que hay un error”.
“¿Están tus padres?”, preguntó Riley.
Guy Lambert se encogió de hombros.
“¿Padres? ¿Qué padres? Joel y yo vivimos solos”.
Esto no sorprendió a Riley ya que había sospechado esto la última vez que había estado aquí. Lo que no podía adivinar era qué era lo que había sucedido con sus padres.
“¿Dónde está mi hija?”, preguntó Riley.
“Señora, ni siquiera conozco a su hija”.
Riley dio unos pasos hacia la puerta más cercana. Guy Lambert intentó impedir que pasara.
“Oye, ¿no se supone que tiene que tener una orden de registro?”, preguntó.
Riley lo empujó a un lado.
“Haremos las cosas a mi manera”, gruñó.
Riley pasó por la puerta a un dormitorio desaliñado. No había nadie allí. Continuó por otra puerta a un baño sucio y por otra que estaba conectada a un segundo dormitorio. Tampoco había nadie allí.
Justo entonces oyó una voz gritar desde la sala de estar.
“¡Detente!”.
Riley regresó a la sala de estar.
Se dio cuenta de que su compañero, el agente Bill Jeffreys, estaba parado en la puerta principal. Lo había llamado para pedirle ayuda antes de haber salido de su casa. Guy Lambert estaba desplomado en el sofá, se veía desalentado.
“Este chico estaba a punto de irse”, dijo Bill. “Le dejé claro que debía esperarte”.
“¿Dónde están?”, preguntó Riley. “¿Dónde están tu hermano y mi hija?”.
“No tengo ni idea”.
Riley lo agarró por la camiseta tan fuertemente que lo levantó del sofá.
“¿Dónde están tu hermano y mi hija?”, repitió.
“No sé”, respondió. Riley lo empujó a la pared. Bill dejó escapar un gemido de desaprobación. Sin duda le preocupaba que Riley pudiera salirse de control, pero a ella no le importaba.
Totalmente inundado por el pánico, Guy Lambert espetó una respuesta.
“Están en una casa en la otra cuadra. En la trece treinta y cuatro”.
Riley lo soltó e irrumpió por la puerta principal con Bill sin decir más.
Ella tenía su linterna en la mano y estaba verificando los números de las casas con ella. “Es por aquí”, dijo.
“Tenemos que pedir apoyo”, dijo Bill.
“No necesitamos apoyo”, dijo Riley mientras corría a lo largo de la acera.
“Eso es no lo que me preocupa”. Bill la siguió.
Riley se encontró en el patio de una casa de dos pisos unos momentos después. La casa estaba destrozada y tenía terrenos vacíos en ambos lados, definitivamente un espacio perfecto para consumidores de heroína. Le recordaba de la casa donde un psicópata sádico llamado Peterson la había mantenido en cautiverio en una jaula, donde la había atormentado con una antorcha de propano. Estuvo allí hasta el momento en el que se escapó y voló la casa a pedazos con el propio propano de Peterson.
Vaciló por un segundo ya que se encontró conmovida por la memoria. Pero luego se recordó a sí misma:
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